REINOSILLA. Cantabria
CA-284 PK 10
A veces, cuando olisqueo piedras viejas de puentes
en lugares para mí remotos, me llevo sorpresas agradables. En este caso mi
intención era visitar el conocido Puente de la Vega sobre el río Camesa al que
llaman “romano”. Allí que me fui y ya al aparcar observé que me encontraba
junto a una obra pontonera que sin rótulos ni carteles que lo anunciaran,
también tenía un mérito indiscutible. Las venerables piedras del puente viejo
las estudié y las fotografié pero después y con tranquilidad me acerqué a esta
obra civil que, al fin y al cabo, permanece en uso y durante muchos años era el
paso obligado sobre el Camesa por la antigua carretera provincial hasta que
recientemente se ha levantado otra obra en hormigón armado que atiende los
tráficos de esta vía. No obstante, se mantiene un pequeño sector de la calzada
antigua que permite llegar a esta obra e incluso cruzarla en vehículo.
No encuentro rastros sobre su construcción por
ningún sitio. Atendiendo a los planes provinciales de carreteras decimonónicos
cabe intuir que en el último tercio del siglo XIX hubo bastantes proyectos de
mejora de caminos por todo el territorio cántabro y quizás, uno de ellos era la
mejora de esta carretera que utilizaban las gentes campurrianas para conectarla
con el camino real de Santander, ahora carretera nacional N-611, bien por el
sur hacia Mataporquera o por el norte, siguiendo este valle de Valdeolea para
salir al mismo camino real en Matamorosa y Reinosa.
La impronta o estilo de esta obra civil es propia
de los catálogos estandarizados por el ministerio del ramo de la época, en este
caso, probablemente regía el llamado “Modelos oficiales para puentes y pontones
de carreteras de segundo y tercer orden” que diseñaron en 1857 los ingenieros
Lucio del Valle, Víctor Martí y Ángel Mayo en tiempos del reinado de Isabel II y
que modificó o amplió hacia el año 1874 Manuel Peironcely Maroto como miembro
de la “Junta Consultiva de Caminos” incorporando arcos escarzanos y fábrica en
piedra con rellenos de hormigones en masa. Existen muchos ejemplos semejantes a
esta estructura que se levantaron desde la segunda mitad del siglo XIX hasta
los años 20 del siglo XX, aunque evolucionando hacia fábricas de mampostería,
mucho más baratas, e incorporando hormigones armados en las bóvedas. Otro
ejemplo de obra modelo en puentes de estas características lo llevó a cabo con
éxito Cayetano González de la Vega en su puente sobre el río Ebro conocido como
Puente de La Horadada que terminó en 1861.
Nuestra obra todavía forma parte del buen hacer
ingenieríl para puentes arco de sillería plena con la característica de que se
construía una bella obra hasta en ambientes rurales, carreteras de tercer orden
de mínima importancia y lejos de los núcleos urbanos.
Características actuales de la obra. La estructura tiene una longitud total de 34
metros con amplios estribos y muros de acompañamiento. Su anchura regular es de
6 metros, lo habitual para carreteras de tercer orden que por aquellos años se
componían de un firme de 4,50 metros más un paseo anejo de 1,50 metros. En
puntos determinados como eran los puentes, se mantenía la anchura de calzada de
4,50/5 metros destinando 0,50x2 metros a pretiles como en este caso.
La obra dispone de un único vano en arco abierto,
aproximado a 1/8 de círculo, siguiendo las normas habituales de estas
ordenanzas de carreteras. Su luz aproximada es de 8,50 metros y se interpreta
que es suficiente para caudales máximos en la hidrometría de este cauce. De
hecho, el puente nuevo dispone de una luz semejante aunque bien es cierto que
goza de una flecha mayor por lo que permitiría mayores desalojos de aguas ante
crecidas importantes. No obstante y dada la antigüedad de nuestra obra, cerca
al siglo y medio de historia, podemos decir que es un puente sólido y
eficiente.
