lunes, 27 de agosto de 2018

PONTÓN DEL ARROYO DE FRANCAMUERTA. León

PONTÓN VIEJO DEL ARROYO DE FRANCAMUERTA
REDIPUERTAS. León
LE-321  PK 41,600



Lamento que esto se acabe pero el periplo por el río Curueño, las cañadas ganaderas, ya sean cordeles, galianas o veredas, el histórico itinerario de la Calzada de la Vegarada y sus ramales así como la preciosa carretera convencional LE-321 se dirigen a un fin que se adivina a medida que, tras dejas atrás Redipuertas, nos abrimos al valle y podemos buscar los últimos repechones que se encaraman hacia el Puerto de Vegarada.

Antes de cazar un penúltimo puente del camino, conviene mirar detenidamente la maravilla del paisaje, las praderías, la roca agreste que se muestra poderosa en las cresterías que circundan el valle, con picos que sobrepasan cotas de 2.000 metros y que erguidos y majestuosos nos delatan y marcan la raya con Las Asturias y tienen nombre, claro que sí: Pico Agujas, Toneo, Jeje, Pico del Oso, La Cuerna, Nogales, Pico de la Fuente, La Morala o el Huevo del Faro, entre otros menores.

También se observan depresiones que tajan estas faldas montañosas por las que pasan varios arroyucos y riveras que juntan sus caudales hacia la Vega del Coruñón, donde tiene origen este mítico río llamado Curueño. También el Arroyo de Francamuerta vierte sus aguas al Curueño a unos cientos de metros de la propia calzada y su discreto puentecillo. Obra menor pero que lucha (luchaba) por mantener su porte y acentuada curva, imposible de caer, como queriendo seguir en forma, dando paso a ganados en trashumancia, a arrieros o a  buhoneros que querían llegarse el Cantábrico a vender sus preciadas mercancías. En los últimos tiempos también servía a excursionistas, cicloturistas, caminantes y montañeros que buscan el alivio, un viento amigo o el silencio que produce la naturaleza de aquel valle espléndido. Con buen criterio aunque excesivamente cercano a la obra histórica, se construyó hace poco un nuevo paso que es el que utilizan ahora caminantes y vehículos.

Características del pontón. Probablemente, en origen no debió de ser muy diferente a como lo podemos ver ahora. Una sencilla bóveda a base de un buen dovelaje, bien dispuesto y que descarga sobre extremos con apoyo sobre los taludes rocosos del  arroyo que hacen las veces de estribos y todo ello se chapa con unos paños de sillería o mampostería. La cubierta pudo ser enlosada o sencillamente se rellenó con piedra machacada y arenas (puede que con algún aglutinante que formara una especie de hormigón con los áridos, para darle más firmeza), suficiente para el paso de sus usuarios habituales, carros, jinetes, caminantes y rebaños. Como en muchos casos parecidos es probable que careciera de pretiles o defensas en cantos pues reducían la anchura de ese paso.

Tiene una longitud aproximada de 10 metros, un arco rebajada con luz de 6 metros y el tablero original pudo medir alrededor de 4,50 metros de ancho. De su obra original queda exclusivamente la bóveda a la que también le faltaba alguna rosca exterior o boquillas. En los arranques de esta bóveda es donde se aprecia más calidad en el trabajo de ingeniería y cantería: son piezas planas, de larga soga, de buena talla y escuadría, erosionadas con el tiempo, las escorrentías y la intemperie pero de excelente calidad. Dado que el arco es abierto, estas hiladas actúan de salmeres del pontón y recogen toda su carga. El resto de roscas hasta clave es más rústico, probablemente de rehabilitaciones posteriores, aunque el dovelaje sigue conformándose con piezas amplias, bien dispuestas y contrapeadas aunque el intradós presente irregularidades, incluso algún lienzo ha cedido algunos centímetros. El aspecto rudo de las dovelas externas se aprecia bien en la única fotografía que he podido observar antes de su restauración aunque debemos entender que las boquillas tendría buena labra. Tampoco en la actualidad se puede observar bien la bóveda por dentro debido a la dificultad de acceder a ella y a que tiene exceso de costras calcáreas, musgos y líquenes, pero parece que se encuentra en buen estado.

