PONT VELL DE SANT JOAN DE LES ABADESSES-GI SOBRE EL RIO TER.
N-260 PK 106
Tradicionalmente se le considera un
obra civil de posible origen romano aunque existen demasiadas dudas para aplicarle filiación romana debido, entre otras causas, a que las calzadas
que pudieran estar relacionadas con él, también ofrecen dudas razonables. El
trayecto del Ter, desde Pirineos y en el tramo de dominio avsetani es vertical y aunque existe una incierta vía de origen
romano hacia el S, en dirección a Avsa (actual Vic), en ningún momento cruza el
río ya que se mantiene por su margen derecha. No cabe duda que esta zona
romanizada de la provincia Tarraconense estará bajo la influencia de las dos
grandes arterias viarias: la de la costa, que pasa por Tarraco y Barcino y que
se distancia en dirección a Gerunda para coronar los Pirineos por el Summo
Pyrineo oriental, esto es Juncaria (La Junquera), un pequeño sector de la magna
calzada conocida como Vía Augusta y que es la Vía II del Iter Antonino. La otra
vía importante tenía un trayecto más claramente N/S hasta el valle del Ebro y
desde el Secundo Summo Pyrineo occidental, donde nace el río Aragón derivaba
hacia el E alcanzando núcleos romanos como eran Osca (Huesca), Ilerda (Lérida)
y Tarraco (Tarragona) considerándose en su conjunto la Vía I del Iter Antonino llamada
De Italia in Hispanias por el Summo
Pyrineo hasta Legio VII Gemina (León) con un trayecto desde Osca a Tarraco
muy parecido al de nuestra actual carretera nacional N-240. En ambos casos y aunque existan vías secundarias, son trayectos fuera del alcance del puente de Sant Joan de les Abadesses.
Respecto a la conocida Vía del
Capsacosta, bien estudiada hasta finales del siglo XX y que sirvió de
comunicación entre el Ampurdán y el Ripollés durante cientos de años, tampoco
hay testimonios claros de su origen romano, y no existen vestigios pontoneros
que así lo hagan creer. Por todo lo anterior -y no exclusivamente la cuenca del
Ter-, se estiman serias dudas sobre un origen pontonero romano en esta zona
pirenaica, ya sea para el río Tordera o el Fluviá pues si bien es factible que
existieran obras civiles romanas, el inventario actual es más propio del
Medievo, ya sea para nuestro puente o incluso el de otros de la zona.
Sí es acertado ubicar esta localidad
en el itinerario de la altomedieval Strata
Francisca que comunicaba todo el valle de Camprodón -superando el Coll
d´Ares- con la vecina Francia. También fue Camino Real en época clasicista, desde finales
del siglo XVIII.
Respecto al puente de Sant Joan cabe
pensar que es muy antiguo pues ya en el siglo IX existía el vetusto monasterio
del que toma nombre y que pudiera construirse por iniciativa del mítico Guifré
el Pilós (Wifredo el Peloso) en el año 875 y repoblándose la zona cuando su hija Emma era la
abadesa del monasterio. No obstante, de existir por aquellas fechas un puente,
parece razonable pensar que era más bien un entablamento sobre vado en períodos
de estiaje o quizás, un rústico puente de madera del que no quedó rastro alguno.
Los primeros testimonios escritos datan de fecha 15.05.1138 cuando el abad
Berenguer Arnau decide reconstruir una vieja obra pontonera con ayuda
financiera del propio monasterio y de otros nobles locales; las obras durarían
10 años y dado el plazo, entendemos que se trataría de una estructura de
fábrica (texto titulado De l´Antic
necrologi de Sant Joan, transcrito por Mossén Parassols). Se trataría de un
momento de auge y prosperidad del monasterio ya que en 1150 se procede a la
consagración del nuevo templo de San Juan. Puede que sufriera daños menores
durante el seísmo de 1151 pero no hay constancia de reparos hasta 1309, fecha
en que las fuertes avenidas dañaron su estructura y se arreglaron por
iniciativa del abad Guillem de Pla de Corts. Más adelante, el terremoto de
1428 destrozó la villa-monasterio y arruinó su puente, quedando en pie su arco
izquierdo y pequeños lienzos del muro de acompañamiento. No existen datos sobre
su reconstrucción aunque por la impronta que presenta en grabados antiguos,
quedó como estructura de 5 arcos ligeramente apuntados. Dada su inseguridad
ante cargas máximas en tránsito, se decidió cegar los arquillos de
aligeramiento. Como camino real y para evitar sus pronunciadas pendientes en
ambos lados, a principios del siglo XX se decidió elevar las rasantes de ambas
cabeceras y también se actuó sobre los pretiles, en muy mal estado, así como se
reparó el arco izquierdo (el más antiguo) con un nuevo revestimiento de caliza.
