lunes, 27 de agosto de 2018

PONTÓN NUEVO DEL ARROYO DE FRANCAMUERTA

PONTÓN NUEVO SOBRE EL ARROYO  FRANCAMUERTA
Redipuertas. León
LE-321 PK 42


Ya hemos presentado en el blog la mayoría de los puentes y pontones que, de alguna manera, daban servicio a la mítica Calzada del Puerto de Vegarada y que los estudiosos del tema, adjudican a tiempos prerromanos aunque vaya tomando forma en época imperial o incluso durante los siglos medievales y renacentistas. Dada su dificultad y cuando la Administración decide potenciar un camino carretero concreto hacia Asturias en época clasicista, mediado el siglo XVIII,  se opta por el camino real a través del puerto de Parajes por lo que, tanto esta ruta como la que discurre por el puerto de Piedrafita, quedarán como  caminos secundarios muy abandonados, prácticamente destinados a uso ganadero y quizás en verano para arrieros y transporte con reatas.

No obstante y pese a lo agreste o abrupto de su geografía, a finales del siglo XIX y quizás con mejores medios o más modernos en la obra pública, se empieza a proyectar una carretera de tercer orden que conexione la ciudad de León con estos valles y tenga también destino en el Cantábrico y Asturias. Se trata de la carretera que enlaza La Vecilla con el propio puerto de Vegarada cuyo trazado se aprueba en el año 1.895 y aunque por sectores, se termina de construir y entra en servicio en el año 1.916. En ocasiones, la calzada se monta sobre el antiguo camino medieval, otras veces utiliza viejos pasos sobre el río Curueño y también se construyen nuevos puentes, más o menos homogéneos, siguiendo las pautas que marcaba el propio ministerio del ramo. Son obras normalmente hechas con hormigón en masa, chapadas con mampostería y rematada en esquinas con buena sillería donde según la anchura del cauce se proyecta uno o varios arcos, generalmente escarzanos y defensas en cubierta por medio de pretiles de mampostería, pesados y fuertes que estrechaban la regularidad de la calzada, diseñada con 6 metros de ancho y que en estos puntos se suele reducir a 5,15 metros, suficiente para un tránsito cruzado de carros o vehículos modernos.

Esta carretera de montaña tiene una dificultad constructiva evidente, teniendo en cuenta que a principios del siglo XX la maquinaria de obras públicas todavía no había desarrollado su potencial y el trabajo de los operarios era dificultoso por el clima, donde más de medio año, podía haber nieve en muchos puntos del trayecto. Pese a todo ello, el proyecto se terminó y tenemos una calzada atractiva -para nuestros modernos vehículos- que discurre por parajes de gran belleza.

Entre la huella pontonera decimonónica que posee esta calzada, ahora matriculada como provincial LE-321, ya hemos citado el soberbio puente de Ambasaguas, el de Lugueros o el de Tolibia de Abajo, quizás, los más amplios, con dos o más ojos para evacuar los caudales del Curueño. Pues bien, en los últimos repechones para alcanzar el puerto de Vegarada, nos encontramos con una obra que, aunque modesta, nos permite observar el cuidado y la calidad que se ponía en aquella época al construir un simple pontón que salvara arroyadas que en ocasiones y debido a los deshielos, tenía cauces altos e impetuosos.

Características actuales de la obra: Este puente, muy cercano al conocido como Pontón de origen romano sobre el Arroyo de Francamuerta, salva precisamente las aguas de ese arroyo. Se levanta en un punto donde la pendiente de la calzada es muy pronunciada, al salir de una fuerte curva aunque se construye con un vano perpendicular al propio cauce. Dado el estudio sobre sus caudales, se opta por una obra de luz estrecha, aproximadamente de 6 metros pero con mucha flecha o altura desde claves a lecho del cauce que puede llegar a los 10 metros. Dispone de una bóveda de cañón de geometría perfecta y se peralta al apoyar en altos muros para conseguir esa altura deseable para el desalojo de aguas. Es muy corriente en tiempos actuales que, en carreteras de montaña con grandes pendientes, los arroyos en momentos de grandes avenidas sobrepasen la capacidad de desalojo de caudales e inunden la calzada ocasionando problemas en los tráficos y deteriorando el firme y pretiles de tajeas, alcantarillas o pontones. Lo hemos sufrido todos al viajar por carreteras de montaña en periodos de deshielos a los que se suman fuertes lluvias primaverales. Bien, en este caso y -como decía- debido al esmero y buen hacer de la ingeniería de aquella época, es difícil que cauces muy altos en estos arroyos o en el propio río Curueño, produzcan rebosamientos en su pontonería.

