miércoles, 22 de agosto de 2018

PUENTE DEL VILLARÍN SOBRE EL RÍO CURUEÑO

PUENTE DEL VILLARÍN SOBRE EL RÍO CURUEÑO. León
LE-321 PK 31


Ubicado en las cercanías de Valdeteja, al sur de Tolibia de Abajo y dentro del término municipal de Valdelugueros nos encontramos con otro puente histórico perteneciente a la mítica Calzada de Vegarada. También es conocido como La Puente Mocha o Puente de Mermino, por hallarse cerca de un poblado autóctono de nombre homónimo y dentro del paraje Las Vegas de San Pedro, un respiro más amplio entre los cañones que conforma desde hace millones de años el río Curueño en estos contornos.

Es común que a un viejo puente de piedra se le llame "romano", siempre camuflando el lenguaje con adverbios de dudas pero en este caso, según leemos en el panel informativo junto a la obra, deberemos creer que es cierto pues nos dicen que nos encontramos ante un puente "incontestablemente romano con dos mil años de historia". Sin duda, la calzada a la que pudo dar servicio esta obra civil es antigua como el tiempo y por ella pasaban los ganados trashumantes, carreteros y buhoneros que se dirigían hacia Las Asturias durante muchos siglos y nadie descarta que por su configuración, en este camino haya trazas no sólo romanas, sino también de culturas autóctonas, aunque cabe pensar que muchas de las modificaciones en firmes, muros y aterramientos son obra de tiempos medievales. Respecto a la antigüedad del Puente de Villarín, ni los estudios de Arenillas -que pone foto de la obra-, ni los de Carlos Fernández Casado (basado en Arenillas) dicen claramente que nos encontramos ante un estructura romana o tardorromana. Estos paneles informativos que puso el Ayuntamiento de Valdelugueros en los puentes históricos están basados en los datos que propone el libro "Guía de puentes de León anteriores a 1.936" donde se inicia el artículo con esta frase: "puente romano de factura similar a sus coetáneos del resto de la calzada" basándose según referencia adjunta a los trabajos de Arenillas y Fernández Casado que, como digo, no parece que otorguen incontestablemente factura romana a esta obra, luego deberemos referirnos a estos puentes como antiguos, de origen incierto o adornados con calificativos de índole condicional. Siempre recordaré algún apunte que escribe y confiesa el experto en pontonería romana Manuel Durán Fuentes y cito textualmente: Hemos recurrido con más frecuencia de la deseada a giros como "probablemente", "es posible" o "creemos" por la dificultad que tenemos para asegurar variadas cuestiones al respecto, unas por la falta de datación de la construcción del puente y el desconocimiento de cuándo se realizaron muchas de sus intervenciones, otras por la escasez de estudios sistemáticos de sus tipologías o por la falta de unanimidad sobre cuestiones métricas o técnico-constructivas. Durán Fuentes, nos advierte que prefiere expresar su opinión concreta sobre estos asuntos pero se aleja de afirmaciones taxativas o indubitables, como parece generalizarse en muchas de las obras del curso del río Curueño y en cantidad de obras civiles que existen en la geografía peninsular.

Tampoco conocemos intervenciones de restauración o rehabilitaciones históricas que se refieran a este puente, salvo la que hace Aramburu-Zabala, muy general, al informarnos que en los puentes de Valdelugueros se realizaron reparos en los años 1.573 y 1.650. En el libro "Artistas cántabros de la Edad Moderna" y basándose en información del propio Aramburu-Zabala se cita al maestro cantero Juan de Agüero Sota como posible artífice de reparos en los puentes de este valle. Es más precisa la información de otros canteros que ya habían trabajados en puentes leoneses como el de Cerecedo de Boñar, Villarente, Hospital de Órbigo o Gradefes y nos referimos a Francisco Martínez del Valle y Pedro Gómez de Ruiseco, maestros canteros de origen trasmerano que llegaron a inspeccionar daños en los puentes del Valle de Valdelugueros en el año 1.640 (podría tratarse de nuestros puente entre otros) evaluando sus costes en 16.500.- ducados. Es evidente que, después del siglo XVII también se producirían nuevos reparos en la obra civil. Por último, señalar que, al igual que ha ocurrido con otros puentes históricos del Curueño, el Puente de Villarín fue restaurado en el año 2.002 como se reza el panel informativo ubicado junto al puente.

