CASTROMOCHO. Palencia
N-610 PK 26 y PP-9401 PK 6,500
Desde luego que podemos remarcar que Castromocho
posee uno de los puentes históricos más elegantes de Tierra de Campos, extensa
zona palentina por la que discurren ríos de variado caudal y en la que
subsisten algunos de los puentes monumentales más importantes de Palencia. A
éste lo llaman Puente del Mercado o Puente Viejo.
En este caso y hurgando en la historia podríamos
sospechar que nuestro puente es muy antiguo aunque las fuentes de información
sobre él son borrosas e incluso contradictorias. Quizás, las referencias más
antiguas sobre un puente en este puebluco se refieran al más viejuno, uno que
parece que se encontraba en lo que ahora es una vía agraria pero que pudo ser
camino carretero entre Boada de Campos y Fuentes de Nava desde época
renacentista y que todavía en los planos actuales aboca a la calle Real,
arteria importante de este pueblo que también alude a la posibilidad de la
existencia de un camino rural importante.
El devenir de Castromocho cobra importancia desde
el siglo XV desarrollándose durante el siglo XVI/XVII a juzgar por el origen de
su monumentalidad actual ya sea en iglesias o casas-palacio o los propios
dominios territoriales que ejercía la nobleza en aquellas épocas. Esto viene a
cuento porque existen documentos gráficos que nos muestran un viejo puente
-ahora desaparecido- que cruzaba el Valdeginate y daba servicio al camino
carretero comentado que bien pudiera ser la única vía de comunicación de esta población
además del camino real de Palencia-Benavente, ahora nacional N-610. Estas fotos
según enfoque, ubicaban el desaparecido puente justo al lado de la nueva
estructura en hormigón que sigue dando servicio al camino agrario. Es
lamentable que sólo existan un par de tomas difusas y borrosas de este
ancestral puente pero es lo que hay. Dadas sus cualidades, tipología y
especialmente su tablero horizontal pues podremos colegir que se trata de un
puente de inspiración renacentista que por alguna razón se fue deteriorando
aunque ciertamente llegó a subsistir hasta los años 50 del siglo XX, momento en
que se construye la nueva obra de hormigón armado y, quizás porque molestaba a
algunos gerifaltes o políticos ignorantes, se decide demolerlo íntegramente
hasta el punto de que, por más que intento adivinar posición y restos, no
consigo ubicarlo con exactitud en la actualidad. Parece que se encontraba a
unos pocos metros de la obra nueva en lado aguas abajo pero no quedan rastros,
quizás, salvo parte de un viejo firme de piedra en cabecera izquierda, otros
restos en la canalización aneja, piezas reutilizadas en una tajea del canal de
la cabecera derecha y montones de piedra irregular en ese punto, precisamente;
el resto, imagino que se habrá reutilizado en tapias y muros de construcciones
del pueblo. La excusa de que la obra tenía pocas luces para los caudales de
elevadas crecidas -que producirían daños en el pueblo y campos de cultivo
aledaños- no deja de ser un subterfugio de las autoridades que lo decidieron ya
que en la época en que se acuerda eliminarlo, existían técnicas ingenieriles
suficientes para soslayar ese inconveniente y si ciertamente se encontraba con
daños o en ruina avanzada, debió de repararse y formar parte de la
monumentalidad del pueblo como estructura civil de cierto relieve.
Volviendo al precioso puente vigente de
Castromocho, como decía, se ignora su época de levantamiento pero quizás, como
obra nueva, deberemos situarlo en el siglo XVIII. Quiero pensar que las
referencias que hacen algunos historiadores a tiempos anteriores, lo harán para
el puente desaparecido. Así, Aramburu-Zabala nos cuenta que a lo largo del
siglo XVI se hicieron variadas modificaciones en la puente y que tenían la
impronta del reputado maestro de obra Felipe de la Cajiga y su equipo de
canteros trasmeranos, muy activos en la construcción y rehabilitación de
variados puentes palentinos. En uno de esos legajos se dice que en 1598
trabajaba en el puente Felipe de la Cajiga y Juan de la Hermosa. Más adelante, una
fuerte crecida inundó el pueblo y las cosechas del campo, además de daños
importantes en el puente por lo que se subastó la obra de reparos, que se
adjudicó al maestro de obra Mateo Cayón Carandiel por 4.600.- ducados y que lo
rehabilitó entre los años 1640 y 1646. Aramburu-Zabala alude a otras
intervenciones en este puente -o quizás ya en el actual- pero no tiene más
datos.