No hay más datos sobre posibles
rehabilitaciones desde entonces. A finales de nuestra Guerra Incivil,
concretamente el 08.02.1939, fue volado por las tropas republicanas en su
repliegue hacia Barcelona: sólo quedó en pie los estribos y el arranque derecho
del arco central con sus pilas. [Un lector/a me corrige indicando que tal repliegue o huida fue por el llamado Coll d´Ares situado entre El Ripolles y Vallespir.]
Su reconstrucción se llevó a cabo por el
Servicio de Monumentos y Conjuntos Arquitectónicos perteneciente a la Dirección
General de Arquitectura, dependiente del entonces Ministerio de la Vivienda,
bajo proyecto y dirección del arquitecto-jefe Francisco Pons-Sorolla Arnau y la
colaboración de Rafael Mélida Ponch aportando el asesoramiento histórico Antoni
Pladevall y Joan Baptista Bertaran.
Información
de la memoria del proyecto de reconstrucción de 1974
Las obras objeto de
este proyecto se refieren a la restauración y consolidación de las fábricas
existentes y a la reconstrucción de la parte desaparecida del puente. Estas
obras, que quedan especificadas en las mediciones y en el presupuesto, son las
siguientes:
Limpieza de la
vegetación crecida sobre los restos del puente y en sus proximidades,
eliminando raíces para evitar el rebrote.
Demolición de casas,
vallas y otras construcciones adosadas al puente y extrañas al mismo.
Demolición de las
fábricas de mampostería adosadas al puente y extrañas al mismo.
Demolición de las
fábricas de mampostería adosadas a las primitivas de los restos actuales del
puente con las precauciones necesarias para evitar la ruina consiguiente de
dichas fábricas primitivas.
Demolición de los
pretiles y pavimentos actuales y demolición de la fábrica hasta alcanzar las
rasantes primitivas.
Consolidación,
restauración y taqueado de las fábricas actuales con piedra igual a la
existente o similar calidad.
Consolidación y
restauración de la parte de pila existente bajo el agua utilizando tablestacado
en cámara impermeable para trabajar a cielo abierto. La restauración se hará
reponiendo la fabrica que aparezca bajo el agua con hormigón de cemento
especial tipo zumaya.
Reconstrucción,
incluso su cimentación, de la pila desaparecida, en las mismas condiciones y
repitiendo la pila existente, restaurada con las salvedades del diseño de
tajamares que aparece en el plano.
Reconstrucción del
resto del puente con piedra similar, a ser posible caliza, según aparece en los
planos y repitiendo las fábricas que se observan en los restos conservados,
desmontando la parte de las fábricas actuales que sean necesarias para la buena
traba, numerando las piezas y volviendo a montarlas en el conjunto.
Una vez alcanzado el
nivel normal del río e iniciado el arranque del arco central del puente, se
montarán cimbras de tubo de hierro apoyadas en los arranques y armadas con
tirantes peraltados para asegurar el normal paso de las aguas.
La superficie de
apoyo de las bóvedas se terminará con entablonadas cuidadosamente adaptadas a
los perfiles del proyecto, colocándose por último la cantería mediante grúas.
Los arcos quedarán reforzados en su extradós por armadura de redondo de hierro
embutido en hormigón en masa dentro de la fábrica, elementos que se forjarán
sin encofrado y al tiempo que vaya levantándose la fábrica de piedra, de tal
manara que esta quede íntimamente solidaria con aquellos.
