lunes, 25 de febrero de 2019

PUENTE DE ROMA. VILLADIEGO. Burgos

PUENTE DE ROMA SOBRE EL ARROYO JARAMA
VILLADIEGO. Burgos
BU-621  PK 0



Como introducción al tema y para conocimiento de la villa de Villadiego, expongo lo que al respecto nos cuenta el historiador burgalés Emiliano Nebreda: [...] A orillas del río Brullés, en la carretera que une Burgos con Herrera de Pisuerga, siendo al mismo tiempo nudo de otras varias carreteras, en terreno llano y cargado de historia, encontramos a VILLADIEGO, a 38 kilómetros de Burgos. Lo rodean, beneficiándose de su influjo, Villanoño, Castromorca, Villalibado, Arenillas de Villadiego, Tablada de Villadiego, Barruelo y Tapia. Fundada, según tradición, por el conde Diego Porcelos, fundador de Burgos, entre los años 873 y 885, aparece su nombre escrito por primera vez en la documentación del Infantado de Covarrubias el 24 de noviembre de 978, como “Villa de Dídago”. En el año 1134 recibe fueros del rey Alfonso VII, que son ampliados por Fernando III del Santo en 1234 y por Alfonso X el Sabio en 1254. Fue señorío de la ciudad de Burgos y más tarde de los Velasco y en las respuestas generales del Catastro del Marqués de la Ensenada en 1752 sus pobladores declararon que pertenecían al señorío del duque de Frías. Contaba con 895 habitantes en el año 1848, según detalla Pascual Madoz en su Diccionario geográfico. Aprovechó, como la inmensa mayoría de los pueblos de la provincia, la bonanza poblacional de la segunda mitad del siglo XIX para llegar hasta 1292 personas en el año 1900. Siguió creciendo en la difícil primera mitad del siglo XX y presentaba en 1950 un censo de 1417 habitantes. Y, aunque ya no detenta el título de cabeza de partido judicial, que mantuvo hasta muy avanzada la segunda mitad del siglo XX, termina este siglo con 900 personas en el año 2000. Tiene una iglesia, dedicada a San Lorenzo, gótica, de dos naves, con columnas, ménsulas, capiteles corridos y bóvedas estrelladas con claves elaboradas de piedra y con restos románicos. En la actualidad se dedica a museo. Sus libros parroquiales comienzan en el año 1532. Y tiene otra iglesia, dedicada a Santa María, renacentista de 1573, de dos naves y capilla, con columnas, arcos y bóvedas estrelladas, con claves historiadas de piedra. Hay también sepulcros nobles del siglo XVI. Toda la fábrica interior de la iglesia es interesante. Sus libros parroquiales comienzan en 1547. Luego se fusionaron con San Lorenzo. Hay una ermita dedicada al santo Cristo con gárgolas e imágenes exteriores del siglo XVI y un campanillo. Hay también un convento, dedicado a San Miguel de Los Ángeles, de Madres Agustinas, edificado del siglo XV por Alfonso Rodríguez de Santa Cruz, con una amplia iglesia de tres naves y un interesante retablo renacentista del siglo XVI. Entre sus habitantes convivió una nutrida judería. Existen dudas sobre el nacimiento y la procedencia de un muy versado jurista con el nombre de Gonzalo de Villadiego, que al parecer nace en 1438. Fue profesor en Salamanca, trabajó en la Rota Romana y fue consagrado Obispo de Oviedo. Muere en Roma. En otras fuentes aparece como García de Villadiego.../... Hay restos de la antigua muralla, entre los que sobresale el llamado Arco de la Cárcel, con una imagen de Nuestra Señora de Roma. Desde 1714 acompaña enhiesto un crucero de pilar cuadrado con rehundimiento central sobre amplia basa y 5 escalones cuadrados y cruz sesgada sin figuras. Tiene varias casas con escudos. El ayuntamiento ha instalado en las dependencias del Arco de la Cárcel un interesante museo de pintura, legado de Lorenzo Albarrán. Están catalogados en sus tierras: un yacimiento arqueológico Romano Altoimperial con posibles restos del Calcolítico o Neolítico, dos Tardorromanos con posibles restos Altomedievales, otro antiguo con restos medievales y alguno más de época indeterminada. Recientemente se han descubierto unos enterramientos Medievales[...]. Efectivamente, al igual que ocurre con otros tratadistas, polígrafos o historiadores que ponen el foco en el patrimonio monumental de cualquier localidad, nuestro hombre se olvida de los puentes y, por extensión, de las obras civiles públicas que en el entorno pudieran ser motivo de atención, como calzadas, canales, cuérnagos o molinos, por poner unos pocos ejemplos.

