Río del Escudo
SAN VICENTE DE LA BARQUERA. Cantabria
N-634 PK 268
Se trata de una obra rotunda, muy larga y de gran
eficiencia histórica en las comunicaciones de Cantabria hacia sus villas
marineras y otros destinos E/W del norte de España, independientemente de que
hasta no hace muchos años, fuera un punto negro de atascos y tránsito lento en
los movimientos diarios de vehículos, situación que cambió al habilitarse el
sector de la autovía A-8 y quedar reducida la vialidad del puente a movimientos
locales. Hay autores que lo citan como el puente más largo peninsular y tiene
cierta lógica porque debe salvar un cauce amplio, el que generan las aguas de
varios ríos y arroyos y las entradas continuas de las aguas marítimas propias
de cualquier ría, en este caso, profundas y altas, por lo que se debió de
diseñar un puente muy largo. Se sabe que con anterioridad a su levantamiento,
incluso en tiempos posteriores por derribos o reparos de la obra, funcionaban
varias barcas o puentes-barca que hacían los servicios de movimiento de
personas y mercancías desde o hacia San Vicente. En esta situación de puentes
que se elevan sobre rías y deltas se encuentran otros ejemplos en nuestro país
con longitudes que pueden ser semejantes al del caso de esta villa como es el
de Ribadesella aunque de menor longitud y los puentes-viaductos contemporáneos
que incluso sobrepasan el kilómetro de longitud como los ubicados entre Cádiz y
la Isla de San Felipe, el de Rande sobre la ría de Vigo o el de la Ría de
Arosa, por poner unos mínimos ejemplos. Ni siquiera, desembocaduras de ríos
caudalosos como el Duero o el Ebro han precisado de puentes tan largos como
éste, quizás salvo el Pont do Freixo en las afueras de Oporto, obra muy
contemporánea que puede llegar a los 785 metros pero cubriendo amplias áreas de
tierra firme ya que la anchura del caudal del Duero sensu stricto en ese
punto es de 431 metros, inferior todavía a la fábrica en piedra que supone
nuestro actual puente de San Vicente de la Barquera. La singularidad o
exclusividad de nuestro puente como obra antigua es que siempre se ha
considerado económicamente gravoso levantar un puente sobre una ría o delta,
puntos en general de poca demografía o importancia económica y que por estar
tan cercanos a los movimientos de mareas y encharcamientos no solían ser zonas
por donde se proyectaran las vías principales de comunicación históricas. Éste
es un caso, como decía, singular, que siempre -desde tiempos antiguos- se encontraba
en el periplo viajero E/W de la costa cantábrica y que para sustituir las
barcas, en algún momento del siglo XV, se decidió lanzar un puente firme que
salvara esta amplia ría. Digo siglo XV aunque la obra en piedra pudiera ser
posterior que sustituiría a algún paso de madera por sectores que apoyarían en
arenales, dunas o bajíos en diferentes puntos del cauce o brazo de esta ría. El
Itinerario Descriptivo Militar en cartografía del año 1865 apunta a vados
naturales aproximadamente entre 1-1,50 kilómetros aguas arriba del puente.
Como estoy en plan viajero y fuera del alcance de
mi biblioteca de consulta pues recurro a lo que me ofrecen diferentes sites
de internet sobre el tema, que no es mucho precisamente. El blog de Puentemanía
-bastante fiable aunque con mínimos datos históricos- nos cuenta: […] Puente
construido entre el siglos XV y XVI, finalizado en torno a 1537, posee 28
tramos con arcos de medio punto y tajamares redondeados; su construcción supuso
un cambio radical en las comunicaciones de toda la comarca, y posteriormente,
en la morfología urbana de San Vicente. Cita como referencias y créditos: Plan
especial de la red de sendas y caminos del litoral, Gobierno de Cantabria,
Santander, 2010. Diago Hernando, Máximo; Ladero Quesada, Miguel Ángel, «Caminos
y ciudades en España de la Edad Media al siglo XVIII», En la España
Medieval, 2010, vol. 33, pp. 347-382 […] Por su parte, el blog de
“redderutascarlosV” nos cuenta: […] El Puente de la Maza es el más
famoso de San Vicente de la Barquera. Consta que fue construido entre los
siglos XV y XVI por orden de los Reyes Católicos y tiene una longitud de 500
metros que es sustentada por 28 arcos de medio punto, aunque llegó a tener un
total de 32. Como curiosidad, en su lugar existía anteriormente otro puente, en
este caso de madera, que databa del siglo VI d.c. Su construcción supuso un
cambio radical para las comunicaciones de toda la comarca, además de alterar
para siempre la morfología urbana de San Vicente de la Barquera […]. Y
también nos dice que se le llama “Puente de los deseos” por no sé qué historias.
