PUENTES Y CAMINOS HACIA AIGÜES DE BUSOT.
ALICANTE
CV-775
Termino, de momento, la
serie pontonera de obras más o menos históricas que podemos contemplar por las
faldas, valles y barrancas de la Sierra de Aitana y sus variantes, modeladas a
lo largo de miles de años y que han permitido determinados trazados carreteriles
difíciles y tortuosos pero necesarios para las comunicaciones de algunos
pueblos de la zona, especialmente en su derrota hacia el mar o bien hacia el
interior alicantino buscando el emporio de Alcoi, ciudad de gran influencia
mercantil y manufacturera durante el siglo XIX y parte del XX.
Un buen ejemplo de calzadas
de época lo representa la actualmente matriculada como CV-775 y sobre esa base,
incluyendo algunos de sus puentes, me limito a copiar un artículo que en el año
2016 escribí para la revista Solo Furgo y donde resaltaba las cualidades,
incluso su belleza paisajística, de esta serie de caminos rurales del interior
de Alicante. Ahí lo dejo.
LA HUELLA MULSULMANA EN LA CARRETERÍA LEVANTINA
De todos es
conocida la presencia musulmana en el territorio peninsular durante cientos de
años. Bien es cierto que las huellas carreteriles más evidentes suelen ser las
romanas y su lento -por no decir abandono- desarrollo medieval. El empujón o
auge definitivo será a partir de los siglos XVIII y XIX y si nos fijamos en los
pocos mapas de esas épocas se puede observar la similitud que existe con la
actual red de carreteras peninsulares.
Tradicionalmente
se dice que la carretería musulmana fue escasa y que normalmente se dedicaban a
arreglar viejas calzadas de tiempos anteriores sin prestar atención a la
construcción de nuevas vías. Ahora bien, en los territorios que consolidaron
durante más tiempos, especialmente en el sur y este peninsular, era necesaria
la comunicación más o menos fluida propiciando el tránsito de ideas, cultura y
desarrollo económico, por supuesto. No tuvieron más remedio que construir algunas
carreteras aunque estas fueran calificadas como caminos carreteros estrechos,
difíciles en una orografía abrupta, de firme irregular, muy superficial y que a
veces era de una sola capa de arenas mezcladas con piedra machacada que el
tiempo ha borrado irremediablemente.
Hace poco,
recibí un correo electrónico de un hombre inquietante, un tanto enigmático, que
tenía interés en concertar una entrevista conmigo para ofrecerme un antiguo
mapa con algunos caracteres árabes, probablemente confeccionado por moriscos,
gentes que llevaban siglos en el Levante -también en Las Alpujarras- y cuya
actividad principal era el transporte por medio de reatas. El Quirce siempre
está a vueltas con sus mapas rancios y apolillados pero que le sirven para
adivinar o determinar con más exactitud algunas calzadas que el tiempo ha
olvidado o destruido, se han modificado o simplemente, los ingenieros modernos
han diseñado nuevas vías sobre estos viejos caminos y ya no quedan huellas.
La jodida
desconfianza humana hacia los lobos hizo que este hombre medroso no prestara al
Quirce la vieja carta de caminos para su estudio; ni siquiera le dejó
fotografiarla y sólo accedió a que bosquejara algún dibujo de ella en una
libretilla que el cánido lleva siempre encima. Aquel garito donde concertaron
la cita (en penumbra y donde no se veía un carajo) prácticamente impidió a éste
su posible estudio y apenas supo adivinar unos caminos por la Sierra de Aitana
que son el objeto de estas líneas. Lo borroso del mapa, tan viejo como
Matusalem, maridó muy bien con los chupitos del ron con ese mismo nombre de
marca que el Quirce se llevaba al coleto mientras intentaba desentrañar
aquellos trazos carreteriles más nublados aún por efectos del brebaje
espirituoso. Eso sí, lo bueno de apuntar en libretas es que cuando las neuronas
se serenan, siempre es posible aclarar y comprender lo escrito en tiempos
oscuros.
Tras los
llanos costeros que ha modelado el Mediterráneo en esta zona alicantina se
erige una imponente barrera de montañas calizas, desmembradas a lo largo de
miles de años que escurren piedra menuda, arenas blancas y polvo. Apenas sirven
para que el hombre explote con determinación esas tierras secas y duras.
Predominan los aterrazamientos o bancales para aprovechar al máximo las faldas
montañosas y plantar almendros, algún olivo, higueras, algarrobos y poco más.
Sí se observa una vieja cultura por administrar y dominar el poco agua que allí
aportan las lluvias recordándonos las viejas maneras de la ingeniería
hidráulica árabe de canales, aljibes o fuentes. El resto, multitud de ramblas
arenosas, taludes cortados a cuchillo, rodales de arbustos que medran en
ambientes secos a la solana y más recientemente, bosquetes de pino piñonero de
repoblación que decoran estos escarpados montes.
