Término de Villasimpliz. León
N-630a PK 101,656
Aunque no lo parezca por su configuración actual
se trata de uno de los puentes míticos del viejo camino real levantado en su
estructura original hace muchos siglos cuando ya se utilizaba este paso hacia
Asturias tras la Reconquista. En este punto de la garganta que horada el
Bernesga hasta parece plausible que el propio cauce se pudiera salvar por medio
de maderos puestos longitudinalmente entre los extremos rocosos de la rasante y
algunos pies derechos clavados en las paredes del cañón que reforzaría el
tablero primitivo. También es probable que esta estructura se sustituyera por
otra más sólida a base de mampostería variada que se iría reponiendo o
rehabilitando hasta que definitivamente hacia el siglo XVII se decide habilitar
un nuevo paso en fábrica de sillería. Ante los requerimientos de las
autoridades asturianas se aprueba un proyecto para la construcción del Puente
del Tuero y el de Villalfeide, este último daría servicio a la derivación del
camino real principal que existía en La Vid y que se descolgaba hacia Vegarada para
llegar al cauce del río Torio y seguir por el sur hasta la capital leonesa. El
proyecto de nuestro puente data del año 1628 y se recogió en viejos documentos
que actualmente están custodiados en el Archivo de Oviedo (Sala 1, legajo 118,
documento 5).
En el siglo XVIII, cuando se decide renovar,
ampliar y acondicionar esta vía principal al estilo de algunas de las nuevas
calzadas francesas es el propio Gaspar Melchor de Jovellanos quien se ocupa de
informar de sus características y avances en sus conocidos Diarios que escribió
entre los años 1790 y 1797 donde aunque alaba esta obra apunta que es demasiado
estrecha pues no pasaba de 8 pies de ancho. Jovellanos, competente político
ilustrado, quedó un tanto relegado en tiempos de Carlos IV por lo que decide
refugiarse en Gijón donde llevó a cabo interesantes estudios sobre la
explotación del carbón y las comunicaciones de su tierra con la Corte como
subdelegado de obras públicas del Principado. La “nueva carretera” de
Gijón-León ya se había iniciado en 1771 y en sus viajes hacia Madrid o
Salamanca supervisaba los avances de ésta enumerando las zonas difíciles,
escabrosas, los firmes, defensas y pretiles así como los puentes del camino.
También Pascual Madoz recoge en su “Enciclopedia
Geográfico-Estadística de España y sus posesiones de Ultramar” editada en 1846
una reseña en la voz Bernesga: […] y en el pueblo de Villasimpliz le
atraviesan dos puentes, uno de un ojo llamado El Tuero, construido cuando la
carretera general de Asturias y otro de 2 ojos levantado también en la misma
época […]. (Tomo IV, página 278). Otras referencias al puente se recogen en
el “Anuario de Carreteras” confeccionado en 1883 cuando reinaba Alfonso XII
donde se detalla que es un puente con 11 metros de luz y tablero de 3 metros de
ancho (Archivo del Ministerio de Fomento, DGOP).
Los avances en la locomoción desgraciadamente han
prevalecido sobre el valor y la monumentalidad de la pontonería antigua -a
veces ha sido un mal proyecto, ignorancia o carencia de prejuicios por parte de
políticos y docilidad de los ingenieros- y nuestro puente sufrió aquellas
consecuencias de la modernidad. Una estructura que podríamos considerar que
tenía aproximadamente 3 siglos -con sus renovaciones o apuntalamientos- deja de
tener interés para las autoridades y en plena Dictadura se aprueba una reforma
de este tramo carreteril donde entraba de lleno nuestro viejo puente. Concretamente
se aprueba en 1944 el proyecto del ingeniero de la demarcación Pedro Martín
Baringo que para nuestra obra consistía en ensancharla, pero por ambos lados,
emparedando la vieja estructura con nuevos muros. Se incorpora una nueva bóveda
(o dos, a cada lado de la vieja) de un modo esviado con respecto a la original por
lo que los intradós no casan aunque sigue manteniendo los 11 metros de luz que,
en el fondo, es la distancia entre los arranques de roca madre de este cañón.