Se tendrá especial
cuidado en que estas armaduras queden interrumpidas
en los arranques de
cada arco de manera que trabajen independientemente de cada una.
Pavimentación de
rampas y accesos en losa amorillados de perfil cóncavo y con sumideros en el
eje que conduzca el agua de lluvia a lo largo de tubos hasta las
correspondientes gárgolas de piedra a ambos lados del puente.
Bajo el pavimento y
su solera se dispondrán, así mismo, armaduras de redondo de hierro
transversales embutidas en hormigón en masa para atar los dos paramentos del
puente por la cabeza y repartir cargas.
Acciones adoptadas en
el cálculo:
Los valores adoptados
para el cálculo y comprobación de esfuerzos de las fábricas a construir se
ajustarán a lo prescrito en la norma MV 101/62.
Dadas las
características y dentro del puente, debe eliminarse el tráfico de gran
tonelaje, por lo que se ha calculado una sobre carga de 1.000 kg/m2 habiéndose
tenido en cuenta a partir de estos valores los empujes y masa necesaria de
contrarrestos en los estribos.
En cuanto a
cimentación, la existente y la que haya de construirse, una vez estudiada la
naturaleza del terreno del lecho del río, se concretarán sus características y
dimensiones.
El proyecto de la primera fase finalizó en septiembre de
1972. La obra se adjudicó a la empresa Manual Tricás Comp de Zaragoza el 14 de
junio de 1973 por la cantidad de 12.877.816 ptas. (77.400 €) que ya tenía una
buena experiencia en actuaciones histórico-monumentales pues trabajó en el
proyecto de Carlos Fernández Casado para la restauración del Acueducto de
Segovia en el año 1967.
En las primeras fases de la ejecución se descubrió que
bajo el nivel del agua quedaba el arranque de la pila desaparecida, este hecho
permitió la reconstrucción con precisión. Para la restauración de las fabricas
existentes y la construcción de las nuevas, se eligió una caliza oscura, a
juego con la existente. La piedra procedía de la cantera de la Vall de Bianya.
Se sirvió cortada o aserrada, retocándose las caras vistas una vez en la obra. Las
dimensiones de las dovelas del arco principal son: 1 x 0,57 x 0,32 metros.
El 20 de junio de 1975, a las 11:20 horas se colocó la
dovela en la clave, con lo que se cerró el arco principal y el 2 de octubre de
1975 se retiró la cimbra. Como se aprecia en
alguna vieja instantánea, en la cimbra aparece un rótulo con la sigla JJEIP. Se
trata de la mítica empresa de Oñate que fundaron 6 mecánicos y que, entre otros
productos, empezaron a fabricar andamios y estructuras prefabricadas de hierro
y acero, entre los que se encuentra la cimbra de nuestro puente
para su arco central. La empresa tuvo un gran desarrollo -hasta nuestro días- y
ahora es conocida como Grupo ULMA. Los grafemas de aquella sigla coinciden con
los nombres de pila de aquellos jóvenes emprendedores, añadiendo una I más,
pues eran seis, y son las de Julián Lizarralde, Julián Ayastúa, Esteban
Lizarralde, Isidro Mendiola, Ignacio Maiztegui y Pedro Ugarte. La obra fue inaugurada oficialmente el 4 de julio de 1.976.
Características actuales de la obra: Se trata de una bellísima obra de acentuado carácter
medieval con un tablero en doble pendiente o alomado, tres vanos principales
desiguales y dos arquillos de aligeramiento. Hasta extremos, largos y pesados
muros de acompañamiento y estribos que se empotran en la roca madre esquistosa.
