miércoles, 23 de agosto de 2017

PUENTE DE SANTA CRUZ EN REQUENA

PUENTE DE SANTA CRUZ SOBRE EL ARROYO DE FUENTE REINAS. 
REQUENA. Valencia
N-330 PK 174  N-322 PK 456  N-III PK 267-277 y 
A-3 SALIDAS 289 Y 291


Hace unos años, quizás aburrido de un clima más bien monótono y brumas tempranas de acento mediterráneo, opté por montar un viaje largo con la furgoneta. Decidí correr la carretera nacional N-330 conocida como de Alicante a Francia por Aragón. Bellísima ruta que cruza el NE peninsular con paisajes y pueblos muy diferentes, según avanzas hacia Pirineos. Es un periplo largo, de 675 kilómetros, que se inicia en el puerto marítimo de Alicante y termina en la raya de Francia, junto al puerto de montaña de Somport.

La N-330, en las inmediaciones de Requena desaparece o se fusiona con la vieja radial N-III por lo que -en el camino- me adentré un poco en la villa con la suerte de encontrarme con esta joya pontonera. No vi ningún cartel que lo anunciara, tampoco hay información relevante sobre él en las redes y -muy sorprendido- tampoco doy con el nombre fiel que tiene este jodido arroyo, rambla o, como dicen por aquí, regajo, pues no figura ni junto al pontón, ni en ningún plano de Requena que he podido consultar, algunos muy antiguos. Por su trayecto aguas arriba, entiendo que debe nacer en la Sierra de Utiel al igual que otras muchas fuentes que se deslizan hacia Requena, apareciendo y desapareciendo en las cárcavas aledañas. Una de esta fuentes, parece ser la que deriva en el Arroyo de Fuente Reinas y ahí me quedo, pues siempre un puente debe elevarse o salvar un cauce conocido, con filiación. Además, me causa sorpresa que una arroyada que suele llevar agua -así lo he visto yo- no tenga nombre cuando también puedo decir que he visto decenas de puentes sobre cauces secos o desaparecidos pero que mantienen la memoria del caudal que por allí pasaba.

Entiendo que, como en la mayoría de las ocasiones y lugares, Requena tendría algunos puentecillos y pontones que salvarían pequeñas corrientes y estos serían mayormente de maderamen, pequeñas vigas apoyadas en los taludes extremos o con pies derechos ceñidos al lecho. Así lo dice una vieja crónica sobre las devastadoras avenidas del año 1540 en la villa, que arruinaron todos los puentes de madera. También hay noticias sobre proyectos pontoneros de rehabilitación, en la segunda mitad del siglo XVI y que afectarían al puente de Santa Cruz, ubicado cerca de la Casa de Aduanas, así como los puentes de Jalance, Regojo de Rozaleme en la carretera de Madrid y el puente conocido como Del Pontón, en dirección hacia Albacete. Dado que nuevas riadas destructoras dañaron estos puentes en 1590 es muy probable que el proyecto citado no se llevara aún a efecto hasta 1598 cuando también se repara el de Jalance.

Por las características del puente de Jalance, del que existe un plano del proyecto, datado precisamente en 1598 y que firma Rodrigo de Vierna, es plausible que nuestra obra lleve la misma firma, aunque en este caso, se trate de un pequeño pontón.

Muy documentada está la terrible avenida que se produjo al anochecer del día 27 y la madrugada del 28 de octubre de 1728 que se llevó por delante todos los puentes de la zona. Fue enviado como veedor el corregidor de San Clemente, Rodrigo de Biedma Medinilla y sus informes serían favorables pues en poco tiempo se iniciaron las obras de reconstrucción. El de Santa Cruz parece que se reparó en 1733 con un costo de aproximadamente 20.000.- reales de vellón según planos y proyecto de Agustín de Septiem y la construcción a cargo de los maestros de obras Antonio García Vilarroyo y Mauro Minguet. Otras referencias citan el costo total en 63.160.- reales aunque puede ser añadiendo las obras del puente de Jalance. Obviamente y pese a que pudiera estar exenta la población del pago de impuestos y diezmos durante algunos años, el monto total de estas obras se financió en parte con el cobro de ciertos arbitrios sobre la carne, el vino, el aceite o el jabón, que de alguna manera también pechaban los lugareños o consumidores.

