PUENTE MOCHA SOBRE EL RÍO COFIO
VALDEMAQUEDA. Madrid
M-537 PK 6,170
Las frecuentes alusiones a
"puente mocho o puente mocha" suelen referirse a estructuras
pontoneras que o bien no se terminaron o que con el tiempo y abandono sufrieron
ruinas parciales que hacían incompleta la obra. Parece ser que en este caso se
refieren a que sus cabeceras, por las que se cruzaba el puente, debieron de
caerse o desmocharse con lo que su cruce se haría más dificultoso aunque
imagino que mientras fue útil existiría algún remedio a base de tablones o
aterramientos de arena y piedra suficientes para que pudieran pasar carros,
jinetes o ganados. Como entiendo que la obra civil debió de estar en servicio
carreteril rural o forestal al menos hasta el siglo XIX o incluso en el siglo
XX el bautizo como "Puente Mocha" parece bastante moderno. Creo que
su nombre más habitual era el de "Puente Romano" como profusamente se
le cita en informes y cartelería. Desgraciadamente y si seguimos los criterios
profesionales e históricos sobre análisis de puentes de genuina impronta romana
no deberemos de pasar de 35 estructuras en toda la peninsular y al parecer,
éste no entra en ese exclusivo catálogo. Popularmente o siguiendo criterios
laxos o poco documentados, parece que en nuestro país existen varios cientos de
puentes romanos pero deberemos de ser más cautos en esta cuestión.
Una de las posibilidades a
las que apunto para adivinar el porqué todavía se mantiene en tan buen estado
es que se encuentra fuera de cualquier ruta o camino moderno, bastante aislado
de la civilización, de proyectos carreteriles modernos o de especulativos proyectos de urbanizaciones
como los que ya son evidentes en el propio pueblo de Valdemaqueda o en el
cercano Robledo de Chavela. También, el espíritu caciquil o de dominio ha
tenido algo que ver en el asunto. Amplias hectáreas de estos montes permanecen valladas
como cotos o propiedades privadas que impiden un posible crecimiento
urbanístico de lo cual me alegro aunque tampoco me agrada que viejos caminos
como al que daba servicio nuestro puente se encuentren ahora cerrados en estas
heredades sin respetar las servidumbres de paso a que deben estar obligados
estos hacendados o propietarios.
El pueblo de Valdemaqueda a
cuyo término pertenece el puente y este sector del río Cofio está ubicado en la
comarca madrileña de Sierra Oeste cuyo enclave en la CAM podríamos situarlo
también al confín del W y muy cerca de la raya con Ávila. Geológicamente entra
en el relieve abrupto de La Sierra de Guadarrama. Respecto a su bonito río
comentar que tiene una longitud aproximada de 51 kilómetros y nace en la Sierra
de Malagón, una estribación de la Sierra de Guadarrama discurriendo su cauce
por tierras de Ávila y Madrid hasta su desembocadura en el río Alberche,
tributario del Tajo aunque en la actualidad su caudal se retiene en el Pantano
de San Juan.
Respecto a la historia de su
puente, origen y posibles rehabilitaciones o transformaciones lo cierto es que
quedan en una nebulosa de la ignorancia. No parece que existan testimonios
escritos o incluso materiales por prospecciones arqueológicas que puedan aportarnos
pistas o información fidedigna sobre esta obra civil. Se especula con un origen
romano, bajomedieval o incluso barroco, asociándolo a la construcción del
propio Monasterio de El Escorial. También se apunta a una posible utilización
clasicista a partir del siglo XVIII. Puede que haya algo de cierto en todo ello
salvo lo de romano.
Según los estudiosos de la
caminería romana o de origen romano parece ser que este puente o su derrota
histórica se sale de cualquier periplo romano aunque bien es cierto no queda
lejos de la controvertida calzada de Miaccum-Titultia
o de los sectores de la calzada que atravesaba Galapagar donde sí aparecieron
algunos miliarios romanos. El conocido miliario de Robledo de Chavela que
además es anepígrafo (carente de epigrafía) poco nos puede decir al respecto
sobre su filiación romana. Quizás, el origen de este puente y su vía caminera
se podría asociar al limes que
existía en tiempos de la Reconquista, hacia el siglo XI o incluso más adelante
cuando la frontera entre cristianos y musulmanes todavía no era firme o estaba
sujeta a invasiones y razias. Recorrer con ciertas garantías de seguridad y
rapidez estos caminos era vital para que los ejércitos se movieran con soltura
y acudir a los lugares de conflicto por lo que solían jalonarse con almenas,
pequeños fortines y los puentes necesarios para cruzar algunos cauces de estas
zonas fronterizas. Algo parecido apunté en las entradas para el Puente de Alcanzorla, el Puente de La Navata e incluso algunos más alejados como son el
Puente del Grajal o el Puente del Batán todos ellos con algo de fábrica,
especialmente en arranques de estribos o incluso dovelaje de bóvedas, que se
asemejaría a la estructura de nuestro Puente Mocha.
