PUENTE DE TRETO EN LA RÍA DE LIMPIAS
COLINDRES-ADAL TRETO. Cantabria
N-634 PK 173,700
También es conocido como Puente
de Hierro, Puente Giratorio, Puente de la ría del Asón y hasta por el Puente Barca. Enclavado en la
desembocadura del río Asón en el Mar Cantábrico entre las localidades de
Colindres y Adal-Treto (municipio de Bárcena de Cicero), hasta hace unos años
era un puente más de la mítica carretera N-634 o Eje Transcantábrico aunque
ahora los grandes tráficos se derivan por el puente atirantado ubicado unos
cientos de metros aguas arriba.
Durante cientos de años la
comunicación entre ambas orillas de efectuaba por un puente-barca que sufrió
diferentes vicisitudes. Hay referencias en el siglo XV que lo citan como paso
habitual para los peregrinos hacia Santiago de Compostela que utilizaban el
Camino del Mar o de la Costa y solían descansar
junto a la Ermita de la Magdalena, en Colindres. La administración y el
pontazgo estaba en manos del clero; en el siglo XVIII pertenecía al Duque de
Noblejas y los gastos de mantenimiento los cubría la antigua Junta de Cesto a
la que pertenecían los núcleos de Cicero, Hazas y Solórzano. De nuevo, pasó la
propiedad al clero (Monjas del Canal) hasta que por la desamortización de
Mendizábal todos los derechos de explotación revierten al Estado. Es evidente
que a lo largo de los años se sustituyeran o modificaran las barcazas que hacía
el servicio de cruce fluvial. Parecer ser que - a raíz de su propiedad pública
a mediados del siglo XIX - se diseñó un nuevo tipo de embarcación más eficiente
y unas escolleras inclinadas en ambas orillas que facilitaban los atraques,
reduciendo la travesía en función del nivel de aguas de los 300 metros
habituales en pleamar a 170 metros cuando se producía la bajamar. Dado que este
puente-barca se encontraba en el camino regular entre las ciudades de Bilbao y
Santander, así como el del interior de Burgos por el puerto de Los Tornos con
la costa, cabe pensar que los traslados de mercancías, vehículos y personas
eran continuos. La nueva barcaza entró en servicio en 1864 y fue construida
por el calafate Matías de Castanedo: tenía tres bancadas para remeros en proa y
una gran plataforma hacia popa donde se podían alojar cuatro coches con sus
correspondientes caballerías. Más adelante se le dotó de un sistema de cadena continua
o rotante fijada a la quilla y que actuaba como fuerza motriz. Sin duda, este
sistema de transporte fue determinante para la prosperidad de estas villas
marineras y también sirvió para que muchos viajeros de las Vascongadas pudieran
dirigirse hacia Santander para enlazar con el flamante tren hacia el interior y
que cubría la línea Santander-Alar del Rey.
Ante las crecientes demandas del
servicio de cruce y a la lentitud del sistema se estudió la posibilidad de
construir un puente flotante. Hay que señalar que dado que Limpias -en el
interior de la ría- disponía de un pequeño puerto muy próspero para el comercio
de conservas y escabeches que utilizaban diferentes naves con el gálibo
suficiente para que un puente fijo, simplemente, impidiera su paso, se pensaba
en una estructuras flotante que pudiera abrirse en su zona central para dar
paso a las naves que cruzaban la ría en ese punto. La propia Diputación de
Santander aprobó con fecha 06.03.1867 un proyecto de puente flotante pero los
intereses caciquiles de las poblaciones del interior, especialmente la propia
Limpias, impidieron que se desarrollara, anteponiendo la importancia de su zona
portuaria. Lo cierto era que las grandes
y frecuentes avenidas del río Asón depositaban en la ría ingentes cantidades de
arenas y limos que iban disminuyendo la profundidad de la misma y que hacia
intransitable la circulación de barcos de gran calado. Aquellos años convulsos
en los que cabe señalar la Revolución de 1868, la fallida Primera República o
la III Guerra Carlista, paralizaron este proyecto durante muchos años. Con la Restauración, hacia el año 1875
podría haber mejorado la cosa pero el caciquismo provincial con sus intereses
clientelares y el famoso juego de turnos entre los partidos de la época
(liberales y canovistas) también tuvo congelado este y otros muchos proyectos
de desarrollo. Por aquellos años, el ingeniero Agustín Monterde que estaba al
cuidado de las carreteras y caminos vecinales de Cantabria, hizo un artículo
muy razonado sobre los costes excesivos de mantenimiento del puente-barca y
proponía un puente flotante con una sección móvil de 16 metros de ancho, más
que suficiente para el paso de embarcaciones que tampoco se tuvo en cuenta.