Para mayor atención e información sobre el tema que nos ocupa en este blog, parece oportuno aportar los datos que recopiló con paciencia un historiador más involucrado en la pontonería peninsular, como es el caso de Inocencio Cadiñanos, al que suelo seguir en estos temas, porque no hay mucha más luz histórica en referencia a la obra pública burgalesa, ya sea en puentes o caminos históricos. En este caso y atendiendo a la información que ha logrado de diferentes archivos, Cadiñanos expone lo que se conoce sobre los puentes de Villadiego y dice así: [...] Esta villa es la cuenca o punto de encuentro de un abanico de riachuelos que allí se reúnen con el Brullés. A mediados del siglo XVII este pueblo, como cabeza de la Merindad del mismo nombre, defendía la exención de contribuir a puentes extraños que gozaban todas sus cuadrillas. En 1738 Villadiego solicitaba lo mismo por "hallarse en la mayor miseria... y mediante que dicha villa tiene en sus términos diferentes ríos y oxos de puentes que componer a costa de esta villa". Todos ellos se hallaban en camino real y eran necesarios para acudir a ferias y mercados. El Fiscal aconsejó que fuera desestimada la petición "por el gran perjuicio que es consiguiente se origine a los demás pueblos contribuyentes". Pero los vecinos insistieron en su petición. Se envió el gasto total de la conservación de los puentes desde 1728 al 37, que ascendía a 6.464 reales. Según Francisco Bastigueta, mantenía a su cargo los siguientes: Villalivado, Carraburgos y Curiela, sobre el río Mayor o Grande. Sobre el Jarama estaba el puente del Estudio y el de Roma. Además, existían otros denominados Cuadrón, Carretapia y diversos pontones. En todos ellos era preciso ejecutar obras de reparación. Se concedió el privilegio solicitado por 10 años. A mediados de dicho siglo declaraban los canteros Juan Fernández y Simón Pérez. Confirmaron la necesidad de mantener los mencionados puentes y que en la década anterior habían sido invertidos 36.735 reales en su reparo. Con el mismo fin volvieron a informar, años después, los alarifes Agustín González y Alonso Rodríguez. Para confirmarlo, el maestro Manuel del Campo levantó dos planos, uno de dos arcos sobre el Jarama y otro de tres, llamado Curiela, sobre el río Mayor. Ante su situación, Villadiego pidió exención perpetua, pero sólo se accedió por otra década. Tras la conocida riada de 1775, volvía a dirigirse al Consejo dando cuenta de los gravísimos daños, especialmente en caminos y calzadas, pidiendo que fueran reparados por repartimiento. Al mismo tiempo se informó que el portazgo era cobrado por el duque de Frías, consistente en 3.850 reales al año, cuyo producto no constaba que "se había invertido jamás en su reparación". Como puede verse por los planos se trataba de pequeños puentes, de arcos de medio punto, con tajamares en ángulo y sin estribos, construido todo de sillarejo [...].