También se asocia este puente
a los caminos de la Carrera Toledana que ya se citaba en documentos fechados en
1249 cuando reinaba Fernando III. Por aquellas fechas, cuando todavía no
existía la capitalidad de Madrid, eran frecuentes los movimientos de caminería
que conexionaban el tríangulo Segovia-Ávila-Toledo. Si nos fijamos en el camino
que cruza este puente en dirección sur y tras cruzar la actual carretera local
M-539 el periplo que parece seguir se dirige hacia Navas del Rey, Aldea del
Fresno, Méntrida y Fuensalida para terminar precisamente en Toledo. Sea como
fuere, tanto el puente como su camino han sido útiles desde tiempos muy
antiguos y aunque no se puede considerar como obra romana sensu stricto podríamos catalogarlo como medieval siguiendo ciertos
cánones de la vieja pontonería romana. Parece probable que haya sufrido
restauraciones en siglos posteriores como la incorporación de tajamares en
tiempos del barroco, el intento de suavizar sus pendientes alargando el
tablero, nuevas reparaciones en época clasicista y otros apaños hasta tiempos
muy recientes ya que nunca ha dejado de estar en servicio.
Características actuales de
la obra. Nuestro puente tiene una
longitud de 52,65 metros con un tablero a dos aguas cuyo vértice central guarda
proporción con la propia longitud total de la obra por lo que es ciertamente
armónico. La anchura regular es de 2,81 metros, semejante a la profundidad de
bóvedas. Permite una calzada actual libre de 1,95 metros más los pretiles de
0,43x2 metros de anchura que protegen los cantos. La obra actual dispone de 6
vanos, las cuatro centrales con arcos de medio punto más o menos regulares y
los dos de extremos adintelados. Sus luces aproximadas son de 1,14+2,43+9,10+9,23+4,06+1,14
metros con la salvedad de que en los arranques de alguna bóveda central la roca
madre del lecho disminuye la anchura libre para el paso de caudales. Dispone de
5 pilas muy variadas en cuanto a anchura pues oscilan entre los 3,32 y los 4,60
metros a las que hay que añadir los muros de acompañamiento hasta la rasante
del camino que tienen una longitud aproximada de 6,83 metros cada uno. Esta
estructura también se refuerza en pilas con algunos tajamares y espolones. En
aguas arriba se disponen tres tajamares de sección en cuña, dos de ellos llegan
hasta la altura de riñones de arco y el más extremo hacia la cabecera izquierda
del puente llega hasta la rasante del tablero. Todos ellos se coronan o
protegen con tejadillos a base de hiladas de piedra de cara vista biselada o de
lajas de granito. Hacia extremos y sin intención de construir tajamares se
aprovecha la altura de la roca madre granítica que también actúa como
protección de pilas y muros. En aguas abajo, donde probablemente nunca
existieron defensas, aparecen dos espolones de sección cuadrangular, el que
está entre la bóveda 2 y 3 parece disminuido o ha perdido sillería aunque su
altura llega hasta zona de riñones de arcos contiguos. El otro, en el extremo,
es más estrecho y llega casi hasta la rasante del tablero.
En mi interpretación de la
lectura de la obra quiero pensar en que, originariamente y como posible
construcción románica del siglo XII o tardorománica del siglo XIII, nuestro
puente tendría los 3 ojos centrales y una acentuada inclinación del tablero a
dos aguas, probablemente con rampas del 6%, el doble de lo que ahora se
muestra. Pertenecería a los cánones de puentes que ya definió el ingeniero e
historiador de puentes Carlos Fernández Casado en sus trabajos al respecto
aunque asociándolos en algunos casos a la ingeniería romana. Sin embargo,
Manuel Durán Fuentes es más categórico y opina que esta serie de puentecillos
con tableros en lomo de asno, algunos hasta con aliviaderos y que presentan
gran angostura de tableros no se deben considerar de factura romana, sino que
en todo caso, románicos de tradición constructiva romana período que se
extiende mucho en el tiempo debido a la lentitud en la construcción y falta de
innovación en los maestros canteros ya que iban repitiendo sus técnicas y
formas pontoneras durante siglos con apenas cambios.
