SOMAHOZ-BARRIO DE SAN ANDRÉS. Cantabria
N-611 PK 171 y A-67 PK 168
Interesante y rara estructura pontonera que se
encuentra en la influencia de la vieja carretera nacional N-611, el mítico
camino real de Santander que se levantó en tiempos de Carlos III bajo la
supervisión y contrata del insigne maestro de obras Marcos de Vierna. Todavía
quedan algunos sectores originales de la ancestral ruta por la zona de Bárcenade Pie de Concha/Pesquera. Lo cierto es que, en el periplo de la N-611 no figura nuestro
puente aunque se levanta muy cerca de su orilla derecha, en sentido norte, para
dar servicio a las comunicaciones entre Somahoz y el Barrio de San Andrés.
No tengo información fidedigna de su
levantamiento; tampoco hay documentación gráfica de la obra con cierta
antigüedad. Aunque Luis Villegas nos dice que se debió de construir a
principios del siglo XX por el competente ingeniero Alberto Corral sigo
pensando -como hipótesis de trabajo- que la estructura original que se refleja
en las actuales pilas podría ser anterior, quizás, de principios del siglo XIX.
En ese punto geográfico, existiría desde antiguo un vado natural para los
cruces del rio por viandantes, caballerías e incluso carros cuando las aguas
del río Besaya eran someras. Cuando estas venías crecidas la dificultad de su cruce
era significativa por lo que, cabe la posibilidad, de que se decidiera por la
administración municipal o la Diputación la construcción de un puente de cuatro
vanos con pilas de relleno de hormigones y placado de mampostería, sillarejo y
canto rodado. Las basas de estas pilas, bien conformadas, se nutren de buena
sillería de época. El tablero original se haría a base de tablas de madera que
apoyarían en las propias pilas y quizás, en algunos apoyos del tipo ‘pie
derecho’ o ménsulas de maderos empotrados en las propias pilas aunque bien es
cierto que no se observa en la actualidad mechinales u oquedades que pudieran
hacernos pensar en que existieran salvo que en algún apaño más reciente se
taparan con mampostería. La cubierta, supongo, se conformaría con firmes de
arenas, áridos y piedra machacada al estilo del macadán. La otra hipótesis que
contemplo es que, al rebujo de la construcción de los puentes del ferrocarril,
anejos a esta obra, se decidiera la rápida construcción de esta obra civil para
crear conexiones con Los Corrales de Buelna en orden al servicio de materiales de
obra para el ferrocarril de Isabel II o el propio movimiento de obreros y
técnicos que allí trabajaban. De ser así, su levantamiento podría producirse
hacia mediado el siglo XIX. La sillería baja que se observa en los estribos así
como la que cubre los cantos de las pilas, redondeados pero de sillería con
cara vista abujardada y que hacen las veces de tajamares-espolones es de
factura propiamente ferroviaria. También cabe la posibilidad de que con los
ingenieros ferroviarios ‘a pie de obra’ cuando trabajaban en los puentes del
ferrocarril anejos, se decidiera rehabilitar este viejo puente, asegurándolo en
estribos y pilas, independientemente de que siguiera manteniendo un tablero de
maderos. Lo que sí parece claro es que la modificación que hace Alberto Corral,
especialmente en el cenit de pilas para el apoyo de las nuevas vigas y losas de
hormigón, no cuadra o coincide con su estructura original por lo que cabe
pensar que, los capiteles de las pilas -por decirlo de alguna manera- estaban
diseñados para el soporte y ajuste de otro tablero, bien de maderos o una
improbable viga metálica en celosía de hierro dulce, muy habitual en la obra
pública carreteril decimonónica. La posibilidad de que -desde antiguo- fuera un
puente con tablero de maderas nos lo refiere Pascual Madoz en su “Diccionario
Enciclopédico” editado en 1846 donde en la voz ‘Somahoz’ nos cuenta: Al
lugar de Somahoz pertenecen los barrios de San Andrés, Quintana y Mediavía …/…
y cruza la población el río Besaya cuyo paso facilita un puente de madera.
Desde mi punto de vista, de haberse levantado a
principios del siglo XX, lo lógico es que ya se hubiera construido con pilas de
hormigón, incluso armado, siguiendo las pautas que ya enseñaba el ilustre
ingeniero José Eugenio Ribera, en cierto modo, maestro de Alberto Corral en sus
proyectos pontoneros a base de hormigones armados y prescindiendo de los costes
que generaba la obra de sillería o mampostería.