Características actuales de la obra: Se trata de un viejo pontón con tablero original a dos aguas aunque rectificada la rasante probablemente en el siglo XIX; tiene una longitud de 16 metros, incluyendo cabeceras abocinas, ahora disminuidas. Dispone de un solo arco de muy buena factura con luz aproximada a los 8 metros. La disposición del arco parece rebajada aunque la colmatación del lecho es tan alta que impide ver la curvatura desde sus arranques así como las basas de apoyo. No obstante, existe una línea de sillares que conforman la zona de salmeres de excelente talla, con escotadura inferior y que mantienen los orificios donde apoyaba la cimbra, seguramente la de su primera construcción barroca. Prácticamente, con 6-7 roscas se cubre toda la bóveda, también de buena factura, regularidad en la volumetría, talla cuidada y disposición alternando sogas y tizones para dar mayor trabazón a las dovelas que lo componen; hay alguna pieza algo suelta aunque, en general, el rejuntado con mortero de cal grasa es excelente. Se observan manchas en toda la bóveda producto de humedades y reacciones químicas -eflorescencias- aunque no parece que dañen la piedra en exceso, probablemente por el tipo de roca, una mezcla de caliza, arenisca y toba que es bastante común en esta zona.

Exteriormente y al ser obra pequeña, no tiene lienzos extensos de sillería. Dispone de unos pocos sillares que forman los tímpanos con piezas grandes y algunas trapezoidales para la unión con la rosca del arco. Me llama la atención que en boquillas se hayan utilizado dovelas a dos alturas alternas, dando la sensación de una doble boquilla; no obstante, el llagado, aunque algo imperceptible por el tono del mortero -muy antiguo- nos muestra los pares de dovelas en altura.

La obra se remata en tablero con un elegante pretil a dos aguas a base de ortostatos de piedra caliza coronados por una albardilla del mismo material de buena construcción. Aunque austero, guarda una impronta bella, bien por su propio recogimiento y buena piedra así como por los mínimos detalles decorativos que, en este caso, se refieren a unos pináculos en la zona central o claves y en los extremos coronados con bolas de piedra muy herrerianas. Parece que los del centro tenían alguna cruz tallada.

Dispuso de dos fuertes aletas en ambas cabeceras aunque actualmente se mantiene una completa aguas abajo, con buen sillar y labra. En cabecera contraria queda disminuida, incluso se ha completa parte de muro y pretil con un recurso grosero a base de cemento, impropio de una obra civil que tiene varios siglos. Esta solución de aletas o manguardias era habitual en las intervenciones de los primeros ingenieros militares que llegaron a España con el primer rey borbón, Felipe V y que eran muy proclives a  construir baluartes y refuerzos en la obra pontonera.

Tablero abocinado en ambas cabeceras y un firme horizontal con capa asfáltica muy deteriorada que permite ver en algún punto un antiguo adoquinado de esquisto que se debería recuperar. A juzgar por la altura de algunas guardarruedas que aún subsisten, prácticamente hundidos en el asfalto y hormigón, considero que el actual peso del tablero sobre bóveda es muy elevado con respecto a la resistencia que debió de contemplar su proyectista. Sigue siendo un puente con vida propia ya que está en uso aunque por su angostura el tráfico es alterno. No tiene limitaciones en cuanto a paso de vehículos por MMA y quizás, es un tema que habría que estudiar. El cauce, aguas arriba mantiene un largo muro de contención que es obra moderna de hormigón y unas escaleras para bajar a la plataforma fluvial aunque sin interés alguno pues está sin mantenimiento. Curiosamente y dada su extensión y la existencia de la escalinata, se podría urbanizar un poco esta terraza, con paseos y zonas de descanso para el esparcimiento de la población en conjunción con una obra civil que ya de por sí, es un monumento.