Se construye con sentido perpendicular al cauce del río en aquel lugar. Destaca
sobremanera su gran vano central con arco apuntado de casi 30 metros de luz y
flecha cercana a los 18 metros que descansa en su zona de salmeres al pie de
las gruesas pilas que lo flanquean, con un grosor de 7,80 y 6,90 metros. Estas
pilas, a su vez, se soportan en la amplia basa por cimentación de pilotes y tablestacas
con relleno de hormigón hidráulico. Su amplia bóveda es de sillería en piedra
caliza con dovelaje en buena disposición y ensamblaje; en boquillas se aprecia
un mejor trabajo, con una sola rosca compuesta de 165 piezas cuyo tizón profundiza
1 metros y tienen un grueso muy regular, que llega a los 30 centímetros. En
zona de tímpanos y a una altura inferior a clave se disponen dos arquillos
gemelos en forma de medio punto y luces de 3,10 metros cada uno, con una rosca
cuya boquilla mantiene la traza del arco central.
El primer vano (siempre considerando aguas arriba margen
izquierdo) lo forma un arco de medio punto peraltado con luz de 7,20 metros y
al igual que su contrario de margen derecha, muy elevado sobre el nivel regular
de aguas. Excelente trabajo en bóveda y muy buen remate de boquillas, con 27
dovelas por arco muy regulares, con tizón de 0,60 metros y ancho de 0,50
metros. El tercer vano, cercano a cabecera derecha y mayor que el anterior,
dispone de un arco apuntado con luz de 9,20 metros y flecha de 5,80 metros que
se peralta 2,60 metros desde la base hasta su arranque. Obra de fábrica
semejante a los anteriores y muy buen trabajo en bóvedas y boquillas, en este
caso, formando la rosca 27 dovelas con tizón de 0,50 metros y ancho de 0,30
metros cada pieza.
Las bóvedas son regulares, con un ancho uniforme de 4,60
metros; podemos considerar 4 pseudo-pilas o paramentos entre arcos, cuyo grosor
está entre 8,40 y 7,30 metros. Las centrales se fortalecen con la presencia de
dos tajamares irregulares. El de margen derecha es gigantesco formando una
pirámide escalonada en unión de su espolón correspondiente que se corona por
sombrerete en igual disposición. El de margen izquierda más que tajamar es un
murete de fábrica con múltiples hiladas de sillarejo que llegan hasta la zona
de riñones del arco central y solera donde se inicia el arco secundario; sin
embargo, aguas abajo, si se conforma un espolón de forma trapecial aunque con
hiladas escalonadas y cabezal más plano que el anterior, sin sombrerete
forzado.
La disposición de la fábrica es impecable, lo cual tiene
sentido pues se trata de una construcción contemporánea donde la técnica supera
con holgura cualquier problema que se pudiera presentar. Se cuidan los
sillares, con volumetría regular, buena escuadría y trabajo de cantería aunque
el corte de la piedra ya se hizo por métodos mecánicos. Las hiladas guardan su
horizontalidad escrupulosamente y su enlace con el dovelaje de boquillas es
primoroso. Así mismo, los extremos de las hiladas superiores se tallan en forma
de trapecio con disminución de canto para que, a su vez, cuadren perfectamente
con los pesados sillares que conforman los pretiles, dada su oblicuidad y al carecer de impostas.
Todo el paramento de la reconstrucción es uniforme con grandes sillares de
caliza y que contrastan con los elementos originales -siempre en extremos- donde
predomina el sillarejo, mampuesto paralelepípedo aunque menudo y canto rodado
bien aglomerado con mortero de cal grasa. En la zona de arranques del arco
central se observa fábrica original a base de sillares grandes y bien puestos
con las oquedades o mechinales de las antiguas cimbras. En el arco de medio
punto independientemente de su chapado en sillar de caliza, se
puede observar su bóveda a base de piedra en lajas dispuestas "en pliego de
libro" sin más pretensión que conseguir la curvatura del cañón, trabajo en
general rústico, que podemos observar en lo que queda del Pont del Diable sobre
el río Segre en Isòvol y algunos de la Ribera del Cardós; por demás, la
impronta general también es homologable a otros puentes de la zona, como son el
Pont de la Cabreta sobre el río Freser, el arruinado de Castellfollit de la Roca o el de Sant Joan les Fonts, estos sobre el río Fluviá y el de Camprodón sobre el Ter, por poner
unos pocos ejemplos de tipología parecida.
