miércoles, 17 de junio de 2020

PUENTE DE VALDEMAQUEDA. Madrid

PUENTE MOCHA SOBRE EL RÍO COFIO
VALDEMAQUEDA. Madrid
M-537 PK 6,170

Las frecuentes alusiones a "puente mocho o puente mocha" suelen referirse a estructuras pontoneras que o bien no se terminaron o que con el tiempo y abandono sufrieron ruinas parciales que hacían incompleta la obra. Parece ser que en este caso se refieren a que sus cabeceras, por las que se cruzaba el puente, debieron de caerse o desmocharse con lo que su cruce se haría más dificultoso aunque imagino que mientras fue útil existiría algún remedio a base de tablones o aterramientos de arena y piedra suficientes para que pudieran pasar carros, jinetes o ganados. Como entiendo que la obra civil debió de estar en servicio carreteril rural o forestal al menos hasta el siglo XIX o incluso en el siglo XX el bautizo como "Puente Mocha" parece bastante moderno. Creo que su nombre más habitual era el de "Puente Romano" como profusamente se le cita en informes y cartelería. Desgraciadamente y si seguimos los criterios profesionales e históricos sobre análisis de puentes de genuina impronta romana no deberemos de pasar de 35 estructuras en toda la peninsular y al parecer, éste no entra en ese exclusivo catálogo. Popularmente o siguiendo criterios laxos o poco documentados, parece que en nuestro país existen varios cientos de puentes romanos pero deberemos de ser más cautos en esta cuestión.

Una de las posibilidades a las que apunto para adivinar el porqué todavía se mantiene en tan buen estado es que se encuentra fuera de cualquier ruta o camino moderno, bastante aislado de la civilización, de proyectos carreteriles modernos  o de especulativos proyectos de urbanizaciones como los que ya son evidentes en el propio pueblo de Valdemaqueda o en el cercano Robledo de Chavela. También, el espíritu caciquil o de dominio ha tenido algo que ver en el asunto. Amplias hectáreas de estos montes permanecen valladas como cotos o propiedades privadas que impiden un posible crecimiento urbanístico de lo cual me alegro aunque tampoco me agrada que viejos caminos como al que daba servicio nuestro puente se encuentren ahora cerrados en estas heredades sin respetar las servidumbres de paso a que deben estar obligados estos hacendados o propietarios.

El pueblo de Valdemaqueda a cuyo término pertenece el puente y este sector del río Cofio está ubicado en la comarca madrileña de Sierra Oeste cuyo enclave en la CAM podríamos situarlo también al confín del W y muy cerca de la raya con Ávila. Geológicamente entra en el relieve abrupto de La Sierra de Guadarrama. Respecto a su bonito río comentar que tiene una longitud aproximada de 51 kilómetros y nace en la Sierra de Malagón, una estribación de la Sierra de Guadarrama discurriendo su cauce por tierras de Ávila y Madrid hasta su desembocadura en el río Alberche, tributario del Tajo aunque en la actualidad su caudal se retiene en el Pantano de San Juan.

Respecto a la historia de su puente, origen y posibles rehabilitaciones o transformaciones lo cierto es que quedan en una nebulosa de la ignorancia. No parece que existan testimonios escritos o incluso materiales por prospecciones arqueológicas que puedan aportarnos pistas o información fidedigna sobre esta obra civil. Se especula con un origen romano, bajomedieval o incluso barroco, asociándolo a la construcción del propio Monasterio de El Escorial. También se apunta a una posible utilización clasicista a partir del siglo XVIII. Puede que haya algo de cierto en todo ello salvo lo de romano.

