Río Gandarilla y Arroyo Bajo Socobio
SAN VICENTE DE LA BARQUERA. Cantabria
N-634 PK 269
Desde tiempo inmemorial
debió de existir en este punto de la ría un paso pontonero que servía a las comunicaciones
E/W entre territorio vasco y asturiano que obviamente transitaba por Cantabria
y permitía el acceso a las famosas villas marineras. Cabe suponer que el puente
sería de madera o mixto, quizás con pilares de piedra y tablero de cualquier
tipo de maderamen. Ya en el siglo XVIII cuando se estudia este paso parece ser
que se habla de un viejo puente muy deteriorado que tenía tableros de madera y
que era necesario sustituir por otro más firme y moderno. Eran tiempos del
reinado de Carlos III cuando se potencian las obras públicas, ya fueren
caminos, puentes o puertos marítimos. A tenor de las peticiones de la villa el
Consejo Real encomienda al Comisario de Marina Jacinto Navarrete una visita al
lugar para que haga el informe oportuno sobre la conveniencia de esta obra
civil. Parece ser que la opinión de Navarrete es favorable y se encarga un
primer proyecto al arquitecto Francisco de Guardo. Teniendo en cuenta que por
aquellas fechas era Comisario de Guerra e Inspector de Caminos y Obras Públicas
el maestro cantero trasmerano Marcos de Vierna con poder de decisión o
modificación de todo tipo de proyectos, éste puede que decidiera enviar en
1772 al arquitecto e ingeniero Fray
Antonio de San José Pontones para que inspeccione la zona y emita los informes
correspondientes en lo concerniente a la viabilidad de estas nuevas obras
civiles que se correspondían con nuestro puente sobre la Ría del Peral como aún
la llaman muchos lugareños, el puente de Pesués sobre el río Nansa y otro más
sobre el río Deva. Tanto la municipalidad así como el propio Padre Pontones
-como se le conoce popularmente- deciden ubicarlo junto a la ermita de San
Vicente Mártir, a la entrada de la villa por el W y por donde el cauce y ría
parecía más angosto. Pontones hace traza del puente siguiendo sus propios
diseños, habituales y generalizados en multitud de obras por todo el país y
para este caso proyecta un puente largo con 9 vanos de tipología escarzana
-algunos técnicos los consideran carpaneles-, con tajamares-espolones de sección
ahusada que no sobrepasarían los arranques de los arcos y un tablero
convencional que tendría unos 6 metros de anchura. Mis dudas al respecto se
corresponden con la tipología de estos refuerzos sobre pilas que, por aquellos
años, ya se prescindía de tajamares-espolones de sección en cuña y nunca
llegaban hasta la rasante del tablero por lo que según mi modesta teoría del
puente, puede que se hubiera realizado una actuación posterior en los refuerzos
de las pilas, construyendo sobre las anteriores o envolviéndolas, los
paramentos en cuña que llegaban hasta la rasante del tablero, consiguiendo -si
no un ensanche- una más fluida circulación por el puente al crear refugios o
descansaderos para viandantes con cargas que podrían apartarse en estas zonas
ante el paso rápido de carros, carretas o rebaños de ganado en tránsito. Como
digo, para tratarse de un diseño clasicista en el que predominan los arcos muy
abiertos o incluso carpaneles de bastante luz, resulta anacrónico el recurso de
los tajamares angulares y que alcancen la altura de rasante.