Como decía, aunque es un pontón discreto, cobra protagonismo en la calzada por la altura de su arco peraltado y la de sus defensas. Empotrado en un talud de roca viva que fue erosionando este arroyo durante miles de años, los estribos lo constituyen precisamente esos taludes que se refuerzan con relleno de piedra y hormigón en masa y sobre los que apoya esta bóveda cuyo chapado es mixto pues en alguna zona es de mampostería de grandes piezas y en las zonas bajas o muros es de sillería de caliza en tonos muy claros; en las esquinas con frentes, incluso se asemeja a los aristones en un intento decorativo muy loable.   

Sin embargo, en los paños que ocupan los tímpanos hay una diferencia notable en la fábrica. Puede que aguas abajo haya habido desprendimiento de estos tímpano o incluso de la boquilla del arco y si bien la bóveda se ha reconstruido con esmero, el aparejo reutilizado o nuevo en tímpanos es más tosco, incluso se observa abuso de mortero en su reubicación de las piezas. Aguas arriba la fábrica es más homogénea, con piezas de tamaño más regular y aunque sigue siendo mampostería, su colocación es más esmerada y el aglutinante de cal aunque vivo, es más discreto. También la entrada a bóveda en este lado parece más original, sin intervenciones de reparación.

El trabajo en boquillas por medio de dovelas de caliza con gran volumen y talla perfecta en cola de milano, es espléndida. Tangente a claves se dispuso una gruesa imposta de piedra bien tallada, quizás la de aguas arriba renovada pero todavía queda como reliquia el pretil de aguas abajo, también de mampostería pero con defensas en extremos de sillería y una albardilla de piedra de buena labra y rematada en esquinas  con biselado como otro detalle decorativo interesante.

Aunque no tengo datos, es muy probable que este pontón -al igual que ocurrió con el que se encuentra en la Arroyo de Valdeteja- hubiera sufrido daños por intento de voladura durante nuestra Guerra Civil.

Bien, pues ahí tenemos un testigo de lo que fue la ingeniería carreteril de principios del siglo XX: un bello y sólido pontón de excelente factura.

Siguiendo el itinerario hacia la cumbre del Puerto de Vegarada, aproximadamente en el PK 45,300 existe otro pontón de época, éste en plena curva de la propia calzada y sobre un arroyo no tan profundo. Dispone de un solo arco de medio punto y amplios muros de acompañamiento en fábrica de mampostería. Parece renovado y es probable que se haya sustituido su cubierta por una losa de hormigón armado, han desaparecido sus pretiles y se han añadido biondas de acero en toda su longitud.

En la actualidad esta vieja calzada que coronaba el mítico Puerto de Vegarada, se devalúa un poco ya que en su último tramo hay un abandono absoluto de firme, prácticamente desaparecido, por lo que sólo es practicable para vehículos todo terreno o asimilables aunque sigue siendo camino para excursionistas, bicicleteros y caballerías. Sin embargo, hacia el E sigue habilitado un camino de asfalto que lleva a San Isidro por Riopinos para acceder a la estación de esquí.

Con esta entrega acabo con los puentes y pontones sobre el río Curueño aunque soy consciente que me he dejado alguno cuyo olvido remediaré en un futuro próximo. Pongo a continuación los enlaces a las obras que se han subido al blog:
Para saber más. En lo referente a los puentes del río Curueño, a la historia de la calzada romana del puerto de Vegarada o a la carretera convencional, me remito a las referencias, trabajos y bibliografía citada en otras entradas, como puede ser la del Puente de Lugueros. En todo caso, el único manual que sin ofrecer datos sobre esta obra, al menos pone foto, es el Catálogo de puentes de León anteriores a 1.936. Recientemente, se le cita en un artículo de Luis Solera Selvi para el periódico La Nueva Crónica de León de fecha 03.09.2018 titulado "Los puentes históricos del Alto Curueño".

