CIÑERA. León
N-630 PK 105,570
Entre las obras pontoneras de Ciñera sobre el río
Bernesga de las que ya he subido al blog su puente más urbano y el de la zona deportiva, destaca también esta vieja pasarela que intuyo fue un puente
carretero durante mucho tiempo. Entraría en la tipología de estructuras de
tablero recto u horizontal con apoyos en estribos que podrían ser de piedra
(mampostería o sillería) así como en alguna pila intermedia con el mismo
aparejo. Tableros de madera eran bastante comunes en la pontonería desde
tiempos antiguos y su evolución hacia vigas en celosía también de madera o más
adelante, metálicas, pues también fueron frecuentes desde el último tercio del
siglo XIX. Las ruinas, colapsos, rehabilitaciones o modificaciones en estas
estructuras hacen poco menos que imposible o dudoso intentar datar la obra
civil como elemento original. Ya lo he comentado en los otros dos puentes de
Ciñera, el de Santa Lucía de Gordón o el de Faya, también en Santa Lucía así
como otros muchos ejemplos de puentes
semejantes con bastante antigüedad y pongo como referencia el Puente de Nogales de Pisuerga o el de Villela donde podemos especular con que su levantamiento
podría ajustarse hacia mediado el siglo XVIII o en la primera mitad del siglo
XIX, obras en general con pátina de antigüedad que deberíamos conservar y
difundir intentando no distorsionarlas muchos y alabar que sigan siendo útiles
en las comunicaciones o movimientos de los lugareños.
Lo cierto es que no suelen tener ningún panel
informativo que nos ilustre sobre su historia, vicisitudes y modificaciones en
el tiempo y que nos adviertan que debemos de respetar y valorar estas
estructuras, muchas veces, con un componente histórico e importancia vital para
estos pueblos muy superior a otros elementos de edificación que habitualmente
se rehabilitan y para los que siempre hay dineros, como pueden ser alguna ermita
pérdida, una iglesuca, un palacio semiderruido o vaya Usted a saber, siempre
preeminente sobre otros elementos de obras civiles como pueden ser puentes o
viejas carreteras reales e históricas que -por abandono- se van deteriorando
ineludiblemente y nunca se encuentran fondos públicos para su mantenimiento o
rehabilitación y sirva como ejemplo el cercano puente carretero de La Vid de
Gordón o el de Vega de Gordón, bellísimos ejemplos de la ingeniería pontonera
clasicista.
En este caso y aunque sigamos sin rastro sobre el
origen y evolución de esta digna obra civil, al menos algún organismo público
ha tenido la deferencia de asociarlo a un nuevo paseo del pueblo y se ha
rehabilitado con cierto esmero. La estructura tiene una longitud total de 28,50
metros incluyendo estribos y zona de escalinata en la cabecera derecha. Su
ancho regular es de poco más de dos metros. El vuelo sobre cauce se aproximada
a los 20 metros y dispone de dos vanos adintelados con luces semejantes de 8
metros cada una. Los apoyos extremos se producen en estribos que pudieran ser
originariamente de sillería poco desbastada y mampostería ahora muy difuminados
por los enlucidos o refuerzos con hormigón aunque en las manguardias anejas se
observa una obra de cantería más cuidada y regular como muros de encauzamiento,
muy evidente en lado de aguas arriba del puente. El apoyo central lo constituye
una enorme pila con tajamar en cuña y espolón cuadrangular que supera la
anchura del tablero lo que puede hacernos pensar que el antiguo paso carretero
era más ancho y permitía holgadamente el paso de carros y ganados. Esta pila da
la impresión que se ha embebido en lechadas de cemento, mortero y algo de
rellenos con cascajo y pequeños mampuestos para mayor consistencia. Se observan
en sus paredes las marcas del encofrado e incluso hay oxidaciones por lo que
cabe interpretar que tiene algo de armadura metálica en su interior. También se
ha reforzado la basa con una zapata cutre en el perímetro de la pila y que
evita posibles descalzamientos. Independientemente de esta actuación o paralela
a ella, la estructura se completa con un nuevo tablero igual de burdo o tosco a
base de dos largueros anchos de acero y 6 viguetas menores de sección en doble
T que cubren ambos vanos y rellenos a base de tongadas de hormigón en masa que
rebosan por los cantos y nos muestra la poca profesionalidad en su acabado.
Sobre este intradós se dispone una especie de losa de hormigón que pudiera ser
armado pero que deja las impostas igual de deficientes y sobre esta cubierta un
firme que actualmente parece de cemento con marcas cuadrangulares que simulan
un enlosado. La estructura se cierra con fuertes barandillas metálicas y su
complemento de escalinatas y rampa para acceder a la carretera nacional N-630
aunque en una cabecera poco cuidada y desangelada que muestra hasta suciedad y
vegetación quemada. No obstante y aunque no se indique, esta salida al viejo
camino real nos permite contemplar el excelente arte de cantería de los muros
de contención para el ferrocarril de León-Gijón, obra mítica y espléndida que
ya pasa del siglo y medio de existencia y muestra todavía su buen hacer
ingenieril y su fortaleza.
Mata de Cardencha, Peine de Bruja o Cardo cundidor (Dipsacus fullonum L. Dipsacaceae)
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