En extremos, quedan los estribos cuasi originales aunque
reforzados, cuya dimensión llega a los 7 metros para cada uno, siendo su ancho
el regular de 4,60 metros. Aunque no dispone de aletas, si existe muro de encauzamiento
en su margen izquierda en donde desagua un regato o quizás, un cuérnago de
molino aledaño y que dispone de un pontón de fábrica de sillería caliza con mampuestos y buena
boquilla que da servicio a este cauce. También aparece la boca de un viejo caño
que debe evacuar aguas de alcantarillado o pluviales.
El tablero, como decía, es a dos aguas. Tiene una
longitud total, incluido terraplenes, de 132 metros, correspondiendo a la
estricta planta 103 metros. Las inclinaciones están descompensadas con respecto
al punto central y así, la rampa izquierda mide 55 metros con una inclinación
de 6º y la derecha mide 48 metros y su inclinación es de 7,50º. Como
corresponde a una obra contemporánea y aunque es a dos aguas, la solera está
construida con hormigón armado.
La anchura de la cubierta es de 4,60 metros,
correspondiendo a la calzada 3,60 metros y el resto a pretiles con ancho de
0,50 metros y altura idéntica. Estos pretiles se componen de dos pesadas
hiladas de buen sillar y se coronan con una albardilla a dos aguas, todo ello de
piedra caliza. El firme es de rajuela empotrada en lechada de cemento y dispone
longitudinalmente de enlosado en bordes y nervio central de tonos amarillentos,
probablemente de piedra arenisca. En cabeceras se han hincado varios bolardos
pues su circulación está restringida al paso peatonal y ciclomotores.
Aunque se observa que el entorno está cuidado, con
ajardinamiento, bancos y hasta huertas, se deberían eliminar algunos árboles
que ocultan la vista plena de la obra. La estructura parece que está en forma
aunque ya no sirva para el tránsito de vehículos, no obstante, es de desear una
intervención en paramentos y especialmente en bóvedas, donde por efecto de las
filtraciones se están formando gruesas capas de eflorescencias que dañan la
piedra y es evidente la descamación o degradación de muchos sillares,
especialmente los que parecen originales. Tampoco es conveniente que se
mantenga hiedra en varios paramentos y se debe eliminar el cableado eléctrico
visible. No he observado señales de dirección hacia el monumento en la
carretera y tampoco he visto un panel que informe sobre la historia y
vicisitudes de nuestra obra. A nivel peatonal sí hay cartelería de dirección y
existe un pequeño aparcamiento junto a cabecera derecha.
La calle que emboca con el puente desde el núcleo de la
villa todavía conserva el nombre de Camí Real. Esta vieja calzada,
reconvertida en carretera nacional N-260 pasa ahora por un bello puente-viaducto
de hormigón armado, construido en 1924 por el ingeniero Federico Moreno.
Lógicamente, esta obra pontonera ha sido tratada o
comentada por múltiples expertos -algunos los detallo más abajo- pero quiero
transcribir un breve comentario que hace José Eugenio Ribera Dutaste en su
mítico tratado docente titulado "Puentes de fábrica y hormigón
armado", editado por Gráficas Barragán, Madrid, 1925 donde pone foto del
puente y en el capítulo XIII que dedica a la decoración de los puentes en la Edad
Media no se corta un ápice y siguiendo sus pautas de eficiencia aunque con un aire gruñón dice: Aquellos
puentes son con frecuencia, feos por su aspecto, incómodos por sus rampas de
acceso, sus dimensiones pesadas -a veces, monstruosas- y sus apoyos no guardan
relación con la finura en las claves de sus arcos ojivales, que pueden ser
formas que satisfagan en templos pero son irracionales en puentes. Imponen sólo
respeto por su vetustez pero aquellos puentes cristianos fueron
constructivamente más bárbaros que los budistas de China, los bramánicos de la
India y los mahometanos de Persia.