Cómo llegar: Nuestro puente -dentro del término municipal de Valdelugueros- se localiza en el PK 42  de la carretera provincial LE-321 tras dejar atrás el pueblo de Redipuertas si circulamos en sentido creciente. Podemos aparcar en la campa que hay junto al pontón viejo sobre este mismo arroyo, desde donde es muy visible esta obra y andar unos pocos metros por la carretera hasta llegar a él.   Desde León se sale por la LE-20 buscando la N-621 hasta Ambasaguas de Curueño donde tomaremos la LE-321 desde su PK 0 hasta La Vecilla, lugar de desvío hacia la autonómica CL-626 que seguiremos hasta la estación para, de nuevo, seguir en dirección N por nuestra carretera desde el PK 19 recorriendo el río Curueño hasta llegar al PK 42 de esta calzada y nuestro puente. No hay autovías cercanas pero otro itinerario lo marca la N-630 (Carretera de La Plata) que tomaremos en dirección N desde León hasta La Robla para seguir por la autonómica CL-626 dirección NE hasta la estación de La Vecilla de Curueño, donde, sin entrar en la localidad, tomaremos a la izquierda la LE-321 hasta destino.




Fotografía tomada entre los años 1986 y 1987 publicada en el "Catálogo de puentes de León anteriores a 1.936".




Situación del puente en dos tomas de fecha 27.05.2012













Tanda de fotos de fecha 01.07.2017

PUENTE DEL PK 45,300 EN LA CARRETERA LE-321





Tres tomas del puente de fecha 27.05.2012



Aunque, como ya hemos dicho, la Administración de la época, decidió reconstruir y potencia el paso hacia Asturias por el Puerto de Pajares, auténtico camino real, como se puede ver en esta ilustración de mediados del siglo XIX que figura en el Diccionario Estadístico-Geográfico de Pascual Madoz, no resultaba ser precisamente un paseo, especialmente para diligencias y carruajes. 


PONTÓN DEL ARROYO DE FRANCAMUERTA. León

PONTÓN VIEJO DEL ARROYO DE FRANCAMUERTA
REDIPUERTAS. León
LE-321  PK 41,600



Lamento que esto se acabe pero el periplo por el río Curueño, las cañadas ganaderas, ya sean cordeles, galianas o veredas, el histórico itinerario de la Calzada de la Vegarada y sus ramales así como la preciosa carretera convencional LE-321 se dirigen a un fin que se adivina a medida que, tras dejas atrás Redipuertas, nos abrimos al valle y podemos buscar los últimos repechones que se encaraman hacia el Puerto de Vegarada.

Antes de cazar un penúltimo puente del camino, conviene mirar detenidamente la maravilla del paisaje, las praderías, la roca agreste que se muestra poderosa en las cresterías que circundan el valle, con picos que sobrepasan cotas de 2.000 metros y que erguidos y majestuosos nos delatan y marcan la raya con Las Asturias y tienen nombre, claro que sí: Pico Agujas, Toneo, Jeje, Pico del Oso, La Cuerna, Nogales, Pico de la Fuente, La Morala o el Huevo del Faro, entre otros menores.

También se observan depresiones que tajan estas faldas montañosas por las que pasan varios arroyucos y riveras que juntan sus caudales hacia la Vega del Coruñón, donde tiene origen este mítico río llamado Curueño. También el Arroyo de Francamuerta vierte sus aguas al Curueño a unos cientos de metros de la propia calzada y su discreto puentecillo. Obra menor pero que lucha (luchaba) por mantener su porte y acentuada curva, imposible de caer, como queriendo seguir en forma, dando paso a ganados en trashumancia, a arrieros o a  buhoneros que querían llegarse el Cantábrico a vender sus preciadas mercancías. En los últimos tiempos también servía a excursionistas, cicloturistas, caminantes y montañeros que buscan el alivio, un viento amigo o el silencio que produce la naturaleza de aquel valle espléndido. Con buen criterio aunque excesivamente cercano a la obra histórica, se construyó hace poco un nuevo paso que es el que utilizan ahora caminantes y vehículos.

