PONFERRADA. León
N-VI PK 385
Entre la docena de obras pontoneras sobre el río Sil que
atesora la ciudad y término de Ponferrada destaca quizás por su
espectacularidad el puente que presento. Cuando paseando sosegadamente por la
ribera de este río nos encontramos con esta mole de hormigón, sus grandes ojos
y la serie de pilas que se elevan ingrávidas hacia no sé dónde, bueno al menos
hasta la rasante del tablero, pues sentimos que el peso de la obra civil nos
embarga o sobresalta un poco. Ya después, pensando o razonando con cautela
llegamos a la conclusión que está fuera de lugar, que rompe el paisaje medieval
que exhibe el cercano castillo e incluso destaca demasiado sobre el alto
arbolado y el profundo cañón sobre el que se apoya. Nos gusta la geometría, la
retícula, el orden pero en este caso se sobredimensionada la obra civil. En los
años 70 del siglo XX ya se había experimentado mucho con puentes de un solo
arco muy rebajado para la anchura de este cauce y tableros de canto muy fino
que pasarían desapercibidos en un panorama histórico y medieval como es el de
esta zona donde se ubica nuestra obra.
Se le bautizó con el nombre del último alcalde predemocrático
de esta ciudad, Luis García Ojeda ya que fue el promotor de la iniciativa para
levantar el puente por aquellas fechas. Durante un tiempo los lugareños se
referían a esta obra como “Puente Nuevo” hasta que por iniciativa de Celso
López Gavela, que también fue alcalde de la ciudad en los años 80/90 del siglo
XX y en deferencia o agradecimiento a la buena gestión de García en sus años de
mandato municipal, se aprobó el cambio del nombre del puente, dedicándoselo a
este buen hombre.
Características actuales de la obra. Tiene una longitud
aproximada de 180 metros incluyendo los estribos empotrados en ambas cabeceras.
Dispone de dos vanos en arcos parabólicos con luces de 55+23 metros y una serie
de palizadas de sección rectangular sobre los que apoya el resto del tablero en
su cabecera izquierda. Los vanos se componen de 6 arcos semejantes paralelos arriostrados
por secciones con vigas transversales. El tablero apoya sobre claves de arcos
así como en una serie de pilas intermedias que cubren los tímpanos calados. La
obra se refuerza con amplios cargaderos o pilastras en estribos también
debidamente arriostrados entre sí y gruesas basas en las orillas del río. Toda
la obra está realizada en hormigón armado que exhibe los típicos tonos
grisáceos del cemento. El tablero es muy amplio, diría que excesivo. Tiene una
anchura aproximada de 20 metros lo que permite una calzada de doble sentido,
amplias aceras y hasta carriles de aparcamiento de vehículos, peculiaridad poco
frecuente en la pontonería. Se cierra el tablero en cantos con sencillas
barandillas de acero hincadas en las impostas de hormigón. Esta cubierta se
compone de losas de hormigón armado construidas in situ con amplio vuelo
en cantos sobre las que se depositan los aglomerados asfálticos como firme,
bordillos, el enlosado de aceras y los petos metálicos. Dispone de alguna
farola que concede iluminación nocturna al paseante así como bolardos en
cabeceras para evitar que se suban los coches a las aceras. Existen varias
torres de proyectores en las inmediaciones que supongo que servirán para la
iluminación nocturna del castillo y tal vez, este puente.
Su estado de mantenimiento parece deficiente.
Independientemente de que el arbolado de ribera va tapando esta estructura e
impide su fotografiado pleno se observa suciedad, grafitis, manchas de
humedades y deterioro o degradación en el propio hormigón, especialmente en
pilas y jabalcones interiores donde ya aparece el entramado de ferralla. En
plataforma es visible parte de la ciudad con buenas vistas hacia el castillo y
en la parte inferior existen sendas a lo largo del cauce por donde también se
puede observar esta obra civil así como otros contiguos en una especie de
ajardinamiento fluvial que termina junto al puente ferroviario aguas debajo de
nuestro puente.
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