VILLARÍAS. Burgos
CL-628 PK 4,450
Cuando
hay pocos datos sobre la fundación e historia de un puente deberemos de
recabarlos por asociación del mismo con la localidad o tierras donde se halla
lo que en este caso resulta laborioso y confuso al tratarse de Las Merindades,
cualesquiera de ellas, repletas de historias variopintas y densas que a un lobo
cazador de puente le aturden demasiado. Como tantos territorios de la zona
burgalesa, éste se empieza a consolidar durante la reconquista y asentamiento
poblacional desde la Alta Edad Media. El devenir de esta villa siempre estuvo
mediatizado por los fuertes dominios de las poblaciones cercanas de Villarcayo
y Medina de Pomar con las que mantiene una equidistancia en kilómetros
semejante. Un buen resumen de su pertenencia y localización lo podemos leer en
este párrafo: […] Villa
perteneciente al partido de Castilla la Vieja en Laredo, jurisdicción de
señorío ejercida por el Marqués de Villarías, quien nombraba su alcalde
ordinario. A la caída del Antiguo Régimen queda constituido en ayuntamiento constitucional,
denominado Villarías , en el partido de Villarcayo perteneciente a la región de
Castilla la Vieja … /… posteriormente queda agregado al ayuntamiento
constitucional de Aldeas de Medina, en el partido de Villarcayo perteneciente a
la región de Castilla la Vieja. En el año 1901 se incorpora al municipio de Villarcayo
de Merindad de Castilla la Vieja. En la actualidad, todo este espacio forma
parte de una finca privada de acceso restringido. Del antiguo núcleo urbano de
Villarías tan sólo se conserva la antigua Iglesia Parroquial, que mantiene
parte de la antigua fábrica románica y una casa señorial de los Arce,
totalmente restaurada. El resto del
entramado urbano ha sido destruido para la construcción de una urbanización que
ocupa un espacio mayor que la antigua
localidad […]. Quizás,
quepa añadir que durante mucho tiempo no era ni pueblo ni villa sino que tenía
la categoría de granja en muchos legajos e inventario territoriales,
concretamente Granja de Santa Marina, lindando con el río Nela y probablemente
sirviéndose de esta puente. La construcción de una estructura como esta y su
mantenimiento requería un buen poder económico que bien pudo ser el que le
otorgaba la dependencia del Monasterio de Oña y por delegación el propio de las
clarisas, que tenían un convento en la cercana Medina de Pomar. La otra versión
de su fundación y/o reformas en esta obra civil pueden tener relación con los
dominios territoriales en la zona por parte de la familia de los Velasco desde
el siglo XIII por su apuesta política en defensa de la familia Trastamara como
dinastía dominante en la corte española de la época. Por delegación en su
administración y dominio los Velasco ceden estas tierras a la familia de los
Arce, segundones o infanzones que se emparentaran con los Velasco y medraran en
las cortes provinciales y en esta merindad. Me llama la atención que personajes
de esta dinastía como podían ser García Sánchez de Arce o Gonzalo de Arce,
propietarios de este mayorazgo a principios del siglo XV dispusieran en su
blasón como insignia un puente de tres arcos que quiero asociar a su posible
dominio y administración de este puente que presento. Desde mediados del siglo
XVI y por orden de Felipe II estas tierras ya pasan al dominio del marqués de
Villarías. En el compendio titulado “España dividida en provincias e
intendencias” de 1785 la localidad de Villarías figura como pueblo solo
clasificada como villa de señorío secular y alcalde ordinario nombrado por el
marqués de Villarías, dentro del partido
burgalés de Castilla la Vieja en Laredo, mientras que Medina de Pomar, es una
villa dentro de la jurisdicción de su propio nombre en señorío secular del
duque de Frías.
Volviendo al
puente me gustaría señalar que como no se trata de un estructura plenamente
arruinada -por lo que vemos ahora- cabe pensar en que daría servicio a un viejo
camino entre Medina de Pomar y Villarcayo que debió de modificarse
probablemente a finales del siglo XVIII, momento en que esta obra civil queda
relegada a un camino carretero secundario que utilizarían las fincas aledañas
sin poder económico suficiente como para rehabilitarlo o ensancharlo. Otra
posibilidad es que al potenciar como camino real la actual carretera autonómica
CL-628 probablemente en tiempos decimonónicos incorporando un nuevo puente
sobre el Nela junto a Medina de Pomar, este viejo itinerario perdiera
preponderancia. Al pasar a manos privadas el término de Villarías en el siglo
XX pues obviamente dejaba de tener sentido un camino público que quizás, sólo
daba servicio a las fincas agrícolas aledañas que explotaban los nuevos
propietarios.
Es desde
luego destacable en este asunto la peculiaridad de que se trata de un puente
que aunque degradado, mantiene todas sus bóvedas y tablero practicable por lo
que no cabe pensar en que el abandono de la misma obedece a ruina o colapso
como suele ocurrir con muchos otros puentes históricos peninsulares, reducidos
ahora a algún arco en pie, restos de pilas o estribos. En este caso, incluso de
le han clavado en cabeceras bolardos para impedir el cruce de vehículos ya que
motos o bicicletas, en apariencia, pueden seguir cruzándolo.