Según los estudiosos de la caminería romana o de origen romano parece ser que este puente o su derrota histórica se sale de cualquier periplo romano aunque bien es cierto no queda lejos de la controvertida calzada de Miaccum-Titultia o de los sectores de la calzada que atravesaba Galapagar donde sí aparecieron algunos miliarios romanos. El conocido miliario de Robledo de Chavela que además es anepígrafo (carente de epigrafía) poco nos puede decir al respecto sobre su filiación romana. Quizás, el origen de este puente y su vía caminera se podría asociar al limes que existía en tiempos de la Reconquista, hacia el siglo XI o incluso más adelante cuando la frontera entre cristianos y musulmanes todavía no era firme o estaba sujeta a invasiones y razias. Recorrer con ciertas garantías de seguridad y rapidez estos caminos era vital para que los ejércitos se movieran con soltura y acudir a los lugares de conflicto por lo que solían jalonarse con almenas, pequeños fortines y los puentes necesarios para cruzar algunos cauces de estas zonas fronterizas. Algo parecido apunté en las entradas para el Puente de Alcanzorla, el Puente de La Navata e incluso algunos más alejados como son el Puente del Grajal o el Puente del Batán todos ellos con algo de fábrica, especialmente en arranques de estribos o incluso dovelaje de bóvedas, que se asemejaría a la estructura de nuestro Puente Mocha.

También se asocia este puente a los caminos de la Carrera Toledana que ya se citaba en documentos fechados en 1249 cuando reinaba Fernando III. Por aquellas fechas, cuando todavía no existía la capitalidad de Madrid, eran frecuentes los movimientos de caminería que conexionaban el tríangulo Segovia-Ávila-Toledo. Si nos fijamos en el camino que cruza este puente en dirección sur y tras cruzar la actual carretera local M-539 el periplo que parece seguir se dirige hacia Navas del Rey, Aldea del Fresno, Méntrida y Fuensalida para terminar precisamente en Toledo. Sea como fuere, tanto el puente como su camino han sido útiles desde tiempos muy antiguos y aunque no se puede considerar como obra romana sensu stricto podríamos catalogarlo como medieval siguiendo ciertos cánones de la vieja pontonería romana. Parece probable que haya sufrido restauraciones en siglos posteriores como la incorporación de tajamares en tiempos del barroco, el intento de suavizar sus pendientes alargando el tablero, nuevas reparaciones en época clasicista y otros apaños hasta tiempos muy recientes ya que nunca ha dejado de estar en servicio.

Características actuales de la obra. Nuestro puente tiene una longitud de 52,65 metros con un tablero a dos aguas cuyo vértice central guarda proporción con la propia longitud total de la obra por lo que es ciertamente armónico. La anchura regular es de 2,81 metros, semejante a la profundidad de bóvedas. Permite una calzada actual libre de 1,95 metros más los pretiles de 0,43x2 metros de anchura que protegen los cantos. La obra actual dispone de 6 vanos, las cuatro centrales con arcos de medio punto más o menos regulares y los dos de extremos adintelados. Sus luces aproximadas son de 1,14+2,43+9,10+9,23+4,06+1,14 metros con la salvedad de que en los arranques de alguna bóveda central la roca madre del lecho disminuye la anchura libre para el paso de caudales. Dispone de 5 pilas muy variadas en cuanto a anchura pues oscilan entre los 3,32 y los 4,60 metros a las que hay que añadir los muros de acompañamiento hasta la rasante del camino que tienen una longitud aproximada de 6,83 metros cada uno. Esta estructura también se refuerza en pilas con algunos tajamares y espolones. En aguas arriba se disponen tres tajamares de sección en cuña, dos de ellos llegan hasta la altura de riñones de arco y el más extremo hacia la cabecera izquierda del puente llega hasta la rasante del tablero. Todos ellos se coronan o protegen con tejadillos a base de hiladas de piedra de cara vista biselada o de lajas de granito. Hacia extremos y sin intención de construir tajamares se aprovecha la altura de la roca madre granítica que también actúa como protección de pilas y muros. En aguas abajo, donde probablemente nunca existieron defensas, aparecen dos espolones de sección cuadrangular, el que está entre la bóveda 2 y 3 parece disminuido o ha perdido sillería aunque su altura llega hasta zona de riñones de arcos contiguos. El otro, en el extremo, es más estrecho y llega casi hasta la rasante del tablero.

