sábado, 6 de julio de 2019

PUENTE NUEVO DE ZAMORA

PUENTE NUEVO SOBRE RÍO DUERO. 
Zamora
N-630 PK 278


Parece que se le cita en viejos documentos fechados en el año 1167 como "iusta ponten novum" aunque ciertamente se podían estar haciendo referencias al Puente Viejo en comparación con los posibles restos del puente romano que debió de tener Zamora desde principios de nuestra Era y del que no hay rastros visibles (documento testimonial del obispo Esteban de ese año donde se otorgan facultades a la Iglesia de San Julián del Mercado -gremio de comerciantes- para su posible construcción).

También parece lógico que ante el deterioro progresivo e irreversible del llamado Puente Viejo durante el siglo XIII se decidiera la construcción de una obra nueva a unos cientos de metros aguas arriba de la vieja estructura independientemente de que por tradición y en épocas de estiaje fuera común el cruce del río por el conocido Vado de Don García. Algunos autores comentan que pudieron estar en servicio ambos durante un tiempo y podría ser así pues la mayoría de las veces, el colapso de bóvedas se solucionaba provisionalmente con tablero de madera y apoyos en pies derechos junto a pilas y así permanecían algunos reparos decenas y decenas de años hasta que había fondos para su rehabilitación o, en este caso,  para construir un puente nuevo, anotando que tal proyecto también tuvo multitud de problemas ya fueren técnicos pues era complicado levantar nuevos estribos y pilas en un cauce de cierta profundidad así como por la gran irregularidad hidrológica que ocasionó multitud de problemas a los maestros de obra y arquitectos que allí actuación y también, como se decía, al crónico déficit de las administraciones implicadas, ya fuere la municipalidad zamorana o la corona española a través del Consejo del Reino, en muchas ocasiones arruinados. También, en este sentido, conviene comentar las trampas, fraudes y dejación de funciones que tenían habitualmente los entes que explotaban estos pasos, normalmente en manos del estamento noble o religioso y que aunque tenían la obligación de reparar y mantener puentes con los pontazgos que cobraban, lo cierto es que apenas dedicaban parte de estos ingresos en su mantenimiento o reparos como ocurrió en este caso con las monjas del convento de Santa Clara en Tordesillas, beneficiarias de estas gabelas durante siglos pero que se negaban a cubrir muchos de los costes por reparaciones de este puente.

Por la impronta de los elementos más antiguos podríamos aventurar que el inicio de su levantamiento se produjo hacia el siglo XV y la mayoría de testimonios escritos que tenemos al respecto se refieren a la época del reinado de los Reyes Católicos. Siguiendo a Cadiñanos Bardeci en la segunda mitad del siglo XV estaba en uso y la tenencia de las viejas torres -y su posible rendimiento de pontazgo o portazgo- estaban en manos de Fernando Valdés, partidario de Isabel de Trastamara y desde el año 1476 por Pedro de Mazariegos y otros componentes de esta familia, que actuaban como auténticos alcaides de la ciudad fortificada.  Debido al conflicto con los portugueses (Guerra de Sucesión en la que pretendía el trono portugués Enrique IV y que se extendió entre los años 1475 y 1479) y al tiempo que se produjo la famosa batalla de Toro en 1476 parece que las tropas portuguesas  atacaron Zamora y pudieron ocasionar daños en este puente ya que por aquellas fechas la municipalidad aprobó un impuesto de sisa sobre alimentos (menguar el peso) con el fin de reparar estos daños. También influyó la determinación de mejorar y ampliar la ciudad en aquellos años en los que Zamora cobró cierta influencia cultural, social y militar, más o menos entre los años 1480 y 1510 y parece plausible que se destinaran fondos a la reconstrucción de sus puentes con cargo a los ingresos municipales y reales así como a determinadas derramas entre los vecinos, los cuales tuvieron posibilidad de exención parcial de algunos impuestos. Abundando en la importancia que tenía esta ciudad, los Reyes Católicos pese a su estancia en Barcelona, firmaron una cédula en 1493 concediendo a la ciudad una sisa de 300.000 maravedíes para arreglar el puente. Por aquellas fechas parece ser que la obra civil ya tenía una impronta de cariz militar con 300 almenas como pretiles y dos torres de defensa y control de paso.

Entre los primeros maestros de obra o alarifes que aparecen en documentos y que actuaron en este puente figura Pedro Ibarra y Martín Navarro que a mediados del citado siglo XVI levantaron una de las torres. Si seguimos las explicaciones que aporta el historiador de puentes Aramburu-Zabala nos cuenta que desde comienzos del siglo XVI aparecen continuos reparos y hace referencias a alguna violenta avenida que dejó cúmulos de arenas y lodos en la zona central del cauce junto al puente según este documento: [...] unos grandes promontorios de arena que havian echo una grande ysla en medio del rio .../... cerca de la dicha puente que ympedia la corriente y acía que el agua corriese sino que batía con una biolencia en una parte sola de la dicha puente con ebidente peligro de derribarla [...]. También señala otras agresivas avenidas en los años 1517, 1545 y 1556, ésta última fue muy dañina ya que arruinó una bóveda y ambas torres. En estos reparos ya trabajaba Pedro de Ibarra como hemos señalado anteriormente y es el autor de una de las nuevas torres almenadas en el lado de Los Cañaverales por la cual y habilitando un arco a ras de firme, se permitía la circulación de viandantes y carros. Esta torre es la que cobró la denominación de "La Gobierna" a raíz de implementar en su cúpula una veleta. De los trabajos de Ibarra se conservan fragmentos decorativos en la otra torre a base de medallones con bustos, el escudo del Reino de España y una placa cuya inscripción borrosa fue posteriormente renovada por el maestro cantero  Juan Antonio de la Teja en 1717.