Los historiadores
de la pontonería burgalesa no le tratan y sólo he encontrado alguna referencia
en el trabajo de Cadiñanos Bardeci donde comenta que en el Corregimiento de
Villarcayo se hicieron peticiones al Consejo Real para arreglar puentes, sin
especificar, y quería evitar el pago de impuestos para otras obras y caminos
ajenos pues declaraban que ya tenían suficiente con arreglar los propios,
excusa muy generalizada en villas que ciertamente mantenían muchos puentes a
sus expensas. Cadiñanos descubre en los legajos del archivo de la Real Academia
de San Fernando cierta información sobre los puentes de Villarías y del Vado
sobre el río Nela y que en el año 1760 esta merindad solicita al Consejo Real
el reparo del primer puente, el de Villarías, por ser éste de cal y canto de
realengo muy útil y necesario al común. Se autorizó la obra según proyecto
y traza del maestro cantero Bartolomé Goiri y cuyo presupuesto ascendió a
27.800.- reales de vellón, completándose esta intervención por lo que podemos
colegir que la impronta actual de esta estructura pertenece al siglo XVIII,
últimos años del reinado de Fernando VI y principios de los de Carlos III. Al
citarse como “reparo” deberemos de interpretar de que la obra civil era más
antigua y enlazando con lo comentado anteriormente en este texto, pudo existir
un puente quizás de fábrica en estilo desde bajomedieval hasta renacentista y
no comparto otras referencias a este puente de algunos historiadores que lo
definen como puente romano aunque nunca lo describen nada más que por el
nombre, quizás porque de tradición, los lugareños así lo llamaban y lo siguen
llamando.
Características actuales de la obra. La obra se encuentra ubicada en el viejo camino que
uniría Medina de Pomar -de la que dista por esta ruta 3 kilómetros- con
Villarcayo. Llaman la atención algunos sectores de la vía con un firme muy
antiguo a base de canto rodado, sillería amplia y losas donde aún quedan
huellas de las rodadas de carruajes, especialmente en los sectores que embocan
con las cabeceras de esta obra civil. El puente tiene una longitud aproximada
de 40 metros incluyendo las arranques de estribos. Dispone de 4 vanos con luces
muy variadas que oscilan entre los 8 metros de los dos arcos sobre cauce
ordinario de margen derecha y los 8/6 metros de la pareja de margen izquierda
(visión desde aguas arriba). La geometría de estos es de medio punto aunque el
primero está muy enterrado en lodos y el segundo parece que ha modificado su
bóveda quizás debido a las presiones sufridas a lo largo de siglos y parece que
en claves tiene cierta ojiva. Estos dos últimos suelen estar en seco. Las pilas
tiene aproximadamente una anchura de 2 metros y disponen de defensas en aguas
arriba por medio de tajamares de sección en cuña que llegan hasta la altura de
claves de bóveda; probablemente disponían de tejadillos aunque han perdido
fábrica y tienen cúmulos de arenas y hierbas que impiden observarlos. Podemos
considerar como una rareza que no tenga espolones en aguas abajo, cualidad que
era propia de obras románicas e incluso romanas pero poco frecuente en puentes
medievales e incluso clasicistas.
La
diferencia de cotas entre orillas hace que el tablero de la obra tenga cierta
pendiente en la medianía del puente, produciéndose una sensible rampa o
descenso hacia la cabecera izquierda por lo que podemos decir que su tablero no
es horizontal. La anchura del tablero es de aproximadamente 3,20 metros que
deducidos los viejos pretiles con ancho de 0,30x2 metros hacen que quede una
calzada libre de 2,60 metros por la que circularían con comodidad los carros de
tiro durante siglos así como jinetes, reatas y todo tipo de rebaños. Aunque la
cubierta está bastante deteriorada se observa bien el firme que se componía a
base de 3 nervios -uno central y dos junto a pretiles- donde se dispone buena
sillería de caliza, ahora desgastada y con piezas faltantes cuyo fin probablemente
era la de servir de aceras para viandantes, seguramente que estos carriles
tenían una altura superior a la que ahora se aprecia. El nervio central era el
firme donde pisaban las caballerías y reatas. Entre estos nervios y de modo
transversal también se enlosa el firme con sillería gruesa que sirve como freno
ante la inercia de los carros en bajadas al tiempo que también servían para
evitar los deslizamientos del relleno en extradós ante fuertes humedades por
lluvias o deshielos. Los huecos o cuadrículas del firme se rellenan con canto
rodado de cuarcita de tamaño mediano y era la calzada por donde circulaban los
carros. Así permanece aún algún sector de la cubierta, además de la
consistencia que le otorgan los cúmulos de arenas, polvo y hierbajos que
abundan en todo el tablero. En bordes y como protección dispuso la obra de
fuertes pretiles de sillería, ahora con muchas piezas faltantes,
reconstrucciones en mampostería e incluso en la cabecera izquierda, algunas
piezas de albardillas de excelente talla y forma que se corresponden con alguna
rehabilitación del siglo XVIII o XIX.