Puede que además del arco quedaran testimonios de material original (o de sus rehabilitaciones) en sus pequeños estribos o en los rellenos pero nos quedaremos con la duda. Como ya he comentado en la entrada para el Pontón de Villarias, lo razonable hubiera sido dejar los restos históricos de esta obra tal como estaban antes de su nefasto rescate. Si además, se ha adoptado la decisión de construir otro paso de hormigón que sustituye su función, pues estupendo, no hacer nada en él más que pequeñas intervenciones para su consolidación. Consolidar no es reconstruir, pues además, ignoramos algunos aspectos de cómo era. No, en los tiempos actuales y con las normas técnicas y administrativas de respeto por las obras monumentales históricas, me cuesta creer que se pueda reinventar un puente por el mero hecho de que no se caiga o atendiendo a excusas meramente turísticas. En general y teniendo en cuenta que esta bóveda ha permanecido así muchos siglos, no debemos creer que, justamente ahora, se vaya a colapsar. Imagino que en los últimos decenios y sin controles de ningún tipo, por ese pontón han cruzado máquinas agrícolas, pesados todoterrenos y hasta camiones de obras o de ganado, seguro, y se ha mantenido.

Entonces, ¿Qué ha ocurrido?. Pues que entre los años 2003 y 2.005 y siguiendo las pautas u ordenanzas que marcaron sus promotores que, según figura en la cartelería de información, parece que son el Ayuntamiento de Valdelugueros y la Mancomunidad del Curueño, ya que la otra institución, denominada "Los Argüellos, Reserva de la Biosfera" me despista en este tema, todos juntos -o separados- decidieron que para promocionar bien el valle y atraer turismo deberían rehabilitarse sus puentes. Ciertamente que, algunos de ellos, han quedado bien, otros no tanto y en el caso de los pontones han sido muy desafortunadas las actuaciones. El trabajo de reconstruir éste ha sido impecable, por supuesto (hasta han empotrado unos tubos de PVC como desaguaderos de posibles filtraciones en estribos y tejadillo sobre boquillas) , pero era innecesario, simplemente por respeto a su antigüedad. Como ya señalé en lo referente al Pontón de Villarias, tenemos muchos ejemplos en la pontonería peninsular donde, con ruinas parecidas o incluso más acusadas, a nadie se le ha ocurrido añadir roscas de dovelas a un puente en boquillas, reconstruir íntegramente los estribos o enlosar-adoquinar el extradós para que lo puedan cruzar unos turistas. Lamentable. Si además, entendemos que estos organismos han sido los que han decidido plantar el otro puentecillo de hormigón con dos caños, prácticamente pegado a esta obra civil histórica, pues nada, tienen premio doble.

En fin, respecto a su mantenimiento pues es obvio que le pasa como a la mayoría de los puentes antiguos o históricos de la geografía peninsular, esto es, le crecen los matojos, arbustos y hasta árboles en su contorno por lo que se dificulta la visión y el fotografiado de la obra plena. En este caso, es muy difícil observarle por los costados debido al vergel en que se encuentra y hay que añadir que su acceso al cauce o bóveda todavía se dificulta más pues se ha diseñado un encauzamiento a base de hormigón muy profundo que disuade a cualquiera que pretende bajar a las orillas del arroyo. Dispone de un panel informativo de calidad cerca de la obra en el que se cita a Ángel Fierro como autor del texto y a Manuel Martín, entre otros, como autor de las fotografías que allí se exhiben y el diseño y cartografía es a cargo de Red Ambiente, S.L. No existe señalización de tráfico en la calzada provincial que advierta de este monumento. Tampoco existen señales de prohibición o barreras que impidan el tránsito de cualquier tipo de vehículo por su tablero por lo que interpreto que está en uso y es viable su cruce.

