lunes, 23 de septiembre de 2019

PUENTES EN EL CAMINO DE AIGÜES DE BUSOT.

PUENTES Y CAMINOS HACIA AIGÜES DE BUSOT. 
ALICANTE
CV-775

Termino, de momento, la serie pontonera de obras más o menos históricas que podemos contemplar por las faldas, valles y barrancas de la Sierra de Aitana y sus variantes, modeladas a lo largo de miles de años y que han permitido determinados trazados carreteriles difíciles y tortuosos pero necesarios para las comunicaciones de algunos pueblos de la zona, especialmente en su derrota hacia el mar o bien hacia el interior alicantino buscando el emporio de Alcoi, ciudad de gran influencia mercantil y manufacturera durante el siglo XIX y parte del XX.

Un buen ejemplo de calzadas de época lo representa la actualmente matriculada como CV-775 y sobre esa base, incluyendo algunos de sus puentes, me limito a copiar un artículo que en el año 2016 escribí para la revista Solo Furgo y donde resaltaba las cualidades, incluso su belleza paisajística, de esta serie de caminos rurales del interior de Alicante. Ahí lo dejo.

LA HUELLA MULSULMANA EN LA CARRETERÍA LEVANTINA

De todos es conocida la presencia musulmana en el territorio peninsular durante cientos de años. Bien es cierto que las huellas carreteriles más evidentes suelen ser las romanas y su lento -por no decir abandono- desarrollo medieval. El empujón o auge definitivo será a partir de los siglos XVIII y XIX y si nos fijamos en los pocos mapas de esas épocas se puede observar la similitud que existe con la actual red de carreteras peninsulares.

Tradicionalmente se dice que la carretería musulmana fue escasa y que normalmente se dedicaban a arreglar viejas calzadas de tiempos anteriores sin prestar atención a la construcción de nuevas vías. Ahora bien, en los territorios que consolidaron durante más tiempos, especialmente en el sur y este peninsular, era necesaria la comunicación más o menos fluida propiciando el tránsito de ideas, cultura y desarrollo económico, por supuesto. No tuvieron más remedio que construir algunas carreteras aunque estas fueran calificadas como caminos carreteros estrechos, difíciles en una orografía abrupta, de firme irregular, muy superficial y que a veces era de una sola capa de arenas mezcladas con piedra machacada que el tiempo ha borrado irremediablemente.

Hace poco, recibí un correo electrónico de un hombre inquietante, un tanto enigmático, que tenía interés en concertar una entrevista conmigo para ofrecerme un antiguo mapa con algunos caracteres árabes, probablemente confeccionado por moriscos, gentes que llevaban siglos en el Levante -también en Las Alpujarras- y cuya actividad principal era el transporte por medio de reatas. El Quirce siempre está a vueltas con sus mapas rancios y apolillados pero que le sirven para adivinar o determinar con más exactitud algunas calzadas que el tiempo ha olvidado o destruido, se han modificado o simplemente, los ingenieros modernos han diseñado nuevas vías sobre estos viejos caminos y ya no quedan huellas.

La jodida desconfianza humana hacia los lobos hizo que este hombre medroso no prestara al Quirce la vieja carta de caminos para su estudio; ni siquiera le dejó fotografiarla y sólo accedió a que bosquejara algún dibujo de ella en una libretilla que el cánido lleva siempre encima. Aquel garito donde concertaron la cita (en penumbra y donde no se veía un carajo) prácticamente impidió a éste su posible estudio y apenas supo adivinar unos caminos por la Sierra de Aitana que son el objeto de estas líneas. Lo borroso del mapa, tan viejo como Matusalem, maridó muy bien con los chupitos del ron con ese mismo nombre de marca que el Quirce se llevaba al coleto mientras intentaba desentrañar aquellos trazos carreteriles más nublados aún por efectos del brebaje espirituoso. Eso sí, lo bueno de apuntar en libretas es que cuando las neuronas se serenan, siempre es posible aclarar y comprender lo escrito en tiempos oscuros.

Tras los llanos costeros que ha modelado el Mediterráneo en esta zona alicantina se erige una imponente barrera de montañas calizas, desmembradas a lo largo de miles de años que escurren piedra menuda, arenas blancas y polvo. Apenas sirven para que el hombre explote con determinación esas tierras secas y duras. Predominan los aterrazamientos o bancales para aprovechar al máximo las faldas montañosas y plantar almendros, algún olivo, higueras, algarrobos y poco más. Sí se observa una vieja cultura por administrar y dominar el poco agua que allí aportan las lluvias recordándonos las viejas maneras de la ingeniería hidráulica árabe de canales, aljibes o fuentes. El resto, multitud de ramblas arenosas, taludes cortados a cuchillo, rodales de arbustos que medran en ambientes secos a la solana y más recientemente, bosquetes de pino piñonero de repoblación que decoran estos escarpados montes.