En este caso y según mi
hipótesis, la obra primitiva y suficiente para salvar un cauce que
habitualmente y en estiaje apenas lleva caudal, tendría 3 bóvedas, quizás
cuatro como mucho. Como en el Renacimiento no parece que esta zona tuviera
demasiados intereses económicos para que se reestructurasen estos caminos y sus
puentes, deberemos de pensar que es durante el Barroco y a partir de la
construcción del Real Monasterio de El Escorial cuando la zona y sus caminos
cobran relevancia, bien porque tenían amplias canteras de granito, buenas
arcillas y especialmente tupidos bosques de arbolado de maderas duras como
podían ser las quercíneas, tales como los rebollos, robles o encinas. Ahora
predominan los pinares pero deberemos de pensar que Robledo (de Chavela) se
llama así por algo. Este trasiego de materiales de obra quizás obligó a que
durante la construcción del monasterio, estancias reales, palacios y casas para
la corte así como las modificaciones y reconstrucciones que tuvo el Real Sitio
durante siglos, originaran que nuestro puente estuviera siempre activo y en uso
pleno, bien asociado al actual camino de tierra que parece que se dirige hacia
Robledo de Chavela por la propia M-537 -calzada actual de Valdemaqueda-Robledo
de Chavela- o en sentido longitudinal a la salida del puente por su cabecera
izquierda, profundizar por los encinares que llevan hacia la actual carretera
local M-539 para empalmar con la provincial M-512 que lleva también a Robledo y
se prolonga hacia El Escorial. Tampoco descarto que este puente sirviera a las
comunicación -muy antiguas- que a través de pueblucos como Navalagamella,
Valdemorillo, Las Cuestas, Villanueva del Pardillo, Las Rozas o Majadahonda se
alcanzara el viejo camino real hacia Madrid (actual N-VI o A-6). Estos caminos,
ahora de tierra la mayoría de ellos fueron calzadas principales durante un
tiempo y se engloban a nivel histórico en las rutas hacia el Real Monasterio de
El Escorial.
Respecto a la fábrica de esta
obra civil cabe considerar precisamente los diferentes aparejos que se suceden
en el tiempo. Como suele ocurrir en la mayoría de las estructuras es en sus
bases donde aparece el trabajo más antiguo. En general y ahí podría existir una
conexión con la ingeniería romana, la fundación de la obra se hace sobre roca
madre del lecho del río que en este caso es piedra granítica donde en todo
caso, se aplana en las zonas de basamento para su mejor equilibro. Fijándonos
en la bóveda central, por la que fluyen las aguas del Cofio más regularmente, se
observa que las dos hiladas inferiores que hacen de basas de las pilas, los
sillares son ciertamente voluminosos, de buena escuadría y colocación aunque
muy erosionados por el tiempo. Sobre ellos y como crecimiento de la bóveda ya
se aprecia una fábrica diferentes con piezas menores aunque con excelente
técnica en cuanto a talla, volumetría, disposición y trabazón a soga y tizón.
Objetivamente podríamos determinar que es obra semejantes a la de las basas
pero la existencia de mechinales (huecos donde se empotraban las cimbras) nos
hace ver que ahí ha existido una modificación o rehabilitación de la bóveda,
probablemente colapsada en algún momento. En la cantería de tradición los
apoyos de cimbras de producían en canes o piezas de sillería sobresaliente que
una vez completada la bóveda y retirada la cimbra se solían eliminar con pico o
escoplo hasta la rasante o plomada de la propia rosca donde estaba la pieza. Si
se adoptada la sujeción de la cimbra por mechinales o huecos pues en la
disposición de sillares al levantamiento de la obra, se dejaba un hueco limpio
y rectangular donde se acoplaban los maderos del tirante de la cimbra. En este
caso se puede apreciar que se ha horadado el paño de sillería creando huecos
que previamente no existían y que afectan a varios sillares de un modo
irregular lo que nos hace pensar en que hubo que reparar la bóveda en algún
momento muy posterior a su construcción original.