Su aspecto general es aceptable aunque le vendría bien un repaso a la piedra, limpiándola, especialmente en la bóveda, reparando grietas y faltas, saneamiento del cauce y reparos en aletas. Desbroce y limpieza de ramajes y arbustos que medran en las juntas de sillares y los arranques de la fábrica. Quitar de allí los contenedores de basura y las barreras de obras, previo arreglo del murete derrumbado. Por último, falta señalización viaria hacia la obra civil y un cartel informativo para el visitante que se detenga a contemplar este monumento.

Se le conoce como puente de Santa Cruz cuyo nombre coincide con el de la calle paralela al cauce de este arroyo. También es popular la denominación de Puente de Ollerías cuyo nombre coincide con la calle a la que da servicio, como continuación de la calle de los Desamparados.

Pasa saber más: La información y documentación fiable sobre esta obra civil es escasa, casi nula, al menos en internet. Me he apoyado especialmente en el trabajo de Juan Piqueras Haba titulado "Desarrollo urbano de Requena", editado en Valencia en 1978. También ha sido de ayuda la información que facilita el propio Ayuntamiento a través de ciertas circulares históricas de la villa que sube a su muro de facebook. El blog de Crónicas históricas de Requena es muy interesante. También hay información en la web de Requena TV que en un artículo fechado en el 2008 ya llama la atención sobre el estado del pontón, además de exhibir unas fotos muy interesantes de cierta crecida acaecida en octubre de aquel año. Se puede consultar el libro-guía de Puentes de la provincia de Valencia", editado por la propia Generalitat, actualizado en 2016. Como decía, hice un largo y atento viaje por la nacional N-330 y plasmé en un par de artículos las características de la ruta, los puentes que pude cazar y el interesante patrimonio lineal de esta vieja calzada que se publicaron en la revista Solo Camión, en los números 301 y 302 de marzo y abril de 2015.

Cómo llegar: Evidentemente, la vía más rápida es la autovía A-3 con salidas a Requena en los PK 289 y 291. Mucho más interesantes, para ver y conocer, son las carreteras convencionales y que en este caso, la villa de Requena tiene varias. Como yo venía de Alicante por la N-330 pues tengo que decir que -pese a carecer de punto kilométrico en este punto- se encuentra en el PK 174. Lo que ocurre es que, nuestra carretera nacional se fusiona con la N-322 y con la mítica radial N-III más o menos a la altura del puebluco de El Pontón y el cruce del río Magro pero cada una de ellas, mantiene su longitud y por tanto, su punto kilométrico propio, que son los que figuran en la cabecera de este artículo. La citada N-III, por ejemplo, permite varias entradas a la población entre los PK 267 y 277. Bueno, una preciosa entrada a Requena, si se circula por la citada nacional N-330 es desviarnos por la provincial CV-431 pasa ascender por el collado La Calera y seguir contemplando buenos paisajes, montes y amplios pinares hasta llegar a destino.


Entrada a Requena. Foto de fecha 29.10.2014


Foto de la subida de caudal que recogía el informativo de Requena TV  el 24.10.2008.



Postal de puente probablemente de los años 50 del siglo XX. Web todocoleccion.net











Tanda de fotos que realicé en mi visita del 29.10.2014. 
Como se puede observar, todavía siguen las manchas de pintura vandálica que ya recogía la foto de Requena TV en el año 2008.




Dibujo de Fernando Morencos, realizado en 1924.


Preciosa pasarela atirantada que cacé en la N-III junto a Requena. 
Foto de fecha 29.10.2014


Pasarelas de madera en el curso alto de este arroyo. Foto de Requena TV de fecha 24.10.2008 cuando se produjeron las crecidas.


Viejo mojón del Plan Peña correspondiente a la nacional N-330 en su PK 108.
Foto de fecha 29.10.2014


Itinerario de la carretera nacional N-330








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