Al maestro  Ibarra le sucedió a su muerte Martín Navarro en 1568 quien continuó con las obras hasta 1574: desde la torre de La Gobierna el trazado del puente sufría un ligero requiebro de origen típicamente medieval sobre "el macizo del murallón" y continuaba hacia Cabañales. Este arquitecto de origen salmantino colocó hacia la cabecera del monasterio de San Francisco un portillo cuyo firme soló con piedra y le dotó de tres desaguaderos y también construyó en el extremo meridional del puente otra portada monumental plateresca que contaba con un arco de medio punto y un frontispicio con escudos de armas y almenas.  Bajo esta construcción y para facilitar el acceso al puente desde Cabañales reduciendo la pendiente, construyó una nueva bóveda en sustitución de otras dos desiguales más pequeñas que podían apreciarse en los planos de finales del XVI redactados por Hernando y Juan de Nates Naveda para sustituir este murallón. Ya en 1591 existe un plano donde se reproducen ambas torres de control aunque existen diferencias en cuanto a tamaño y forma de las mismas así como al estilo de las dos bóvedas que separan ambas torres. Los pretiles siguen siendo almenados aunque de mayor altura que probablemente los originales. Este proyecto que quizás no se realizó obedece al encargo efectuado a los canteros Juan de la Puente y García de la Vega autores de ese bello dibujo de arcos centrales y torres así como a la colaboración del maestro Pedro de la Lastra. Desde entonces y como se verá a continuación los reparos, rehabilitaciones y modificaciones fueron profusos y muy variados a lo largo de siglos. Por lo que nos cuenta Cadiñanos Bardeci, por aquellas fechas, la obra civil disponía de 16 arcos, doce grandes y cuatro pequeños en los extremos con variedad en su tipología ya que los había ojivales y de medio punto. También nos dice que los tajamares era angulados y escalonados llegando hasta media altura de paramentos y predominaba la fábrica en sillarejo.

Tras las intervenciones anteriores o solapada con la del año 1592 aparece el maestro cantero Andrés de Nates con nuevas obras de consolidación ya que es contratado formalmente en 1601 por 21.000 ducados para reparar este puente y el de Villagodio. En años siguientes y como era habitual en la obra pública se paralizan estos proyectos , bien por falta de dinero o por las consabidas avenidas que impiden los trabajos como ocurrió en 1606 y 1607. Una de estas grandes avenidas, la del año 1611 derribó una bóveda y una de las torres, dejando la estructura muy debilitada. Para salir de este problema se decidió cubrir el hueco con tableros de madera y se apeó la torre perjudicada para evitar su ruina. También se expropiaron varias casas pegadas al puente en 1613 para ampliar el espacio de desenvolvimiento de los trabajos de las obras en el lado ciudad. En esos momentos y debido a que la Torre de la Gobierna se vio seriamente en riesgo de desplome por efectos de esta crecida se tomó la determinación de modificarla para aligerar su peso según traza que efectuó anteriormente el maestro cantero Agustín Camarón y que ejecutaron los hermanos Nates Naveda de lo que resultó un nuevo estilo de portada clasicista con un segundo cuerpo abierto para albergar un humilladero al servicio de los devotos viajeros que cruzaban el puente. El remate del conjunto lo constituía un frontón decorado con bolas de piedra. 

En el año 1615 una nueva inspección del puente detecta daños en las ocho bóvedas centrales, tanto en cimentación como en las embocaduras y la torre que aún subsistía se mantiene apuntalada. Por orden de Felipe II en 1617 se deciden acometer los trabajos de restauración: La torre meridional fue reconstruida dejando el paso bajo un arco y poseía un escudo similar al de la torre vecina más dos escudos de la ciudad. Dado que los trabajos de los hermanos Nates -en este caso, Juan y Hernando de Nates- se pusieron en duda por sus demoras y complicaciones se decidió llamar a los arquitectos Olivares y Rubayo para que cogieran la dirección de la obra aunque los Nates tuvieron que hacerse cargo de presupuestos anteriores como era el de los costes de la rehabilitación de la torre, independientemente de otros pleitos que sufrieron hasta 1620 debido a que parte de su actuación era irregular y empezaban a observarse grietas o resquebrajamientos. En 1625 una nueva avenida socavó los estribos y fue el propio Hernando de Nates el que tuvo que repararlos. Se produjo otra falta de fondos por parte de la administración que demoró las obras además del fallecimiento de Hernando de Nates  por lo que se tuvo que acudir al repartimiento de las costas entre varias poblaciones del entorno situadas a 20 leguas a la redonda y se decidió contratar en 1625 una nueva inspección de la estructura a los canteros Pedro de la Carrera, Juan de San Román, Francisco Cecín y Juan de la Portilla que evaluaron las nuevas obras en 6500 ducados encargándose el maestro de obras Juan del Cerro de ejecutar estas reparaciones. Lo cierto es que durante todo el siglo XVII fueron frecuentes las actuaciones en este vetusto puente.