Aunque no  muy explicitas, las referencias a los puentes de esta villa que cita Cadiñanos pueden darnos ciertas pistas para relacionarlos con los que aún subsisten y así, podríamos interpretar que el de Villalivado (ahora Villalibado) será el que ahora conocemos, en presunto abandono sobre el río Brullés. También el de Curiela, que él sitúa sobre el río Grande o Mayor, deberemos pensar que es el que actualmente sigue denominándose así, pero sobre el río Brullés, ubicado a la salida del pueblo en dirección S/SE hacia Burgos, actual carretera BU-627. El que denomina Carraburgos (Carrera o Camino de Burgos), entiendo que pudiera ser el Puente Medieval o del Matadero y que Cadiñanos ubica sobre el río Mayor o Grande, esto es, el río Brullés. Respecto a los que salvan el Arroyo Jarama, también llamado Arroyo de Vega Redonda, se citan en este trabajo dos, el conocido como Puente Estudio, que salvo error, sólo cabe identificar con el que se encuentra en la BU-633, actual Avenida de Alar del Rey y al que ahora nombran como Puente de San Lorenzo por encontrarse cerca de esta iglesia. Por fin, el otro puente sobre el Arroyo Jarama no ofrece dudas, pues los textos antiguos y planos aciertan con su nomenclatura actual, el llamado Puente de Roma. Cadiñanos también cita otros puentes y pontones como, por ejemplo, el de Cuadrón, que podríamos situar al SW de la localidad, en el paraje denominado así. El de Carretapia, estaría ubicado en la Carrera de Tapia, otro puebluco al W de Villadiego por el que discurren algunos arroyos como el de Lunvieja que cruzan el Camino Viejo de Villadiego.

Respecto a los estudios sobre el tema que hace el historiador de puentes Aramburu-Zabala resaltar que estos, son muy concisos o breves; aunque en los mapas que confecciona resalta las localidades de Villadiego y Tapia, lo cierto es que apenas hace referencias: [...] Hacia el NW de la provincia, Villadiego (donde en 1580 y 1620 había necesidad de reparar varios puentes) estaba en un camino que iba de Carrión de los Condes al N de Burgos. Más aislado estaba Tapia (cuyo puente recibió obras hacia el año 1590) y Huérmeces, con un puente arruinado en mayo de 1640 y reparado en madera en 1.646 .../... La provincia no se libró de los fraudes en la construcción de puentes a pesar de las inspecciones y fueron denunciados en 1646 y 1650 por la Merindad de Villadiego, que se vio envuelta en la obligación de contribuir para los puentes de una amplia zona, la más conflictiva de Castilla y León [...].

Respecto a la figura de Manuel del Campo como maestro de obras y cantero muy reconocido en su época, poco sabemos de su historial aunque se le cita en un documento fechado en 30.01.1770 como posible adjudicatario de las obras en el soberbio puente de Santa María del Campo sobre el río Arlanza. Del Campo, entraría en lo que se conoce como monopolio de la cantería de obras públicas por parte de maestros y alarifes de origen trasmerano a lo la largo de vario siglos y de los que existen bastantes referencias en cuanto a sus movimientos y trabajos en puentes por el área castellana. No obstante, y dada la carencia de datos sobre profesionales de la cantería que trabajaron en estos contornos, me inclino a pensar que -por alguna razón- no han llegado hasta nosotros muchos documentos o legajos donde se pueda investigar la autoría de los constructores de muchos puentes de esta zona de Burgos, probablemente porque tenían origen vasco, quizás, asunto sobre el que existe poca investigación en cuanto a actuaciones o protagonistas de estas obras públicas.

Es probable que, tras los destrozos o ruinas en los puentes de Villadiego a raíz de la violenta riada del año 1.775, el propio Manuel del Campo procediera a levantar el puentecillo de Roma. Es la época en que, sin discusión, se presta mayor atención al estado de caminos y puentes en territorio peninsular ya que bajo el reinado de Carlos III trabajan competentes funcionarios ilustrados, como son Aranda, Campomanes, Floridablanca, Wall o Grimaldi, entre otros muchos. También cabe destacar que pese a la influencia en los diseños pontoneros de la vieja corriente de maestría gremial que representaban los canteros trasmeranos, entre otros, surge un nuevo movimiento academicista en la obra pública que, de algún modo ya reflejan los planos del propio Del Campo. Por aquellas fechas ya funcionaba la RABASF (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando), promovida por Felipe V y que en tiempos de Carlos III se convierte en la auténtica institución que llevará el control, propuestas y autorizaciones en el diseño y construcción de muchos de los puentes que se construyen en España. El maestro cantero deja paso a los nuevos titulados como arquitectos que, además de la obra en edificación, se van especializando poco a poco en la obra civil y se responsabilizan de caminos, canales y puentes por toda la geografía nacional hasta la llegada de los ingenieros, protagonismo que auspician en principio el citado Conde de Floridablanca y Agustín de Betancourt y que se plasma definitivamente a finales del reinado de Fernando VII, en el año 1.834 debido al impulso que otorga a la obra pública José Agustín de Larramendi, momento en el cual podemos decir que existen auténticos especialistas en esta materia.