Lo cierto es que las
obras del puente de nueva planta o el proyecto continuaron y se decidió que la financiación
de la obra se haría por medio de repartimiento entre los pueblos del entorno,
especialmente la mancomunidad de aldeas y villas que componían el Bastón de
Laredo. Como figura recaudatoria se eligió un impuesto sobre el tránsito y
comercio del vino, probablemente una sisa por arroba comercializada. La lentitud
en estas recaudaciones ocasionó demoras en los inicios de la obra nueva pese a
los intentos del influyente Vierna con sus informes favorables para que se
ejecutase. Será ya en el año 1799 durante el reinado de Carlos IV cuando se
terminan las obras de este nuevo puente que tuvo un coste de 564.000.- reales
de vellón y bajo la dirección de obra del arquitecto Cosme Antonio de
Bustamante. Con aquella configuración de obra clasicista, limpia y bella
permaneció hasta mediados los años 50 del siglo XX en que se decide modificarlo
drásticamente tanto con ensanche del tablero así como alargando los muros y
bóvedas de un modo un tanto complicado o extraño que ha desfigurado
completamente la obra original que ya entonces, debería de haberse declarado
monumento de interés histórico y sujeta a rigurosas actuaciones en orden a
mantener su impronta original. No fue así y no sólo se procedió a su ensanche
de paramentos sino que también se eliminaron las dos primeras bóvedas (Visión
desde aguas arriba y margen izquierdo).
Señalar que, al igual que ocurrió con el Puente de la Maza de esta localidad, así como con el cercano de Pesués, sufrió daños aunque aparentemente de menor consideración durante la Guerra Civil, en el año 1937, con voladuras parciales por parte del ejército republicano en retirada. Estos puentes fueron reparados entre los años 1939/1940 por los equipos de la Comandancia de Ingenieros del Norte bajo la dirección del ingeniero militarizado Joaquín Oquiñena que para el caso que nos ocupa, procedió a sus reparos manteniendo la impronta histórica de esta obra civil.
Respecto al nombre del
puente así como a la toponimia de los brazos y caudales sobre los que se eleva
conviene citar los más frecuentes: Lo común es que sea el Puente Nuevo ya que
la villa disponía de otro puente viejo, el conocido como Puente de la Maza.
También se refieren a él otros estudiosos y cronistas como Puente del Peral, como
Puente de Tras San Vicente o como Puente de la Barquera. Respecto al cauce o
cauces que aportan más agua hacia la ría son el río Gandarilla y el Arroyo Bajo
Socobio y que en los momentos de pleamar conforman uno de los dos brazos con
los que también se denomina al cauce bajo el puente, esto es, Brazo Mayor de la
Ría del Peral.
Características
actuales de la obra.
La longitud total del puente incluyendo estribos y muro de acompañamiento en
cabecera izquierda es de 152 metros, aproximadamente, longitud semejante a la
que tuvo la obra originariamente. La longitud en vuelo sobre cauce regular es
de 107 metros. La anchura del tablero es de 12 metros; en su proyecto primitivo
era de 6 metros y se ha modificado por corrimiento de bóvedas aunque exentas y tajamares-espolones
sobre los que apoya un tablero de hormigón armado hasta los citados 12 metros,
lo que permite una circulación cruzada más aceras en ambos lados. En la
actualidad dispone de 7 vanos de geometría muy abierta, escarzana o bien
carpaneles con luces de 15+15,80+13+16+17+17+14 metros, aproximadamente, lo que
denota cierta armonía y buen ritmo en la configuración u observación de la
obra. Como se observa en viejas fotografías, hasta mediada la década de los
años 50 del siglo XX, nuestro puente tenía 9 vanos pero tras la restauración y
modificación propuesta se decidió ocluir los dos primeros por la margen izquierda,
probablemente para aumentar el muro de acompañamiento por esa cabecera,
mejorando la curva de entrada en la carretera nacional al tiempo que se ganaba
espacio para la expansión de edificios de pesquería como la lonja, naves y
plataformas de trabajo en lado aguas abajo, siguiendo la orografía de ese
puntal o barra de la ría. De aquella fábrica original quedan algunos paños
junto al estribo izquierdo en aguas arriba a base de buena sillería, regular en
volumen y bien asentada con piedra gris que pudiera ser caliza.