El trazado carreteril de la Sierra de Aitana y los montes y serranías que lo conforman es tortuoso, quebrado, muy sinuoso y con centenares de curvas, cambios de rasante pronunciadísimos, muchos badenes que ahora se han salvado con puentes de fábrica y vías estrechas aunque cierto es que la diputación de Alicante ha mejorado con contundencia la mayoría de las calzadas de esta amplia red que cubre la totalidad de la sierra.

He cogido como modelo, pues así pude observarlo en el viejo mapa, la carretera provincial CV-775 que desde el propio Mediterráneo a la altura de El Campello se interna decididamente hacia la Sierra de la Grana, la Sierra de Aguilar o el imponente Cabezó d´Or con cota en los 1.207 metros.

Tras sortear los primeros kilómetros, el trazado culebrea entre cortados y barrancas y acomete empinadas cuestas para desembocar en estrechos valles y vuelta a empezar pudiendo servir como ejemplo el Barranc de l´Amerador antes de llegar al desvío de Busot y Coves de Canalobre.

La civilización llega al alcanzar el pintoresco pueblo de Aigües de Busot, en la comarca de Camp d´Alacant (Campo de Alicante) donde me sorprende encontrar un viejo camino polvoriento paralelo a la calzada ordinaria que lleva el nombre de Camí Real, luego debemos pensar que a mediados del siglo XIX se diseñó esta travesía para hacer más fácil la ruta original. Nos perderemos entre sus callejas quebradas y empinadas pues es imposible salir de allí sin preguntar a algún paisano dado que no hay un puto cartel que indique el camino a Relleu, pero seguimos.

La singladura se hace difícil y lenta al transitar entre más barrancas como es el caso del Barranc del Querenet, el de l´Anxinal, o el de la Cova hasta llegar al cauce más firme y regular del riu Amadori con su puente moderno. Se alcanza el segundo y último pueblo de esta ruta llamado Relleu, en la comarca de la Marina Baixa. La calzada retorcida continua su camino hacia el Barranc de la Pedrera y el Riu Sella desde donde se aprecian los paisajes abruptos más bellos y hasta se puede adivinar un horizonte de fondo azul intenso -en días limpios o trasparentes- que es el propio mar Mediterráneo.

Hacia el PK 30,500 nuestra carretera se une a la CV-770 por la que se puede llegar a Benasau si viajamos hacia occidente o llegarnos a La Vila Joiosa si lo que queremos es contemplar el mar.

Ahí queda el asunto. Y sí, parece cierto que el entramado de caminos carreteros de esta zona son de origen musulmán, iniciados probablemente en tiempos del Califato y que serían mantenidos a lo largo de los llamados Reinos de Taifas, hasta mediado el siglo XIII, tiempos de reconquista llevada a cabo por Jaime I y sus sucesores. Poco se hizo entonces por mejorar estas calzadas, pasando la mayoría de ellas a la categoría de sendas o derrotas que permitían el tránsito de caballerías y el transporte se efectuaba con recuas de mulas, siendo imposible el movimiento de vehículos rígidos con ruedas. El diseño de estas vías peninsulares que tienden a comunicar los pueblos marítimos con el interior se produce hacia el siglo XIX y aunque son caminos estrechos, permitían que se generalizase el tráfico de carros y carretas aunque cada viaje no dejaba de ser una auténtica aventura. Salud, siempre buena ruta y mejor lectura.



Inicio de la ruta en El Campello junto a su torre vigía de origen medieval muy transformada.


Cartel de información de esta carretera CV-775







Puente sobre el Barranco del Amerador.T.M. El Campello. Este puente no ha sido modificado por ensanche al encontrar ahora fuera del trayecto de la carretera CV-775


Sierra del Aguilar.


Desvío a Busot y Cuevas de Canalobre en CV-775 PK 6,400


Movimiento de furgonetas bajando las pronunciadas rampas.


Existen grandes áreas de repoblación forestal con pino piñonero para mejorar los drenajes y retener las capas de tierra superiores de estas cárcavas. 


Furgoneta circulando entre pronunciadas curvas en el PK 7,500 de esta calzada.


Entrada al puebluco de Aigües de Busot. PK 9 de esta calzada.


Iglesia parroquial y plaza de Aigües de Busot.


Trazado de curvas en la carretera. 


Pronunciadas curvas en el Barranc del Querenet junto al PK 14 de esta calzada.


Panorámica de la Sierra de la Grana y Cabezó d´Or. 


Panorámica desde el PK 17 de esta calzada.


Sierra de la Grana desde el PK 22 de esta calzada.









Puente sobre el río Amadorio. PK 22,300 de esta calzada. Obra también muy distorsionada con respecto al puente original al ensancharse a base de hormigones. T.M. Relleu


Salida de Relleu, aproximadamente en el PK 25 de la calzada.


Imagen del Cabezó d´Or en el PK 29,500 de esta calzada.


En el PK 30,550 termina esta calzada diversificando su trayecto por la CV-770 hacia Orxeta y La Vila Joiosa o bien, de nuevo hacia el interior por Sella y Relleu. 


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