lunes, 14 de agosto de 2023

PUENTE DE GUMIEL DE IZÁN SOBRE EL RÍO PUENTEVILLA.

 PONTÓN CARRETERO SOBRE EL RÍO PUENTEVILLA
GUMIEL DE IZÁN. Burgos
N-I PK 170,480 y BU-124 PK 0

Se trata de una pequeña obra pontonera en la que todavía prevalecía la piedra como componente externo de la obra civil. Es una estructura probablemente de catálogo oficial según diseños del propio Ministerio de Fomento de la época que encarga a los ingenieros Lucio del Valle, Víctor Martí y Ángel Mayo y cuya memoria para construcción de pontones se presenta para su aprobación por la Junta Consultiva de Caminos, que lo hace con fecha 04.04.1861. Se trataba de armonizar y estandarizar estas obras civiles además de conseguir economías de medios. Tras varias reducciones de modelos, el inventario queda en 58 tipos de pontones y se sigue incidiendo en que estos deben de ser de fábrica en piedra y según flecha y luz pues se proponen diferentes alternativas que para el caso que nos ocupa se aconsejan arcos rebajados al 1/5 de círculo. Hubo un desarrollo posterior en estos modelos oficiales titulado “Obras para salvar corrientes de agua” cuya memoria de 1882 se debe al ingeniero Manuel Peironcely Maroto y que pudiera tener relación con la estructura que aquí se presenta. Tratándose de una obra civil para una carretera primordial, camino real de Francia, pues deberemos de pensar que se estaría a la última en la planificación de puentes, pontones y firmes de esta insigne calzada. Como carezco de datos fidedignos sobre su proyecto y levantamiento tengo que fijarme en su impronta y fábrica para poder dilucidar la época de su construcción. Entiendo de que se trata de una estructura pontonera decimonónica, probablemente construida en el último tercio del siglo XIX, antes de que empiecen a generalizarse los puentes y pontones de hormigón, especialmente en lo que respecta a las bóvedas ya fueren de medio punto o escarzanas, independientemente de que todavía, los frentes y algunos paramentos siguieron levantándose en sillería o mampostería. 

Características actuales de la obra. Se trata de un pontón con un tablero aproximado de 18 metros que se empotra en los taludes más o menos naturales de los extremos. En esta zona, el cauce del Puentevilla profundiza en suelos flojos, de arenas, margas y algo de calizas por lo que lanzar este tablero supone clavar sus estribos en estos zócalos que no parecen aterramientos artificiales propios para proteger la calzada. Tiene una anchura de 8 metros y no parece que la bóveda se haya ensanchado. Dispone de un solo vano con luz aproximada a los 6,50 metros de geometría curva o abierta, quizás como decía la norma, al 1/5 de círculo. Como ocurre en estos puentecillos y es el meollo de la cuestión, lo importante de la estructura es su placaje a base de buena sillería de piedra, parece arenisca, en el que el trabajo en sus frentes parece de calidad y de ahí, su longevidad, sin demasiados daños sobre la obra original. Tímpanos muy reducidos pero donde se dispone la sillería necesaria -más o menos tres cortas hiladas- de calidad, bien escuadrada y de cara vista lisa utilizando formas trapezoidales para conectar con la curva de las roscas exteriores de la bóveda. En aguas abajo hay cierta distorsión pues al construir la nueva plataforma de hormigón, supongo que armado, se han eliminado algunas piezas de sillería, se ha invadido la imposta con cementos y hasta se han enfoscado algunos paños con cutres morteros que quitan realce a la obra original. Parece que en aguas abajo esto no ha ocurrido aunque con dudas ya que me ha sido imposible acceder a los bajos y la bóveda por la maraña de vegetación que medra junto al puente, especialmente los rodales de moreras, profundos y tupidos, hacían imposible avanzar y eso que intento hacer trochas con mi palo para acercarme al puente. Horroroso. Aunque no le preste atención ni la DPC (Dirección Provincial de Carreteras), la Consejería de Obras Públicas -de la que quizás dependa ya que no es nacional- o bien, la propia Diputación, lo cierto es que el Ayuntamiento podría sanear la zona con entresacas, limpieza del cauce y eliminación de algunos chopos tan pegados al puente que impiden su observación, fotografiado o inspección. En aguas abajo, la proliferación de Yezgo es tan evidente que como no los eliminen y sigan creciendo se convertirán en fuertes arbustos e incluso árboles que ante cualquier crecida, ocasionaran taponamientos en el vano que derivarán en inundaciones en la zona y daños en la calzada o el propio puente. 