Siguiendo con la fábrica, se
observa excelente regularidad y disposición en los dovelajes de todas las bóvedas,
con piezas largas, con ligera cuña, bien contrapeadas a soga y tizón colocadas casi
a hueso, sin apenas morteros que fijen o aglutinen estas dovelas. Prácticamente
con 4 dovelas con tizón de 70 centímetros se cubre la profundidad de cada
bóveda en un trabajo que requiere un buen estudio de estereotomía. También en
las bóvedas contiguas a la central el método es parecido para las hiladas
inferiores que se completan con 4 piezas. No obstante y en altura se aprecia
que las bóvedas se completan con 5 piezas, muy semejantes en calidad de talla y
disposición. En cuando al aparejo exterior también caben diferentes
consideraciones. En las zonas bajas de pilas todavía subsisten grandes piezas
con forma trapezoidal que se adaptan bien a la curvatura de boquillas pero en
general predomina la sillería poco canteada, algo de sillarejo y grandes
mampuestos aunque desbastados en formas más o menos regulares con cara vista
poco picada y aglutinados con diferentes morteros. Entiendo que a lo largo de
su vida útil se han reconstruido estos paños en varias ocasiones y siempre por
el desprendimiento de estos chapados, quizás debido a presiones de los rellenos
por colmatación o absorción de aguas. Esta traza para parte de pilas y tímpanos
también guarda consonancia o estilo con los alargamientos hacia cabeceras y la
incorporación de los arquillos adintelados que por cierto, recuerdan a la más
antigua tradición pontonera de cubrir los intradós por medio de unas lajas de
piedra, obviamente en vanos con luces muy pequeñas.
Respecto a las defensas
también se ofrecen dudas. En aguas arriba la tradición de ubicar tajamares en
cuña es muy antigua pero que se cubran con tejadillos a base de hiladas de
piedra dando forma piramidal no es tan corriente. Pienso que son aportaciones posteriores
a su obra original, quizás unos barrocos, los que presentan mejor sillería y los
de la cabecera derecha, donde se añaden las lajas de piedra como tejadillos
quizás clasicistas. En aguas abajo estos dos contrafuertes se construyen con
grandes sillares poco canteados y mampostería al estilo o factura de los muros
de acompañamiento que, como decía, obedecen a reparos o modificaciones
clasicistas para obras de ámbito rural o incluso apaños posteriores que pueden
llegar hasta el siglo XX.
En cubierta a dos aguas
destaca un nivel exterior a base de losas, algunas de ellas recuperadas en la
nueva actuación y probablemente rellenos de arenas y piedra machacada. Los
pretiles antiguos quizás se componían de una sola hilada de piedra con baja
altura y probablemente, en su zona central se elevaban con otra hilada para
resaltar la impronta de la obra. Recientemente se han completado con piedra de
granito a una altura regular cercana a 1,20 metros. Quizás, lo más significativo
y que se puede haber descubierto en la reciente actuación es el sistema de
guardarruedas, poco habitual, a base de baquetones longitudinales de sección
cuadrada aunque muy erosionados, anejos a los pretiles y que evitaban que las
ruedas de los carros -o sus ejes- impactaran con los propios pretiles
derrumbándolos.
Entre los años 2010 y 2011
fue restaurado según el plan que diseñó la CAM para puentes con una antigüedad
superior a 100 años que afecta, según creo, a 109 obras pontoneras. Este ambicioso
proyecto lo desarrolló la Dirección General de Patrimonio Histórico y se
utilizaron también fondos provenientes del 1% cultural que otorga el Ministerio
de Fomento. Se actuó sobre el recalce de alguna bóveda, incorporación de ripio
y mortero en gran parte de la estructura, incorporación de elementos faltantes,
especialmente en pretiles, cabeceras y algún tajamar, elevación de pretiles en
toda su longitud, enlosado del firme y remates en las entradas de ambas
cabeceras. Entiendo que la limpieza de grafitis y algunas manchas de
eflorescencias o líquenes también fue oportuna pero, en general, la limpieza de
la cara vista de casi toda la sillería debería de haberse evitado pues modifica
la impronta de obra vetusta o centenaria. Leo en alguna crónica que fue
meritorio y significativo el estudio de documentación histórica sobre obras
semejantes, la localización de marcas de cantero que, a mi modo de ver, tampoco
tienen significación de que sea obra romana, los trabajos de reubicación,
restauración y reposición de piezas, incluso la talla de nuevos sillares
aprovechando la materia prima tan cercana.