En el año 1628 está documentado que los maestros canteros Juan de la Vega Higareda y Juan de las Cabadas trabajaron en este puente y Andrés Gómez de Sisniega lo hizo durante varias décadas pues actuó hacia el año 1630 en varias bóvedas y consolidó el chapitel de la torre en 1651.  Nuevas reparaciones producidas en el año 1664 son efectuadas por Pedro de Nates y Andrés de la Maza que tuvieron que rehacer algunas bóvedas del lado norte mientras que el maestro de obra Bartolomé de Oviedo construía un pontón de madera provisional para evitar que se cerrara el puente a los tráficos habituales. También hay que mencionar a Antonio Carasa que hacia el año 1673 actuó en una consolidación general de la obra pues existen planos firmados por él de la planta, del puente antiguo y de las aceñas de Olivares.

En relación con la repetida alusión a los maestros de obra Nates, conviene resaltar que se trataba de un pool muy influyente de constructores de origen trasmerano entre los que destacaba Juan de Nates y Hernando de Nates Naveda pero a los que habría que incluir a familiares como los García de la Vega o los Naveda, todos ellos muy activos en las provincias castellanas con intervenciones en catedrales como la de Zamora, Palencia, Salamanca o Valladolid, algunos en el Monasterio de El Escorial, capillas, monasterios e iglesias zamoranas y muchos puentes históricos de la cuenca del Duero.

Comentaba el historiador Rodrigo Méndez Silva (1606/1670) en aquellos años que pese a la azarosa vida de este puente, presentaba un aspecto soberbio y elegante con sus 300 almenas en los pretiles y sus 17 ojos resaltando a la vista las dos esbeltas torres pero en 1706 la torre grande se encontraba de nuevo en dificultades y se procedió a su demolición.

Entre las actuaciones o pleitos con el puente que figuran en el siglo XVIII figuran José de Barría,  José Antonio de la Sierra y José de la Cantera evaluando los costes de una rehabilitación en 206.700.- reales. Las ruinas se centraban especialmente en el arco sexto y en las torres. Poco después, los canteros Diego de Carrascal y Simón Vázquez evaluaban la situación del puente y sus costes de modo parecido.  El maestro cantero Sebastián Franco hizo un presupuesto por 302.000 reales pero Juan de Ziombo Septién lo rebajó a 290.000 reales por lo que se le adjudicó la obra. Al no dar fianza se tuvo que hacer nuevo pregón e incluso se hicieron ofertas o plicas aún más bajas como la de 196.000 reales de Juan Antonio de la Teja -ya mencionado- y Mateo de Villa que fue aprobada. Cuando en 1713 estaban trabajando en la obra el maestro Francisco Casuso hizo rebaja  que fue considerada maliciosa por los anteriores y alegando que éste lo que quería era una indemnización de 100 doblones por desistir de su oferta a la baja. Los anteriores repararon el arco pero se negaron a intervenir en la torre bien ya fuera porque se les obligó a ello o porque hubieran llegado a un acuerdo al respecto lo cierto es que realizaron el reparo de la torre como se recuerda en una inscripción colocada en 1717. De la Teja Villa estuvo trabajando en la sexta bóveda y en la torre nueva hasta que traspasó el contrato a Pedro Durante . aduciendo que estaba muy ocupado con los trabajos de reparación del puente de Toro. Pedro Durante optó por aligerar el peso de la torre y concluyó su trabajo en 1717. El chapitel lo realizó Francisco López y lo remató con la famosa veleta -ya comentada- con una figura dorada de la deidad griega Feme que en la mitología romana se nombra como la diosa Fama y que fue bautizada con el nombre de "La Gobierna" y que actualmente se conserva en el Museo de Zamora. También se colocó una imagen de la Virgen de la Guía. Nuestro puente soportó la violenta crecida del año 1739 sin grandes incidentes pese a que parte de la ciudad quedó inundada.

En 1767 se solicitan nuevos reparos en el puente junto a los de Villagodín y los de la calzada que unía Zamora con Morales del Vino. El arquitecto Andrés Hernando evaluó el coste del puente mayor en 100.574.- reales y el resto de obras en 10.796.- reales. Todo ello volvería a ser reconocido por José Almaraz Márquez y Francisco Castellote. Se repartió su costo y también se exigió que buena parte del presupuesto lo aportaran las monjas del convento de Tordesillas ya que eran las beneficiarias del pontazgo desde el siglo XIV. Al no hacerse nada las ruinas continuaron deteriorando el puente y a finales del siglo XVIII el académico Ramón Alonso trazaba planos detallados  para su arreglo completo. Pero en el año 1770 otra gran avenida produjo daños en la puente reparándose por Francisco Carrera y en 1777 actuaban en obras para reparos en dos bóvedas los maestros canteros Francisco Castellote y Julián Girado bajo la dirección del ingeniero militar de la plaza Esteban Peñafiel. Hacia el año 1783 se reparó el chapitel de La Gobierna por el maestro Mateo Jiménez según proyecto de Cipriano del Pozo evaluado en 13.280 reales. Las avenida documentadas del año 1788 aunque fuertes y duraderas no influyeron en el estado del puente que parece que las soportó bien.