Características del pontón. Probablemente, en origen no debió de ser muy diferente a como lo podemos ver ahora. Una sencilla bóveda a base de un buen dovelaje, bien dispuesto y que descarga sobre extremos con apoyo sobre los taludes rocosos del  arroyo que hacen las veces de estribos y todo ello se chapa con unos paños de sillería o mampostería. La cubierta pudo ser enlosada o sencillamente se rellenó con piedra machacada y arenas (puede que con algún aglutinante que formara una especie de hormigón con los áridos, para darle más firmeza), suficiente para el paso de sus usuarios habituales, carros, jinetes, caminantes y rebaños. Como en muchos casos parecidos es probable que careciera de pretiles o defensas en cantos pues reducían la anchura de ese paso.

Tiene una longitud aproximada de 10 metros, un arco rebajada con luz de 6 metros y el tablero original pudo medir alrededor de 4,50 metros de ancho. De su obra original queda exclusivamente la bóveda a la que también le faltaba alguna rosca exterior o boquillas. En los arranques de esta bóveda es donde se aprecia más calidad en el trabajo de ingeniería y cantería: son piezas planas, de larga soga, de buena talla y escuadría, erosionadas con el tiempo, las escorrentías y la intemperie pero de excelente calidad. Dado que el arco es abierto, estas hiladas actúan de salmeres del pontón y recogen toda su carga. El resto de roscas hasta clave es más rústico, probablemente de rehabilitaciones posteriores, aunque el dovelaje sigue conformándose con piezas amplias, bien dispuestas y contrapeadas aunque el intradós presente irregularidades, incluso algún lienzo ha cedido algunos centímetros. El aspecto rudo de las dovelas externas se aprecia bien en la única fotografía que he podido observar antes de su restauración aunque debemos entender que las boquillas tendría buena labra. Tampoco en la actualidad se puede observar bien la bóveda por dentro debido a la dificultad de acceder a ella y a que tiene exceso de costras calcáreas, musgos y líquenes, pero parece que se encuentra en buen estado.

Puede que además del arco quedaran testimonios de material original (o de sus rehabilitaciones) en sus pequeños estribos o en los rellenos pero nos quedaremos con la duda. Como ya he comentado en la entrada para el Pontón de Villarias, lo razonable hubiera sido dejar los restos históricos de esta obra tal como estaban antes de su nefasto rescate. Si además, se ha adoptado la decisión de construir otro paso de hormigón que sustituye su función, pues estupendo, no hacer nada en él más que pequeñas intervenciones para su consolidación. Consolidar no es reconstruir, pues además, ignoramos algunos aspectos de cómo era. No, en los tiempos actuales y con las normas técnicas y administrativas de respeto por las obras monumentales históricas, me cuesta creer que se pueda reinventar un puente por el mero hecho de que no se caiga o atendiendo a excusas meramente turísticas. En general y teniendo en cuenta que esta bóveda ha permanecido así muchos siglos, no debemos creer que, justamente ahora, se vaya a colapsar. Imagino que en los últimos decenios y sin controles de ningún tipo, por ese pontón han cruzado máquinas agrícolas, pesados todoterrenos y hasta camiones de obras o de ganado, seguro, y se ha mantenido.

Entonces, ¿Qué ha ocurrido?. Pues que entre los años 2003 y 2.005 y siguiendo las pautas u ordenanzas que marcaron sus promotores que, según figura en la cartelería de información, parece que son el Ayuntamiento de Valdelugueros y la Mancomunidad del Curueño, ya que la otra institución, denominada "Los Argüellos, Reserva de la Biosfera" me despista en este tema, todos juntos -o separados- decidieron que para promocionar bien el valle y atraer turismo deberían rehabilitarse sus puentes. Ciertamente que, algunos de ellos, han quedado bien, otros no tanto y en el caso de los pontones han sido muy desafortunadas las actuaciones. El trabajo de reconstruir éste ha sido impecable, por supuesto (hasta han empotrado unos tubos de PVC como desaguaderos de posibles filtraciones en estribos y tejadillo sobre boquillas) , pero era innecesario, simplemente por respeto a su antigüedad. Como ya señalé en lo referente al Pontón de Villarias, tenemos muchos ejemplos en la pontonería peninsular donde, con ruinas parecidas o incluso más acusadas, a nadie se le ha ocurrido añadir roscas de dovelas a un puente en boquillas, reconstruir íntegramente los estribos o enlosar-adoquinar el extradós para que lo puedan cruzar unos turistas. Lamentable. Si además, entendemos que estos organismos han sido los que han decidido plantar el otro puentecillo de hormigón con dos caños, prácticamente pegado a esta obra civil histórica, pues nada, tienen premio doble.

