PUENTE DE VILLANUEVA DE PONTEDO SOBRE EL RÍO TORIO. León
LE-315 PK 19,300
Podemos considerar esta obra pontonera como la última de nuestro
itinerario trashumante leonés en busca de los agostaderos cercanos al puerto de
Piedrafita. Se iniciaba la ruta por el curso medio del río Torio en Pardavé con
su bello e histórico puente y elevándonos por esta carretera provincial y tras
cruzar los hoces de Vegacervera, terminamos en este puebluco, no lejos de las
fuentes del río Torio, en la cara sur de Piedrafita y a 1.630 metros de
altitud.
El itinerario de esta calzada, la historia de estos valles y hoces o las
localidades que atraviesa ya se han tratado en entradas anteriores de este
blog. Nuestro puente, fuera de la calzada convencional, es el punto de
comunicación con Villanueva de Pontedo exclusivamente. El lugar está situado en
la margen derecha del Torio y para acceder a la actual carretera o al medieval
camino que llevaba hacia Piedrafita y Asturias, siempre tuvo una puente, bien
la que conocemos o alguna otra estructura de madera que también servía a
caminantes, carros y ganados.
Por la impronta que presente en la actualidad, en la que no se observan
intervenciones de rehabilitación o reconstrucción que la hayan modificado mucho,
parece una obra civil renacentistas, del siglo XVI, que en el medio rural
todavía prevalecía o se traducía en un estilo bajomedieval en las
construcciones civiles y edificación, especialmente la religiosa. Es un puente
que guarda similitud con el que se encuentra aguas abajo, en el pueblo de
Getino.
Características actual de la obra: Es una estructura con un solo vano en geometría de medio punto aunque
algo peraltado pues se apoya en los arranques de los estribos que dan
continuidad a su forma. Como la bóveda es tangente con respecto a la rasante
(no existen impostas) entendemos que su tablero original ha sido siempre
horizontal, cuestión que empezó a practicarse en la construcción de puentes en
tiempos renacentistas, como decía.
Tiene cierto esviaje con respecto a la perpendicularidad actual del cauce
y su tablero se ensancha ligeramente en cabeceras, se supone que con el fin de
que emboquen mejor los ganados que lo cruzaban y que exista espacio para los
carromatos que llegaban a cabecera cuando otro lo estaba cruzando. Su longitud
con estribos llega hasta los 41 metros por los aterramientos en zócalos del
cauce para guardar esa horizontalidad de la que hablamos. El ancho del tablero
es de 4,20 metros.
Su fábrica es excepcional, algo mejor que la del comentado puente de
Getino. Hay cierta similitud en el trabajo de la bóveda, con labra muy esmerada en el dovelaje y la construcción de las diferentes roscas, sin fisuras ni
grietas en la actualidad. La piedra usada, en este caso caliza, parece porosa y
se acentúa su rugosidad por el trabajo de cantería picando la cara vista de las
piezas, intentando darle a la obra una pátina de obra romana. Me llama la
atención, aunque ya lo haya visto en otros puentes de la cuenca del Torio o del
Curueño, la disposición de la clave, generalmente en ambas boquillas externas,
que se suele colocar en relieve sobre el resto de la arcada, destacándola, como
dando a entender que es la pieza clave para cerrar la bóveda en perfecto
estado. También resulta curioso en esta obra la disposición del arco -con luz
aproximada de 9 metros- en cuanto a sus apoyos: al carecer de roca viva como
cimentación, se construyen muros de contención en estribos que también hacen de
pilas sobre las que se sitúan sillares a modo de salmeres que recogen las
fuerzas del propio arco y la trasladan a estos muros, algo más anchos que la
bóveda.
En paramentos cabe distinguir -en principio- las dos caras del puente.
Aguas arriba predomina la sillería en sus diferentes paños aunque de talla y
escuadría regular. Aguas abajo, ya sea en bóveda como en estribos bajos predomina
el sillar de gran volumen, buena talla y disposición pero en las zonas más
elevadas el chapado es a base de sillarejo de soga larga y mampostería en
acabados regulares; seguramente, en este lado del puente se produjo algún
desprendimiento del muro.
Exteriormente no hay discontinuidad entre paramento y pretiles, aunque
estos son de mampostería. Estos petos, en la sección antigua, se rematan con
una albardilla de sillería larga en labra tosca. En ambas cabeceras, se han
alargado los petos en alguna reciente actuación, a base de témpanos
cuadrangulares de ladrillo u hormigón, chapados con losas de esquisto con
grueso llagado de cemento y en los que se empotran dos líneas de tarugos de
madera cilíndricos en sentido longitudinal. No dispone de viales peatonales y
mantiene un firme de aglomerado asfáltico.
Sigue siendo un puente en uso para los tráficos locales y no he observado
que existan limitaciones en cuanto a MMA o anchura de ejes. Tampoco existe
señalización de dirección hacia este monumento ni carteles que informes sobre
su historia y vicisitudes.
Su estado de mantenimiento es aceptable aunque sería de desear que se
eliminaran hierbas, matojos y musgos que crecen por doquier en sus paramentos y
que perjudican la obra. El exceso de arbolado en sus inmediaciones dificulta la
visión o las posibilidades de hacer fotografías de este bello puente rural.
Ver artículo de Luis Solera Selvi sobre los puentes históricos de la cuenca del río Torio, con foto de esta obra, publicado en el periódico La Nueva Crónica de León con fecha 20.08.2018.
Ver artículo de Luis Solera Selvi sobre los puentes históricos de la cuenca del río Torio, con foto de esta obra, publicado en el periódico La Nueva Crónica de León con fecha 20.08.2018.
Entrada a Villanueva de Pontedo por la carretera LE-315
Dibujo de alzado y fotografía del puente tomadas del libro "Catálogo de puentes de León anteriores a 1.936" editado por el CICCP-CEDEX en 1.988.
Tanda de fotos de la calzada y pretiles con fecha 06.05.2012
Tanda de fotos del puente con fecha 07.08.2018
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