La reforma o
modificación drástica del viejo puente ha originado que apenas podamos
vislumbrar retazos de su proyecto primitivo. Es más, da la sensación de que se
ha convertido en una obra de “cartón piedra” como se suele decir. Para poder observar
las bóvedas originales deberemos de transitar bajo los ojos de las mismas y
comprobar que han quedado comprimidas por los alargamientos en ambos lados. La
pericia y excelente arte de montea del Padre Pontones en la mayoría de sus
propuestas, especialmente en las boquillas o roscas externas de sus arcos, han
quedado tapadas por los recrecidos. Normalmente y como se puede apreciar en
algunos de los proyectos de Pontones -véanse las arcadas para la biblioteca de
El Escorial-, el cuidado tratamiento a la piedra, sillería y dovelaje así como
a la estudiada estereotomía que empleaba, aquí queda oculta salvo en los roscas
interiores de estos arcos donde todavía se puede observar la buena curvatura,
su buena disposición de las roscas, bien trabadas y la talla muy regular de la
cara vista del dovelaje, al parecer, con piedra caliza muy porosa, quizás con
pumita, que todavía mantiene un tono nítido y limpio, imagino que tras alguna
limpieza relativamente reciente en la que se ha añadido mortero que nos impide ver
la buena disposición o colocación de las piezas, probablemente en seco y
siguiendo una directriz en curva abierta o incluso cerrándose en salmeres para
conseguir la tipología carpanel en estos arcos. También subsisten como
originales y en algunas pilas, los canes (piedras sobresalientes) donde
apoyaban las cimbras de madera.
Bien es cierto que la
controvertida intervención contemporánea -al parecer- debió de ser dificultosa
pues adivino -es un suponer- que se proyectó considerando que en tiempos
futuros (el futuro ya está aquí) se podría revertir la obra a su estado
original. En general, los recrecidos por flancos son irreversibles y tenemos
muchos ejemplos en nuestra geografía pontonera pero sin embargo, en este caso,
parece que ha habido cierta intencionalidad en mantener cierta separación -al
menos en los frentes- entre la estructura original y la impostada por lo que
eliminándose la nueva, aparecería la fábrica antigua ya fuere en paramentos,
tímpanos y bóvedas, especialmente sus boquillas. Esto también parece extensible
a los refuerzos de pilas que, como se observa en alguna fotografía, son
tajamares y espolones a dos caras en forma de cuña que, apoyando sobre las
basas de sillería original, se levantan, diría que en hueco, a base de ladrillo
placado con cutres losetas muy finas aparentemente de piedra arenisca y que por
su mala factura parece que se están rehabilitando en estos momentos. El
ensanche de los años 50 se hace con una losa de hormigón armado siguiendo una
línea longitudinal como se aprecia por las marcas del encofrado y dando vuelo
en ambos cantos para formar los andenes o aceras peatonales. Otra cosa es
pensar en la recuperación de los dos arcos completamente tapados pero que
seguramente permanecen en semi-ruina o directamente se eliminaron para
conformar un terraplén sólido de hormigón bajo la cabecera izquierda, pero como
digo y pese al pegote que representa la solución adoptada en su día para el
ensanche, la restitución de la obra a su proyecto original clasicista parece
factible en cualquier momento. No obstante y dado que ahora mismo se están
realizando obras de consolidación, incluyendo hormigones en lo que eran
pretiles de cabecera izquierda y renovando el placado, imagino que no se está
pensando en la restitución del puente a su modelo primitivo, acondicionándolo
como simple pasarela de peatones y construyendo un nuevo puente en aguas arriba
que se adapte a la trayectoria de la vieja N-634 eliminando incluso la
acentuada curva de entrada en cabecera que aún tiene. Otra posibilidad y como
mal menor pero factible es la de eliminar todos los postizos, recuperar la
estructura antigua de bóvedas, tímpanos, pilas y otros paramentos y en extradós
incorporar las nuevas técnicas de ingeniería que refuercen la estructura y
disponer un nuevo tablero ancho con losas transversales y amplio vuelo pero más
liviano que se adapte a la anchura del actual, incluso incorporando aspectos retros
como podían ser nuevos pretiles de piedra, firmes de calidad e iluminación
acorde con los tiempos clasicistas o que al menos, se mimeticen bien en la obra
civil recuperada.