En un artículo de El País se
informa de que proyecto de restauración es obra de la arquitecta Concha
Alcalde, el estudio histórico se encomendó al arqueólogo Roberto Parra y la
dirección de obra la llevaron a cabo la arquitecta Pilar Muñoz y el arquitecto
técnico Aurelio Pérez Borlan con el asesoramiento técnico de la empresa
Freyssinet en la figura de Rafael Echevarría como coordinador. También formó
parte del equipo como especialista en restauración Elsa María Soria y un grupo
de expertos en cantería tradicional. Su presupuesto ascendió a 180.000.- euros.
En mi visita compruebo que su
estado es excepcional aunque ya se puede apreciar el crecimiento de la vegetación
en su entorno que dificulta la visión o el fotografiado de la obra,
especialmente en tomas desde aguas arriba. Existe arbolado de cierta
consistencia junto a algún tajamar que se debería de eliminar. Ha sido un
acierto conjugar la obra civil con el amplio espacio de recreo y merendero para
la ciudadanía. Se han suavizado los caminos de tierra adyacentes, existe un
buen aparcamiento suficientemente lejano que no interfiere en la panorámica del
puente y observo que es un paraje atractivo en un entorno natural interesante
aunque creo que la presión de las gentes que acuden aquí es fuerte y se generan
residuos sólidos que algunos desaprensivos abandonan en el lugar. Me he
encontrado latas de cerveza vacías en los huecos de los mechinales. Supongo que
de cara al verano existirá mayor vigilancia y atención a la limpieza del
entorno.
Existe un pequeño panel
informativo sobre la obra con algunas fotos de su restauración pero se
encuentra alejado de las cabeceras del puente. Nuestro puente se encuentra
aproximadamente a 3 kilómetros de la carretera M-537 en Valdemaqueda. Existe
una señalización hacia el puente (las de fondo rosa) en la propia calzada que
advierte al turista sobre un monumento pero a lo largo de la bajada por
urbanizaciones y caminos de tierra se deberían clavar otros postes de
dirección. De hecho, en el propio aparcamiento no tenemos constancia de que
allí cerca se encuentra este precioso monumento de obra civil de origen
medieval.
Para saber más. Se puede consultar el librito titulado "Puentes histórico de la
Comunidad de Madrid", obra anónima editada por la Dirección General de
Turismo de la CAM en el año 2007. Aunque no se ha trabajado este puente sí
aporta un par de fotos del mismo y se teoriza sobre este tipo de estructuras
románicas en el libro titulado "Historia del puente en España. Puentes
Romanos", obra de Carlos Fernández Casado editada por el CSIC en el año
2008. También se puede consultar el trabajo de Manuel Durán Fuentes titulado
"La construcción de puentes romanos en Hispania", editado en 2005 por
la Xunta de Galicia y donde se nos ilustra sobre la técnica y características
de los genuinos puentes romanos. En el periódico El País se publicó con fecha
08.08.2013 un buen artículo con motivo
de su rehabilitación que firma Rafael Fraguas. En la Wikipedia tiene voz propia
con información de la obra y fotos. También la tiene para Valdemaqueda. Entre
los blogs y webs que tratan este puente o ponen fotos destaca senderismomadrid,
rutasconhistoria, arteguias, wikiloc, viajarcuesteloquecueste o fotonazos, éste
último con buenas fotografías anteriores a su rehabilitación. De cualquier modo
y a mi entender, no existen fotos verdaderamente antiguas, con cien años por
ejemplo, que nos permitan ver el estado de esta obra civil con cierta
perspectiva temporal.