Bueno, también aporta mediciones, que para el puente
antiguo -antes de su destrucción- era de 33,50 metros de luz y 19 metros de
flecha para su arco central. Destacar que, al menos, le gustó más el puente-viaducto
construido en 1924 por Federico Moreno en hormigón armado con un bello arco
central articulado, según cita en su célebre tratado, Primera Parte, Capítulo
IV Reseña Histórica, página 113.
Para saber más: Sin duda, el trabajo más prolijo, detallado y competente
sobre esta monumental obra lo aporta el ingeniero Ángel López en su tesis
doctoral de julio de 2010 titulada "Puentes de época medieval en las
cuencas de los ríos Ter, Fluviá y Muga" dirigida por Salvador Tarragó Cid
para la ETSICCP de la Universidad Politécnica de Cataluña. Otro trabajo
detallado sobre esta obra es el que hace Carlos Fernández Casado en Informes de
la Construcción, volumen 30, número 299 de fecha abril de 1978 en Revistas
CSIC titulado "Historia del Puente en España" y que es el mismo texto
que el autor refundió en su amplio tratado con el mismo título, editado por el
Instituto Eduardo Torroja-CSIC en 1980 donde se aporta documentación y fotos
de detalle de su reconstrucción cedidas por el propio Pons-Sorolla. También
hace un brevísima referencia Leonardo Fernández Troyano en su obra "Tierra
sobre el Agua", tomo I editado por el Colegio de ICCP en 1999 dentro de
su catálogo de obras civiles altomedievales con arquillos de aligeramiento
aunque tomando notas del tratado "Puentes de España", editado por
FCCSA, Madrid 1994 cuyos autores son Pilar Chías Navarro y Tomás Abad Balboa. Sorprende
la brevedad con que le trata el insigne ingeniero e historiador de puentes
Pedro Celestino Espinosa en su inventario publicado en las ROP año 1878 tomos
16,17,21,24 y año 1879 tomos 5 y 6 cuya cita es la siguiente: Consta de tres arcos de sillería, el central
algo apuntado y con 34 metros de luz que arranca al nivel del terreno y hay
otros muchos más pequeños separados del central por estribos. La revista del viejo MOPU también lo cita en
su monográfico titulado "Guía de puentes de España", número 345 de
julio-agosto de 1987, artículo de María del Mar Merino titulado "Puentes
Medievales: Castillos en el agua". El
popular compendio titulado "Puentes de España. Tránsito de Culturas",
editado por Lumwerg en 2009, coordinado por Santiago Hernández Fernández y
texto muy interesante de Manuel Novoa Rodríguez para los puentes medievales
tiene, como es habitual, la foto más impactante de esta obra civil aunque
también es verdad que la ficha técnica tiene varios errores. También hace una
bonita referencia a este Pont Vell Juan José Arenas de Pablo en su compendio
titulado "Caminos en el aire: Los Puentes", volumen I, páginas
253/254, editado por el CICCP en el año 2002. En la red podemos acceder a
algunas web o blogs que, aunque tratan muy brevemente la obra, al menos
disponen de algunas fotos interesantes, como son rutasconhistoria, cerodosbe, hernandezrabal o la prestigiosa web internacional de structurae.net, con foto pero sin más
datos.
Esta obra, al
igual que otras del entorno, la cacé cuando estudiaba el trayecto de la
incomparable carretera nacional N-260 para montar unos artículos. En mi
opinión, se trata de una de las calzadas más preciosas, endiabladas y difíciles
de nuestro territorio peninsular y tiene una riqueza patrimonial y paisajística
incomparable. Son 520 kilómetros, en su gran mayoría con trazado tortuoso
aunque mágico y discurre desde la frontera francesa en el Coll de Belitres
(Portbou) hasta Sabiñánigo, en la comarca del Alto Gállego. Es conocida como
Eje Pirenaico. Disfrute corriéndola como un lobo, también fotografié muchos puentes y estas
impresiones las plasmé en un par de artículos para la revista Solo Camión,
números 320 y 321 de fecha octubre y noviembre de 2016.
