BUSDONGO DE ARBÁS. León
N-630 PK 91
A lo largo del recorrido de la N-630 por la
localidad de Busdongo lo cierto es que se cruza el río Bernesga varias veces y
además existen algunos pontones que salvan pequeños cauces como son el Arroyo
Acebrales, el del Valle Vainilla o el de Valdeiglesias. Dada la antigüedad de
esta carretera- el viejo camino real- puede que existan obras pontoneras
viejunas aunque transformadas pero que no he podido cazarlas principalmente
porque en lo referente a dos posibles puentes, se están realizando obras de
reparos y consolidación de los muros de contención en la vía por lo que resulta
imposible acercarse a estos puntos para comprobar el estado de estas pequeñas
obras pontoneras.
He elegido este puente, al norte del pueblo, como
representante de todos ellos aunque ciertamente se trate de una obra civil
carente de importancia. Se trata de una estructura moderna que no parece
asentarse sobre otra de más antigüedad. Dispone de un tablero corto, de 10
metros, dado que por esta zona el cauce del río Bernesga mengua
considerablemente. Su ancho es de 6 metros y tiene una gruesa losa de hormigón
que apoya en estribos del mismo material. El cauce discurre ligeramente
encajonado en la zona madre de calizas y esquistos y la obra da servicio a un
camino rural o ganadero que tras cruzar las vías de ferrocarril se adentra en
suaves brañas donde pastan los ganados.
Como decía, es una obra cutre sin mayor relevancia pero útil y necesaria para los movimientos ganaderos de la zona. También es verdad que necesitaba una entrada para un puente -es de lo que trata este blog- donde incorporar como anejo la bella e importante estación ferroviaria que posee esta localidad. En la catalogación de obras pontoneras en la provincia de León adscritas a los periplos de la nacional N-630 y de la línea del ferrocarril de León a Gijón he podido incorporar varias decenas de puentes, pontones y hasta alcantarillas de época y ciertamente querría rendir tributo a esta estación ya que durante un tiempo era el final del trayecto donde bajaban los viajeros para seguir en diligencia o a caballo hasta Gijón pues las obras por Pajares y los diversos túneles se demoraron durante muchos años hasta que en 1886 se consideró terminada y en explotación el trayecto completo de León a Gijón. La otra estación intermedia de cierto interés es la de Pajares, también subida a este blog en una de las entradas para un puente ferroviario.
Del proyecto ferroviario así como de su historia y vicisitudes ya he escrito en varias entradas de sus puentes, especialmente en la del Puente de Vega de Gordón. Respecto a esta estación cabe señalar que entró en funcionamiento con el sector proyectado y construido entre La Pola de Gordón y Busdongo de Arbas inaugurándose con fecha 23.05.1872. La explotación de esta línea desde sus comienzos pasó por problemas económicos por lo que cambio de administradores durante varias fases; el proyecto lo inicia la “Compañía de Ferro-carriles del Noroeste de España” pero tras su quiebra es absorbida por la “Compañía de Ferro-carriles de Asturias, Galicia y León” para acabar en 1885 en manos de la poderosa “Compañía de Ferrocarriles del Norte de España”, conocida como “La Norte” hasta que se nacionalizada por RENFE en 1941. Desde el año 2004 es RENFE la que explota la línea mientras que las instalaciones fijas como son las estaciones las administra ADIF. Está previsto que el tráfico ferroviario se derive por la variante de Pajares por lo que pronto, esta estación dejará de estar en servicio, momento en el que se debería de dedicar a museo o centro de interpretación donde se pueda estudiar y difundir el digno e interesante patrimonio vial, pontonero y de instalaciones o estaciones de la mítica línea ferroviaria de León-Gijón incluyendo la visita a algún túnel importante como es el de La Perruca.
Respecto a nuestra estación cabe destacar la bella
construcción y multitud de detalles y materiales empleados. La sillería de
cuidada talla y colocación con tonos de contraste y la mampostería que aunque
irregular y de cara abrupta se aligera en su contorno a base de golpes de uñeta
para acentuar la colocación o unión entre piezas con un llagado fino de mortero
correspondiente a alguna intervención reciente. También sorprende la calidad de
la piedra en la fijación de todo tipo de vanos y ventanas con sillería de
varios tonos y perfecta elaboración. Nada de ladrillo, algo raro ya que era un aparejo
muy ferroviario. También son interesantes los detalle de refuerzo y accesos
donde existen grandes muros de contención de trayectoria curva con grandes
sillares en seco de excelente talla, rampas y escaleras hacia la entrada
peatonal de la estación, barandillas y rejería de hierro sobre las albardillas
para evitar accesos no deseados a la plataforma y una serie de detalles
decorativos muy interesantes como son los portones ahora cegados salvo uno, que
permitían el acceso a almacenes y centros de utillaje donde todavía -asomándonos
por sus ventanucos- podemos contemplar el deterioro actual y mucha mugre,
además de otros materiales que imagino tendrán utilidad para Adif.