Durante la Guerra de la Independencia y en fecha 04.11.1812 el ejército inglés voló una bóveda, cosa que hacían habitualmente con nuestros puentes históricos en sus continuas retiradas o huídas ante el ejército francés. Provisionalmente fueron arreglados en 1813 con tablero de madera y se exigió pontazgo para acometer los reparos. Las monjas del convento de Santa Clara de Tordesillas -que siempre se negaron a aportar fondos- lo pidieron para sí y el Ayuntamiento acudió al Consejo Real solicitando que en adelante se les obligara a las monjas a reparar la puente como exigía la ley. Pese al conflicto con las monjas, la municipalidad zamorana decidió no paralizar la reconstrucción  y en 1818 encarga al  arquitecto Manuel Sipos una inspección de daños que éste valoró en 370.000 reales , especialmente para la reparación del sexto arco derruido pero las monjas siguieron negándose a costear las obras. Mientras se ventilaba el pleito los canteros José Cisneros y Félix Prieto hicieron algún arreglo provisional. La avenida producida en el año 1819 socavó las pilas aledañas a la bóveda derruida y puso en peligro la estabilidad del puente íntegro. Por aquellas fechas el Consejo Real permitió los trabajos de rehabilitación y fue tajante en cuanto al cobro del pontazgo denegando este beneficio a las monjas que perdieron este derecho hasta siempre.

Es entonces cuando, por fin, trascendió el valor monumental e histórico de esta obra civil y la RABASF (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando) tomó cartas en el asunto recabando buenos planos de la obra y el estudio de los daños crónicos que tenía. Los planos los realizó el arquitecto Blas de Vega Gracia en 1820 valorándose sus costes en 282.563 reales. Se sabe que en el año 1821 seguía en mal estado hasta que por fin, en 1835 se inician los trabajos de recuperación parcial del mismo. En esta actuación se decide eliminar el sistema de almenas, quizás debido a su enorme peso y la obra concluyó en 1836. De nuevo en el año 1862 se reconstruyen dos bóvedas dañadas en alguna riada y en el año 1881 según algunos informes, nuestro puente se encontraba muy dañado por lo que la Jefatura Provincial de Obras Públicas consideró replantearse la construcción de un puente nuevo y como estaban en boga los puentes metálicos pues apuntaron esa posibilidad (Memoria de carreteras de 1883 confirmando el estado ruinoso de esta fábrica). Entre las posibilidades que contemplaba esta Jefatura existía la de reconstruir dos bóvedas muy dañadas para lo que se encargó en 1882 al joven ingeniero Eduardo Lostau Pazano un proyecto al efecto del que quedan planos en el Archivo Histórico de Zamora pero del que no tenemos seguridad que se esta actuación se realizara.

Definitivamente y en actuaciones que se aproximan a la impronta actual del puente, en el año 1905 se realizaron reparaciones de cierta envergadura según proyecto aprobado por Federico Requejo Avedillo a la sazón, responsable de la Dirección General de Obras Públicas del Ministerio de Fomento según consta en la placa de bronce ubicada en una de sus cabeceras siendo rey de España Alfonso XIII y ministros del ramo  los liberales Álvaro de Figueroa Torres y Rafael Gasset Chinchilla. Estos trabajos se desarrollaron durante dos años y corrieron a cargo del propio Ministerio de Fomento de la época. Se decidió la eliminación de las dos torres pues además de la sobrecarga en el puente eran un problema para el tránsito de los nuevos vehículos a motor, especialmente el de camiones o las primeras tartanas o autobuses de línea que ya circulaban por nuestras carreteras. Este discutido proyecto lo llevó a cabo el ingeniero Luis Justo Sánchez y existen diferentes planos de la actuación entre los que destaca uno con la habilitación de una pasarela de madera provisional para peatones, reconstrucción de bóvedas, modificación de los aliviaderos sobre pilas convirtiendo los arquillos de bóveda de cañón en óculos ovoides así como unos excelentes dibujos de las dos torres que drásticamente se eliminaron.

Parece probable que en el último siglo nuestro puente haya tenido variadas intervenciones de mantenimiento dado que era primordial para las comunicaciones de la ciudad dando servicio a la mítica carretera nacional N-630 (Vía de la Plata) así como a la nacional N-122 (Aragón-Portugal) y se adivinan arreglos o apaños con hormigón y cemento además de una probable incorporación de un estrecho forjado de hormigón a lo largo de todo el tablero que ha permitido un ligero vuelo donde se hincan las barandillas de hierro y las farolas. En vista lateral este vuelo se decora con mensulillas o canecillos como aspecto decorativo, algunas muy deterioradas. También disponía de aceras en ambos lados y ha soportado grandes tráficos hasta el año 2013 en que se levantó el Puente de los Poetas ya que aunque el puente de hierro siempre estuvo en servicio, por proximidad al casco antiguo, nuestro puente era muy socorrido por turistas y lugareños. No obstante, su cruce tenía varias limitaciones como era la de prohibición de vehículos con MMA superior a 3,5 toneladas (deberían coger el puente de hierro), anchura de ejes no superior a 2,20 metros y velocidad máxima de 20 k/h en su tránsito. Aunque se permitía la circulación cruzada, existía una señal en cabecera izquierda que daban preferencia a los vehículos que circulaban en sentido contrario o lado ciudad cuando por el tablero transitaba algún camión. En la actualidad es un puente peatonal.

