domingo, 8 de noviembre de 2015

PUENTE DE EL BARCO DE ÁVILA SOBRE EL TORMES

PUENTE MEDIEVAL SOBRE EL RÍO TORMES
EL BARCO DE ÁVILA. Ávila
N-110 PK 336


Bueno, hoy volvemos a los encantadores puentes medievales. Lo cierto es que este puente -al que el vulgo, poco exigente y con menos ingenio llama siempre "Puente Viejo" por oposición a algún otro que será nuevo- pudiera tener un incierto caché romano. Alguna web lo cita como de origen romano y Carlos Fernández Casado incorpora una foto del mismo en su meritorio compendio "Historia de Puentes de España. Puentes Romanos" sin dar demasiadas explicaciones. Siempre echo de menos una simple placa junto a la clave de un arco, cerca de tímpanos o en cualquiera de sus cabeceras que diga: Caius Iulius Lacer fecit y si no es el jodido Cayo pues Publio o Tiberio, me da lo mismo.

En esta extensa zona, a caballo entre los fértiles valles del Alberche y del Tiétar, o camino del Jerte, no se vislumbran calzadas romanas o tardo-romanas; la que se eleva sobre las cimas del Puerto del Pico -no muy lejanas- ahora se le pone en cuestión su origen romano y más bien pudieran ser obra de los Concejos de la Mesta para el tránsito ganadero de la importante trashumancia (Cañada Occidental Leonesa). La ubicación de este puente sobre el río Tormes se acerca, en todo caso, hacia la gran autovía romana actualmente denominada "Ruta de la Plata" y pudiera corresponder a un ramal menor que viniendo de Segovia y Ávila (antaño ciudades romanas) conectaran con la Vía de la Plata para dirigirse hacia Salamanca o hacia Mérida.

Parece que hacia el siglo XIII ya existen testimonios de la existencia de esta obra pontonera luego podemos asignarle un estatus de puente bajomedieval o románico, como atestigua el cartel informativo a pie de cabecera, junto a la N-110. Incluso se apunta que tuvo torre de control de paso y pago de pontazgo en su medianía. Evidentemente, sufriría variadas ruinas o desperfectos por avenidas y sabotajes a lo largo de los siglos. Si por allí se dejaron caer los canteros trasmeranos, sin duda es que hubo ruina o deterioro del puente en alguna iracunda avenida, probablemente a principios del siglo XVIII; hay constancia de la presencia de Simón de Jorganes Carrera que en sociedad con Manuel de Jorganes Pedriza y Valentín Antonio de Mazarrosa, los tres maestros canteros cántabros, ganan en 1725 la subasta para reformar el puente. Son canteros experimentados que habían trabajado en el Puente de Herrera de Pisuerga o el de Alba de Tormes. Con motivo de las fuertes avenidas producidas, como decía, en la región, se comprometen al arreglo de varios puentes abulenses, entre ellos el de El Barco y allí trabajan juntos hasta que diez años después, en 1735 se deshace la sociedad y ceden obra y facturación a Mazarrosa que seguirá en los trabajos de restauración hasta 1743 en que termina. Lo cierto es que estas obras que se adjudicaban siendo el cobro por repartimiento entre los pueblos aledaños beneficiarios de la obra tenían el inconveniente de que el cobro, se hacía esperar mucho, o ni siquiera se cobraba, teniendo que acudir a tribunales o al propio Consejo de Castilla en la capital para presionar y cobrar. Hay testimonios escritos de que Mazarrosa se encuentra en Madrid en 1743 reclamando las facturaciones de sus obras en los puentes de El Barco y Piedrahita. Nuevas agresiones al puente se producen con la retirada de las tropas francesas en nuestra Guerra de Independencia, a principios del siglo XIX donde se voló la torre y el arco mayor. Se reconstruye entre los años 1820/1825 respetando de algún modo su impronta medieval pues no se aprecia mucho la huella clasicista de los ingenieros del momento. Existe un plano detallado de la villa de El Barco proyectado por Francisco Coello en 1864 donde, además del puente, existía junto al mismo la ancestral cuerda que servía para el tránsito de barcazas de orilla a orilla, muy común cuando no estaba operativo el puente de fábrica. Aguas abajo, cercano al castillo del duque de Alba, en disposición diagonal sobre cauce, existía una estructura -probablemente de hierro dulce y maderos- a modo de transbordador que comunicaba la vieja carretera de Béjar con la aceña y el molino de harina existente en la margen derecha y que servía para el trasiego entre orillas de sacos de harina o semejantes.