(Consultar ROP año 1873 tomo 2)
Es en 1882 -durante el reinado
de Alfonso XII- cuando la propia Dirección Provincial de Obras Públicas
presenta varios proyectos para la construcción de un puente entre los que
figura el del ingeniero Eduardo Miera. Se trataba de una estructura de hierro
con un tramo central giratorio que permitiría el tránsito de vehículos y
embarcaciones. Era una obra costosa que el ministerio del ramo desechó. El
propio Miera diseñó otra estructura fija que presento a las autoridades en
1884 y que tras diferentes controversias tampoco fue aceptado. No será hasta
1893 -once años después- cuando se retoma el proyecto primitivo de Miera de
puente giratorio, publicándose la subasta de obra con fecha 14 de octubre de
aquel año aunque siguieron las demoras dado que Limpias se oponía e inició una
recogida de firmas entre la población para que no se llevara a efecto tal
proyecto. Por fin, en 1897 arrancan las obras para la construcción de este
bello puente aunque con los problemas habituales de falta de fondos o aumento
de costes en los materiales, por no citar los incumplimientos en los plazos de
ejecución y los intereses locales de las poblaciones afectadas, que
continuaban. Es en mayo de 1905 cuando se abre a la circulación aunque su
solemne y problemática inauguración se produciría más adelante. La obra la
llevó a cabo el contratista José María Álvarez Pedrosa que hizo un replanteo
del emplazamiento de la estructura y redujo la altura de rasante. Tras el
fallecimiento de éste, la obra fue terminada por un hijo suyo. Debido a algunas
diferencias entre el proyecto primigenio de 1882 y el de 1893 la fábrica de
Mieres, por medio de su ingeniero industrial Escobedo, introduce algunas
modificaciones aunque no alteraba su disposición general. Los avances
producidos por aquellos años en las estructuras de acero tuvieron mucho que ver
en estas modificaciones, como por ejemplo, las secciones que para las cabezas
superior e inferior presentaba el proyecto aprobado en 1890, por su difícil
construcción. Se hacían imposibles las uniones de las diagonales y montantes
con las cabezas, por la mala disposición de los elementos necesarios para la
transmisión de los esfuerzos. De este modo se aceptaron las variaciones
propuestas en la memoria suscrita por la fábrica asturiana, por estar conformes
con lo preceptuado en el modelo de condiciones que regía para las edificaciones
de puentes metálicos, legislado por Real Orden el 16 de julio de 1878.
En 1901, en la memoria
explicativa del proyecto reformado, Pascual Lomba apostaba por fundar el
estribo sobre la escollera, variando así de nuevo el proyecto original. De tal
modo las obras reducirían su coste y se culminarían en menos tiempo. Entre las
postrimerías de 1902 y principio de 1904, se incluyeron en la obra nuevos
materiales que no estaban dispuestos en el proyecto inicial, pero de poca
importancia: hierros longitudinales, columnillas, pasamanos, roblones y otros
materiales.
Las avenidas de acceso al puente
se construyeron a ambos lados con una longitud de 323 metros. Los materiales
utilizados fueron fábrica de mampostería, escollera y hormigón, sillería caliza
de las canteras de Adal, mampostería ordinaria, escollera y piedra para
hormigón, igualmente de la cantera de Adal. Mampostería concertada y sillarejo
de la cantera de Escalante. Pedraplén con piedra de terrenos inmediatos.
Terraplén de las marismas, cemento de Zumaya, cal ordinaria y arena de las
orillas de la ría.
El hierro laminado provenía de
una fundición de Amberes y los tramos parabólicos se montaron en Mieres y el
sector giratorio en Lieja. El presupuesto ascendió a 355.336.- pesetas,
correspondiendo a materiales 308.000.- pesetas y el resto a las partidas de
dirección de obra y administración , imprevistos y beneficio industrial. Se
utilizaron aproximadamente 320 toneladas de hierro en total, entre forjado,
laminado y fundido, además de plomo y bronce. En concreto, escuadras,
palastros, cabezas de roblones y bastidores eran de hierro forjado. Los
largueros, traviesas y montantes eran de hierro laminado. Las pilastras y cajas
de rodillos de hierro fundido. Los soportes fijos del tramo móvil como son los
ejes de las cajas y los rodillos eran de acero. Se siguieron las
características que indicaba el proyecto de Miera en cuanto a cantidades: 221
toneladas de hierro forjado, 3,30 de fundición, 1,89 toneladas de laminado en
acero y 281 kilos de plomo laminado. El tramo giratorio disponía de 69,50
toneladas de hierro forjado, 18,46 toneladas de fundido, 2 toneladas de acero y
137 kilos de bronce. Trabajaron multitud de empleados como peones, carpinteros,
ajustadores, herreros y hasta marineros. Se utilizaron gabarras como medio de
transporte con capacidad para 20 toneladas y yuntas de bueyes para el acarreo.