En mi interpretación de la lectura de la obra quiero pensar en que, originariamente y como posible construcción románica del siglo XII o tardorománica del siglo XIII, nuestro puente tendría los 3 ojos centrales y una acentuada inclinación del tablero a dos aguas, probablemente con rampas del 6%, el doble de lo que ahora se muestra. Pertenecería a los cánones de puentes que ya definió el ingeniero e historiador de puentes Carlos Fernández Casado en sus trabajos al respecto aunque asociándolos en algunos casos a la ingeniería romana. Sin embargo, Manuel Durán Fuentes es más categórico y opina que esta serie de puentecillos con tableros en lomo de asno, algunos hasta con aliviaderos y que presentan gran angostura de tableros no se deben considerar de factura romana, sino que en todo caso, románicos de tradición constructiva romana período que se extiende mucho en el tiempo debido a la lentitud en la construcción y falta de innovación en los maestros canteros ya que iban repitiendo sus técnicas y formas pontoneras durante siglos con apenas cambios.

En este caso y según mi hipótesis, la obra primitiva y suficiente para salvar un cauce que habitualmente y en estiaje apenas lleva caudal, tendría 3 bóvedas, quizás cuatro como mucho. Como en el Renacimiento no parece que esta zona tuviera demasiados intereses económicos para que se reestructurasen estos caminos y sus puentes, deberemos de pensar que es durante el Barroco y a partir de la construcción del Real Monasterio de El Escorial cuando la zona y sus caminos cobran relevancia, bien porque tenían amplias canteras de granito, buenas arcillas y especialmente tupidos bosques de arbolado de maderas duras como podían ser las quercíneas, tales como los rebollos, robles o encinas. Ahora predominan los pinares pero deberemos de pensar que Robledo (de Chavela) se llama así por algo. Este trasiego de materiales de obra quizás obligó a que durante la construcción del monasterio, estancias reales, palacios y casas para la corte así como las modificaciones y reconstrucciones que tuvo el Real Sitio durante siglos, originaran que nuestro puente estuviera siempre activo y en uso pleno, bien asociado al actual camino de tierra que parece que se dirige hacia Robledo de Chavela por la propia M-537 -calzada actual de Valdemaqueda-Robledo de Chavela- o en sentido longitudinal a la salida del puente por su cabecera izquierda, profundizar por los encinares que llevan hacia la actual carretera local M-539 para empalmar con la provincial M-512 que lleva también a Robledo y se prolonga hacia El Escorial. Tampoco descarto que este puente sirviera a las comunicación -muy antiguas- que a través de pueblucos como Navalagamella, Valdemorillo, Las Cuestas, Villanueva del Pardillo, Las Rozas o Majadahonda se alcanzara el viejo camino real hacia Madrid (actual N-VI o A-6). Estos caminos, ahora de tierra la mayoría de ellos fueron calzadas principales durante un tiempo y se engloban a nivel histórico en las rutas hacia el Real Monasterio de El Escorial.

Respecto a la fábrica de esta obra civil cabe considerar precisamente los diferentes aparejos que se suceden en el tiempo. Como suele ocurrir en la mayoría de las estructuras es en sus bases donde aparece el trabajo más antiguo. En general y ahí podría existir una conexión con la ingeniería romana, la fundación de la obra se hace sobre roca madre del lecho del río que en este caso es piedra granítica donde en todo caso, se aplana en las zonas de basamento para su mejor equilibro. Fijándonos en la bóveda central, por la que fluyen las aguas del Cofio más regularmente, se observa que las dos hiladas inferiores que hacen de basas de las pilas, los sillares son ciertamente voluminosos, de buena escuadría y colocación aunque muy erosionados por el tiempo. Sobre ellos y como crecimiento de la bóveda ya se aprecia una fábrica diferentes con piezas menores aunque con excelente técnica en cuanto a talla, volumetría, disposición y trabazón a soga y tizón. Objetivamente podríamos determinar que es obra semejantes a la de las basas pero la existencia de mechinales (huecos donde se empotraban las cimbras) nos hace ver que ahí ha existido una modificación o rehabilitación de la bóveda, probablemente colapsada en algún momento. En la cantería de tradición los apoyos de cimbras de producían en canes o piezas de sillería sobresaliente que una vez completada la bóveda y retirada la cimbra se solían eliminar con pico o escoplo hasta la rasante o plomada de la propia rosca donde estaba la pieza. Si se adoptada la sujeción de la cimbra por mechinales o huecos pues en la disposición de sillares al levantamiento de la obra, se dejaba un hueco limpio y rectangular donde se acoplaban los maderos del tirante de la cimbra. En este caso se puede apreciar que se ha horadado el paño de sillería creando huecos que previamente no existían y que afectan a varios sillares de un modo irregular lo que nos hace pensar en que hubo que reparar la bóveda en algún momento muy posterior a su construcción original.