En fin, respecto a su mantenimiento pues es obvio que le pasa como a la mayoría de los puentes antiguos o históricos de la geografía peninsular, esto es, le crecen los matojos, arbustos y hasta árboles en su contorno por lo que se dificulta la visión y el fotografiado de la obra plena. En este caso, es muy difícil observarle por los costados debido al vergel en que se encuentra y hay que añadir que su acceso al cauce o bóveda todavía se dificulta más pues se ha diseñado un encauzamiento a base de hormigón muy profundo que disuade a cualquiera que pretende bajar a las orillas del arroyo. Dispone de un panel informativo de calidad cerca de la obra en el que se cita a Ángel Fierro como autor del texto y a Manuel Martín, entre otros, como autor de las fotografías que allí se exhiben y el diseño y cartografía es a cargo de Red Ambiente, S.L. No existe señalización de tráfico en la calzada provincial que advierta de este monumento. Tampoco existen señales de prohibición o barreras que impidan el tránsito de cualquier tipo de vehículo por su tablero por lo que interpreto que está en uso y es viable su cruce.

También me llama la atención que, siguiendo hacia el Puerto de Vegarada, aproximadamente a unos dos kilómetros de este punto y en el paraje conocido como "Las Tiendas", exista otro pontón al que como éste, dan un origen romano pero que, desgraciadamente, hace pocos años quedó enterrado en un alud de lodos y piedras sin que, hasta el momento, ningún organismo competente haya iniciado acciones para su rescate.

A unos pocos metros de esta obra y siguiendo la carretera provincial en sentido creciente nos encontraremos con otro pontón soberbio que pertenece al histórico proyecto de esta calzada decimonónica y al que daré una nueva entrada en este blog.

Para saber más: Me remito a los textos, trabajos, bibliografía y enlaces de internet que se muestran en otras obras civiles del río Curueño, especialmente en el Puente de Lugeros. No obstante y dado que se hace referencia a este pontón o se muestran fotografía de él, señalo algunas webs y blogs de interés: el que no se olvida de ningún puente del camino es tolibiaybodon, ciertamente muy logrado. También la web municipal o vegarada.net. Hay un blog de senderismo muy interesante con foto del puente que se llama car-trails. También se le cita en un buen artículo de Diario de León titulado "El Curueño tejido de piedra" en la edición de fecha 25.02.2011. Otros blogs que se pueden consultar son jfcamina.es,  leonishiki y Mancomunidad del Curueño. Recientemente se le cita en el artículo de Luis Solera Selvi publicado en el periódico La Nueva Crónica de León de fecha 03.09.2018 titulado "Los puentes históricos del Alto Curueño".

Cómo llegar: Nuestro puente -dentro del término municipal de Valdelugueros- se localiza en el PK 41,600  de la carretera provincial LE-321 tras dejar atrás el pueblo de Redipuertas si circulamos en sentido creciente. Hay una campa para dejar el coche junto al panel informativo y se desciende bien por un camino de tierra hasta llegar al puente.   Desde León se sale por la LE-20 buscando la N-621 hasta Ambasaguas de Curueño donde tomaremos la LE-321 desde su PK 0 hasta La Vecilla, lugar de desvío hacia la autonómica CL-626 que seguiremos hasta la estación para, de nuevo, seguir en dirección N por nuestra carretera desde el PK 19 recorriendo el río Curueño hasta llegar al PK 41,600 de esta calzada y nuestro puente. No hay autovías cercanas pero otro itinerario lo marca la N-630 (Carretera de La Plata) que tomaremos en dirección N desde León hasta La Robla para seguir por la autonómica CL-626 dirección NE hasta la estación de La Vecilla de Curueño, donde, sin entrar en la localidad, tomaremos a la izquierda la LE-321 hasta destino.



Entrada a Redipuertas por la carretera LE-321. Nuestro puente se encuentra al norte de este lugar.


Ruta de los puentes históricos de la Calzada de la Vegarada con señalización de este pontón.




Sector septentrional de la Calzada romana del Puerto de Vegarada, según el estudio de Arenillas et al. y al que que podría pertenecer este pontón.


