ACUEDUCTO DE CAN CUA CERCA DE LA
RIERA DE PINEDA
PINEDA DE MAR. Barcelona
N-II PK 670 Y C-32 PK 124
Trasteando por los sistemas dunares del Maresme (generalmente
bloqueados por la irrupción de hormigones y nuevas calles de asfalto) buscando
plantas y hierbas interesantes que pudiera fotografiar no dejaba de pensar en
algunas joyitas pontoneras que sabía, se encontraban a pocos saltos de mata de
un lobo curioso y pendenciero como yo. Por aquellos días elegí un cubil
interesante y cómodo en la localidad de Pineda de Mar. Era obligado y necesario
olfatear estas ruinas cercanas aunque la falta de carteles informativos ya
fuere en las calzadas importantes del entorno, como son la radial N-II o la
autovía C-32, no me mostraran el modo y manera de alcanzar estos nichos de
piedras viejas pontoneras. Recuerdo que en el hotel, solicitaba información
sobre el asunto y la recepcionista, muy amable y con el mapa en la mano,
focalizaba la cuestión en el rosario de ermitas y capillas que -con gran fama y
predicamento- se encontraban en las cercanías de esta localidad que por su
amplitud y demografía, deberemos considerar como ciudad. ¡No, canastos!,
exclamaba este lobo taimado, fugitivo desde hace muchos años de templos,
castillos o palacios, ya cansado de descubrir la noble piedra románica casi
desde los inicios en que lo hacía Peridis, cuando este lobo, todavía con los
atributos de homínido, desplegaba sus vetustos planos palentinos para localizar
el mejor arte religioso románico o gótico con la ayuda de su querido y
comprometido 4-L con el que brujuleaba por estrechas calzadas y vías de tierra
para llegarse a la más discreta ermita o cenobio que siempre le aportaba esbozos
de belleza pura ya fuere en su portada de arquivoltas, su bello ábside,
ventanas geminadas, capiteles o canecillos. Tampoco es que pudiera olfatear por
estos lares vetustos templos de impronta carolingia, lombarda o sencillamente
cluniacense y que, en todo caso, para un tipo como yo, que ya eligió hace
siglos contraer matrimonio con una impactante loba bajo la tenue iluminación de
unos velones en el monumental templo que es la basílica de San Martín de Tours
en Frómista, deberemos colegir que ya es difícil que este puto lobo se
sorprenda o simplemente, quede obnubilado por otros templos románicos en toda
nuestra geografía peninsular. No, no quería más iglesias y así se lo señalé a
la atenta recepcionista.
Sí, porfiaba por saber del acueducto pero ¡ay, ay, ay!, no figuraba en
el plano artístico y monumental que había confeccionado el municipio para
turistas curiosos y es que, como vengo diciendo desde hace años, es un peligro
dejar en manos de historiadores de arte, religiosos y aprendices, la difusión
de nuestro patrimonio cultural, pues en lo relativo a obra civil, siguen siendo
ciegos o sencillamente, no comprenden su interés monumental histórico, ya sea
un puente o una soberbia carretera decimonónica. Habrá decenas de capillas y
ermitorios en el entorno de Pineda de Mar -por seguir con este ejemplo- que por
cierto, se parecerán a cientos y cientos de edificios religiosos más o menos
próximos y cuya importancia artística o constructiva se diluye entre la
generalidad de otras muchas obras de edificación pero, a mi modo de ver, en
muchos kilómetros del entorno (diría que hasta encontrar el Acueducto de Les Ferreres en Tarragona) no hay otra muestra de estructura civil rancia y antigua
como es la obra que presento, independientemente de que existan dudas en cuanto
a su origen romano o a que se encuentra en ruinas.
Bueno, lo cierto es que encontré lo que buscaba y me emocioné al
admirar la piedra vieja, remota, que acierta a componer la geometría del
semicírculo y que, independientemente de que sea construcción rústica, se
diseñó también para el pueblo, pero no para asuntos celestiales como refugio de
oración y plegaria, sino para algo práctico que redunda en el bien social y
proporciona riqueza, confort y calidad sanitaria a un pueblo: canalizar aguas claras
y salubres de manantiales para que lleguen a poblaciones cercanas y que se
utilizaran para beber, para cocciones alimentarias, para la limpieza o para el
riego de campos de cultivo. Ahí me quedo.