Los materiales de Amberes llegaron hasta el puerto de Santoña desde donde se
trasladaron por carros hasta pie de obra.
Movilidad del tablero: El
mecanismo que hacía girar el tramo móvil del puente se basaba en un sistema de
ruedas dentadas que se accionaba a mano. Diseñado para dar paso a las
embarcaciones que arribaran al puerto fluvial de Limpias, la saturación arenosa
del fondo de la ría acabó impidiendo, en el siglo XX, la navegación por ella de
barcos de cierto calado, con lo que el puente fue abierto muy pocas veces. Pese
a todo, y excepción hecha del proceso de oxidación que le afecta, el mecanismo
se conserva intacto y una futura restauración podría permitir de nuevo su uso. Respecto al sistema de funcionamiento, en el
centro de la pila de sustentación se encuentra un eje de acero, unido a la
fábrica de la misma placa por seis pasadores, formando un todo en cuyo interior
va el eje alrededor del que se establece el movimiento. Su unión con el tramo
se verifica por otra caja de fundición sujeta por pasadores a dos viguetas
maestras y a otras dos perpendiculares y complementarias, sosteniendo en su
parte superior el tejuelo de bronce, apoyado sobre otra pieza del mismo
material que corona el pivote sobre el que se realiza el giro del tramo. Las
condiciones del mecanismo posibilitaban que sólo se necesitara un hombre para
la maniobra, gracias a una llave cabrestante que entra en la espiga del árbol
como una manivela. En la llave hay orificios donde se introducen palancas de un
metro sobre las que se ejerce la acción. La duración de la maniobra era
pequeña, menos de cinco minutos, y la fijación al tramo no duraba treinta
segundos, de tal modo que apenas entorpecía la circulación.
Aunque el interminable retraso en
la culminación del puente impidió el paso por él de la línea de ferrocarril
Santander-Bilbao (éste cruzó finalmente la ría más al sur, a la altura de
Udalla, en Ampuero), la importancia del tráfico rodado (de viajeros y
mercancías) alcanzó tal relevancia durante el siglo XX (en 1967 el piso de
madera del puente fue sustituido por otro de forjado metálico) que la novedosa
obra de ingeniería proyectada en el siglo XIX se transformó en una pieza
crucial de la red de comunicaciones y transportes de la región hasta la
apertura del viaducto de Colindres de la Autovía del Cantábrico a mediados de
los años 90. Aún hoy, el viejo puente de hierro diseñado para facilitar el paso
de carros de caballos soporta el denso tráfico que diariamente se desplaza en
el entorno de la bahía, multiplicado durante la temporada turística en los
meses de verano.
Características de la obra
actual: Se trata de un puente metálico formado por tres secciones: dos
tramos de vigas en celosía con arcos parabólicos del tipo bowstring y un tramo
continuo que era el movible. Tablero horizontal perpendicular al cauce con una
longitud total de 161,74 metros que apoya en tres pilas tabique, produciendo 4
vanos adintelados con luces de 61,84+61,84 para los tramos fijos o de margen
izquierda y 19+19 para el tramo giratorio o de cabecera derecha. La anchura de
la calzada es de 5,500 metros y dispone de viales peatonales en voladizo de
1,50 metros en cada canto. Las pilas son de hormigón en masa chapadas en piedra
caliza de la zona y tienen una longitud de 7 metros y una anchura de 2 metros.