El trazado
carreteril de la Sierra de Aitana y los montes y serranías que lo conforman es
tortuoso, quebrado, muy sinuoso y con centenares de curvas, cambios de rasante
pronunciadísimos, muchos badenes que ahora se han salvado con puentes de
fábrica y vías estrechas aunque cierto es que la diputación de Alicante ha
mejorado con contundencia la mayoría de las calzadas de esta amplia red que
cubre la totalidad de la sierra.
He cogido
como modelo, pues así pude observarlo en el viejo mapa, la carretera provincial
CV-775 que desde el propio Mediterráneo a la altura de El Campello se interna
decididamente hacia la Sierra de la Grana, la Sierra de Aguilar o el imponente
Cabezó d´Or con cota en los 1.207 metros.
Tras sortear
los primeros kilómetros, el trazado culebrea entre cortados y barrancas y
acomete empinadas cuestas para desembocar en estrechos valles y vuelta a
empezar pudiendo servir como ejemplo el Barranc de l´Amerador antes de llegar
al desvío de Busot y Coves de Canalobre.
La
civilización llega al alcanzar el pintoresco pueblo de Aigües de Busot, en la
comarca de Camp d´Alacant (Campo de Alicante) donde me sorprende encontrar un
viejo camino polvoriento paralelo a la calzada ordinaria que lleva el nombre de
Camí Real, luego debemos pensar que a mediados del siglo XIX se diseñó esta
travesía para hacer más fácil la ruta original. Nos perderemos entre sus
callejas quebradas y empinadas pues es imposible salir de allí sin preguntar a
algún paisano dado que no hay un puto cartel que indique el camino a Relleu,
pero seguimos.
La singladura
se hace difícil y lenta al transitar entre más barrancas como es el caso del
Barranc del Querenet, el de l´Anxinal, o el de la Cova hasta llegar al cauce
más firme y regular del riu Amadori con su puente moderno. Se alcanza el
segundo y último pueblo de esta ruta llamado Relleu, en la comarca de la Marina
Baixa. La calzada retorcida continua su camino hacia el Barranc de la Pedrera y
el Riu Sella desde donde se aprecian los paisajes abruptos más bellos y hasta
se puede adivinar un horizonte de fondo azul intenso -en días limpios o
trasparentes- que es el propio mar Mediterráneo.
Hacia el PK
30,500 nuestra carretera se une a la CV-770 por la que se puede llegar a
Benasau si viajamos hacia occidente o llegarnos a La Vila Joiosa si lo que
queremos es contemplar el mar.
Ahí queda el
asunto. Y sí, parece cierto que el entramado de caminos carreteros de esta zona
son de origen musulmán, iniciados probablemente en tiempos del Califato y que
serían mantenidos a lo largo de los llamados Reinos de Taifas, hasta mediado el
siglo XIII, tiempos de reconquista llevada a cabo por Jaime I y sus sucesores.
Poco se hizo entonces por mejorar estas calzadas, pasando la mayoría de ellas a
la categoría de sendas o derrotas que permitían el tránsito de caballerías y el
transporte se efectuaba con recuas de mulas, siendo imposible el movimiento de vehículos
rígidos con ruedas. El diseño de estas vías peninsulares que tienden a
comunicar los pueblos marítimos con el interior se produce hacia el siglo XIX y
aunque son caminos estrechos, permitían que se generalizase el tráfico de
carros y carretas aunque cada viaje no dejaba de ser una auténtica aventura. Salud,
siempre buena ruta y mejor lectura.
Inicio de la ruta en El Campello junto a su torre vigía de origen medieval muy transformada.
Cartel de información de esta carretera CV-775
Puente sobre el Barranco del Amerador.T.M. El Campello. Este puente no ha sido modificado por ensanche al encontrar ahora fuera del trayecto de la carretera CV-775
Sierra del Aguilar.
Desvío a Busot y Cuevas de Canalobre en CV-775 PK 6,400
Movimiento de furgonetas bajando las pronunciadas rampas.
Existen grandes áreas de repoblación forestal con pino piñonero para mejorar los drenajes y retener las capas de tierra superiores de estas cárcavas.
Furgoneta circulando entre pronunciadas curvas en el PK 7,500 de esta calzada.
Entrada al puebluco de Aigües de Busot. PK 9 de esta calzada.
Iglesia parroquial y plaza de Aigües de Busot.
Trazado de curvas en la carretera.
Pronunciadas curvas en el Barranc del Querenet junto al PK 14 de esta calzada.
Panorámica de la Sierra de la Grana y Cabezó d´Or.
Panorámica desde el PK 17 de esta calzada.
Sierra de la Grana desde el PK 22 de esta calzada.
Puente sobre el río Amadorio. PK 22,300 de esta calzada. Obra también muy distorsionada con respecto al puente original al ensancharse a base de hormigones. T.M. Relleu
Salida de Relleu, aproximadamente en el PK 25 de la calzada.
Imagen del Cabezó d´Or en el PK 29,500 de esta calzada.
En el PK 30,550 termina esta calzada diversificando su trayecto por la CV-770 hacia Orxeta y La Vila Joiosa o bien, de nuevo hacia el interior por Sella y Relleu.
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