Independientemente de mis apreciaciones al
respecto, lo que parece verosímil es que a principios del siglo XX se acepta un
proyecto del ingeniero Alberto Corral Alonso de la Puente para hacer práctico y
más útil esta estructura; quizás hasta entonces, era simplemente un paso para
viandantes, acémilas y carros, con un ancho de calzada muy angosto,
probablemente sin pretiles y susceptible de colapsar en algún vano ante cargas
elevadas.
Lo que nos cuenta el historiador de puentes e
ingeniero Luis Villegas es lo siguiente: […] Fue proyectado por Alberto
Corral Alonso de la Fuente (Edit. Cantabria, 1985, GEC) a principios del siglo
XX y se une a las múltiples obras que este ingeniero de caminos hizo en
Santander y en su provincia en los albores de la centuria cuando se estaba introduciendo
el nuevo material “hormigón armado” en la construcción de puentes y edificios.
El tablero está compuesto por dos vigas portantes de canto variable y máximo en
el centro del vano donde son mayores las flexiones que generan las cargas;
perpendicularmente a estas vigas existen unos nervios transversales que apoyan
la losa horizontal de tránsito y transmiten las acciones a unas péndolas
embutidas en los dinteles -que tienen aspecto de ‘vientres de pez’- y que se
resaltan en sus caras. En este puente, dado su poca cota libre sobre cauce
fluvial y buscando dejar una superficie de desagüe suficiente, se han dispuesto
sus vigas portantes de modo que vayan hacia arriba del tablero. Aun así, en la
riada de finales de enero de 2019, el agua del Besaya ha sobrepasado la cota de
pavimento, pasando por encima de la estructura […].
Características actuales de la obra. Se trata de un puente de tablero plenamente
horizontal con una longitud aproximada de 64 metros y un ancho regular de 4,30
metros. Dispone de 4 vanos adintelados con luces de 15 metros cada uno. Los
apoyos se producen en estribos, prácticamente empotrados en los taludes que
conforman las orillas del cauce así como en 3 pilas intermedias del tipo
tabique, donde los refuerzos se marcan en las basas, más anchas y consistentes,
a base de mampostería careada y algo de sillería de gran volumen, bien
aglutinada con variados morteros. Los fustes de las pilas se placan a base de
mampostería careada, algo de sillarejo, canto rodado y rajuela todo ello
densamente fijado con morteros. Llama la atención las protecciones en cantos frontales
redondeados al modo de tajamares-espolones donde la cantería es más regular y
profesional a base de grandes sillares conformando la geometría curva, de cara
vista abujardada y contorno encintado cuyas piezas de imbrican con los paños
verticales de las propias pilas, reforzando su resistencia a los envites de la
fuerza del agua. Sigo pensando que la técnica canteríl empleada en estos
tajamares-espolones es propia de la ingeniería pontonera ferroviaria. Como
decía, al cenit de estas pilas se ha adaptado la caja u horquilla a las nuevas
losas incorporando -quizás elevando la flechas de estas- una hilada de
sillarejo bien trabajada para conseguir mayor horizontalidad y enjarje con el
tablero.
Respecto al aparejo visible de estribos cabe
señalar que también se trata de grandes mampuestos de piedra caliza en talla
grosera fijados con cuñas o rajuela y muy aglutinados con morteros de variada
tipología.
En cuanto a la intervención de Alberto Corral -ya
explicada por Villegas- cabe señalar que, probablemente, se reparó la
estructura de piedra al tiempo que se desmontaba el viejo tablero y se
incorporaba el nuevo de hormigón armado. Obsérvese en alguna foto la calidad,
grosor y también oxidación de algunas secciones de ferralla o armazón utilizada
en las losas de hormigón armado. Señalar también la importancia de este puente
a tenor de los materiales utilizados, especialmente el hormigón, ya sea en masa
o armado, que es un testigo interesante e histórico que deberemos conservar así
como el recurso de utilizar las vigas o largueros como soportes del tablero
pero hacia arriba, en airosos arcos, consiguiendo mejorar la flecha de los
vanos con respecto a lámina de aguas. Como se observa en el conjunto por las
marcas de las diferentes cerchas de madera utilizadas, la estructura del
tablero se levantó in situ. La intervención de Alberto Corral es
probable que ya tenga la antigüedad de un siglo y ello acentúa el interés
pontonero de la estructura a nivel de obra civil no sólo reseñable sino
plenamente a conservar, mantener en uso y proporcionarle una protección como
bien de interés cultural, social o como decía, de obra pública.