La flecha o altura desde parte inferior de vigas con respecto a lámina de aguas
es de 3,37 metros en pleamar máxima. Los sectores fijos se formalizan con vigas
de alma llena en cada canto con un cordón inferior recto y uno superior curvo
en parábola, ambos constituidos con laminados de hierro que se arriostran por
medio de palastros verticales y oblicuos a base de fuertes viguetas en T y una
serie de pletinas en zigzag para aumentar su alma; a su vez, los bastidores se
refuerzan con dobles pletinas cruzadas, formando cruces de San Andrés y
arriostradas en su punto de cruce. Los ensambles y nudos se organizan con
refuerzos de chapas de variada forma, cartabones y platabandas. El cosido
primitivo es a base de roblones de varios calibres. En altura, se cierran o
unen los arcos con vigas traviesas de sección en T y cruzamientos de pletinas
formando aspas. El trabajo de uniones y roblonado es muy meritorio. La sección
giratoria se compone de dos vigas de hierro arriostradas con traviesas y
asentadas en la pila con los mecanismos de rotación del tramo. La plataforma
era a base de tableros de madera fijados a la estructura de hierro. Ahora
dispone de una losa de hormigón y un firme de asfalto. Los viales peatonales
son de chapa de acero estriada antideslizante que apoya en ménsulas o
tornapuntas de hierro en ambos cantos. Barandillas -originales- a base de
pivotes cilíndricos historiados que soportan un entramado longitudinal de
varillas paralelas y formando aspas en material de hierro. En cabecera izquierda
subsiste un estribo de hormigón junto al puente que pertenecía al sistema de
barcazas. En cabecera derecha, hay unas decenas de metros de muro de
acompañamiento o aterramiento para compensar las rasantes con frentes de piedra
en sillares bien trabajados y que se corresponderían con trabajos efectuados a
finales del siglo XIX. También existe un pedraplén o rampa -actualmente de
hormigón- por donde se hacia el atraque de las barcas que cruzaban la ría.
Leo en una vieja revista del
Ministerio de Fomento de febrero del año
2003 lo siguiente: [...] que se pone en
marcha un novedoso sistema para recuperar puentes históricos que se financiará
igualmente con fondos del 1% cultural y
que se gestionará con el Ministerio de Cultura y Deporte. Se destinarán más de
2 millones de euros a esta estructura y se intentará recuperar su sistema de
giro en este centenario puente (en el año 2.005 hizo sus cien años de trabajo).
Las obras de rehabilitación, que empezarán en breve, mantienen intacta la silueta como solución primigenia
ingenieril y habrá labores de sustitución de elementos y refuerzos así como de
protección contra la oxidación y corrosión. Además del ensanche de los andenes,
se instalará un nuevo sistema de alumbrado que mejore la vista del puente y se
soterrarán las conducciones de agua, teléfono y telégrafo que actualmente son
visibles. La obra proyectada por el ingeniero Eduardo Miera corresponden a una
tipología única en Cantabria y muy probablemente en el resto del país [...].
Bueno, lo cierto es que estas obras han tardado un poco más. Tanto el Diario
Montañés como el Diario Digital Cantabria informan que las obras de
restauración se iniciaron el 16 de septiembre de 2015 y se finalizaron el
24.06.2016, efectuándose las nuevas pruebas de carga el 05.09.2016. Las obras
han consistido fundamentalmente en el chorreo con arena del acero de la
estructura, los refuerzos estructurales de todas las vigas, nudos y montantes,
sustitución de montantes y diagonales de arcos, sustitución de toda la celosía
superior entre arcos, el tratamiento con
pintura de todas las superficies con protección del acero estimada en 15 años y
la sustitución del antiguo firme con la incorporación de una losa de hormigón
armado acoplada a las traviesas de hierro originales y capa de rodadura de
aglomerado asfáltico. Los viales
peatonales se han sustituido por otros con anchura de 1,50 metros cada uno.
Esta rehabilitación integral ha sido llevada a cabo por la empresa TECYRSA
ubicada en el pueblo madrileño de Torrejón de la Calzada.
No se ha podido recuperar el
movimiento de giro en el tablero móvil pues hay que tener en cuenta que hay una
enorme tubería de agua con calibre de 60 centímetros que va adosada a los
cordón inferior de la viga (aguas arriba) y que impide cualquier movimiento del
tablero, por cierto, también renovada en esta actuación. El coste final de esta
rehabilitación ha sido de 3,18 millones de euros. Por mi parte, he podido
observar que la intervención en fijaciones y nudos se ha hecho con tornillería
gruesa de tuerca en acero cincado y en pletinas y chapas finas renovadas por
medio de soldadura, dejando para la historia el trabajo de roblones o remaches.
Actualmente en uso para circulación de vehículos cruzada con las limitaciones
siguientes: MMA de 20 toneladas, gálibo no superior a 4,20 metros, anchura de
ejes o caja no superior a 5 metros y velocidad máxima permitida de 40 kilómetros/hora.
Excelentes viales peatonales. Tiene un tráfico abundante tanto de vehículos,
bicicletas como peatones.