También me llama la atención que, siguiendo hacia el Puerto de Vegarada, aproximadamente a unos dos kilómetros de este punto y en el paraje conocido como "Las Tiendas", exista otro pontón al que como éste, dan un origen romano pero que, desgraciadamente, hace pocos años quedó enterrado en un alud de lodos y piedras sin que, hasta el momento, ningún organismo competente haya iniciado acciones para su rescate.

A unos pocos metros de esta obra y siguiendo la carretera provincial en sentido creciente nos encontraremos con otro pontón soberbio que pertenece al histórico proyecto de esta calzada decimonónica y al que daré una nueva entrada en este blog.

Para saber más: Me remito a los textos, trabajos, bibliografía y enlaces de internet que se muestran en otras obras civiles del río Curueño, especialmente en el Puente de Lugeros. No obstante y dado que se hace referencia a este pontón o se muestran fotografía de él, señalo algunas webs y blogs de interés: el que no se olvida de ningún puente del camino es tolibiaybodon, ciertamente muy logrado. También la web municipal o vegarada.net. Hay un blog de senderismo muy interesante con foto del puente que se llama car-trails. También se le cita en un buen artículo de Diario de León titulado "El Curueño tejido de piedra" en la edición de fecha 25.02.2011. Otros blogs que se pueden consultar son jfcamina.es,  leonishiki y Mancomunidad del Curueño. Recientemente se le cita en el artículo de Luis Solera Selvi publicado en el periódico La Nueva Crónica de León de fecha 03.09.2018 titulado "Los puentes históricos del Alto Curueño".

Cómo llegar: Nuestro puente -dentro del término municipal de Valdelugueros- se localiza en el PK 41,600  de la carretera provincial LE-321 tras dejar atrás el pueblo de Redipuertas si circulamos en sentido creciente. Hay una campa para dejar el coche junto al panel informativo y se desciende bien por un camino de tierra hasta llegar al puente.   Desde León se sale por la LE-20 buscando la N-621 hasta Ambasaguas de Curueño donde tomaremos la LE-321 desde su PK 0 hasta La Vecilla, lugar de desvío hacia la autonómica CL-626 que seguiremos hasta la estación para, de nuevo, seguir en dirección N por nuestra carretera desde el PK 19 recorriendo el río Curueño hasta llegar al PK 41,600 de esta calzada y nuestro puente. No hay autovías cercanas pero otro itinerario lo marca la N-630 (Carretera de La Plata) que tomaremos en dirección N desde León hasta La Robla para seguir por la autonómica CL-626 dirección NE hasta la estación de La Vecilla de Curueño, donde, sin entrar en la localidad, tomaremos a la izquierda la LE-321 hasta destino.



Entrada a Redipuertas por la carretera LE-321. Nuestro puente se encuentra al norte de este lugar.


Ruta de los puentes históricos de la Calzada de la Vegarada con señalización de este pontón.




Sector septentrional de la Calzada romana del Puerto de Vegarada, según el estudio de Arenillas et al. y al que que podría pertenecer este pontón.


Cartel de dirección hacia el pontón.




Fotografías de antes y después de la restauración y un bonito dibujo del pontón, todo ello en el panel informativo junto a la obra civil.


Fotografía sin fecha de la web Vegarada.net de este puente antes de su reconstrucción.




Excelente fotografía del año 2.015 tomada de un pdf de LAlonso sobre geología de Asturias y León.



Otra imagen tomada en el año 2.015 del pdf de Ricardo Martínez sobre la Calzada del Puerto de Vegarada, publicado en RE.CO.PA.R.

















Tanda de fotos del Pontón de Francamuerta realizadas con fecha 01.07.2017





Dos fotos de detalle del nuevo paso con dos caños junto a la obra histórica, realizadas con fecha 01.07.2017


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