El diplomático vaticano Pellegrino Zuyer en informe del año 1660 dirigido al
Papa nos dice al respecto: […] San Vicente de la Barquera es una
villa muy aparente, sobre todo desde lejos, por estar situada casi toda ella en
alto. Se entra sobre un bello y largo puente de treinta y dos arcos, todos de
piedra, que proporcionan una vista muy hermosa del brazo de mar que se
atraviesa sobre dicho puente. Todavía hay otro puente a la otra parte de la
villa …/… En este puerto pueden entrar
barcos muy grandes… Y aunque tiene apariencia de haber sido más grande en el
pasado, de todos modos no tiene más que 300 fuegos en total, buena parte de
gente civil y dos caballeros de hábito …/… Lo restante del lugar es muy pobre
y, aparte de los sábados, en que hay mercado y concurre la gente de la Montaña,
muchas veces no se encuentra carne ni pescado […] . Xurde Morán, que
administra su propio blog, en su visita a esta población nos facilita algunos
datos históricos de la villa y algo del puente aunque poco y contradictorio: […]
Baja el camino que viene de La Revilla por El Cotero en dirección a la Ría
de San Vicente viendo ya soberbiamente la villa de San Vicente de la Barquera,
hito fundamental de la historia del camino y de Cantabria, centro de un
territorio poblado desde el paleolítico y en el que asentaron sus poblado los
cántabros orgenomescos. Más tarde los romanos fundaron un enclave en Portus
Vereasueca, el actual San Vicente de la Barquera, hacia donde nos dirigimos …/…
Más tarde, caído el imperio romano, se hace un puente de madera para salvar
este ancho brazo de la ría que, en el siglo XV y por disposición de los Reyes
Católicos sería sustituido por este que vemos hoy en día, el Puente de La Maza,
de 28 ojos, aunque llegó a tener 32, así como más de 500 metros de largo,
siendo considerado durante mucho tiempo como el más largo del reino. Terminó de
construirse en el siglo XVIII reinando Carlos III. Pero el grandísimo empuje al
lugar viene dado por el monarca Alfonso VIII cuando en 1210 otorgó a San
Vicente de la Barquera el nombramiento de villazgo, libre de las dependencias
señoriales, dándole el mismo fuero que a San Sebastián, siendo territorio realengo
por el que sus habitantes gozaban de bastantes derechos y libertades así como
de libre actividad comercial, no rindiendo tributo más que al rey. Se
completaba con San Vicente los fueros de las Cuatro Villas, tras Castro
Urdiales en 1163, Santander en 1187 y Laredo en 1200 y que abarcaban las
principales poblaciones marítimas del reino castellano…/… Fue San Vicente de la
Barquera parte del Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa del Mar y
capital de la Hermandad de las Cuatro Villas de la Mar, participando sus
diputados en las Juntas del Puente San Miguel y en las Ordenanzas de la
Provincia de Cantabria del año 1779. Se constituiría como ayuntamiento
constitucional en 1822 y será capital de partido judicial en 1835. A partir de
entonces, la naciente industria del turismo aportaría a San Vicente un nuevo
esplendor […]. Lo contradictorio de Morán viene a cuento de que manifiesta
que se construye en el siglo XVI a instancias de los Reyes Católicos pero
parece que se termina en el siglo XVIII con Carlos III. Es un lapso de tiempo
excesivo pero que nos puede servir para algunas hipótesis. Por último, recojo
lo que informa el famoso Diccionario Geográfico-Estadístico de Pascual Madoz,
que si bien es cierto se editó hacia el año 1846 parece plausible que fuera
recogiendo datos desde años antes y son los que figuran en su artículo sobre
san Vicente de la Barquera que dice así: […] El puente es de mampostería
(¡), tiene 32 ojos bañados todos por el mar en las mareas altas o pleamares y
fue construido a fines del siglo XVI a costa de los valles y villas de 30
leguas en contorno excepto los 8 ojos primeros hacia la parte de la villa que
se dice por tradición fueron costeados por el Ayuntamiento. Su extensión es de
1.553 pies de largo por 10 ½ de ancho; dos de sus ojos se hallan amenazados de
ruina y para componerlos y construir una rampa que llegue al sitio de La Cabaña
ha concedió el gobierno un pontazgo que se estableció con fecha 20.11.1844 […].