Situación actual: Ubicado, como decía en la N-110, salva el río Tormes para llegar a la villa de El Barco de Ávila, encontrándose la cabecera izquierda junto a la famosa ermita del Cristo del Caño. Mantiene un tablero alomado, suavizado en cabeceras en algunas de sus últimas reformas para conseguir mayor visibilidad en el cruce de vehículos cuya longitud es de 125 metros, aproximadamente. Ciertamente, si se traza una línea recta sobre claves de arcos extremos abría coincidencia y entraría dentro de la tipología de tablero horizontal propio de un puente romano, además de por sus potentes y acentuados tajamares. El ancho actual es de 6 metros, sin aceras, que permite una circulación cruzada de automóviles aunque angosta, teniendo prohibido el tránsito de vehículos con MMA superior a 3 Tm. Calzada de recrecido asfáltico reciente y pesados pretiles de mampostería con pasamanos curvo de granito, sellados con grapas de hierro y una altura variable entre 70 y 160  centímetros hasta rasante. Dispone de 8 vanos de variadas luces y formas: existe tres con arcos de acentuada ojiva y otros cuatro con curvatura entre el medio punto y el arco rebajado; añadir el imponente arco central, aunque desequilibrado al no ocupar el centro geométrico, con aceptable rosca, podría ser de medio punto pues el cauce va alto y no veo los arranques o apoyos en salmeres. En general, la fábrica es tan variada en estilo, materiales y factura que cuesta enjuiciarlo. La piedra que prevalece es granito pero hay mucha masa de arenisca. Existen sillares de buena factura y proporción que provendrían de los restos de ruinas anteriores (se sabe que de la torre derruida se reutilizó mucha piedra tallada para, entre otros menesteres, reformar paramentos del puente). Las bóvedas presentan un buen trabajo pero las boquillas y la rosca de algunos arcos es deficiente. En paramentos y tímpanos hay una mezcla de sillar regular con mampuestos, argamasa y ripio por doquier. No hay simetría ni orden en las hiladas. Siete soberbios tajamares que llegan hasta tímpanos, de mejor factura aunque con variado sillar de reutilizaciones posteriores y aguas abajo, espolones o contrafuertes de estilo romano, más bajos, que no sobrepasan los riñones de los arcos. Junto al estribo derecho (margen derecho del río) se encuentra el primer arquillo; se trata de la mejor obra de este puente por su perfecta geometría y primor en la labra y construcción del intradós. Amparado por el primer tajamar y un muro de contención o machón corrido aguas abajo, las hiladas permanecen en su estilo genuino, perfectamente aristadas, colocadas a soga y tizón y en seco, con la misma altura, esto es el "opus isodomon" romano o aparejo isódomo regular mediano pues muchos de sus sillares llegan al medio metro. Las dovelas que conforman las boquillas son perfectas y en toda la obra del arco se aprecia un ligero almohadillado. Probablemente, este testimonio es el que inclina a Fernández Casado a incorporarlo a la colección de puentes de origen romano aunque bien es cierto que la labor de cantería de algunos maestros canteros o labrantes gallegos medievales podrían firmar la construcción de, al menos, este arco.

Cómo llegar: Como ya he dicho, se encuentra en la bellísima carretera nacional N-110, insuperable calzada que transita entre Soria y Plasencia cubriendo una distancia de 408 kilómetros y dándonos a conocer parajes preciosos y una curiosa e importante monumentalidad. Desde Madrid deberemos salir por la A-VI hasta el PK 81 donde cogeremos la AP-51 hasta Ávila, bordeando la ciudad para salir por el SW hasta la confluencia con la N-110 en cuyo PK 114 nos incorporaremos en dirección a El Barco de Ávila que se encuentra en el PK 336 de la citana nacional. Al llegar a una rotonda y antes de cruzar el puente nuevo, se sigue por un caminillo a la izquierda pegado al río desde donde ya es visible el puente medieval y alcanzaremos el aparcamiento existente junto a nuestro  monumento pontonero.

A los amantes de puentes les recomiendo visitar el que he citado como Puente Nuevo, sobre la propia carretera nacional. En sí mismo es una obra racional y austera, propia de la tipología de puentes que construían los ingenieros de obras públicas a principios del siglo XX pero no hace muchos años y debido a la necesidad de ensanchar la calzada se acometió una obra de reforma verdaderamente bella con voladizos en arcadas de gran efecto. Yo creo que allí, hice más fotos y me fijé con más atención en este moderno puente que en el veterano "Puente Viejo" románico. Ya, ya lo subiré al blog, sin duda.

Para saber más: La web del ayuntamiento y algunos blogs locales interesados en la monumentalidad de El Barco, fáciles de encontrar en internet. Otra descripción interesante la hacen las webs de Arteguías.com y Asturnatura.com. Yo mismo, cuando recorrí esta carretera, hice un par de artículos para la revista Solo Camión que se publicaron en los números 289 y 290 de marzo y abril de 2.014 y en los que se describe la ruta, su patrimonio lineal y entre otros, el puente en cuestión. Como decía, el ingeniero Carlos Fernández Casado lo cita muy escuetamente en su magna obra titulada Puentes de España Romanos, reeditada por el CSIC en  2.008. El vademecum titulado "Artistas cántabros de la Edad Moderna" es obra de María del Carmen González Echegaray et al. editado por la Universidad de Cantabria en 1.991 y donde se descubren obras pontoneras y variados artífices canteros que trabajaron en ellas, como es este caso.








Tanda de fotos realizadas el 08.01.2014



Fotos realizadas el 25.10.2014



Foto de los años 40 del siglo XX del libro Historia de Puentes de España. Puentes romanos. de Carlos Fernández Casado.


Plano de El Barco de Ávila, realizado por Francisco Coello en 1864 y donde se aprecia bien la planta del puente medieval.



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