Quizás, lo más llamativo es el paseo por su andén
peatonal de espera de viajeros donde parece que nos adentramos en la vida
ferroviaria de hace 50 años, por lo menos. Aunque la pavimentación es nueva y
tanto carriles, traviesas, balasto y pasos parecen nuevos, se respira un aire
decimonónico bajo la protección de la vetusta marquesina de hierro forjado
donde quizás se mezclan actuaciones modernas en el entramado de vigas de acero
con reliquias originales propias de la ingeniería del hierro para bóvedas de
mercados, templetes y por supuesto, estaciones ferroviarias. Columnatas que
sostienen la estructura volada, jabalcones, ménsulas, el sistema de fijación
con pernos, tornillería, alguna chapa roblonada y flejes de hierro o acero,
nada de soldadura así como la viga central en celosía a base de triangulaciones
que además se arriostra a los cantos de la estructura con cerchas o atirantamientos
a base de cordones de hierro/acero atornillados al vuelo y al muro de piedra de
esta marquesina en un recurso poco común, más propio de bóvedas de mercado como
decía antes y que ya descubrió Polanceau al aplicarlo a sus cerchas armadas.
Parece que la estructura ha tenido un reciente mantenimiento y reposición como su
tejadillo a una vertiente que parece ser en chapas de acero corrugado, repintado,
nueva iluminación y otros detalles que se me escapan. No obstante, este ejemplo
de visera es propio de la ingeniería metálica de época que quizás por milagro,
se ha conseguido conservar. El reloj de impronta finisecular, la placa de
altitud -nada menos que 1.236,70 metros sobre el nivel del mar en Alicante,
ligeramente inferior a mi estación predilecta sentimentalmente, esto es, la de
Navalperal de Pinares en Ávila, con una altitud de 1.278,87 metros y que por
cierto, dispone de una marquesina metálica tan vetusta como pudiera ser la de Busdongo.
También exhibe una moderna placa celebrando el centenario de la conexión con
Pajares acaecido en 1884 y otra con el mismo fin concedida por los montañeros
asturianos agradeciendo el paso del Sistema Cantábrico por este punto.
La rotulación de estaciones es muy variada en el
mundo ferroviario pero sin duda, la que exhibe orgullosa esta estación es bella
y especial. Todavía subsisten carteles de estación en azulejo pero los de
Busdongo llevan hasta firma ya que el ceramista que los diseño, que aplicó
esmaltes y engobes, que supo elegir la tipografía como elemento distintivo, en
fin, que coció la cerámica y hasta firmó la obra fue Juan Ruíz de Luna (1863-1945),
excelente artesano de la arcilla y heredero de la genuina cerámica talaverana
que supo introducirse hasta en el diseño de cartelería ferroviaria y como en
este caso, elaboró unos azules de lapislázuli que aún brillan en el marco y
moldes de las letras en conjunción con el oro del interior. Una maravilla. Cabe
la posibilidad de que este cartel se creara con posterioridad a la inauguración
de la estación, quizás a principios del siglo XX cuando estos azulejos se
elaboraban bajo el nombre de la social Ruiz de Luna, Guijo y Compañía. La saga
familiar de ceramistas llega hasta la actualidad y conviene recordar los bellos
y sugerentes callejeros (rótulos de calle) que elaboró su nieto Alfredo Ruiz de
Luna a partir de 1990 para el casco viejo de la ciudad de Madrid.
Tanda de fotos de fecha 18.08.2021. La secuencia es la siguiente: Puente desde aguas arriba, aguas abajo y tablero. Vía, cruce ferroviario, muros de contención y túnel en el PK 54,400 de la línea, zona del pueblo y carretera en obras al reforzar la cuneta junto al río con pantallas de hormigón.
Bella mata de Celidonia mayor (Chelidonium majus L. Papaveraceae) que crecía junto a la cabecera derecha del puente.
Vieja fotografía tomada hacia el año 1880 cuando la estación era fin de trayecto y se continuaba hacia Pola de Lena en diligencias por el camino real.
Fotografías tomadas entre los años 1953 y 1965 donde aparecen brigadistas de socorro o la estación con la cantina en primer plano. Exposición en Ujo del FC de Gijón a Busdongo entre los días 24-28 de abril de 2018.
Dos fotos de la estación probablemente en tomas de los años 2000/2006 que figuran en el vídeo de Aguaviva Producciones rodado en el año 2006.
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