Características actuales de la obra. Nuestro puente tiene una longitud aproximada de 281 metros. Su trayectoria es recta con un quiebro de 45º en cabecera izquierda. Tablero horizontal y perpendicular al cauce del río Duero. Tras la reforma del año 1905 dispone de 15 vanos, la mayoría en geometría de medio punto, alguno ojival o otros ligeramente abiertos cuyas luces en conjunto oscilan entre 5 y 20, 10 metros y la altura media desde rasante a lámina de aguas es de unos 13 metros. La segunda bóveda es esviada a base de 6 roscas de dovelas que se retranquean progresivamente. Los apoyos se producen en estribos y 14 pilas intermedias, la mayoría de ellas con un ancho de 5,80 metros sobre las que se sitúan una serie de aliviaderos que originariamente eran de arcos de medio punto peraltados y que en la actualidad, quizás para conseguir mayor volumen de desalojos de aguas ante posibles crecidas, se ha duplicado el área de luz al voltear estos vanos dándoles forma de óculos de sección ovoidea salvo el de la primera pila (visión lado creciente y desde cabecera izquierda) que es un ojo de buey circular. Todas las pilas se refuerza con tajamares-espolones de sección en cuña y que originariamente llegaban hasta la altura de riñones de arcos y se coronaban con sombreretes piramidales. Tras el aumento de los aliviaderos, la altura de estos refuerzos se rebaja, su corte superior es horizontal que se cubre con lechadas de cemento y los paramentos o caras de estos espolones-tajamares se conforman con hiladas de sillería escalonada aunque en los extremos son más reducidos y de cara vista aplomada.  En las basas de estas pilas también se observan las actuaciones para rehabilitarlas incorporando amplias soleras de gruesa sillería hincadas en el lecho del río o recibidas con hormigón hidráulico para evitar los descalces de las mismas.

El tablero tiene una anchura regular de 7,10 metros y permite una calzada estrecha de circulación cruzada con un ancho aproximado de 4,50 metros y dos aceras de un metro de ancho cada una siendo el resto para bordillos, barandillas de hierro muy antiguas y algunas farolas. El firme es de un aglomerado de hormigón tintado de rojo muy deteriorado y con fisuras. Aunque es un paso exclusivamente peatonal desde el año 2013 -cuando se construye el Puente de los Poetas- en el año 2018 y debido a obras en la Avenida de Vigo, tangente al puente, se volvió a permitir el tránsito de vehículos en un sentido. Hasta la reforma del año 1905 su tablero era muy angosto debido a la presencia de pretiles de piedra cuya anchura era de 40 centímetros y los conocidos merlones o almenas. También en esa actuación se suavizaron las cabeceras haciéndolas ligeramente abocinadas. Aunque los petos son de barandillas de hierro, actualmente pintadas de negro, en extremos subsisten pretiles curvos, probablemente de hormigón, que en una actuación reciente se han decorado con pinturas de motivos zamoranos. También en cabecera izquierda se levantó un monolito de piedra de calidad donde además de la placa del Instituto Geográfico informando de la altitud en ese punto, 630,70 metros sobre el nivel medio en Alicante, existe otra placa conmemorativa en bronce de muy buena ejecución donde se informa de que el Director General de Obras Públicas que aprobó la reforma de 1905 era Federico Requejo Avedillo (1855/1915), ingeniero agrónomo zamorano natural del puebluco de Bermillo de Sáyago que ocupó variados puestos de responsabilidad en el periodo político de la Restauración en nuestro país. Esta placa es obra del escultor zamorano Eduardo Barrón González (1858-1911), natural del puebluco de Moraleja del Vino. Barrón diseñó esta placa en 1907 que se fundió en la Mataloplástica, talleres de herrería y fundición que llevaban en Madrid los artesanos Campins y Codina, con amplia obra de estatuaria por media España. Barrón es conocido por su impactante escultura de Viriato en la propia ciudad de Zamora pero con variada obra en Madrid, Badajoz, Salamanca o Cádiz.

Respecto a la fábrica de esta estructura, muy variada en virtud de las continuas modificaciones y rehabilitaciones, cabe señalar que predomina la piedra caliza y arenisca de varios tonos, normalmente en sillería y sillarejo con piezas más o menos regulares, de volumetría variada, cara vista lisa o ligeramente picada, disposición regular en hiladas horizontales, normalmente con fino llagado de mortero de cal aunque en las rehabilitaciones han predominado los morteros groseros de cemento que quitan autenticidad a la obra. También hay diferenciaciones acusadas entre algunos lienzos de muros, tímpanos, pilas o tajamares donde es evidente la incorporación moderna de cementos o morteros excesivos que tapan la sillería. En cuando a las bóvedas, independientemente de sus reformas, presentan un intradós bastante homogéneo con dovelas trabadas a soga y tizón y roscas regulares, aparentemente sin manchas de filtraciones. Sin embargo, en las boquillas y debido a las rehabilitaciones, el aspecto es cutre con grandes áreas de mortero que ocultan el dovelaje de piedra, especialmente en las más antiguas de arco ojival.