Ciertamente, este lobo que sigue con rigor (o lo intenta) las enseñanzas
e investigaciones del ingeniero e historiador de puentes romanos Manuel Durán
Fuentes -además de otros expertos- no
concede fácilmente autoría romana a la mayoría de obra civil que generalmente
se anuncia como tal, obligada en última instancia por cuestiones turísticas o
para dar mayor rango a la historia o calidad de un puente o acueducto que por
extensión, es también la del pueblo o localidad donde se ubica. En este caso,
sigo pensando que para adjudicar obra plena romana a este conjunto deberíamos
de tener en cuenta testimonios escritos, referencias o sencillos hallazgos
materiales que, al parecer, no han aparecido junto a esta estructura. Claro que
pudo tener un origen romano o tardorromano pero su actual estilo, fábrica, volumen y calidad de las piezas que deberían
ser de sillería o ladrillería así como otros aspectos, nos hacen pensar en una
reconstrucción (o varias) desde época altomedieval. Esto no quiere decir que no
tuviera razón Francisco Prat Puig cuando en 1.932 estudiara el terreno y
acertara a encontrar vestigios romanos en el entorno, ya que de lo que no cabe
duda es que la cercana mansio de Can
Roig existió y nos ofrece multitud de testimonios materiales de origen romano. A
principios de nuestra Era y especialmente durante el Imperio, tanto los ingenieros
romanos como los canteros o alarifes seguían los sistemas homologados
(catalogados) en las fábricas civiles que iban levantando por nuestro
territorio, utilizando con asiduidad el opus
isodomus o el opus quadratum ya
que la mampostería solía mezclarse con ladrillo y no parece éste el caso.
Tampoco hay rastros de opus caementicium
en cimentaciones a la vista que pudieran pertenecer a las pilas que ahora
faltan.
La estructura compleja de este acueducto se cree que tenía una longitud
aproximada a los 3,5 kilómetros que salvaba entre origen y destino una
pendiente bruta de 40 metros, además de 4 zócalos o vaguadas de arroyadas una
de las cuales correspondería a este sector (Can Cua), otra al sector conocido
como Font del Ferro situado a 560 metros aguas arriba de éste y otros dos más
en los que, al parecer, no quedan rastros de fábrica. El resto del trayecto se
canalizaba por tubería ligeramente soterrada o canales de obra debidamente
tapados con losas de piedra. Su final se encontraba en la mansio de Can Roig, muy cerca del mar y lindando con la Vía Augusta
donde las aguas se acumulaban en aljibes para su utilización en usos domésticos, sanitarios y agrarios.
Los restos de nuestro acueducto se corresponden con un estribo perdido
hacia el N y un tramo de obra con una longitud aproximada de 29 metros
compuesto de un lienzo de muro de acompañamiento, 4 vanos y otras 4 pilas. Los
vanos se forman con bóvedas de arco de medio punto con una profundidad de 1
metro (ancho del acueducto propiamente dicho) y luces aproximadas de 3 metros
cada una, muy regulares. El cierre de arcos y salmeres apoya en secciones de
pilas más gruesas, de 2x1,50 metros y forma cuadrangular. En la cuarta pila
subsiste el arranque de una bóveda.
La fábrica en su conjunto es variopinta, irregular y en la que se
observan sensibles intervenciones a lo largo de tiempo. En general y según lo
visible, parece que sobre restos de hormigones y rellenos interiores de la
obra, especialmente en pilas, se han ido chapando las caras exteriores a base
de mampostería de variado cubicaje, forma y colorido, en general de tamaño
pequeño y manejable, cualidad que también se aleja de los prototipos romanos.