Respecto a la cubierta
pues nada que mencionar ya que tras la transformación del puente pues parece
que circulamos por una obra pontonera moderna que no denota antigüedad alguna.
Como decía, ancha plataforma que permite la circulación cruzada, altos
bordillos de protección y buenas aceras aunque algo cutres para el tránsito de
paseantes. Permanecen los pretiles en cuña -alguno de planta pentagonal- que
sirven de miradores y poco más: firme en aceras muy sencillos con losetas de
cemento y barandillas de acero de cierto mérito. Dispone de iluminación a base de fustes fernandinos de
imitación aunque se han sustituido las farolas o difusores de luz por otros más
modernas y eficientes.
El estado técnico de la
obra será óptimo aunque el mantenimiento en paramentos, bóvedas, tajamares e
incluso plataforma es mejorable: existen manchas, eflorescencias y hasta
grafitis en muchos lienzos de la obra; se han caído o faltan plaquetas en
variadas zonas; los cantos del tablero están sucios y deteriorados; siguen
visualizándose multitud de canalizaciones y cableado; se han ocupado los vanos
de la cabecera izquierda con embarcaciones e incluso material de deshecho y
basura; el acceso al cauce es poco menos que imposible ya que la cancela de la
cabecera derecha está cerrada con cadenas y en la contraria se podría bajar con
cierto riesgo ya que falta una escalinata segura que permita al curioso bajar
hasta esa orilla con comodidad. Pese a tratarse de una obra histórica que
podría llegar a ser monumento de obra civil, carece se señalización de tráfico
advirtiendo sobre un puente de interés y tampoco existe un panel a pie de obra
que nos ilustre sobre su historia y vicisitudes.
Para saber más. Como estoy de viaje no
tengo acceso a bibliografía que trate la obra civil pero en cuanto pueda la
incorporo al artículo. Entre lo que he cazado en internet parece de interés la
información que ofrece un artículo en El Diario Montañés de fecha 06-08-2017.
Añado algunos enlaces a diferentes sites que o bien aportan fotos del puente o
añaden algo de historia y entre las que cito playacostacan, hoteles-net,
clubrural y diarioviajero, entre otras más que se pueden localizar fácilmente
en cualquier buscador.
Se sigue cierto orden cronológico en la exposición gráfica.
Fotografía del puente cuyo autor era Poli y que divulgó el periódico ABC en su edición de fecha 31.12.1930.
Interesante fotografía aunque reproducida digitalmente con mala calidad que nos muestra el puente en aguas arriba desde un punto elevado y en pleamar. Lleva escrita la leyenda "S. Vte. de la Barquera. Entre dos mares. C. Riancho" y al dorso se fecha en el año 1952. Se exhibe en la web Tesorosdeayer.com. Todavía se puede apreciar el puente largo de los 9 vanos.
Interesante toma con visión de los dos puentes, probablemente realizada hacia el año 2014 y que se empleó en un amplio estudio urbanístico promovido por Patrimonio COACAN cuyo ponente fue Roberto J. Zaratain Martín.
Última toma contemporánea con visión del puente desde aguas arriba junto a un edificio. Lleva fecha julio de 2020 y su autor es PDSI-SDI que la exhibe en Google Map.
Tanda de fotografías de fecha 10.06.2022 en secuencia consecutiva desde aguas arriba del puente, aguas abajo, tablero y entorno.
En la plataforma del estribo izquierdo se ha aprovechado para hacer un pequeño jardín con varios arbustos ornamentales. En este caso se trata de la Lechera del Cabo o Polígala (Polygala myrtifolia L. Polygalaceae).
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