Cabe mencionar la peculiaridad de las manguardias, en ambas orillas, donde en sus bases se observan piezas ciclópeas de arenisca que verdaderamente son medievales, muy desgastadas pero que soportan estos muros de encauzamiento con plena firmeza. Las aguas regulares circulan por la mayoría de los arcos salvo por los dos extremos de cada cabecera por los que existen caminos o veredas de tierra y que nos permiten aproximarnos a la base de pilas y bóvedas para observar la obra civil.

Su estado de mantenimiento para paso peatonal parece adecuado aunque se debería de eliminar el arbolado y matorrales del entorno para conseguir una visión panorámica del conjunto mejor. También hay muchos arbustos que crecen en las basas de pilas  y que ayudan a descomponer los hormigones que les dan consistencia. En sus bajos existe basura, escombros y suciedad en general. Incluso bajo el agua se ven tramos de la barandilla de hierro que se han desprendido de la cubierta y ahí siguen. Sólo se observan grafitis en los muros de la cabecera derecha y entiendo que es debido a que en los últimos años se actuó en una limpieza general de la estructura. Dado que se trata de una obra medieval histórica y además ya no hay tráfico de vehículos se debería renovar completamente la cubierta. Eliminar el firme de cemento, muy resquebrajado, eliminar los bordillos de cemento también maltrechos, camuflar alguna junta de dilatación moderna, tapas de registro y acondicionar un firme de adoquín o mampostería, más acorde con la impronta de este puente. Las barandillas son de época, diría que de catálogo normativo del Ministerio de Fomento en tiempos decimonónicos pero sus anclajes actuales son muy cutres y algunos modillones donde se hincan están rotos o muy deteriorados. Convendría levantar toda la balaustrada, sanearla, reponer la imposta que debe soportarlos y volver a colocarla adecuadamente. Existe un estudio de reforma del puente que publicó la web focuspiedra en el año 2017 sobre una posible renovación de la estructura en la que se apunta un cambio de estas barandilla por pretiles de piedra más acordes con la impronta histórica del puente. De ser así, convendría reservar las de hierro, con más de cien años de historia, para ubicarlas en algún punto del cauce o quizás en otro puente decimonónico de la provincia, donde pudieran lucir su sencillo pero práctico estilo.

Al contrario de lo que ocurre con otros muchos puentes históricos y monumentales, en este caso, existe en la ciudad señalización de tráfico que dirige al Puente de Piedra e incluso está dotado de buenos paneles informativos sobre la historia y vicisitudes que ha tenido el monumento. El puente está plenamente integrado en un paisaje urbano y fluvial donde además, se han incorporado zonas de ajardinamiento, bancos y paseos que tienen a esta obra civil como protagonista histórico al poder cruzarlo bajo algunos de sus arcos o pasear por su largo tablero. Las vistas de la ciudad histórica desde el puente son muy bellas e interesantes. La ciudad de Zamora intenta desde hace varios años que se declare BIC este monumento pues así se podrían lograr fondos para su rehabilitación definitiva - El 1% cultural que concede el Ministerio de Fomento, por ejemplo- pero hasta hoy no parece que la Junta de Castilla y León lo permita por cuestiones que desde luego ignoro pero que me parecen insostenibles.

Por último y en lo referente a la nueva bibliografía pontonera, rescato parte del artículo que le dedica el ingeniero Juan José Arenas que nos dice: [...] Zamora dispone desde el siglo XII de un puente nuevo (debía de tener otro viejo, quizás de madera) que ha de ser el actual puente medieval y que con una longitud de 280 metros y compuesto por 16 bóvedas en su mayoría ojivales, es jalón esencial del paisaje de esta ciudad.../... Sin llegar a la vetustez del puente de Toro estamos en presencia de una obra antigua y venerable a pesar de las limitaciones de su época y lo hace con verdadera elegancia... /... bóvedas ojivales que no superan los 20 metros de luz y que resultan ópticamente ligeras  cuando se ven reflejadas en el plano del agua del río Duero. Ligereza que se refuerza también por la presencia de amplios ojos de puente en los ejes de cada pila que, al tresbolillo de las bóvedas, acaban creando un auténtico ritmo visual [...]