Volviendo al tema, mencionar que parte de la sillería ya presenta golpes y fracturas. La bóveda parece aceptable aunque también muestra que la piedra del dovelaje en intradós se ha enlucido con alguna capa de cemento que al tener desconchones, permite ver la obra original. 

En cubierta también se adivina una obra civil de cierta antigüedad por la presencia de partes de la imposta de piedra aunque ahora cubierta por la losa de hormigón así como por las pilastras donde se fijan los tubos roscados de las barandillas, estos también antiguos y de normativa, tal vez de los años 60 del siglo XX, ahora pintados de verde. También queda el tablero algo disminuido con la presencia de las horribles biondas de acero cincado que se colocan por doquier. La calzada permite una circulación cruzada holgada y existen arcenes reducidos por los que pueden circular los viandantes. 

Aunque el objeto de mi visita a la zona era cazar el mítico puente de San Pedro sobre el río Gromejón, consideré interesante poner en valor esta vieja obra pontonera antes de que desaparezca. Nuestro puente dio servicio al camino real de Francia, luego a la carretera radial de primero orden, luego a la nacional N-I y ahora, queda como travesía del pueblo -Calle Carraburgos- que conecta hacia el S con la autovía A-1. 

Para saber más. Nada de nada. En todo caso, recomiendo la consulta del libro titulado “Puentes singulares de Burgos” obra de varios autores coordinados por el ITOP Miguel Ángel Moreno Gallo y editado por la Diputación de Burgos en 2018 donde sí aparecen algunos puentes históricos de Gumiel de Izán aunque éste se les olvidó y eso que reflejan uno cercano sobre el río San Pedro (río Gromejón) que pertenecía a la N-I aunque arrasado y desfigurado completamente al ensancharse su bóveda en ambas caras con hormigón pero que interiormente conserva bóveda escarzana de sillería (página 308). Lo datan como puente del siglo XIX, imagino que semejante a la obra que aquí se presenta. Respecto al libro titulado “La arquitectura de puentes en Castilla y León entre 1575 y 1650”, obra de Miguel Ángel Aramburu-Zabala Higuera, editado por la Junta de Castilla y León en 1992 y referente a esta localidad, se cuenta en la página 114 que “en el camino de Burgos hacia Madrid, a la altura de Gumiel de HIzán se estaban reparando puentes en 1590 y la riada de 1647 arruinó tres puentes”. Cabe entender que alguno de ellos fuera el nuestro ya que se encontraba en ese trayecto y probablemente sería de madera. Quizás se haga referencia a nuestro puente en el tratado titulado "Guía del Antiguo Reino de Castilla", obra de Emilio Valverde Álvarez, editada en Madrid en 1886, página 335 donde se alude a un puente de piedra sobre el río Villar a la salida de Gumiel de Izán hacia el N. Cabe la posibilidad de que el tal río Villar sea el mismo que ahora denominamos Puentevilla (Puente del Villar-Puentevilla). De ser correcto y dada la fecha de la información, parece plausible que nuestro puente se levantara entre la segunda mitad o el último tercio del siglo XIX. En el mismo sentido se muestra la información que ofrece el IDM (Itinerario Descriptivo Militar) editado entre 1865/1866, tomo I, ruta I Madrid-Burgos, página 4 donde se anota que en Gumiel de Izán se cruza el río Villar por un puente de piedra.

























Tanda de fotos de fecha 04.10.2022 en secuencia consecutiva desde aguas arriba del pontón, aguas abajo, tablero y cauce.





Importante presencia coronando las orillas del río en aguas arriba de esta planta frondosa que se llama Yezgo o Sauco común (Sambucus nigra L. subsp. nigra. Caprifoliaceae). 




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