Cartel de dirección hacia el pontón.




Fotografías de antes y después de la restauración y un bonito dibujo del pontón, todo ello en el panel informativo junto a la obra civil.


Fotografía sin fecha de la web Vegarada.net de este puente antes de su reconstrucción.




Excelente fotografía del año 2.015 tomada de un pdf de LAlonso sobre geología de Asturias y León.



Otra imagen tomada en el año 2.015 del pdf de Ricardo Martínez sobre la Calzada del Puerto de Vegarada, publicado en RE.CO.PA.R.

















Tanda de fotos del Pontón de Francamuerta realizadas con fecha 01.07.2017





Dos fotos de detalle del nuevo paso con dos caños junto a la obra histórica, realizadas con fecha 01.07.2017


domingo, 26 de agosto de 2018

PUENTE DE ARRIBA EN CERULLEDA. León

PUENTE CIMERO SOBRE EL RÍO CURUEÑO
CERULLEDA. León
LE-321  PK 38,500



Se localiza al norte de la población de Cerulleda pero dentro del caso urbano. Se le suele llamar Puente de Arriba o Puente Cimero. Es obra semejante a la de abajo en cuanto a tamaño, material de fábrica y posible antigüedad, estimándose un origen medieval pero cuya estructura ha sufrido variadas rehabilitaciones a lo largo de los siglos aunque siempre dándole ese carácter rústico que resulta bello.

Tiene una longitud aproximada de 22 metros incluyendo cabeceras y una anchura regular de 2,65 metros con calzada libre de 2 metros siendo el resto el grosor de pretiles. Dispone de un vano en arco de medio punto cuya luz es de 7,80 metros y la altura de claves a lámina de aguas de 4,50 metros. Tablero a dos aguas y pretiles con una altura variable que llega hasta 1 metros.

La fábrica también es variada y aunque predomina el aparejo de mampostería de traza irregular, variado volumen y cara vista algo picada para alisarla, también  abunda el canto rodado de cuarcita, algo de sillarejo y lajas esquistosas en pequeños paños de muros, arranques  y tímpanos. El puente apoya literalmente en roca madre de superficie abrupta y los estribos se pierden como muros de acompañamientos sobre los zócalos de roca viva hacia cabeceras. Esto mismo ocurre en la bóveda, prácticamente construida sobre roca aunque en su arranque derecho (desde aguas arriba) las sucesivas roscas que conforman la bóveda -por ser la roca madre de superficie irregular- se calzan en un par de hiladas de piezas variadas donde destacan especialmente dos sillares largos  de mejor talla aunque fracturados;  quizás por un desequilibro en la estructura hay mayores cargas hacia este muro inclinado tanto por el relleno, agua concentrada en su interior así  como por el chapado que ejercen mayores presiones en este punto.

El intradós queda poco vistoso por los retazos de un viejo enfoscado burdo de cemento o argamasa producto de alguna rehabilitación pero en boquillas se aprecia mejor trabajo del dovelaje, entendiendo que hablamos de una construcción rústica donde la cantería profesional brilla por su ausencia. Estas piezas a modo de lajas de esquisto o pizarra más o menos canteadas, de 60/70 centímetros de largo, bien dispuestas y aglutinadas con mortero y contrapeándolas para mejor trabazón, forman ciertamente una bóveda de cañón de una geometría meritoria.

Dispone de fuertes y largas aletas, aguas arriba más evidente en cabecera derecha y aguas abajo en cabecera izquierda, con muros de mampostería y con canto rodado que resulta vistoso pues acentúa el colorido de los paramentos. Hay reconstrucciones recientes evidentes en la consolidación del izquierdo, aguas arriba.

Exteriormente los pretiles se fusionan con tímpanos sin discontinuidad por falta de imposta. También es diferente la impronta según qué cara se observe. Desde aguas arriba el perfil de pretiles es acusadamente a dos aguas con zona central incluso más elevada. Sin embargo, en cara aguas abajo y quizás, debido a la intervención para suavizar las pendientes, la disposición de pretiles es casi horizontal, desvirtuándose la imagen que tenemos de un puente en lomo de asno. A juzgar por las fotos antiguas se observa que hacia el año 1.978 no tenía pretiles, salvo algún trozo en cabecera izquierda pero en las fotos de finales de los años 80 del siglo XX se observa perfectamente que ya tiene pretiles completos y hasta las albardillas a base de lajas hincadas verticalmente y fijadas con mortero, semejante a su apariencia actual.