Para saber más: Se puede consultar el libro titulado "Los caminos y la construcción del territorio en Zamora. Catálogo de puentes", obra de Pilar Chías Navarro y Tomás Abad Balboa en edición del Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, los organismos CEDEX-CEHOPU del Ministerio de Fomento así como con la colaboración financiera de FCC Construcción, S.A. y Caja España de Inversiones, publicado en el año 2004. Ver páginas 82/95 donde también se hacen referencias a variadas fuentes y archivos relacionados con información relativa a este puente. Excelente trabajo sobre el puente en la publicación "Actas del VII Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Santiago de Compostela, octubre 2011" realizado por Francisco Javier Rodríguez Méndez, Héctor Andrés Rodrigo, Manuel Pablo Rubio Cavero y Jesús María García Gago con el título "La reforma del ingeniero Luis de Justo en el puente medieval de Zamora entre 1905 y 1907". Estos mismos autores publican en formato libro un trabajo semejante titulado "El puente medieval de Zamora a comienzos del siglo XX. Alcance de la intervención del ingeniero Luis Justo" editado por el Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, Anuario 2009, Zamora 2012, volumen 26, páginas 227/268 que también editó la Universidad de Salamanca. Inocencio Cadiñanos Bardeci en su trabajo titulado "Puentes de Zamora", editado en 1997 por el Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo también trata este puente en páginas 598/600 con información de alarifes y canteros que intervinieron en múltiples reparaciones. También de modo semejante a Cadiñanos lo trata Miguel Ángel Aramburu-Zabala Higuera en su libro titulado "La arquitectura de puentes en Castilla y León entre 1575 y 1650", página 196 en edición de 1992 de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León. El libro titulado "Artistas cántabros de la Edad Moderna", amplia obra que es una especie de  vademécum con información de todo tipo de artesanos o maestros cántabros es una obra de María del Carmen González-Echegaray, Miguel Ángel Aramburu-Zabala Higuera, Begoña Alonso Ruíz y Julio Juan Polo Sánchez, editada en 1991 por la Institución Mazarrasa y la Universidad de Cantabria y donde podemos conseguir datos sobre muchos de los maestros de obra citados en este artículo. La revista del viejo MOPU en su extraordinario de julio-agosto de 1987 dedica un buen artículo a los puentes medievales españoles elaborado por María del Mar Merino donde se pone foto de este puente y pequeñas referencias al mismo en su página 71. El libro titulado "Puentes de España. Tránsitos de culturas" editado por Lunwerg con el patrocinio de Ibercaja en el año 2009 en trabajo coordinado por Santiago Hernández Fernández y con texto para los puentes medievales de Manuel Novoa Rodríguez pone foto del puente y aporta ficha número 30 con información y mediciones de este puente. También algunos de nuestros ilustres ingenieros focalizan la visión del puente prestando atención al Puente Nuevo de Zamora y así, en relación con su tipología de puentes con arquillos de aligeramiento citan esta obra Leonardo Fernández Troyano en su libro titulado "Tierras sobre el agua", tomo I, página 143 en edición del CICCP del año 1999, Carlos Fernández Casado en su libro titulado "Historia del puente en España", página 182, en reedición del CSIC del año 2008 o bien, Juan José Arenas de Pablo en su libro titulado "Caminos en el aire. Los Puentes", tomo I, páginas 217/219 en su edición del CICCP número 57 de Ciencias, Humanidades e Ingeniería del año 2002. En cuanto a lo que se puede consultar en internet resulta interesante lo que aporta la Wikipedia en voz propia para esta obra civil. En la web menudean las sites que, del algún modo, o poner fotos del puente o aportan datos repetitivos de su historia pero entre ellos destaca especialmente elferial49 con un minucioso trabajo sobre esta obra y fotos antiguas interesantes. También tratan el tema el blog queverenelmundo, la web de pinterest con muchas fotos, la web de canalpatrimonio asociada a la Fundación Santa María la Real de Aguilar de Campoo o romanicozamora entre otras muchas. El periódico La Opinión-El Correo de Zamora nos informa en su edición de fecha 21.08.2019 sobre la historia de este puente y en la edición de fecha 06-11-2018 de la nueva utilización del puente para vehículos por cuestiones de obras en la Avenida de Vigo. Este mismo rotativo en su edición de fecha 20.07.2009 nos ilustra con un largo artículo de Jesús Hernández -poco habitual es escribir en la prensa sobre puentes- con carácter histórico desgranando los puentes de Zamora. También la web de focuspiedra aporta una noticia en fecha 24.08.2017 sobre el proyecto de remodelación del puente que intenta llevar a cabo el alcalde Francisco Guarido.

Cómo llegar. La vía rápida que nos acerca a Zamora en la A-66 con salidas hacia la ciudad en los PK 277, 281 y 285 según el sentido de la marcha que llevemos. También la carretera nacional N-630 (Vía de la Plata) cruza la población. Si nuestra circulación es de E/W peninsular podemos llegar a Zamora a través de la carretera nacional N-122 (Aragón-Portugal) que entre los PK 457/460 atraviesa la ciudad sin necesidad de cruzar el río Duero. La reciente autovía A-11 (Autovía del Duero) dispone de la Ronda Norte con salidas a la ciudad en el PK 455. Otras calzadas autonómicas que llegan a Zamora son la CL-612 que viene de Villalpando, la CL-605 por el sur que viene de Segovia o la CL-527 que por el W viene de Fermoselle, en Portugal. 

Se sigue cierto orden cronológico en la exposición gráfica.



Detalle del puente correspondiente al dibujo-grabado de la ciudad de Zamora hacia el año 1570 realizado por Anton van den Wyngaerde (1512-1571) siguiendo los encargos del rey Felipe II. 


Dibujo del alzada de un sector del puente realizado en el año 1591 por los maestros canteros Juan de la Puente y García de la Vega para proceder a unas reparaciones en estas bóvedas y las torres centrales (Archivo Histórico Provincial de Zamora)


Dibujo de alzado de la puerta norte realizado entre los años 1613-1614 por los maestros canteros Andrés del Cerro, Juan Ortíz y A. de Camarón (Panel informativo junto a la obra).


Planos con alzado, planta y arco del puente volado que se tenía que restaurar levantados por Blas de Vega en 1828. Detalle del paso provisional de madera en celosía y la bóveda de fábrica con el arco apuntado y su cimbra. Estos planos los exhibe el Catálogo de puentes de Zamora en su página 86.