Cómo llegar. Hay que salir de Madrid por la A-6 para desviarnos en Las Rozas por la
carretera autonómica M-505 hasta El Escorial donde en una rotonda tomaremos la
carretera M-512 hasta coronar el Puerto de la Cruz Verde y seguir hacia Robledo
de Chavela por la carretera M-512. En Robledo continuaremos por la vía local
M-537 hasta el pueblo de Valdemaqueda. Pasado el PK 6 y a la salida de este
pueblo tomaremos a la izquierda la Avenida del Puente Romano (existe un cartel
rosa de indicación) que a través de varias urbanizaciones nos saca a una vía de
tierra que circula junto al Arroyo de las Chorreras y que aboca a un
aparcamiento de vehículos junto al puente. Para periplos desde el S o SW se
puede coger la carretera nacional N-403 (Toledo-Adanero) hasta el PK 83 donde
nos desviaremos por la comarcal AV-502 dirección Cebreros que discurre entre el
límite de Madrid-Ávila junto al Arroyo de Tórtolas. Tras cruzar Cebreros y Hoyo
de Pinares tomaremos hacia el E la carretera local AV-561 que se convierte en
M-537 al entrar en territorio madrileño y por ahí seguiremos hasta llegar a
Valdemaqueda y su puente. Una buena carretera por el S es la M-501
(Madrid-Brunete-Navas del Rey) que podemos seguir hasta el PK 44 donde
tomaremos el desvío hacia Robledo de Chavela por la carretera provincial M-512
hasta destino como ya hemos indicado anteriormente.
TOMAS DEL PUENTE ANTERIORES A LA REFORMA DEL AÑO 2011
Vieja fotografía del puente sin datar pero que podríamos adjudicar a los años 60 del siglo XX. Se exhibe en el blog pescadebuenrollo.
Dos fotografías del puente en aguas abajo probablemente realizadas en los años 80 del siglo XX y que se exponen en el libro "Historia del puente en España. Puentes romanos".
Fotografía probablemente realizada en el año 2006 para el libro "Puentes históricos de la Comunidad de Madrid".
Tres excelentes tomas del puente realizadas con fecha 07.03.2008 por Esetena para la Wikipedia.
Fotografía del puente realizada en el año 2009 y que expuso el diario El País en su edición de fecha 08.08.2013 para un artículo sobre su rehabilitación.
Tres buenas tomas realizadas con fecha 01.11.2010 poco antes de su reforma que exhibe el blog Fotonazos.
Toma de fecha 04.07.2011 realizada por hikingiberia quizás cuando ya se estaban haciendo los reparos de este puente.
Tomas de diferentes aspectos de la intervención para su rehabilitación a lo largo del año 2011. Fotos que se exponen en el panel informativo junto al puente.
TOMAS DEL PUENTE DESDE AGUAS ARRIBA
Vieja fotografía del puente sin datar pero que podríamos adjudicar a los años 60 del siglo XX. Se exhibe en el blog pescadebuenrollo.
Dos fotografías del puente en aguas abajo probablemente realizadas en los años 80 del siglo XX y que se exponen en el libro "Historia del puente en España. Puentes romanos".
Fotografía probablemente realizada en el año 2006 para el libro "Puentes históricos de la Comunidad de Madrid".
Tres excelentes tomas del puente realizadas con fecha 07.03.2008 por Esetena para la Wikipedia.
Fotografía del puente realizada en el año 2009 y que expuso el diario El País en su edición de fecha 08.08.2013 para un artículo sobre su rehabilitación.
Tres buenas tomas realizadas con fecha 01.11.2010 poco antes de su reforma que exhibe el blog Fotonazos.
Toma de fecha 04.07.2011 realizada por hikingiberia quizás cuando ya se estaban haciendo los reparos de este puente.
Tomas de diferentes aspectos de la intervención para su rehabilitación a lo largo del año 2011. Fotos que se exponen en el panel informativo junto al puente.
TOMAS DEL PUENTE DESDE AGUAS ARRIBA
Imágenes del puente en aguas arriba de antes y después de su restauración en el año 2011
TOMAS DEL PUENTE DESDE AGUAS ABAJO
TOMAS DEL TABLERO DEL PUENTE Y EL CAUCE
Tanda de fotos de fecha 16.06.2020
RELIQUIAS DE LA CAMINERÍA ANTIGUA
En el casco urbano de Valdemaqueda todavía subsiste el mojón del Plan Peña correspondiente a la carretera local, actual M-537 PK 6. También dispone el pueblo en su entrada por el W del cartel con el nombre del pueblo en azulejería azul de buena factura.
Hacia el PK 8 de esta carretera junto al puentezuco del Arroyo de la Hoz se puede admirar este viejo hito de término entre las provincias de Madrid y Ávila, probablemente de finales del siglo XIX.
Siguiendo esta ruta y derivando hacia el camino vecinal de Las Navas del Marqués nos encontramos con este hito kilométrico con el guarismo 6 que supongo pertenecería a una carretera de tercer orden en el siglo XIX cuando todavía no existían las matriculas de calzadas.
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