VILLALCÁZAR DE SIRGA. Palencia
P-981 PK 11,300
Entre los diferentes ejemplos en la pontonería
palentina y siempre refiriéndonos al período decimonónico o finisecular destaca
esta tipología de puentes, una especie de transición entre los modelos
genuinamente de piedra y los de hormigón en masa o quizás ya armados. Era una
cuestión económica ciertamente como ya lo advertía en algunos de sus escritos
el ingeniero José Eugenio Ribera Dutaste pues debido al encarecimiento de la
piedra y los elevados presupuestos que presentaba el gremio de canteros
influían en la obra pública que por todos los medios intentaba desde la
Administración reducir drásticamente el gasto público en aquellos tiempos en
los que el desarrollo carreteril cobró cierto auge. Con este fin, se intenta
reducir en los puentes el uso de la piedra de sillería, incorporándose más
ampliamente la mampostería y muy especialmente el ladrillo que era más propio
de la albañilería que de los maestros de obra en cantería. Este tipo de
estructuras mixtas aunque catalogadas dentro de la pontonería de fábrica no
tuvo mucho recorrido ya que pronto, se impondrá la obra plena en hormigón -caso
del puente de Bahillo que pondré a continuación- aunque se sigue haciendo una
traza de la estructura prácticamente idéntica a la de obra en sillería en
cuanto a geometría de arcos, tipo de pilas y semipilas de estribos, tableros
con fuertes pretiles, aletas o incluso anchura de calzada, generalmente de 6
metros para carreteras de segundo y tercer orden y características de pretiles.
No cabe duda de que la cierta monotonía por el
tipo de piedra empleada y sus tonos regulares se rompe al incorporar el fuerte
colorido del ladrillo que imprime mayor alegría a la estructura, abarata sus
costes y también aligera el peso de las bóvedas y muros. Lo llamativo de estos
puentes y éste es un bello ejemplo radica en que sigue existiendo una
intencionalidad decorativa aunque sea una obra civil rural, fuera del ámbito
urbano. El tratamiento canteríl ya sea en estribos, pilas, semipilas, boquillas
de bóvedas y hasta pretiles es cuidadoso y de gran profesionalidad y belleza.
Incluso en las zonas donde se emplea sillería más grosera, sin escuadrar y con
variado volumen, se enriquece a base de aristones bien trabajados y de perfecta
ejecución que acotan esos paños interiores. Los zócalos de las pilas, la
curvatura en los cantos de estas, sus molduras superiores, las caras exteriores
o vistas de estribos, las impostas, los pretiles y sus abocinamientos en ambas
cabeceras son recursos que, como decía, embellecen la estructura pese a la
modesta incorporación del ladrillo que también tiene su interés.
Características actuales de la obra. Nuestro puente tiene una longitud aproximada de
34 metros incluyendo las secciones de estribos, prácticamente empotrados en los
aterramientos anejos. La anchura total es de 6 metros, semejante a la
profundidad de bóvedas. Dispone de 3 vanos de geometría abierta o escarzanos de
aproximadamente 1/8 de círculo con luces semejantes de 8 metros cada uno.
Dispone de dos fuertes pilas intermedias del tipo tabique con cantos
redondeados que hacen las veces de tajamares/espolones y que se rematan con
tejadillos semicónicos todo ellos de buena piedra de caliza de tonos muy
blancos. Estas pilas, así como las semipilas de estribos se enriquecen
decorativamente con sendos zócalos sobresalientes que protegen los bajos así
como listeles en relieve en las cabezas o fustes. La factura en piedra se
completa con los lienzos de estribos y las propias boquillas de las bóvedas,
con un dovelaje de excelente calidad y disposición. El ladrillo se utiliza como
aparejo en las zonas de tímpanos y el intradós de bóvedas en una disposición
muy cuidada y dispuesta a tizón en piezas macizas con un llagado de mortero muy
regular y medido. El tiempo o el deficiente mantenimiento así como el
vandalismo han deteriorado ostensiblemente la fábrica de ladrillo que sin
embargo y en zonas donde la rotura o desprendimiento de la mitad del tizón es
muy evidente, sigue mostrándose firme o consolidado. En bóvedas, se acusa
también las humedades y calcificaciones en estas arcillas que toman diferentes
tonalidades y que supongo influirán en su deterioro futuro.
Se trata de un bello puente rural carretero que
ciertamente queda un poco disminuido por la presencia incontestable de tongadas
de hormigón tanto en la base de la obra así como en los aledaños. Da la
impresión de que se ha dragado el lecho para reforzar las pilas con zapatas de
hormigón en masa de modo perimetral para evitar posibles descalzamientos o bien
intuyendo que el lecho del rio en este punto tiene poca roca consistente o que
es floja se precisaba de estos refuerzos. Estas zapatas adaptan la forma de
cuña en extremos y tiene una altura cercana a un metro. También este solado
llega hasta la base de los estribos. Al mismo tiempo o quizás posteriormente,
se cubre el lecho del río en ambas caras del puente con láminas de hormigón,
buena parte de ellas levantadas o arrasadas por la fuerza de algunas avenidas
importantes y cuyo cometido ignoro; pudiera ser, como en otros casos, para
reforzar algún vado natural, o bien, que formaran parte de alguna presilla o
azud, quizás donde se sitúa la actual caseta de control de caudales, zona que también
dispone de altos taludes de hormigón.
El modesto río Ucieza nace en las estribaciones de
la Montaña Palentina y es tributario del río Carrión. A nivel pontonero y desde
aguas arriba son interesante los puentes de Gozón de Ucieza sobre la calzada
P-240, el de Bahillo en la P-242 y el de San Mamés de Campos, obra actual que
da servicio a la N-120. Tras cruzar nuestro puente, el río continua por Villovieco
donde lo cruza la carretera PP-9801, Población de Campos en la carretera P-980
que quizás atesora el puente más histórico sobre el cauce del Ucieza. Aguas
abajo este río se decora con un bello acueducto de tres ojos del Canal de
Castilla entre las poblaciones de Piña de Campos y Frómista. Más adelante se
eleva sobre este cauce un puente ferroviario de la vieja línea Venta de
Baños-Alar del Rey-Santander. En el pueblo de Piña de Campos, donde existieron
algunos puentes históricos ahora desaparecidos, se salva este río para dar
servicio a la carretera vecinal PP-4301 así como a la nacional N-611. También
en Amusco se necesitó un puente para la carretera provincial P-983 así como en
el término municipal de Monzón de Campos donde hay otro puente para la P-984.
La última estructura que salva este río antes de su desagüe en el río Carrión
es otro puente ferroviario precisamente en Monzón de Campos aunque la joya de
esta localidad sea su precioso e histórico puente carretero sobre el río
Carrión en la actual carretera P-990.
En este paisaje cerealista de gran profundidad y como decorado añadido al natural o al de nuestro puente conviene fijarse en la monumental estructura, muy modificada en el tiempo, de la vetusta ermita de Nuestra Señora del Río, cerca del Ucieza y que probablemente tiene su origen como en tantos otros casos, como refugio religioso o humilladero donde poder orar y dar las gracias por su benevolente periplo hasta ese punto por parte de los múltiples peregrinos compostelanos así como viajeros, buhoneros y ganaderos que transitaban por estos pagos desde antiguo y solían pernoctar en las inmediaciones del puente, presumiblemente una obra anterior quizás tardomedieval o renacentista de la que no queda constancia. Por otra parte, conviene visitar el pueblo de Villalcázar de Sirga pues nos muestra un importante patrimonio artístico y especialmente su impresionante iglesia construida por la Orden del Temple dedicada a Santa María.
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