Características actuales de la obra: Se trata de una obra en fábrica de caliza con una longitud total, incluyendo estribos, de 23,70 metros. El ancho regular del tablero es de 3,90 metros y en cabeceras de ensancha hasta los 8 metros, creando un abocinamiento muy propio de puentes por donde transitaban antaño, los grandes rebaños de merinas en trashumancia. Dispone de un solo vano en directriz de medio punto con la luz de 11,70 metros y altura desde rasante hasta lámina de aguas de 5,50 metros.

Los estribos perdidos se empotran en los profundos taludes de roca caliza del cauce y la bóveda se apoya también en la roca madre. La diferencia de cota entre ambas orillas hace que el tablero tenga cierta inclinación, con más altura en margen derecho desde aguas arriba. Aunque es obra muy homogénea en cuanto a fábrica, podemos diferenciar por zonas: En zonas bajas de paramentos y hasta riñones predomina la sillería de variado volumen y escuadría, aunque bien asentada en hiladas que guardan cierta horizontalidad. En aguas arriba difiere un poco y en lado izquierdo se incorpora un refuerzo a modo de tajamar también apoyado sobre roca de factura deficiente y en el lado derecho predomina el mampuesto ciclópeo y buenos sillares hasta la altura de clave. Dispone de manguardias en ambas caras a base de mampostería.

La bóveda es la zona mejor ejecutada. Dovelaje muy regular y bien dispuestos, de mayor tamaño en zonas de arranque, bien contrapeadas las piezas a soga y tizón, sin aparentes fracturas aunque si se observa separación de dovelas por el peso de los rellenos en las roscas de aguas abajo. Dispone de mechinales donde apoyaban las cimbras. Las boquillas presentan un trabajo cuidado con dovelas regulares, de altura aproximada a los 70 centímetros que disminuye hacia riñones y arranque del arco. En estos puentes un poco rústicos es difícil encontrar canteros que trabajen la unión de rosca exterior con las hiladas y en este caso, parece que se intenta con algunos sillarejos de forma trapezoidal que se pegan a la curvatura de boquillas pero con resultado deficiente aunque meritorio.

No dispone de imposta -cualidad muy habitual en la pontonería romana- y la clave coincide con la rasante del tablero. Así ha permanecido durante muchos años, si es que en algún momento dispuso de pretiles. En el año 2.002 y apoyado por el programa europeo LEADERCAL con la cofinanciación del Gobierno de España, la Junta de Castilla y León y la Comunidad Europea, se procedió a su rehabilitación, especialmente con la incorporación de los pretiles que ahora vemos, con un aparejo a base de sillares de variado volumen, cara externa desbastada y excelente disposición con un llagado grueso a base de mortero de tonos terrosos coronados por una albardilla de losas de piedra con cara externa picada.  Firme de tierra, grava y piedra machacada y uno imbornales que quedan varios centímetros por encima de la posible láminas de aguas por lluvia.

Su estado de mantenimiento es bueno y sólo resta quitar periódicamente los matojos y arbustos que crecen en sus muros o estribos y que impiden observar la obra plena. El cartel informativo sobre este puente se encuentra a unos 40 o 50 metros antes de llegar a la obra, en sentido creciente, y dispone de una pequeña terraza como aparcamiento, donde pueden caber un par de coches. La calzada histórica transcurre por la cabecera izquierda del puente aunque se difumina bastante en dirección N por el encajonamiento que provocan las paredes calizas de este cañón del Curueño y las instalaciones de canalización de aguas hacia el Porma.

En esta misma calzada,  a unos 600 metros aguas arriba del Curueño y al llegar al desvío de La Braña y Arintero, tras cruzar el río Curueño por un pontón moderno, encontraremos a la derecha otra estructura muy antigua que también datan como de origen romano y que es conocida como Pontón de Villarias porque cruza el Arroyo de Villarias en este punto, antes de que evacue sus aguas al Curueño.