La bóveda es de hormigón en masa con canto variable. Los frentes se cubren con
una mampostería irregular y poco dispuesta que nada tendrá que ver con la
sillería original de la obra primigenia. Los bordes se protegen con quitamiedos
o pretiles separados también de mampostería y cemento y la cubierta se cubriría
con un firme asfáltico. La longitud del tablero es de aproximadamente 18 metros
y su anchura en algún punto puede llegar a los 12 metros ya que para suavizar
la acentuada curva que existía en cabeceras se hace un tablero oblicuo a la
perpendicular de la calzada que debe ser necesariamente ancho, dejando amplios
espacios libres junto a la cabecera derecha que nos pueden servir para aparcar
si queremos visitar la obra. El tablero dispone de una calzada convencional con
suficientes arcenes y excelente firme ya que se ha debido de reasfaltar no hace
mucho tiempo. Se han incorporado bloques de hormigón prefabricado o New Jersey
que hacen la función de pretiles.
Este tramo de carretera -aunque sigue en
funcionamiento- ha quedado en desuso al construirse el nuevo tramo de la
nacional que pasa bajo estas rocas por un túnel, el conocido Túnel de Tueíro,
nombrado así en su acepción romance del llionés o asturllionés. Nuestro puente pasa desapercibido como una
obra más de hormigón y mampostería de cualquier carretera aunque sepamos que es
en origen una estructura antigua que quedó malparada con el brutalismo (no en
sentido arquitectónico, que ya tendría entonces algún mérito) practicado durante
los años 40/50 del siglo XX en el desarrollo carreteril hispano que no tuvo en
cuenta la debida sensibilidad o respeto con muchos puentes que ya en aquellos
tiempos eran monumentos de obra civil a respetar y cuidar. Ya he comentado que
hay otros casos semejantes en esta carretera N-630 así como en otras nacionales y puedo
presentar en este blog una muestra con lo que le ocurrió al Puente Nuevo de Valimbre sobre el río Turienzo.
Entre los puentes históricos de esta vieja vía que
aún subsisten, algunos de ellos semiderruidos y otros también desfigurados por
sus ensanches de tablero y que tienen un origen desde bajomedieval a
decimonónico podemos citar los siguientes entre el sector de La Robla y Pajares
que corresponden al cauce del Bernesga o alguno de sus arroyos tributarios:
Puente de Puente Alba, puente de Vega de Gordón, puente viejo y puente clasicista de
La Vid de Gordón, el ubicado al sur de Villasimpliz, el puente de Villamanín,
el puente de Villanueva de la Tercia, el puente de Camplongo de Arbas, el
puente de Busdongo y por último el puente de Arbas del Puerto, todos ellos en
el camino real histórico.
Las fuentes utilizadas para este artículo se
detallan en el libro titulado “Catálogo de puentes de León anteriores a 1936” obra
auspiciada por José Antonio Fernández Ordoñez a través de su cátedra de
Estética de la Ingeniería en la ETSICCP de la UPM donde coordinaron esta
trabajo Tomás Abad Balboa y Pilar Chías Navarro con la inestimable colaboración
de un nutrido grupo de estudiantes de la Escuela, destacando en lo referente a
las obras civiles de León durante los años 1984 y 1988 Carmen Andrés, Rafael
Castejón, Pablo Otaola, Julio Suances, Consolación Pérez Alda y Ana San
Salvador del Valle Zarrabeitia, libro editado por el CICCP y CEDEX en 1988. En
esta obra también se hace referencia a otras fuentes como son los informes de
Jovellanos, los de Pascual Madoz en su famoso Diccionario
Enciclopédico-Estadístico así como los archivos del Ministerio de Fomento,
páginas del libro 307/308.
Dos tomas de la bóveda del puente realizadas hacia el año 1986 desde la margen izquierda y aguas abajo. Se muestran en el libro citado en la anterior fotografía.
Tanda de fotos del puente en secuencia de aguas arriba, aguas abajo y tablero realizadas con fecha 30.07.2021.
Milenrama, Perejil bravío o Yerba meona (Achillea millefolium L. Compositae).
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