Las referencias a puentes que hace el historiado
Inocencio Cadiñanos son más variadas. Nos dice que en el siglo XVI consta la
existencia de un puente que fue reparado a finales del mismo siglo XVI y a
mediados del siglo XVII (probablemente nos habla del más viejo). También nos
dice que con motivo de la riada de 1634 el Regimiento local expone que se había
causado graves daños en el pueblo y al puente en peligro de hundirse. En el año
1636 lo reconocen los canteros Francisco del Río Pontecillas y Juan de Trujeda
e informan de que poseía 5 arcos muy antiguos, todos desiguales, siendo los
extremos más pequeños pareciendo evidente que alguno era más antiguo que otros
(posible semejanza con la foto antigua del puente desaparecido). Sigue el
informe de estos inspectores diciendo que “todo estaba muy arruinado debido a
esta riada que fue de las mayores que había visto los nacidos en esta localidad
y que además se había llevado las manguardias y en estado lamentable los
pilares, evaluando sus reparos en 5.883.- ducados”. Informado el Consejo Real,
éste decidió que se hicieran nuevas trazas y condiciones , traerle a pregón y
repartir su importe entre los pueblos que se encontraban en 10 leguas a la
redonda, como era habitual. Pero este expediente no indica quién lo planificó
ni a quién se adjudicó la obra aunque coincidiendo con lo aportado por
Aramburu-Zabala, entre los años 1640 y 1646 estaba haciendo los reparos el
maestro de obra Mateo Cayón por el costo anteriormente señalado. Sigue
Cadiñanos informándonos de que en 1740 tanto Castromocho como Baquerín de
Campos solicitaban al Consejo Real exención de impuestos para contribuir a
otros puentes extraños, comprometiéndose al mantenimiento de los propios. Se
dice que en 1739 una gran avenida había arruinado el pueblo, la iglesia
parroquial y probablemente los puentes, citándose dos puentes de piedra muy
buenos (ya existía en actual) , uno de 8 ojos y otro de 6, encontrándose éste
último en plena ruina. Se evaluaron los daños de ambos en 400.000.- reales de
vellón. Entre los inspectores que reconocieron los daños estaban los canteros
Jerónimo y Juan Guerra que hicieron una oferta por 7.122.- reales pero imagino
que sería para arreglos menores dada la disparidad de cantidades con la
anterior valoración.
En el año 1744 el Consejo Real accede a la
petición eximiendo al vecindario de contribuir durante 6 años a coste de puentes
ajenos dentro de un contorno de 30 leguas, probablemente porque Castrogonzalo
ya tenía su flamante puente nuevo o se estaba levantando. Quizás por eso,
cuando la Municipalidad intenta renovar en 1750 este privilegio de exenciones,
el Fiscal del Estado se opone a ello aduciendo: “Una de las cargas que más
afligen los pueblos del Reino es la de contribuciones para puentes y calzadas y se hace más insoportable por las
exempciones de que gozan muchos lugares”, no renovándose (AHN, legajos
28374 y 28535).
De este posible puente desaparecido sigue
refiriéndose Cadiñanos describiendo su impronta: Puente de 5 ojos, de ellos 3
algo mayores. Por hallarse profundo el lecho del río, la rasante es casi
horizontal, los arcos de medio punto cuyos arranques se apoyan y nacen
directamente de los cimientos. Los tajamares en ángulo quedan a media altura y
otro tanto ocurre con los contrafuertes en forma de huso. Es muy probable
-sigue diciendo Cadiñanos- que estos últimos fuesen construidos a mediados del
siglo XVII ya que en el informe de los canteros se dice que “los pilares
tienen salidas de nariz en ángulo recto a una y otra parte”. Se puede
entender que estas características son más propias del puente desaparecido ya
que el actual tiene espolones claramente de sección cuadrangular, a modo de
pilastras.
Respecto a los maestros de obra o alarifes que se
citan en viejos pliegos con respecto al puente desaparecido según mis
conjeturas destacan, como ya he indicado Felipe de la Cajiga y Juan de la
Hermosa. Respecto a Mateo Cayón existe un documento de herencia fechado en 1641
donde testa los valores pendientes de cobrar por las obras en el puente de
Castromocho así como la piedra inventariada para repararlo (AHRC, protocolo en
legajo 4892 ante Toribio Gutiérrez del Ajo, notario). Respecto a Francisco del
Río Puentecillas decir que estuvo activo entre los años 1607 y 1656 realizando
obras en los puentes de Monzón, Reinoso, Cardaño de Arriba, Carrión de los
Condes, Palazuelos y Quintana del Puente, además de su posible intervención en
el puente viejo de Castrogonzalo. El cantero Juan de Trujeda, activo en la
primera mitad del siglo XVII, realizó trabajos en el puente de Reinosa y en el
de Astudillo en colaboración con Jerónimo de Avendaño. Cabe considerar que
otros muchos canteros anónimos que pudieron intervenir en este puente provenían
del magno proyecto del Canal de Castilla que por cercanía pertenecerían al
sector o ramal de Campos que se estaba levantando en aquella época.