Entiendo que, como no se ha protegido
adecuadamente el monumento, recientemente, puede que sea hacia el año 2011 las
autoridades municipales, supongo que en connivencia con la Confederación
Hidrográfica competente, decidieron adosar una pasarela en el lado aguas abajo
de este digno puente con lo que tanto su impronta como la estructura en sí, se
han disminuido y pierde calidad histórica. Creo que este desmadre ya se
anunciaba en el correspondiente BOC de fecha 23-04-2009 donde el Ayuntamiento
de Los Corrales de Buelna nos cuenta: Información Pública del
acuerdo de aprobación inicial del proyecto de ampliación del puente de acceso
al barrio de San Andrés (Somahoz). En sesión plenaria ordinaria, de fecha 26 de
marzo de 2009, se aprobó inicialmente el proyecto de ampliación del puente de
acceso al barrio de San Andrés (Somahoz), con un presupuesto base de licitación
de 152.996,20 euros. En cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 86 de la
Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo Común y demás disposiciones
concordantes, se abre trámite de información pública, por término de veinte
días, contados a partir del siguiente al de la publicación de este anuncio en
el BOC, durante los cuales los interesados podrán formular alegaciones y
sugerencias. El presente acuerdo provisional quedará elevado automáticamente a
definitivo caso de no formularse alegaciones. Los Corrales de Buelna, 1 de
abril de 2009.–La alcaldesa, María Mercedes Toribio Ruiz.
Bien
es cierto que, tanto en este aviso así como en otros que publicó la prensa, se
habla de un ensanche del puente, aunque la estructura original no se ha
modificado; se ha adosado una pasarela a base de un par de largueros o vigas
caladas de acero, una de ellas que apoya en pilas y otra que lo hace sobre
tornapuntas de acero hincados en los espolones de las pilas; sobre ellas, un
entarimado de buenos tableros de madera y barandillas de calidad. Quizás, lo
cutre del asunto fue la solución de adosar a los estribos un pastiche de hormigón-cemento
placado con losetas que harán las veces de nuevos estribos para la pasarela.
Tampoco los muretes de entrada por ambas cabeceras nos retrotraen a una obra
civil de época. También se añaden petos en ambos lados a base de tubos de acero
cromado que elevan la altura en los puntos donde se asocian los arcos del
propio tablero. La cosa se adorna con planchas verticales de acero corten con el
blasón de la localidad en la barandilla de aguas abajo. En todo caso, señalar
que este adosado impropio en una obra civil histórica, es fácilmente reversible
cuando el Ayuntamiento decida instalar una pasarela debidamente alejada de esta
estructura que no interfiera en su impronta, visión o fotografiado.
Respecto
a la cubierta, mencionar que mantiene un firme de aglomerado asfáltico en buen
estado aunque la anchura del tablero es exigua y sólo permite la circulación en
un sentido, teniendo preferencia los vehículos que acceden a la plataforma por
lado San Andrés. No existe señalización sobre MMA que limite la carga máxima de
pesados que pudieran cruzar el puente; tampoco de anchura de ejes. La pasarela
es óptima y permite el tránsito peatonal o de vehículos con movilidad reducida
sin inconvenientes.
La
vieja estructura adolece de un mantenimiento adecuado: presenta humedades,
manchas y eflorescencias tanto en el placado de piedra así como en los lienzos
de hormigón; la limpieza del óxido en los redondos de acero que están a la
vista es imprescindible así como su tapado con morteros adecuados; existen
algunos grafitis que se deberían eliminar. Considero que, pese a la abundante
cartelería en la zona de aparcamiento de la cabecera derecha, se debería
incorporar a pie de obra un panel que nos ilustre sobre la historia y
vicisitudes de esta interesante obra pontonera que ayudaría a poner en valor
las primeras estructuras de hormigón armado en nuestro país, como es este caso.
En
cuanto a la figura del prestigioso ingeniero Alberto Corral Alonso de la Puente
querría señalar una especie de reencuentro con él a través de esta interesante
estructura pontonera. Ya en párrafos anteriores se alude a su enorme obra
pública tanto en la capital santanderina como en Cantabria. Siempre ha pasado
muy desapercibido su proyecto y ejecución de una bellísima pasarela colgante sobre el río Pisuerga en la localidad palentina de Alar del Rey, obra que
ejecutó en el año 1921 y donde destaca especialmente la viga en celosía con cruces de
San Andrés en madera de roble. Puede que, pese a la desidia de las diferentes
administraciones por conservarla tras un siglo de existencia, el curioso que se
acerque a contemplarla hoy, todavía pueda observar en pie los estribos,
pórticos, los mazos de hilo de acero que la sostienen y algunos bastidores de
madera colgando sobre el cauce del río, señas de lo que fue una impactante obra
pontonera, probablemente una reliquia de los viejos modelos de paso sobre aguas
en época decimonónica o finisecular.
