PERAZANCAS. Palencia
P-227 PK 11,700
La localidad de Perazancas de Ojeda es bien
conocida porque alberga dos templos románicos de cierta categoría. La iglesia
parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y el ermita de San Pelayo. En esta
zona de la comarca de La Ojeda, al NE de la provincia de Palencia y en un área
reducida podemos visitar varios templos vetustos de origen románico de singular
belleza arquitectónica como son el de Santa Eufemia de Cozollos entre los
términos municipales de Cozuelos de Ojeda y Olmos de Ojeda, visible ya desde
nuestra carretera y la iglesia de San Pedro de Moarves en la localidad de
Moarves de Ojeda además de otros de menor importancia, todos ellos con acceso
desde nuestra carretera provincial P-227 a pocos kilómetros de Cervera de
Pisuerga.
A nivel pontonero y dejando a un lado el pueblo de
Herrera de Pisuerga, esta extensa comarca dispone de pequeños cauces de
arroyadas que si bien cuando juntan sus aguas en periodos de lluvias logran
formar cauces mayores, nunca han precisado de la construcción de puentes
importantes. Desde las estribaciones de la Montaña Palentina y serpenteando
hacia el S fluyen los pequeños cauces del Arroyo Vallejo de Tobares y el de
Zamora que conforman el río Tarabás al que más adelante se une el río Montoto y
otros cauces menores formando ya un río de caudal medio que en algunos momentos
produce fuertes avenidas, hecho constatable ya en la localidad de Olmos de
Ojeda donde todavía se recuerda la crecida de diciembre de 2019 que llegó a
inundar algunas zonas de este pueblo y donde ya existe un puente histórico de
cierta entidad. Por fin y tras unos pocos kilómetros, el río Tarabás desaloja
su caudal en el río Burejo, tributario directo del río Pisuerga.
Con respecto a la red de caminos de esta zona,
tradicionalmente eran vías de tierra aptas para carretas debido a la suavidad
de su orografía aunque siempre sujetas a inundaciones en épocas de lluvia y
empiezan a tomar forma de carreteras de tercer orden desde finales del siglo
XIX y especialmente con la llegada del siglo XX, perfilándose vías con anchura
de 6 metros -incluyendo los viales peatonales o de jinetes en los bordes y
depósito de acopios- y con firmes que recuerdan a los tradicionales de macadam
o con finas capas de grava y piedra machacada como última cobertura. Debido a
la multitud de cauces menores que atraviesan estas calzadas, se solían elevar
con aterramientos, protecciones de piedra y taludes en bordes e incluso con
pretiles de piedra en cunetas para evitar encharcamientos. Se construían muchas
tajeas y alcantarillas para salvar estas arroyadas y entre los pocos
puentecillos que se tuvieron que levantar figuran precisamente los de Perazancas
y Olmos de Ojeda.
Respecto a la calzada principal que ahora lleva la
matrícula P-227 el proyecto primitivo data del año 1899 en que se anuncia la
subasta del primer tramo llamado “Carretera de Prádanos de Ojeda a Cervera
de río Pisuerga” que se componía de 8 kilómetros a realizar en dos años. En
el documento se especifican los costes por explanación como eran los
movimientos de tierra, cajas y cunetas, afirmado, obras accesorias y destacando
lo que correspondía a obras de fábrica que componían gran parte del presupuesto
y en el que -sólo para ese sector que no es el de mayor irregularidad- se
tenían que levantar 23 tajeas y 5 alcantarillas. Probablemente este primer
tramo llegaba hasta Olmos de Ojeda y en años sucesivos, quizás hacia 1902/1903
se alcanzaría Perazancas para lo que se levantaría el puentecillo que aquí
presentamos. Se puede consultar información en la ROP del año 1899, tomo 274.
Del proyecto original de esta vía ya se mencionaba en el Plan de Carreteras de
la Diputación de Palencia firmado en el año 1890 donde ‘en estudio’ se hace
referencia a la calzada de tercer orden entre Prádanos de Ojeda y Cervera de
Río Pisuerga por Olmos de Ojeda, San Andrés de Arroyo y Perazancas.
Características actuales de la obra. La estructura está muy modificada por su moderno
ensanchamiento. Originariamente y como se refleja en estos proyectos
finiseculares que seguían los patrones de carreteras decimonónicas, la anchura
de las calzadas era de 6 metros que suelen coincidir con la profundidad de
bóvedas. En este caso se levantó un puente o juego de dos pontones con una
longitud aproximada de 9 metros con estribos perdidos empotrados en los taludes
de roca arenisca y margas del cauce. El cauce de cubre con dos bellos vanos de
geometría escarzana, muy abiertos, quizás a 1/8 de círculo y con luces de 3
metros cada uno así como una pila central del tipo tabique con anchura de 1 metros
que se complementa o protege con tajamares-espolones muy elaborados.
Su interés principal es el chapado de la obra
civil con perfecta cantería de piedra arenisca de excelente talla, cubicaje,
cara vista bastante lisa o ligeramente picada, perfecta disposición y buen
acabado incluso con detalle interesantes como eran los tejadillos de los
espolones, las piedras que componen los salmeres, las roscas exteriores de
bóvedas o las impostas de cantos biselados y sus pretiles a base de ortostatos
de gran volumen, estos de caliza.
Era un puentecillo singular de gran belleza que
tras su ensanchamiento, quizás excesivo y con intención de añadir aceras, ha
perdido su impronta original. Sin datos concretos podría aventurar que hacia la
década de los años 60 del siglo XX se procedió al ensanche de esta vía y el
puente. En este caso se perpetró una solución que ha dañado la obra antigua ya
que sobre el extradós del viejo puente se ha empotrado una nueva losa de
hormigón armado de 9 metros de ancho y muy gruesa que apoya en estribos y pila
central pero comiéndose o tapando los nuevos voladizos parte del dovelaje
exterior primitivo. Por el contrario y como caso excepcional, se tuvo el
cuidado necesario para recuperar las impostas originales de buena talla y
secciones de pretiles que se han podido incorporar a la modificación del puente
por lo que al transitar por el tablero de esta estructura podemos adivinar que se
trata de un puente antiguo aunque para ver las bóvedas tengamos que bajar al
cauce lo que resulta algo complicado. Si observamos la obra desde el puente
nuevo en aguas abajo sí llegamos a ver la vieja fábrica, al menos los arcos y
pila central. Desde aguas arriba es imposible por la anchura del voladizo; en
todo caso, se puede adivinar entre la maraña de vegetación un largo muro o
manguardia de piedra que protegía el cauce y evitaba desbordamientos con
sillarejo y mampostería probablemente anterior a la actuación de principios de
siglo XX, cuando probablemente lo que existía aquí era un puentecillo de
madera.
Sección de calzada de época. Hasta el año 1896 la distribución de este tipo de carreteras vecinales o de tercer orden disponían de un ancho total de 6 metros, destinándose a firme 4,50 metros y otros 1,50 metros a paseos. Desde entonces y según nueva propuesta se modifica la calzada destinando 4 metros a firme y dos carriles de 1 metro, uno de ellos como paseo peatonal y otro para depósito de acopios en el constante mantenimiento que requerían estas carreteras.
Junto al puente y en un pequeño jardincillo, todavía en tiempo frío a finales del invierno crecían unos ejemplares de esta bella planta llamada Jacinto común (Hyacinthus orientalis L. Liliaceae) que imagino estarían al cuidado del bar anejo de La Pitusa. Tomas de fecha 19.03.2021.
No hay comentarios :
Publicar un comentario