Obviamente, de las informaciones confusas o
contradictorias sobre la construcción de este puente (Puente Nuevo, diríamos),
hago el relato intentando diferenciar lo descrito por estas fuentes, razonando
por fechas y características, lo que pudiera referirse al puente desaparecido
actualmente y lo que afecta el puente nuevo. Entiendo al respecto que su
impronta regular y equilibrada, características de bóvedas, tajamares o
pretiles -donde no se observar intervenciones cambiantes o postizos- se puede
catalogar como de obra de intención clasicista, probablemente de la última
época del reinado de Felipe V, años 40 del siglo XVIII cuando todavía no se
generalizar ni tajamares ahusados ni espolones semicilíndricos, desarrollo más
evidente en los puentes netamente clasicistas de la segunda mitad del siglo
XVIII y que en las cercanías de Castromocho tiene ejemplos palpables como son
el Puente de la Ermita y el Puente de Carrenava, ambos sobre el Valdeginate en
la localidad de Autillo de Campos. Otra cuestión es la distorsión de esa
armonía al construirse el enorme foso o canalización que deja poco visible la
7ª bóveda y ocluye la 1ª en un aterramiento precipitado que incluso si tenemos
en cuenta las informaciones ya citadas, pudiera ser posible que estén ocluidas
dos bóvedas menores ya que se habla de que el puente tenía 8 ojos. No obstante
y como también comentan algunos autores, la regularidad de traza es evidente
por lo que presumimos que se mantiene en la actualidad según su impronta
original independientemente de los posibles reparos menores que haya podido
tener la obra civil.
Otro aspecto a considerar que marca el devenir de
una serie de puentes sobre el río Valdeginate es el dudoso proyecto de
encauzamiento artificial para evitar las inundaciones que producían sus raras
avenidas a lo largo de la historia. Como algunos puentes de su curso parece ser
que no tenían capacidad suficiente para el desalojo de grandes masas de agua,
se procede a horadar un gran vaso en parte de su trayecto con protecciones a
base de pedraplenes en márgenes, a veces muros y otras contenciones,
generalmente de hormigón aunque hay zonas donde predomina la escollera con
grandes piedras. Este ensanchamiento y elevación sobre cauce origina que los
viejos puentes queden constreñidos básicamente entre los pedraplenes de piedra
y arenas por lo que los arcos más externos puedan quedan ocultos tras estos
muros o sencillamente eliminados como parece ser el caso de nuestro puente. Al
mismo tiempo, se crea una presa aguas arriba de nuestro puente con dos
derivaciones o canales que circulan tras estos montículos y riegan las vegas y
los campos de aguas abajo del río Valdeginate. En el caso de este puente, se
utiliza el arco de la cabecera derecha (visión desde aguas arriba) para que por
él corran las aguas de esta canalización. En el caso del precioso puente del
Tren Burra incluso acoge bajo sus arcos extremos estos canales. Esta
canalización obviamente ha transformado la impronta de nuestro puente y el
desenvolvimiento del cauce natural del río al que, además, se le ha añadido un
suelo sobre madre de hormigón y un canalillo que afea la imagen del propio
puente y el río. Quizás, es una actuación relacionada con la concentración
parcelaria y proyectos de riego que se llevaría a cabo en los años 60 del siglo
XX.
Características actuales de la obra. Nuestro puente tiene una longitud total de 60
metros, aproximadamente. Su ancho regular es de 5 metros. Dispone actualmente
de 6 vanos con geometría en arcos de medio punto. Los vanos centrales tienen
luces de 5 metros y el externo de cabecera derecha algo menor tapado por el
muro de contención. La estructura apoya en estribos perdidos hincados en los
terraplenes modernos que se aseguran con pantallas de hormigón. Los apoyos
intermedios lo conforman 4 pilas con un ancho regular de 2 metros y una más que
queda oculta por el aterramiento de la cabecera derecha por cuya parte externa
circula uno de los canales, en este punto, soterrado por caños. Curiosamente,
en este lado y tras el arco extremo sigue existiendo una pequeña aleta de
fábrica en sillería de la obra original en lado aguas arriba.