Siguiendo con la fábrica, se observa excelente regularidad y disposición en los dovelajes de todas las bóvedas, con piezas largas, con ligera cuña, bien contrapeadas a soga y tizón colocadas casi a hueso, sin apenas morteros que fijen o aglutinen estas dovelas. Prácticamente con 4 dovelas con tizón de 70 centímetros se cubre la profundidad de cada bóveda en un trabajo que requiere un buen estudio de estereotomía. También en las bóvedas contiguas a la central el método es parecido para las hiladas inferiores que se completan con 4 piezas. No obstante y en altura se aprecia que las bóvedas se completan con 5 piezas, muy semejantes en calidad de talla y disposición. En cuando al aparejo exterior también caben diferentes consideraciones. En las zonas bajas de pilas todavía subsisten grandes piezas con forma trapezoidal que se adaptan bien a la curvatura de boquillas pero en general predomina la sillería poco canteada, algo de sillarejo y grandes mampuestos aunque desbastados en formas más o menos regulares con cara vista poco picada y aglutinados con diferentes morteros. Entiendo que a lo largo de su vida útil se han reconstruido estos paños en varias ocasiones y siempre por el desprendimiento de estos chapados, quizás debido a presiones de los rellenos por colmatación o absorción de aguas. Esta traza para parte de pilas y tímpanos también guarda consonancia o estilo con los alargamientos hacia cabeceras y la incorporación de los arquillos adintelados que por cierto, recuerdan a la más antigua tradición pontonera de cubrir los intradós por medio de unas lajas de piedra, obviamente en vanos con luces muy pequeñas.

Respecto a las defensas también se ofrecen dudas. En aguas arriba la tradición de ubicar tajamares en cuña es muy antigua pero que se cubran con tejadillos a base de hiladas de piedra dando forma piramidal no es tan corriente. Pienso que son aportaciones posteriores a su obra original, quizás unos barrocos, los que presentan mejor sillería y los de la cabecera derecha, donde se añaden las lajas de piedra como tejadillos quizás clasicistas. En aguas abajo estos dos contrafuertes se construyen con grandes sillares poco canteados y mampostería al estilo o factura de los muros de acompañamiento que, como decía, obedecen a reparos o modificaciones clasicistas para obras de ámbito rural o incluso apaños posteriores que pueden llegar hasta el siglo XX.

En cubierta a dos aguas destaca un nivel exterior a base de losas, algunas de ellas recuperadas en la nueva actuación y probablemente rellenos de arenas y piedra machacada. Los pretiles antiguos quizás se componían de una sola hilada de piedra con baja altura y probablemente, en su zona central se elevaban con otra hilada para resaltar la impronta de la obra. Recientemente se han completado con piedra de granito a una altura regular cercana a 1,20 metros. Quizás, lo más significativo y que se puede haber descubierto en la reciente actuación es el sistema de guardarruedas, poco habitual, a base de baquetones longitudinales de sección cuadrada aunque muy erosionados, anejos a los pretiles y que evitaban que las ruedas de los carros -o sus ejes- impactaran con los propios pretiles derrumbándolos.