Para saber más. Al tratarse de una obra civil poco conocida, diría que austera, gris, sencilla y hasta mimetizada en el actual paisaje fluvial del río Besaya pues no es relevante a nivel de conocimiento o información en la historiografía de la obra civil. En mi búsqueda personal sobre referencias a ella sólo he encontrado un estudio de la estructura en el libro “Un viaje por los caminos y puentes de las comarcas centrales de Cantabria”, obra del ingeniero Luis Villegas Cabredo, editada por Ediciones Universidad de Cantabria, en el año 2020, páginas 452/453 con una pequeña fotografía incluida. Como nos dice el autor, también se le referenció en otro estudio de la pontonería cántabra (Editorial Cantabria, GEC, 1985) al que no he tenido acceso. En el periódico digital ValledeBuelna, edición de fecha 12-05-2019 dando noticias sobre el futuro puente de Renero se hacen referencias a la historia de nuestro puente. Sobre la ampliación (pasarela adosada) existen variadas informaciones en la prensa, ya sea en El Diario Montañés de fecha 19-03-2019 o 21-11-2018 o EuropaPress en fecha 20-10-2010. Es interesante una ruta de Wikiloc publicada por Gorostola que se inicia junto a nuestro puente. Existe un denso o detallado estudio sobre el río Redondo en donde también se alude a nuestro puente y que se puede leer en el blog Valledebuelna. Entre los estudios geográficos o de viajeros decimonónicos destaca el “Diccionario Geográfico-Estadístico de España y sus posesiones de Ultramar”, obra magna dirigida por Pascual Madoz Ibáñez, publicada en el año 1846, tomo XIV, página 438, voz ‘Somahoz’, donde hace una clara referencia a nuestro puente con tablero de madera. Sin embargo, Sebastián de Miñano Bedoya en su conocida obra titulada “Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal”, editado en 1829, tomo VIII, página 321, voz ‘Somahoz’ no hace referencias a puentes y en todo caso, en la de ‘Valle de Buelna’ alude a un puente que comunica Los Corrales con San Felices que entiendo se refiere al conocido como Puente Ranero. Tampoco el IDM (Itinerario Descriptivo Militar) en su edición de 1866 cita esta obra al no figurar en comunicaciones geoestratégicas en la zona; trata con detalle la ruta 169 (Santander-Palencia por Torrelavega) y cita Somahoz pero básicamente tratando el camino real y sus puentes. De la interesante carretera nacional N-611 -el citado camino real- escribí unos artículos hace tiempo, añadiendo su patrimonio lineal con puentes históricos muy interesantes y que se publicaron en la revista Solo Camión, números 254 y 255 de abril y mayo de 2011 así como en la revista del antiguo Ministerio de Fomento, número 666 de noviembre de 2016. Anotar también que, tras cruzar este puente y antes de acceder al Barrio de San Andrés, hay que pasar bajo un pontón ferroviario de la mítica línea "Ferro-Carril de Isabel II", ahora Madrid-Santander, joya de la ingeniería ferroviaria de época así como el 'puente largo' sobre el río Besaya de la misma línea histórica.
Interesante fotografía del puente antes de su ensanchamiento de tablero. Toma efectuada desde aguas abajo que refleja una importante crecida del río Besaya en fecha junio de 2010. La instantánea es obra de AmoscaCantabria y se exhibe en la web de Mapio.net.
Imagen del puente, probablemente realizada hacia el año 2018 por Gorostola para la web de Wikiloc en una interesante ruta por la Senda de las Tejeras.
Interesante imagen cenital del puente desde aguas arriba realizada en el año 2020 por José Francisco Gutiérrez Mar para la web de Mapio.net.
Imagen del tablero del puente según toma de Ana Cobo de fecha junio de 2021 que se exhibe en Google Map.
Tanda de fotos de fecha 08.06.2022 en secuencia consecutiva desde aguas arriba del puente, aguas abajo, intradós, tablero, cauce y entorno.
Toma reciente del puente desde aguas arriba cuyo autor es Máximo Segovia González en fecha octubre 2023 y que se exhibe en Google Map.
En el mapa del IGN levantado en el año 2003 queda bastante clara la distribución carreteril. Existe un puente que cruza el río Besaya y una pequeña red de caminos carreteros que salen del Barrio de San Andrés.
Yezgo o Saúco menor (Sambucus ebulus L. Capripholiaceae)
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