Grabado del puente del siglo XIX que exhibe el Catálogo de puentes de Zamora arriba referenciado.


Tomas del año 1860 que figuran en el trabajo sobre el puente del historiador y arqueólogo  Manuel Gómez-Moreno Martínez (1870/1970). Probablemente son las mismas fotografías que hizo Jean Laurent.



Panorámica completa del puente y un sector con la torre que corresponden a la fotografía que tomó en 1860 Jean Laurent Minier (1816/1886). Catálogo de puentes de Zamora y panel informativo junto al puente. 


Sector del plano de Zamora con detalle del puente que levantó en 1863 el cartógrafo y militar Francisco Coello de Portugal Quesada (1822/1898).


Imagen del puente, probablemente tomada hacia el año 1866 y que exhibe el libro "Guía del viajero por el Reino de León", obra de Emilio Valverde Álvarez editada por aquellos años. 



Planos de la restauración que propuso en 1882 el ingeniero Eduardo Lostau Pazano. Archivo Histórico Provincial de Zamora y que exhibe el Catálogo de puentes de Zamora.


Fotografía de finales del siglo XIX efectuada por Jewitt del que carezco de cualquier información. Toma que se exhibe en el libro "Catálogo de puentes de Zamora" arriba referenciado.


Buena fotografía de finales del siglo XIX antes de su drástica transformación de autor que desconozco y que se exhibe en el Catálogo de puentes de Zamora arriba referenciado.


Dibujo del puente de finales del siglo XIX antes de la desaparición de las torres, obra del pintor e ilustrador José María Avrial Flores (1807-1891) que se exhibe en el panel informativo junto al puente. 


Interesante imagen muy etnográfica con lavanderas junto al río. Instantánea probablemente realizada entre los años 1900/1905, antes de su drástica modificación. La exhibe, entre otros blogs, uno que se titula "Lavaderos públicos". Su autor es el reconocido fotógrafo Eugène Lefèvre-Pontalis y se encuentra depositada en los archivos del Ministerio de Cultura de Francia. 








Serie de planos y dibujos del puente correspondientes a la intervención de los años 1905/1907 según proyecto del ingeniero Luis Justo Sánchez. Archivo Histórico Provincial de Zamora y Catálogo de puentes de Zamora.



Perfil del puente antes y después de la reforma del año 1905 según un dibujo que figura en el panel informativo junto al puente. 



Fotografía del derribo de la torre La Gobierna en el año 1905 y planta del puente que figuran en el panel informativo junto a la cabecera norte.

Fotografía sin autor ni fecha pero que podemos datar hacia el año 1907/1910 tras la gran reforma que sufrió este puente. Catálogo de puentes de Zamora.



Postal editada por García Hermanos hacia el año 1910.


Postal de fotografías de Lucien Roisin Besnard probablemente tomada hacia el año 1920.


Postal editada hacia los años1931/1936. Al dorso "9 Zamora. Vista panorámica"



Postales de Ediciones Arribas de Zaragoza probablemente editadas entre los años 40/50 del siglo XX.


Situación del puente y cauce en una de las tantas crecidas del Duero, en este caso la del año 1962 según fotografía de la colección del ex-alcalde de Zamora Gerardo Pastor Olmedo.


Postal de Zamora del año 1963 de Ediciones Arribas.


Fotografía del puente probablemente del año 1977 que publicó la revista del MOPU en su número 345 de julio-agosto de 1978.




Dibujos de alzado y planta del puente con mediciones que figuran en el Catalogo de puentes de Zamora editado en el año 2004.






Serie de fotografías del Puente Nuevo o de Piedra que se muestran en el libro "Catálogo de puentes de Zamora" editado en el año 2004 y que se referencia arriba. 


Panorámica cenital del puente en toma de Google View del año 2012.










Tanda de fotografías del tablero en fecha 22.05.2012


Foto del puente cerrado al tráfico en toma de fecha 15.09.2017


Sección de un dibujo de Zamora donde se aprecia nuestro puente. Anuncio del Ayuntamiento de Zamora que se publicó en El País con fecha 23.05.2019.


TOMAS DEL PUENTE DESDE AGUAS ARRIBA






























Tanda de fotos de fecha 04.07.2019

TOMAS DEL PUENTE DESDE AGUAS ABAJO








































Tanda de fotos de fecha 04.07.2019

TOMAS DEL TABLERO Y CABECERAS DEL PUENTE




















Tanda de fotos de fecha 04.07.2019






Interesante panorámica de la ciudad y su puente en grabado sobre aluminio realizado en agosto de 2014 por Álvaro Fernández López y Alfonso Fernández Molowny patrocinado por la U.E., la Junta y el Ayuntamiento que se encuentra aguas abajo del puente. El vandalismo no descansa pero las autoridades locales deben actuar con prontitud para eliminarlo.Tomas de fecha 04.07.2019.


Interesante crepúsculo con la imagen del puente en toma desde el Mirador del Troncoso. Promoción de organismos públicos en un anunció de El País de fecha 17.12.2022.




Plantas junto al puente: Correhuela mayor o Campanilla (Calystegia sepium (L.) R. Br. Convolvulaceae) en tomas de fecha 04.07.2019.





























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