En cuanto a
la fábrica de la obra se aprecia bastante armonía en todo su aparejo,
especialmente el que aparenta más antigüedad. Sillería de caliza bastante
regular, con buena escuadría, canteado y disposición con cara vista bien picada.
Juntas muy estrechas lo que indica su buena colocación y mortero apenas visible.
Mejor cantería incluso en tajamares con perfecta ejecución quizás porque
pudieran ser incorporados posteriormente. Por lo que se aprecia en bóvedas el
trabajo es también excelente con roscas de dovelaje perfectas, bien imbricadas
y manteniendo la curvatura; este trabajo en boquillas también sobresale y se
busca la unión o conexión con las hiladas de un modo impecable, colocando
sillería trapezoidal o triangular que se adapta a las roscas de boquillas con
gran precisión. Obviamente existen zonas muy deterioradas por la falta de
mantenimiento ya sea en estribos, cabezales de tajamares, zona de imposta muy
arrasada y en cubierta los pretiles y afirmado.
Esta obra
civil requiere una buena intervención de mantenimiento y rehabilitación en
algunas de sus partes que se debe completar con una buena información por parte
de los ayuntamientos implicados, especialmente el de Medina de Pomar, desde
donde sale el viejo camino hacia este puente: mejorar esta vía, poner carteles
de dirección hacia el puente y a pie de obra incorporar un panel informativo de
su historia y vicisitudes que ilustre al turista, visitante o estudios del tema
sobre la importancia de la estructura que en mi opinión ya es un monumento
histórico a mantener y difundir.
Para saber más. En general, los trabajos que tratan esta obra lo hacen muy sucintamente, quizás por la falta de información histórica sobre ella. El que ofrece más datos aunque breves es el titulado “Los puentes del norte de la provincia de Burgos en la Edad Moderna”, obra de Inocencio Cadiñanos Bardeci editada en el boletín de la Institución Fernán González, número 224 del año 2002, páginas 59/89 de la revista. Quizás el mejor trabajo que trata esta obra y que realmente poco tiene que ver los puentes o la historiografía pontonera es el titulado “Documento 1.1 Memoria informativa. Normas urbanísticas” encargado por el Ayuntamiento de Villarcayo al arquitecto Leopoldo Arnáiz Eguren en diciembre de 2011 y cuya información se detalla en página 93. El trabajo del historiador Nicolás López Martínez titulado “Villarías. Burgos”, editado en 1996 donde hace varias referencia a este “puente romano” sin aportar más datos y que se puede leer en la plataforma de doc.player.es. También se le cita y hasta con foto en el legendario monográfico de puentes de España de la revista del viejo MOPU, número 345 de julio-agosto de 1987, página 70, donde ya en aquellos tiempos se decía de él que era medieval y que le urgía una reparación inmediata pero a día de hoy sigue más o menos igual de abandonado. En internet existen variadas sites que ofrecen información del tema, ponen fotos o textos turísticos y entre las que destacan la Wikipedia, la web institucional de Villarcayo, la de Medina de Pomar, biodiversidadvirtual o tuirsmodeobservación. El periódico El Correo tiene un buen artículo del puente y de la senda PCR-BU-142 en su edición de fecha 01.02.2018. Aguas abajo del Nela y a poca distancia se puede visitar un viejo puente en celosía metálica abandonado de la mítica línea ferroviaria Santander-Mediterráneo ahora senda verde y el conocido Puente del Vado en la población homónima.
Cómo llegar. Se trata de
una zona donde las autovías quedan muy lejos por lo que para acceder aquí pues
se hace por la carretera nacional N-629, preciosa ruta que une Cereceda con
Colindres. Por esta vía seguiremos hasta la población de Medina de Pomar donde
tomaremos la autonómica CL-628 en dirección W hasta el PK 4 donde tomaremos una
vía de tierra a la izquierda llamada Camino de la Sotilla (como referencia
decir que en ese punto y a la derecha está el desvío a Villanueva de la Lastra)
hasta que lleguemos al puente. Más adelante, en esta misma carretera, hacia el
PK 4,450 existe una desviación con cartel hacia Villarías-Campos de Golf en un
camino asfaltado que podemos coger hasta la zona deportiva para continuar por
una vía de tierra hasta el propio puente. En Medina de Pomar y tomando la
Avenida de Castilla la Vieja podemos coger desde su inicio este viejo camino
carretero de Villerías que ha sido al que ha dado servicio nuestro puente desde
tiempo inmemorial.
Tanda de fotos de fecha 12.09.2017
Dos tomas de fecha septiembre de 2017 que incorpora Luisita a Google View.
Tres tomas de CarMac de fecha julio de 2018 que incorpora a Google View.
Toma del año 2020 de Pedro Gonzalo Aldecoa que incorpora a Google View.
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