Lo cierto es que, tras mi visita,
he podido comprobar que la rehabilitación ha sido buena y que redunda en un
plus de belleza tanto en la misma estructura metálica así como en su entorno
paisajístico que ya es histórico. Quizás, existe una interferencia palpable
originada por el moderno puente atirantada, excesivamente cercano a nuestra
obra. No he observado que existan carteles de dirección hacia el monumento ni
paneles que informen sobre sus características e historia. También he observado
que es un punto de reunión de lugareños en los viales peatonales, bien para el
sencillo paseo andando o en bicicleta así como para pescadores, que echan sus
cañas a la ría y se distraen durante unas horas pero no se ha logrado la
integración absoluta de monumento-paisaje pues las cabeceras carecen de zonas
de esparcimiento para disfrute y descanso del ciudadano.
Para saber más: Es posible
que el trabajo más amplio sobre este puente lo ofrezca la propia Wikipedia en
la voz "Puente de Treto". Hay un par de blogs locales que también lo
tratan con cuidado aunque apoyándose entre ellos y son: Viajaenmimochila y
Arteconhistoriacantabria. Quizás, el error más evidente que tienen estas tres
fuentes es el cálculo que hacen del peso del material metálico utilizado en la
obra, en la que los tres coinciden en que se utilizaron 543.500 Tm, cifra exagerada
que no sé yo si la hemos gastado en la suma de todos los puentes de hierro
peninsulares. La Wiki utiliza como referencias -que desconozco- las obras de
Juan de la Piedra titulada " La Contra del proyecto de Puente de Treto o
Defensa de la navegación hasta Limpias", Torrelavega, 1888. También la
obra de Ángel Revuelta y Adrián Setién titulada "A través del puente.
Historia del puente de Treto", editada por el Ayuntamiento de Colindres y
el Parlamento de Cantabria en 2005. En el libro "Puentes de España.
Tránsitos de Culturas", coordinado por Santiago Hernández Fernández,
Lunwerg, 2009 también se le cita y se aportan mediciones. La web municipal de Colindres también aporta información de esta obra. Para conocer la
vieja ruta que se seguía desde el interior de Burgos (Oña) hasta las villas
marineras por el Puerto de Los Tornos y que termina en Colindres (actual
carretera nacional N-629) escribí un artículo con fotos y referencias a este
puente que publiqué en la revista Solo Camión nº 322 de diciembre 2016.
Cómo llegar: Colindres se
encuentra en la carretera nacional N-634 y su puente, exactamente en el PK
173,700. La vía rápida más cercana es la A-8 con salida 177 para acceder al
puente por la citada N-634, o bien tomando la salida 173 para acceder al puente
y villa de Colindres por la N-629.
Foto de la barca que cruzaba la ría, publicada en El Diario Montañés, probablemente de finales del siglo XIX.
Grabado de Mariano Pedreño utilizando las descripciones de la barca que hacia Menéndez Pidal.
Estado de la construcción cuando se iniciaba el segundo arco, probablemente en el año 1903. Foto tomada del blog Historia de Colindres.
Misma fotografía que la anterior pero más completa y con mayor calidad que exhibe la web del Ayuntamiento de Colindres (Archivo de Carmen Urriola)
Imagen de principios del siglo XX con detalle de uno de los viales con suelo de madera. Foto tomada del blog Historia de Colindres.
Una foto en la que todavía coinciden la barca que cruzaba la ría con el puente terminado. Probablemente a finales del año 1.904. Tomada del blog Historia de Colindres.
Estado del puente en el año 1961. Instantánea de Pablo Hojas depositada en el CDIS (Centro de Documentación de la Imagen de Santander)
Acuarela del puente de Antonio Hurtado.
Tres fotos del estado lamentable del puente en septiembre de 2013
Dos fotos de la rehabilitación del puente hacia octubre de 2015 tomadas del blog Arte con Historia de Cantabria.
Foto publicada por El Diario Montañés, tomada el 29.09.2015.
Foto publicada por El Diario Montañés con fecha 13.07.2016
Bella imagen del puente de Treto tomada desde aguas abajo recién terminadas las obras y que fue publicada en el periódico digital 20 Minutos.
Obra terminada según fotografía de la web institucional de TECYRSA
Tanda de fotos de fecha 17.08.2016
Imagen de Google View de fecha febrero de 2017 con situación de la obra.
Enhorabuena por el blog; para mí es un regalo de Reyes ;)
ResponderEliminar¡Gracias!
Qué bonito lo que dices.
ResponderEliminarGracias.
Un saludo.