En cubierta dispone de un empedrado de aspecto antiguo pero que probablemente pertenece a la actuación del año 2.004. Bien dispuesto y colocado sobre una base de cemento, consta de piezas homogéneas, de variado colorido y superficie redondeada o gastada, al estilo medieval y con un nervio central a base de adoquín. Ha quedado ciertamente bonita la calzada del puente. En el panel informativo se dice que recientemente, ha tenido dos intervenciones de rehabilitación, una en el año 2.004 y otra en el 2.010 actuando sobre tímpanos, pavimento de piedra sobre cama de hormigón, mucho rejuntado de mortero en diferentes paños y un intento de quitar el enfoscado en bóveda, todo ello efectuado por canteros de la zona. Lo cierto es que la bóveda tiene fuertes calcificaciones, humedades y muchos restos de esa argamasa que se aplicó en su día. Falta por rematar la conexión de cabecera derecha con la calzada de la carretera provincial donde ha quedado un tramo de superficie triangular, diría que de cemento que luego, conecta con el hormigón asfáltico de esta.  

Sigue siendo un puente en uso para vehículos aunque no figura ninguna señal de limitación por MMA o anchura de ejes. Evidentemente y por su angostura, debería de señalizarse la preferencia de paso que tampoco existe.

Su aspecto y mantenimiento es bueno aunque ya hay que retirar el exceso de hierbas y matojos que medran en sus muros y que deterioran la obra, especialmente el llagado, que erosionan con el crecimiento de las raíces. Dispone de un panel informativo de la obra excelente y no existe señalización de tráfico en la calzada -en este caso travesía-  que advierta al conductor viajero sobre un histórico monumento que pudiera admirar o visitar.

Para saber más.  Me remito a los estudios, bibliografía e información general sobre los puentes del Curueño y la Calzada del Puerto de Vegarada a los que ya me he referido y detallo en la entrada del Puente de Lugueros. En todo caso, añadir que -al menos- de este puente pone foto el periódico La Nueva Crónica en un artículo de Ical titulado "De puente a puente" que se publicó en el ejemplar de fecha 14.01.2017. También se le cita en otro artículo para este periódico de fecha 03.09.2018 escrito por Luis Solera Selvi bajo el título Los puentes históricos del Alto Curueño

Cómo llegar: Nuestro puente -dentro del término municipal de Valdelugueros- se localiza en el PK 38,500  de la carretera provincial LE-321 a la salida de Cerulleda, aguas arriba del otro puente histórico.  Desde León se sale por la LE-20 buscando la N-621 hasta Ambasaguas de Curueño donde tomaremos la LE-321 desde su PK 0 hasta La Vecilla, lugar de desvío hacia la autonómica CL-626 que seguiremos hasta la estación para, de nuevo, seguir en dirección N por nuestra carretera desde el PK 19 recorriendo el Curueño hasta llegar al PK 38,500 de esta calzada y nuestro puente, todavía en el caso urbano. No hay autovías cercanas pero otro itinerario lo marca la N-630 (Carretera de La Plata) que tomaremos en dirección N desde León hasta La Robla para seguir por la autonómica CL-626 dirección NE hasta la estación de La Vecilla de Curueño, donde, sin entrar en la localidad, tomaremos a la izquierda la LE-321 hasta destino.




Cartel con la ruta de los puentes del Curueño señalizando nuestra obra.


Fotografía del puente probablemente tomada entre los años 1977 y 1978 que figura en el trabajo de Arenillas et al. titulado "La calzada romana del Puerto de Vegarada"




Dibujos de alzado y planta del puente así como una fotografía tomada entre los años 1986 y 1987 que figuran en el libro "Catálogo de puentes de León anteriores a 1.936"



Estado del puente en una toma de fecha 19.05.2015



Dibujo del puente desde aguas arriba y fotografía tomada desde aguas abajo sin fecha que se exhiben en el panel informativo a pie de obra. Parece que el autor del cartel es Ángel Fierro y el diseño cartográfico corre a cargo de Red Ambiente, S.L.

















Tanda de fotos de fecha 01.07.2017