Cómo llegar: Como señalo en el encabezamiento, nuestra obra se
encuentra en el PK 106 de la carretera nacional N-260. Un acceso rápido desde
Barcelona sería por la C-17 hasta Ripoll, donde cogeremos la autonómica C-26
que se convierte en N-260 (tramo nuevo) hasta llegar a Sant Joan y ver nuestro
puente. La otra opción -más interesante aunque más larga- es coger en Ripoll la
antigua nacional bajo matrícula N-260a, cruzar Vallfogona del Ripollés y antes
de llegar al PK 97 coger un desvío a Sant Joan de les Abadesses por la carretera local GI-521
hasta llegar a la villa y el puente. Este itinerario por el Coll de Santigosa
es precioso.
Saludos a lectores y siempre, buena ruta.
Interesante fotografía de Lucien Roisin Besnard, probablemente de los años 20 del siglo XX, en la que capta parte del puente y al fondo, la fábrica de paños de Espona y la alcantarilla del caz y aljibe que daba servicio a esta textil.
Fotografía de Lucien Roisin Besnard de los años 20 del siglo XX. Tomada de la web de Todocoleccion.net
Interesante fotografía de Lucien Roisin Besnard, probablemente de los años 20 del siglo XX, en la que capta parte del puente y al fondo, la fábrica de paños de Espona y la alcantarilla del caz y aljibe que daba servicio a esta textil.
Fotografía de Lucien Roisin Besnard de los años 20 del siglo XX. Tomada de la web de Todocoleccion.net
Fotografía anónima fechada en 1922 tomada de la web Todocoleccion.net
Dibujo y fotografía probablemente de los años 20 del siglo XX del manual de José Eugenio Ribera Dutaste.publicado en 1925
Dos fotos del puente cogidas del libro Historia del Puente en España de Carlos Fernández Casado, también anteriores a la voladura producida en la Guerra Civil.
Foto del trabajo de Ángel López para su tesis sobre los puentes del Ter, Fluviá y Muga en el año 2010. También debe ser anterior a 1939 pues -como en las anteriores tomas- se aprecian los arquillos de aligeramiento cegados.
Tanda de fotos tomadas del libro Historia del Puente en España, de Carlos Fernández Casado. Es un detalle de instantáneas de la obra arruinada, del proceso de su reconstrucción, del puente terminado y un plano de alzado, planta y sección de la obra facilitados por Pons-Sorolla.
Dibujo de alzado y sección de nuestro puente. Trabajo de Ángel López y C. Suárez para la tesis del primero sobre los puentes medievales en las cuencas del Ter, Fluviá y Muga. Año 2010
Excelentes fotos de detalle sobre la evolución de la reconstrucción del puente y su terminación en 1976. Tesis doctoral del ingeniero Ángel López presentada en el año 2010 en la ETSICCP de la Universidad Politécnica de Catalunya.
Una buena foto y completa sobre la obra, probablemente de finales de los años 70 del siglo XX. Tomada de la revista del viejo MOPU, monográfico nº 345 julio-agosto de 1987 titulado "Guía de Puentes de España".
Foto tomada del inventario titulado "Puentes de España, Tránsito de Culturas". Fechada hacia el año 2009
Foto de fecha 10.07.2013 entrada por la cabecera izquierda.
Alcantarilla en la manguardia izquierda del puente que daba servicio a un caz y aljibe de la vieja fábrica de paños de Espona.
Tanda de fotos de fecha 03.11.2014
Foto de fecha 15.08.2016 tomada aguas abajo desde el puente nuevo.
Buenos días, un trabajo excelente, con muchísima y contrastada información.
ResponderEliminarSolo quería comentarte una pequeña inconcreción, sin demasiada importancia. Dices que el puente fue volado en el año 1939 por las tropas republicanas en su repliegue hacia Barcelona, cuando el repligue era hacia Coll d'Ares, una vez el ejercito franquista ya había entrado en Barcelona el 26 de enero de ese mismo año.
Sant Joan de les Abadesses y su puente forman parte de ese dramático itinerario de la huída, camino a una europa que los recibió en sus campos de concentración.
Lamento la demora, lector/a, pero estaba de viaje.
ResponderEliminarIncorporo al texto su información.
Gracias por su amable comentario.
Un cordial saludo.