En definitiva, querer casar las informaciones sobre esta obra civil es difícil e incluso contradictorio. Obviamente, cuando el señor Morán nos dice que se inician las obras a principios del siglo XVI y se acaban en la segunda mitad del siglo XVIII (básicamente el reinado de Carlos III) pues consideramos excesivo el plazo; más bien, parece que nos quiere decir que la estructura se fundó hacia el siglo XVI pero -entre otras- tuvo reparos o rehabilitaciones en tiempos de Carlos III. Entre este rey y su descendiente Isabel II -informes de Madoz- hay aproximadamente 50 años, periodo en el que se producirían nuevas intervenciones en la obra civil, bien por deterioro, abandono o incluso voladuras durante la Guerra de Independencia. No obstante, Madoz dice que el puente todavía conservaba los 32 ojos y aporta datos de su longitud y anchura que podemos utilizar para nuestra teoría del puente. También nos dice que por la ruina de dos de sus arcos y el proyecto de una nueva rampa -probablemente el alargamiento del estribo derecho- parece obvio que nuestro puente se modificó a partir de 1844, fecha que Madoz cita. Si nos fijamos en los datos de longitud que aporta éste, 1553 pies de largo, o aproximadamente 472 metros según el SMD, pues podemos comprobar que su longitud no ha variado ya que los arcos desaparecidos se han transformado en longitud de estribos, posiblemente en ambas cabeceras, evitando las entradas en rampa pronunciada y consiguiendo una horizontalidad del tablero en su conjunto. Sin embargo, la anchura que dice Madoz es de 10 ½ pies, o sea, un equivalente a 3,20 metros, muy diferente al ancho de la actual plataforma. Lo extraño del asunto es que siendo obra aparentemente renacentista pues su ancho debería de ser de 5 metros aproximadamente y si el nuevo proyecto borbónico iniciado por Carlos III hubiera afectado a su ensanche, pues se habría logrado llegar a los 6 e incluso 8 metros entre cantos-pretiles del puente. Como Madoz, con información fiable, nos cuenta que son 10,50 pies deberemos de pensar que lo que ha ocurrido en este puente durante el periodo decimonónico -que puede abarcar hasta finales del siglo XIX- es que se ha ensanchado y ha sido por corrimiento de muros, obra impecable y que no nos permite dilucidar por qué lado se ha efectuado el ensanche aunque intuyo que fue por el lado de aguas abajo pues en lado contrario se observa mayor uniformidad en la fábrica, piezas aparentemente más antiguas, mejor unión entre tajamares y pilas así como en el placado de sombreretes de estos refuerzos. Como no he podido posicionarme bajo bóvedas no pude comprobar los lienzos de ensanche pero me inclino por un alargamiento en lado aguas abajo aunque la obra de desmantelamiento de la fábrica, su enchanche con rellenos de hormigones en masa y nuevo cubrimiento con sillería o aparejo original más lo nuevo que se debió de reponer, incluyendo morteros más modernos, constituyen una cuidada actuación de modificación del puente, circunstancia que se repite en otras obras pontoneras y que normalmente se corresponde con el buen hacer impecable de la ingeniería finisecular que todavía utilizaba la piedra habitualmente en sus proyectos y solía prestar mucha atención a la estereotomía y arte de montea que ponían en práctica los maestros canteros o alarifes de aquellos tiempos. Mi hipótesis conclusiva es así en lo que respecta al aspecto e impronta actual del puente con pequeños matices como son la sustitución de los pretiles de piedra por secciones de barandillas metálicas pero respetando o sustituyendo tramos de piedra, generalmente ubicados en los tajamares-espolones que llegan hasta la rasante. Modificación de calzada, quizás ampliando su ancho, incorporación de nuevas aceras, probablemente más reducidas y con bordillos, iluminación artificial por medio de farolas de imitación isabelinas, nuevos recrecidos de asfaltos y en estribos ciertos retoques en sus trazados de entrada suavizando las posibles curvas del antiguo camino real. En un punto más o menos intermedio del tablero subsiste un hito kilométrico que señala el guarismo 63, distancia en kilómetros desde Santander hasta ese punto; se añade una chapa de bronce con el emblema del CICCP sin fecha. La distancia obedece a que por aquellas fechas esta carretera, quizás de primer orden, era la de Santander-Oviedo; en la actualidad y como nacional N-634 nace en San Sebastián y muere en Santiago de Compostela tras un recorrido de 730 kilómetros.
Señalar que, al igual que ocurrió con el Puente de la Barca o Puente Nuevo de esta localidad, así como con el cercano puente de Pesués, sufrió daños aunque aparentemente de menor consideración durante la Guerra Civil, en el año 1937, con voladuras parciales por parte del ejército republicano en retirada. Estos puentes fueron reparados entre los años 1939/1940 por los equipos de la Comandancia de Ingenieros del Norte bajo la dirección del ingeniero militarizado Joaquín Oquiñena que para el caso que nos ocupa, procedió a sus reparos manteniendo la impronta histórica de esta obra civil.