También tienen las pilas refuerzos en ambos lados.
Aguas arriba dispone de espectaculares tajamares de sección en cuña con
tejadillos a dos aguas que llegan casi hasta claves de arcos. En aguas abajo
las protecciones de pilas se conforman con espolones de sección cuadrangular a
modo de pilastras, también con tejadillo inclinado que casi alcanzan la altura
de claves de los arcos. Dado que se hablaba de cierta profundidad en el cauce
es probable que la obra se apoyara en altos zócalos o zapatas sobre la
fundación de pilas aunque ahora no se muestren debido al elevamiento artificial
de la solera de hormigón que cubre el lecho total de este cauce. No obstante,
en alguna pila y espolón si se observa la primera hilada de lo que serían las
basas en piedra originales.
Respecto a la fábrica, prácticamente se conforma a
base de sillería de piedra caliza, aunque porosa en algunos lienzos, bien
escuadrada, dispuesta en hiladas horizontales perfectas y generalmente con la
misma altura, al estilo del aparejo romano isódomo y cara vista lisa labrada
con bujarda fina. También se observa la meticulosidad de los canteros al
terminar las piezas de estas hiladas con formas trapezoidales para que casen
perfectamente con la curvatura de las boquillas de bóvedas. También en intradós
de bóvedas el trabajo es completo con roscas de dovelas semejantes, bien
trabadas y un acabado en boquillas muy regular aunque en las de aguas arriba se
observan más deterioros debido probablemente al choque de sólidos en los arcos
por violentas avenidas. Tanto tajamares como espolones se han adosado tras el
levantamiento de pilas pero se muestran sólidos y firmes aunque los de aguas
arriba también ha sufrido desperfectos por impactos en algunas avenidas de este
río.
Sobre bóvedas se dispone una gruesa imposta en
ambas caras que soportan los pesados pretiles que imagino son los originales.
Se componen de grandes ortostatos de altura aproximada a un metro, bien
tallados y dispuestos linealmente. Quizá, las embocaduras del tablero eran
abocinadas y aún se aprecia aunque algunas secciones de pretiles se han
cambiado de la cabecera izquierda a la de la derecha en vuelta y otros tramos
me temo que desaparecieron con la modificación del puente.
El tablero tiene una anchura total de 5 metros,
semejante a la profundidad de bóvedas aunque como calzada libre quedan
aproximadamente 4 metros ya que los pretiles se comen parte de la misma. Aunque
el tablero parece horizontal siguiendo la línea que marcan los pretiles, lo
cierto es que tienen ligera rampa en ambas cabeceras y una zona media
prácticamente horizontal. Actualmente el firme se compone de una capa de
aglomerado asfáltico y carece de arcenes o pasillos peatonales.
Este puente ha tenido recientemente una
intervención de restauración que ha debido consistir en tapar el llagado entre
sillares y alguna otra actuación de consolidación pero da la impresión de que
se ha hecho mal teniendo en cuenta que se trata de una obra histórica. Además
de que se ha abusado de mortero, éste es blanco lo que llama la atención y contrasta
demasiado. También es cutre el arreglo de elementos rotos o caídos, como es el
caso de parte de la sillería en tajamares que en vez de poner nuevas piezas
bien talladas se han cubierto los huecos con masas de cemento o vaya usted a
saber que desentonan con el resto de la fábrica. Por demás, la estructura está
consolidada salvo quizás la bóveda tercera que tiene fisuras entre las roscas
del dovelaje debido probablemente a un nuevo asiento de la misma tras un
movimiento de la pila aneja y a las masas que soporta por el paso de vehículos
pesados. Actualmente el puente presenta circulación alternativa con preferencia
para los vehículos que acceden al pueblo y existe una prohibición para su cruce
a vehículos que superen las 16 toneladas de peso. Creo que la obra merece más
cuidados y sería interesante que de una vez por todas se decidiera limpiar el
cauce de la prolífica cortadera, una especie de poacea invasiva que cubre todo
el lecho del río e impide la vegetación palustre o fluvial propia de la zona,
más natural y nicho de diversas aves y batracios y también, limpiar de escombro
y basuras, como neumáticos, los canales anejos.
No he observado que existan señales de tráfico de
dirección hacia este monumento, esas de fondo rosa que advierten al conductor
sobre un elemento patrimonial de interés. Tampoco dispone a pie de obra de
algún panel informativo sobre la historia y vicisitudes de este digno puente
que ya es, como digo, patrimonio de obra civil de gran interés aunque todavía
ignoro si se ha declarado BIC como ya proponía en el año 2007 la empresa
Alcántara 98 que estudió esta puente y así lo aconsejaba.