Entre los años 2010 y 2011 fue restaurado según el plan que diseñó la CAM para puentes con una antigüedad superior a 100 años que afecta, según creo, a 109 obras pontoneras. Este ambicioso proyecto lo desarrolló la Dirección General de Patrimonio Histórico y se utilizaron también fondos provenientes del 1% cultural que otorga el Ministerio de Fomento. Se actuó sobre el recalce de alguna bóveda, incorporación de ripio y mortero en gran parte de la estructura, incorporación de elementos faltantes, especialmente en pretiles, cabeceras y algún tajamar, elevación de pretiles en toda su longitud, enlosado del firme y remates en las entradas de ambas cabeceras. Entiendo que la limpieza de grafitis y algunas manchas de eflorescencias o líquenes también fue oportuna pero, en general, la limpieza de la cara vista de casi toda la sillería debería de haberse evitado pues modifica la impronta de obra vetusta o centenaria. Leo en alguna crónica que fue meritorio y significativo el estudio de documentación histórica sobre obras semejantes, la localización de marcas de cantero que, a mi modo de ver, tampoco tienen significación de que sea obra romana, los trabajos de reubicación, restauración y reposición de piezas, incluso la talla de nuevos sillares aprovechando la materia prima tan cercana.

En un artículo de El País se informa de que proyecto de restauración es obra de la arquitecta Concha Alcalde, el estudio histórico se encomendó al arqueólogo Roberto Parra y la dirección de obra la llevaron a cabo la arquitecta Pilar Muñoz y el arquitecto técnico Aurelio Pérez Borlan con el asesoramiento técnico de la empresa Freyssinet en la figura de Rafael Echevarría como coordinador. También formó parte del equipo como especialista en restauración Elsa María Soria y un grupo de expertos en cantería tradicional. Su presupuesto ascendió a 180.000.- euros.

En mi visita compruebo que su estado es excepcional aunque ya se puede apreciar el crecimiento de la vegetación en su entorno que dificulta la visión o el fotografiado de la obra, especialmente en tomas desde aguas arriba. Existe arbolado de cierta consistencia junto a algún tajamar que se debería de eliminar. Ha sido un acierto conjugar la obra civil con el amplio espacio de recreo y merendero para la ciudadanía. Se han suavizado los caminos de tierra adyacentes, existe un buen aparcamiento suficientemente lejano que no interfiere en la panorámica del puente y observo que es un paraje atractivo en un entorno natural interesante aunque creo que la presión de las gentes que acuden aquí es fuerte y se generan residuos sólidos que algunos desaprensivos abandonan en el lugar. Me he encontrado latas de cerveza vacías en los huecos de los mechinales. Supongo que de cara al verano existirá mayor vigilancia y atención a la limpieza del entorno.

Existe un pequeño panel informativo sobre la obra con algunas fotos de su restauración pero se encuentra alejado de las cabeceras del puente. Nuestro puente se encuentra aproximadamente a 3 kilómetros de la carretera M-537 en Valdemaqueda. Existe una señalización hacia el puente (las de fondo rosa) en la propia calzada que advierte al turista sobre un monumento pero a lo largo de la bajada por urbanizaciones y caminos de tierra se deberían clavar otros postes de dirección. De hecho, en el propio aparcamiento no tenemos constancia de que allí cerca se encuentra este precioso monumento de obra civil de origen medieval.

Para saber más. Se puede consultar el librito titulado "Puentes histórico de la Comunidad de Madrid", obra anónima editada por la Dirección General de Turismo de la CAM en el año 2007. Aunque no se ha trabajado este puente sí aporta un par de fotos del mismo y se teoriza sobre este tipo de estructuras románicas en el libro titulado "Historia del puente en España. Puentes Romanos", obra de Carlos Fernández Casado editada por el CSIC en el año 2008. También se puede consultar el trabajo de Manuel Durán Fuentes titulado "La construcción de puentes romanos en Hispania", editado en 2005 por la Xunta de Galicia y donde se nos ilustra sobre la técnica y características de los genuinos puentes romanos. En el periódico El País se publicó con fecha 08.08.2013  un buen artículo con motivo de su rehabilitación que firma Rafael Fraguas. En la Wikipedia tiene voz propia con información de la obra y fotos. También la tiene para Valdemaqueda. Entre los blogs y webs que tratan este puente o ponen fotos destaca senderismomadrid, rutasconhistoria, arteguias, wikiloc, viajarcuesteloquecueste o fotonazos, éste último con buenas fotografías anteriores a su rehabilitación. De cualquier modo y a mi entender, no existen fotos verdaderamente antiguas, con cien años por ejemplo, que nos permitan ver el estado de esta obra civil con cierta perspectiva temporal.