Estéticamente resulta vistoso ya que la gama de colorido va del terroso,
amarillo o rojizo a tonos grises o negros. Es material calizo o margoso con
piezas redondeadas de pizarras o esquistos de las pedreras de la propia rambla
de Pineda o de otros arroyos cercanos, erosionadas o desgastadas a lo largo de
decenas de miles de años y que producen mampuestos sólidos y hasta redondeados,
muy apropiados para construir tapias y muros. La maestría romana de cantería,
al menos, habría construido pilas y lienzos de muros con mampostería en seco,
evitando las gruesas rendijas y oquedades entre piezas que, en este caso, son
muy evidentes y se rellenan con grueso mortero, poco grácil, diría que hasta
grosero y que también parece de tiempos no tan lejanos pues incluso diría que en
algunas zonas el aglutinante es cemento portland, probablemente de alguna consolidación de estos restos en el siglo XX. Lo más significativo de la
estructura son las bóvedas, especialmente las boquillas, donde se aprecia el
contrapeado de la rajuela empleada para dar consistencia al intradós. Es un
dovelaje a base de piezas que, al menos, han tenido que trabajarse en su canto
y aplanado para ir casándolas con mortero de cal grasa y arena fina hasta
formar la curva de cada bóveda. En ellas, predomina el esquisto y la pizarra y
se pueden asociar -al igual que la estructura en sí- con la pontonería rural
medieval o renacentista del Pirineo catalán o aragonés, cuya técnica y
maestría, se mantuvo con pocos cambios hasta bien entrado el siglo XVII o
XVIII. También llama la atención un cierto interés decorativo en estas boquillas que en la zona central de las roscas, parece doble y las lajas de pizarra en claves se colocan al estilo de "espina de pez" ligeramente sobresaliente con respecto al paramento contiguo. Debido a que esta estructura pudo ser útil hasta los siglos citados,
entenderemos que los posibles mantenimientos y rehabilitaciones del acueducto,
se producirían con los medios y materiales propios de esos tiempos por lo que
quedaría muy difuminado o prácticamente desaparecido cualquier testigo de una
posible obra civil de tiempos romanos o tardorromanos. Ni siquiera en las basas
o arranques de estas pilas se han dispuesto, al menos, un par de hiladas de sólido sillar de buena
talla y escuadría como se hubiera realizado en cualquier ejemplo de pontonería romana.
No quiero dejar de señalar que, teniendo en cuenta la antigüedad de la
obra y su catalogación como restos monumentales, las administraciones públicas
competentes hacen muy poco por realzar y mantener esta histórica obra.
Sorprende que adosado al acueducto subsista una casa en ruinas, tapiales y mucho
escombro. Hay mugre por doquier, existe un contenedor de basura lleno pegado a
la obra, la explanada donde se ubica esta estructura se encuentra sucia y con
desperdicios, la señalización de carretera para advertir al posible visitante
es minúscula y no existe un mínimo espacio para aparcar el vehículo junto a la
calzada aneja por lo que -desconociendo donde se adentra el conductor-
deberemos tomar una vía de tierra muy deteriorada para llegar al monumento en
un entorno ciertamente asilvestrado. O sea, una cutrez difícil de observar en
estos tiempos, independientemente del territorio hispano por el que uno se
mueva y siempre refiriéndonos a lugares que albergan patrimonio histórico civil y monumental. Parece contradictorio que siendo un BIC declarado en 2014 -aunque lo sea como zona arqueológica- su
situación y acceso al mismo resulte complicado e incluso hostil, si queremos
pasear alrededor de la obra para observarla, admirarla y fotografiarla. Tampoco debe ser excusa para acondicionarlo debidamente el que este bien patrimonial se encuentre en terrenos privados.
También se conoce este acueducto como de Can Cola o de Sant Pere de Riu
i Can Cua.
Para saber más. Se puede
consultar la Wikipedia donde aparece información interesante sobre esta obra.
Entre las webs y blogs locales que tratan el asunto, cabe mencionar
visitpineda o la web municipal.La web de iagua así como
el periódico La Vanguardia nos informan de su catalogación como BIC y aportan
otros datos de interés. Otras sites
que ponen fotos o aportan información sobre este acueducto son invarquit,catalunyamedieval, latincastegeo y poblesdecatalunya. Se ha incorporado un comentario muy interesante sobre los diferentes hallazgos arqueológicos romanos encontrados en el perímetro de Pineda de Mar que se puede leer abajo.