Para saber más. Este puente así como el ahora desaparecido lo trata el trabajo de Inocencio Cadiñanos Bardeci titulado “Puentes de la provincia de Palencia durante la Edad Moderna”, obra editada por la revista de Institución Tello Téllez de Meneses, número 69 del año 1998 en sus páginas 320 y 321. El historiador de puentes Miguel Ángel Aramburu-Zabala Higuera lo cita someramente en su libro titulado “La arquitectura de puentes en Castilla y León entre los años 1575 y 1650”, obra editada por la Junta de Castilla y León en el año 1992 y pone foto de la obra que ya reflejo en la serie. En este libro se hacen otras referencias al puente que recogen algunos trabajos anteriores como el de José Martí y Monsó del año 1901, el de Juan José Martín González de 1980 y el de Jesús Bustamante García de 1983. Quizás la obra más completa de Aramburu al respecto sea su tesis doctoral titulada “Las obras públicas en la Corona de Castilla entre 1575 y 1650. Los Puentes”, presentada en la UAM en 1989 pero a la que no tengo acceso aunque es muy probable que amplíe la información sobre nuestro puente. Una obra interesante y que ciertamente es la que más información concreta nos ofrece sobre el puentes es el “Catálogo de puentes de Palencia” que encargó la Diputación al estudio de ingeniería Alcántara 98 y que se plasma en la ficha 89 con texto y fotos destacando su posible construcción en el siglo XVIII. Para acceder a información de maestros canteros y alarifes que pudieron actuar en este puente conviene consultar la obra titulada “Artistas Cántabros de la Edad Moderna”, obra de María del Carmen González Echegaray et al. editada en 1991 por la Institución Mazarrasa y la Universidad de Cantabria. Curiosamente la Enciclopedia de Pascual Madoz editada en Madrid en 1845 no cita ningún puente en este lugar, ni en la voz de Castromocho (tomo VI, página 230) ni en la del río Valdeginate (tomo XV, página 275). Si embargo, Emilio Valverde Álvarez en su compendio titulado “Guía del viajero por el Antiguo Reino de León”, editado en Madrid en 1886 nos refiere dos puentes al entrar o salir de Castromocho pero sin especificar nada (ver página 583) y siempre enumerando el trazado viario de la que él llama “Carretera Regional de Tórtoles a Santiago de Compostela, Itinerario Número 106 de su Guía”. Respecto a las sites de internet es muy interesante el blog local de Castromocho ya que nos muestra todos los puentes del pueblo con algunas explicaciones y el blog ojodecastromocho con un interesante artículo sobre el catálogo de puentes de Palencia. La web municipal y otros sitios fáciles de encontrar en la red.
Cómo llegar. Perdido en la extensa estepa cerealística, aquí no hay
autovías cercanas pero lo cierto es que existe una muy buena carretera nacional
que nos llevará hasta el pueblo. Se trata de la N-610 que une Palencia con
Benavente y pasa por Castromocho en su PK 26. La autonómica CL-613 que también
sale de Palencia y llega hasta Sahagún nos permite acercarnos a la zona ya que
en Becerril de Campos podemos tomar la provincial P-953 hasta Fuentes de Nava
donde seguiremos hacia el S por la vecinal PP-9401 hasta Castromocho y sus
puentes. En fin, ahí está Google Map. Salud y buena ruta.
Quizás, la foto más antigua de esta estructura. A juzgar por el punto de focalización de la cámara, se ha tomado por lo que llaman "parva" (camino de la margen izquierda del cauce) en lado aguas abajo. La flamante silueta del silo del SNT (Servicio Nacional del Trigo) nos hace pensar en que se debió de tomar a finales de los años 50 o principios de los 60 del siglo XX cuando se generalizan estos almacenes por la España cerealista. La fotografía la exhibe el blog local de Castromocho aunque por error, nos dice que se trata del puente romano, estructura más antigua que según nos cuenta se demolió en 1962.
Fotografías de la crecida del Valdeginate entre enero y febrero de 2010. Se exponen en el blog de Castromocho.com
Tomas de fecha 17.03.2021 donde se quiere resaltar especialmente el estribo izquierdo con el elevado talud de tierra que según se cree tapó o cegó el primer arco del puente original.
Primeras florecillas al final del invierno creciendo junto al estribo izquierdo. Se trata de la Ortiga muerta menor y Ortiga mansa (Lamium amplexicaule L. Labiatae)
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