Características actuales de la obra. Señaladas las longitudes pertinentes de la obra y
sus vanos, añadir que su geometría es en arcos de medio punto -habituales ya en
el Renacimiento- y cuyas luces suelen llegar a los 10 metros en cada vano,
aportando regularidad y belleza a la obra aunque todavía se observa pesadez en
la estructura pues las pilas son todavía conservadoras, con al menos 6 metros
de anchura. También hay ritmo en el posicionamiento de defensas, ya se en
tajamares o espolones que, por secciones, conforman grupos de 4 pilas-defensas,
esto es, dos pilas con tajamares bajos que llegan a riñones de arcos y que se
escoltan por otras dos pilas con tajamares-espolones hasta la rasante del tablero,
creando descansaderos aunque en un sector central del puente hay tres pilas
intermedias, quizás como otra distinción del proyectista para conseguir mayor
equilibrio o armonía en la estructura. El conjunto de estos apoyos intermedios
lo constituyen 27 pilas con sus correspondientes defensas (tajamares-espolones)
de forma semicilíndrica de los cuales 19 llegan hasta los riñones de arcos
cubriéndose con tejadillos semicónicos muy elaborados y otros 8
tajamares-espolones enfrentados que llegan hasta la rasante del tablero -como
ya decía- creando refugios o descansaderos a los transeúntes que cruzaban el
puente ante el peligro de carros-carretas, caballerías o rebaños de ganado que
lo cruzaban con cierta velocidad. La fábrica en su conjunto es espléndida con sillería
de volumetría regular, bien canteada y dispuesta en hiladas horizontales con
poco mortero y bien ensamblada o unida en las zonas difíciles como son las
boquillas de arcos, uniones con pilas-espolones, impostas en relieve y lo mismo
ocurre con los paramentos curvos de estas defensas y en conjunto con sillería
de cara vista ligeramente picada. No observo mampostería o sillarejo como dicen
algunos autores, salvo en apaños o remiendos relativamente recientes o en la
prolongación moderna de ambas cabeceras. En todo caso, comentar que el
deterioro de la piedra vista en su conjunto es muy evidente presentando manchas
de todo tipo, humedades, eflorescencias, moluscos adheridos y bastante flora,
ya sean matas o arbolillos que medran en la estructura, además de los grafitis
habituales. Es imperdonable que todavía subsistan a la vista varias tuberías y maraña de cableado en ambas caras de un puente histórico que representa un icono de esta villa marinera.
Para saber más. No dispongo de textos o trabajos al respeto salvo lo que he
encontrado en internet aunque en párrafos anteriores se citan algunas fuentes.
Entre las diferentes sites se pueden ver o consultar bien porque aportar
información del puente, historia de la villa o simplemente fotos y cito las
siguientes: El blog de Puentemanía, la web de gronze, la web municipal, la de
rutaspain, espaciosturisticos, resderutascarlosV, elfaradio, patrimoniocoaca,
monumentalnet, mibitacoradehistoria y el interesante blog de Xurde Morán. Lo
aportado por Pascual Madoz Ibáñez en su Diccionario
Histórico-Geográfico-Estadístico de España y las posesiones de Ultramar
corresponde a la voz “San Vicente de la Barquera, tomo XVI, página 17. El
tratado semejante al de Madoz, obra de Sebastián de Miñano editado en 1826 no
ofrece datos significativos, indicándonos que la villa tenía dos puentes en uso
y la información del amplio tratado titulado “Guía del viajero por el Antiguo
Reino de Castilla”, obra de Emilio Valverde Álvarez editada en 1886 es igual de
simple, sin hacer referencias a posibles modificaciones de este puente que bien
pudieran ya estar realizándose. Respecto al “Itinerario Descriptivo Militar”
del año 1865 para la Capitanía de Burgos, página 295, se señala el puente como
franco aunque quizás por error, se dice que tiene 34 vanos.
Fotografía del año 1937 donde se muestran los daños en el puente durante la Guerra Civil y su reconstrucción hacia el año 1940. Imágenes que se muestran en la tesis doctoral de Vanesa M. García-Lozano titulada "La ingeniería de caminos durante la Guerra Civil. Destrucción y reconstrucción de puentes", presentada en el año 2015 en la Universidade da A Coruña bajo la dirección de Leonardo Fernández Troyano.
Tanda de fotos de fecha 10.06.2022 en secuencia consecutiva desde aguas arriba del puente, aguas abajo, tablero y entorno del lugar.
Una mata de Llantén mediano o Alpiste borde (Plantago media L. Plantaginaceae) creciendo junto al pretil bajo del estribo derecho. Abajo la misma lagartija.
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