Cómo llegar. Las vías
rápidas cercanas son la autovía C-32 y la nacional radial N-II. La autonómica
C-32 nos permite acceder al lugar al tomar la salida 124 (Pineda de Mar) para
seguir por una carretera vecinal sin matrícula que en dirección E se dirige
hacia Pineda y que desemboca en otra vía llamada Passeig d´Hortsavinyá que, en
dirección N nos llevará hasta el acueducto, aproximadamente unos 200 metros
antes de llegar al viaducto de la C-32 ya mencionada. Cito esta referencia del
viaducto ya que -al carecer de carteles homologados de situación de monumentos
en calzada- es muy probable que no encontremos el camino de tierra que nos
lleva al acueducto. La otra opción es la carretera nacional N-II que tomaremos
hasta Pineda de Mar, aproximadamente en el PK 670 en cuya travesía cogeremos el
llamado Passeig d´Hortsavinyá desde su inicio hasta llegar al acueducto. Este
paseo está a la izquierda de la carretera (sentido creciente) y también se
puede tomar por un paso inferior de la N-II si venimos o accedemos desde el
casco urbano de Pineda de Mar.
Cartel informativo sobre la historia de nuestro acueducto en el camino de tierra anejo.
Otro panel informativo a pie de monumento.
Poste de dirección en el camino de tierra hacia el acueducto.
No existe mucha información gráfica antigua sobre esta obra y la instantánea sin fecha se puede datar hacia los años 80/90 del siglo XX. Su autor es A. Laguna y la fotografía pertenece al Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. Obsérvese la situación tan diáfana en que se encontraba el acueducto (no como ahora, imposible de contemplar en su plenitud por las pendientes del terreno y las altas cañas que proliferan junto a él). Junto a los aperos y otros utensilios de labranza, incluyendo tuberías de riego, subsistía la caseta del labrador donde guardaba sus herramientas y en superficie llana, un cultivo de alcachofas además de otros campos agrícolas. Bien, se eliminó parte de la caseta de ladrillo pero el resto sigue pegada al monumento histórico.
Interesantes fotografías de la obra (dada la escasez de material fotográfico antiguo) realizadas en el año 1.997 por Maite Sújar y José María Ardévol para el blog Pobles de Catalunya.
Promoción del acueducto con postales y matasellos que conmemoran la IV Exposición Filatélica celebrada en Pineda de Mar en agosto del año 2000. Félix López fue el autor de la viñeta para la exposición como Presidente de la Asociación Filatélica.
Otra fotografía con cierta antigüedad -julio 2008- cuyo autor es Rigole y que exhibe la Wikipedia.
Tanda de fotos de fecha 20.03.2019
Tanda de fotos de fecha 20.03.2019
Hola, un saludo en enhorabuena por el articulo de tu blog. Yo soy FELIX LOPEZ, el Presidente de la Asociacion Filatelica, que en su dia hizo las viñetas, sobre de exposición y maxima, que muestras aqui.
ResponderEliminarComentar por si no era de tu conocimiento, que que fecha Marzo 1996, se encontraron los vestigios de una antigua vila romana cerca de Can Roig, fue el cementerio romano de Can Bel, del siglo I a.J.C. de manera casual al construir un edificio. Creo.... no estoy seguro que se encontraron restos de 5 esqueletos, vasijas y alguna moneda romana. Se encontro en los bordes de la antigua via romana y estuve visitando la excavacion con el Presidente del grupo arqueologico y luego en sus dependencias, vi al menos dos esqueletos que habian sacado.
Hicieron una exposición y creo que poco mas....las obras continuaron y ahora esta edificado.
Por lo que refiere al acueducto, es todo correcto, en cuanto a arqueologia al otro lado del acueducto en la montaña de Montpalau, aun existe el Castillo de este nombre, sobre el cual se han hecho esporadicamente algunos campus arqueologicos....y en su falda se pueden encontrar restos de ceramicas..... dicen que iberas....eso no lo sé.
Un saludo
fll_4@hotmail.com
Estimado Félix,
ResponderEliminarGracias por la información aportada. Eres muy amable.
Incorporaré al artículo una llamada para que los lectores se percaten de tu comentario.
Saludos cordiales.
Hoy día 25 de enero de 2021 he visitado los restos del acueducto y me ha encantado no sabía yo que tan cerca
ResponderEliminarde casa, yo vivo en el Maresme teníamos estas maravillas romanas
Efectivamente, Larry, ahí tienes una joya pontonera de interés.
ResponderEliminarUn saludo.