Cómo llegar. Hay que salir de Madrid por la A-6 para desviarnos en Las Rozas por la carretera autonómica M-505 hasta El Escorial donde en una rotonda tomaremos la carretera M-512 hasta coronar el Puerto de la Cruz Verde y seguir hacia Robledo de Chavela por la carretera M-512. En Robledo continuaremos por la vía local M-537 hasta el pueblo de Valdemaqueda. Pasado el PK 6 y a la salida de este pueblo tomaremos a la izquierda la Avenida del Puente Romano (existe un cartel rosa de indicación) que a través de varias urbanizaciones nos saca a una vía de tierra que circula junto al Arroyo de las Chorreras y que aboca a un aparcamiento de vehículos junto al puente. Para periplos desde el S o SW se puede coger la carretera nacional N-403 (Toledo-Adanero) hasta el PK 83 donde nos desviaremos por la comarcal AV-502 dirección Cebreros que discurre entre el límite de Madrid-Ávila junto al Arroyo de Tórtolas. Tras cruzar Cebreros y Hoyo de Pinares tomaremos hacia el E la carretera local AV-561 que se convierte en M-537 al entrar en territorio madrileño y por ahí seguiremos hasta llegar a Valdemaqueda y su puente. Una buena carretera por el S es la M-501 (Madrid-Brunete-Navas del Rey) que podemos seguir hasta el PK 44 donde tomaremos el desvío hacia Robledo de Chavela por la carretera provincial M-512 hasta destino como ya hemos indicado anteriormente.


TOMAS DEL PUENTE ANTERIORES A LA REFORMA DEL AÑO 2011



Vieja fotografía del puente sin datar pero que podríamos adjudicar a los años 60 del siglo XX. Se exhibe en el blog pescadebuenrollo. 



Dos fotografías del puente en aguas abajo probablemente realizadas en los años 80 del siglo XX y que se exponen en el libro "Historia del puente en España. Puentes romanos". 


Fotografía probablemente realizada en el año 2006 para el libro "Puentes históricos de la Comunidad de Madrid".




Tres excelentes tomas del puente realizadas con fecha 07.03.2008 por Esetena para la Wikipedia.


Fotografía del puente realizada en el año 2009 y que expuso el diario El País en su edición de fecha 08.08.2013 para un artículo sobre su rehabilitación. 




Tres buenas tomas realizadas con fecha 01.11.2010 poco antes de su reforma que exhibe el blog Fotonazos.


Toma de fecha 04.07.2011 realizada por hikingiberia quizás cuando ya se estaban haciendo los reparos de este puente.




Tomas de diferentes aspectos de la intervención para su rehabilitación a lo largo del año 2011. Fotos que se exponen en el panel informativo junto al puente.


TOMAS DEL PUENTE DESDE AGUAS ARRIBA


Imágenes del puente en aguas arriba de antes y después de su restauración en el año 2011



























TOMAS DEL PUENTE DESDE AGUAS ABAJO





































TOMAS DEL TABLERO DEL PUENTE Y EL CAUCE
















Tanda de fotos de fecha 16.06.2020

RELIQUIAS DE LA CAMINERÍA ANTIGUA

                           

En el casco urbano de Valdemaqueda todavía subsiste el mojón del Plan Peña correspondiente a la carretera local, actual M-537 PK 6. También dispone el pueblo en su entrada por el W del cartel con el nombre del pueblo en azulejería azul de buena factura.



Hacia el PK 8 de esta carretera junto al puentezuco del Arroyo de la Hoz se puede admirar este viejo hito de término entre las provincias de Madrid y Ávila, probablemente de finales del siglo XIX. 


Siguiendo esta ruta y derivando hacia el camino vecinal de Las Navas del Marqués nos encontramos con este hito kilométrico con el guarismo 6 que supongo pertenecería a una carretera de tercer orden en el siglo XIX cuando todavía no existían las matriculas de calzadas. 




No hay comentarios :

Publicar un comentario