Pasa saber más: El libro de referencia sobre el tema es el "Catálogo de los puentes de León anteriores a 1.936", obra auspiciada por JAFO y coordinada, entre otros, por Tomás Abad Balboa y Pilar Chías Navarro, editada por el CICCP-CEDEX en 1.988. Un trabajo anterior y al que se hace referencia en el citado Catálogo de puentes de León, es el titulado La calzada romana del Puerto de La Vegarada obra de Miguel Arenillas Parra, José Vélez González y Manuel Rabanal Alonso que se publicó en la ROP del año 1978, tomo 3158. También se alude a esta obra en el libro "Historia del puente en España: Puentes romanos" de Carlos Fernández Casado, obra editada por el CSIC en 1.980 pero que en la edición nueva del año 2.008, apéndice II (páginas 478-479) recoge la información y fotos del trabajo de Arenillas et al. El propio Fernández Casado ya divulga estas obras en su artículo para la Revista del CSIC, Informes de la Construcción, volumen 32 número 317 de febrero 1980, páginas 91 y ss. con las mismas fotos que utilizó Arenillas. Existe un buen trabajo sobre el tema, donde se pone en duda el sempiterno origen romano de estas obras aunque valorando concienzudamente estas estructuras y los caminos antiguos de León que bajo el título "Caminos históricos de León" y editado por la Fundación Hullera Vasco-Leonesa llevaron a cabo Carlos Fernández Rodríguez y otros 7 autores más, coordinados por Gregoria Cavero Domínguez. También es interesante el trabajo que salió en la revista RE.CO.PA.R. número 12 de 2.016 de Ricardo Martínez (Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de Valladolid) titulado "La calzada romano-medieval del Puerto de la Vegarada". El libro titulado "La arquitectura de puentes en Castilla y León entre 1.575 y 1.650", obra de Miguel Ángel Aramburu-Zabala Higuera, editado por la Junta de Castilla y León en 1.992 aporta las fechas de rehabilitaciones e intervenciones históricas en los puentes del valle de Valdelugueros. El trabajo titulado "Caminos y puentes antiguos en León" obra de Julio Manuel Vidal Encinas. La web de la CHD dedicada al Patrimonio Hidráulico del Duero también lo trata y pone fotos; incluso también nos informa del azud y canalización del Curueño hacia el Porma en este enlace. La web municipal de Valdelugueros aporta la lista de puente antiguos de la calzada de La Vegarada aunque sin haber cambiado todavía los PK de la LE-321 donde se encuentran estos puentes. La web Digitaldeleon también se ocupa de estos puentes y pone foto de éste. Lo mismo ocurre con la web vivaleon, leonnoticias, losarguellos, el pdf de vegarada.net, Las rutas del Paraíso en la web Mancomunidad del Curueño y Diario de León, en un artículo de fecha 24.02.2017 firmado por Susana Vergara Pereira. Un blog muy interesante es viendoleon y también tolibiaybodon. La BDCyL dispone de un pequeño texto antiguo donde se le cita. En fin, no quiero abrumar a los lectores de esta entrada pero existen multitud de referencias al puente, a la calzada o a las rutas pedestres de la zona en internet, incluso algunos trabajos más técnicos o históricos de esta obra que sin duda, nos dan a entender la importancia que tiene la colección de obras pontoneras sobre el río Curueño. También se hace referencia a esta obra en el artículo de Luis Solera Selvi sobre puentes históricos en la cuenca del río Curueño publicado en el periódico La Nueva Crónica de León con fecha 27.08.2018.

Cómo llegar: Nuestro puente se localiza en el PK 31 de la carretera provincial LE-321 al entrar en el municipio de Valdelugueros, visible a la derecha de la carretera en sentido creciente. Desde León se sale por la LE-20 buscando la N-621 hasta Ambasaguas de Curueño donde tomaremos la LE-321 desde su PK 0 hasta La Vecilla, lugar de desvío hacia la autonómica CL-626 que seguiremos hasta la estación para, de nuevo, seguir en dirección N por nuestra carretera desde el PK 19 recorriendo el Curueño hasta llegar al PK 27 de esta calzada y nuestro puente. No hay autovías cercanas pero otro itinerario lo marca la N-630 (Carretera de La Plata) que tomaremos en dirección N desde León hasta La Robla para seguir por la autonómica CL-626 dirección NE hasta la estación de La Vecilla de Curueño, donde, sin entrar en la localidad, tomaremos a la izquierda la LE-321 hasta destino.





Ubicación del puente en la LE-321


Fotografía probablemente tomada en 1.978 del trabajo de Arenillas sobre la Calzada romana de La Vegarada.






Dibujo de alzado y planta del puente y fotografía tomadas a finales de los años 80 del siglo XX, antes de su restauración. Tomado del libro "Catálogo de puentes de León anteriores a 1.936".



Fotografía de Manuel Martín tomada en 2.002 que figura en el panel informativo junto al puente.



Estado del puente en toma de fecha 19.05.2015











Tanda de fotos de fecha 01.07.2017



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