Sin duda, la fábrica es lo más destacable de la
obra. En general, el placaje se compone de buena sillería de caliza y quizás
arenisca, bien escuadrada y dispuesta con cara vista picada con bujarda fina y
perfectamente alineada en hiladas horizontales aunque bien es cierto que apenas
hay fábrica en tímpanos pero la cantería es más evidente en las zonas de
estribos y muros de acompañamiento hasta la rasante de la carretera.
Exteriormente destaca por su relieve la gruesa imposta de piedra bien tallada
con bisel superior y los contrafuertes o baluartes que refuerzas los estribos,
bien dispuestos también en sillería.
La bóveda es perfecta y se ha conformado con gran
esmero. Dispone de un intradós de buena ejecución con dovelaje amplio, bien
trabado y que se mantiene firme aun cuando existen piezas que se van separando
por las fuertes presiones a las que se habrá sometido hasta hace pocos años,
especialmente por el paso de vehículos pesados de hasta 40 toneladas que suele
ser la MMA. Por lo que se observa en boquillas, el trabajo y disposición de las
dovelas es impecable, permaneciendo en la actualidad con gran solidez. Se
aprecia en alguna dovela un encintado parecido al del puente viejo, lo que se
denomina sillería recta con ligera moldura. En intradós se observa una fábrica
en la cara interior de estribos de gran volumen pero buena talla y colocación.
Sobresalen en ellos las basas de piedra y una moldura superior o imposta, ambas
de excelente ejecución. Da la impresión de que el placaje interior del estribo
izquierdo (visión desde aguas arriba) ha tenido daños y se han recompuesto
algunas piezas a las que se ha aplicado un mortero más grosero pero en general,
nuestro puente presenta un buen aspecto exterior salvo manchas y eflorescencias
en bóveda y paños de los estribos.
En cubierta destacan los fuertes pretiles, algunos
de buena sillería, otros de piezas más modernas y el resto de mampostería
concertada. Se corona con albardillas convexas de buena talla. También
subsisten algunos conos o guardarruedas de piedra intercalados entre los
bloques de pretiles. Dispone de una calzada de aglomerado asfáltico y carece
arcenes o viales peatonales.
Cómo llegar. Con paciencia, desde luego. La vía rápida más cercana es la
autovía A-67 (Palencia-Santander) por la que podemos seguir hasta sus salida en
los PK 118 o 133. La del PK 118 o del sur en Quintana de Hormiguera -todavía en
la provincia de Palencia- nos permite tras cruzar la nacional N-611 acceder a
la provincial CA-284, calzada donde se encuentra nuestro puente aunque resulta
confuso su seguimiento, especialmente en la localidad de Mataporquera. No
obstante, si conseguimos no perdernos, alcanzamos Casasola y seguimos hacia el
N pues llegaremos hasta el río Camesa y nuestro puente. Si salimos de la A-67
en el PK 133 pues cruzaremos Matamorosa y accederemos a esta calzada provincial
CA-284 para seguir hacia el S por Villaescusa, el Alto del Bardal y Olea hasta llegar
a destino. Un camino espléndido y curioso se iniciaría en la bella localidad de
Aguilar de Campoo, junto a la nacional N-611 o también la N-627. Acometeríamos
este periplo por la provincial P-220 hasta Nestar, donde se ubica otro digno puente de posible traza romana y seguiríamos por la local PP-2208 en dirección
hacia Cordovilla de Aguilar, también con bastantes vestigios de origen romano.
Al entrar en territorio cántabro esta vía toma la matrícula de CA-834 y se
dirige a La Quintana y Las Quintanillas (periplo de la vieja calzada secundaria
romana) para después, abocar en la provincial CA-284, calzada donde siguiendo
dirección N y Casasola, llegaremos hasta estos parajes de puentes y el río
Camesa. Este último itinerario, duro por ser una carretera estrecha, difícil y
sinuosa nos permite contemplar la Montaña Palentina, el piedemonte de la
Cordillera Cantábrica y los fértiles valles campurrianos.
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