Como ya he mencionado, la carencia de información sobre la construcción y eventuales reparos y reconstrucciones de este puente es innegable o al menos yo no he sido capaz de encontrarlas. Entiendo que, desde que se levantó la obra civil hacia finales de la séptima década del siglo XVIII hasta nuestros día y teniendo en cuenta las variadas avenidas de agua que habrá tenido que soportar la estructura, nos hace pensar en que se habrán producido muchas intervenciones, ya fuere de simple mantenimiento así como rehabilitaciones y reconstrucciones más importantes aunque -según los planos originales que han llegado hasta nosotros- no parece que se haya cambiado mucho su impronta constructiva.

Respecto al Arroyo Jarama señalar que nuestro puente es la primera estructura -desde el norte- que sirve a esta villa y por lo tanto, será la que con mayor violencia puede soportar las avenidas de este caudal cuando estas se producen. Aguas abajo existen un par de pasarelas de servicio a unas edificaciones y un puente de tres ojos con pasarela adjunta ubicado en el sur que da servicio a la carretera BU-633; unos cientos de metros aguas abajo, nuestro arroyo se une al río Brullés.

Características actuales de la obra. Se trata de un puentecillo o juego de dos pontones con una longitud total aproximada de 20 metros. Dado que se encuentra en un viejo camino que por la paramera de Humada conexionaba con el camino real de Burgos-Aguilar de Campoo cabe suponer que allí existió siempre un vado por donde cruzar el cauce en periodos de estiaje pero también se necesitaría una puentecilla para salvar el cauce cuando las aguas iban altas. Durante mucho tiempo estos contratiempos se salvarían a base de una pila intermedia o piedra al efecto y unos tableros que apoyaran en ella y en los bordes del talud, permitiendo el paso a viajantes, jinetes y hasta carros. Con el proyecto de Manuel del Campo se levanta el puente que ahora podemos contemplar con pequeñas modificaciones. En su plano aparecen dos vanos con bóvedas de cañón y lo que se impone son bóvedas escarzanas. Los fuertes estribos son semejantes en plano y realidad. Se diseñó un tajamar en cuña y lo construido fue un tajamar-espolón de sección semicircular con sombreretes. La pila central se aligera o estrecha  mucho con respecto al proyecto original y sirve de unión entre ambos arcos por medio de un salmer sobre el que apoyan ambas arcadas.

Al margen de lo que se aprecia en estos plano, añadir que la obra dispone de dos fuertes manguardia o aletas a base de grandes sillares de piedra caliza que, desde zona de impostas van disminuyendo en altura hasta clavarse en el lecho del río. Los vanos tienen unas luces semejantes de 4,50 metros cada una. En el interior de las bóvedas se observa una alta basa o arranque se estribos de excelente factura y sobre ella, tres hiladas de sillería que conforman los muros interiores. El intradós de estas bóvedas se completa a base de dovelaje de calidad en piedra caliza. En boquillas la obra se factura con dovelas almohadilladas y mínima cantería en tímpanos al no existir apenas espacio que rellenar.

Da la impresión de que, quizás, por efecto de las fuertes presiones a las que se ha sometido -y aún se somete- esta estructura por el paso de vehículos pesados y maquinaria agrícola, los paramentos de aguas abajo cedieron en algún momento y se cubrió el frente -incluyendo parte de bóvedas y boquillas- con piedra artificial imitando el almohadillado y picado de las piezas originales, probablemente en alguna intervención de los años 20/30 del siglo XX.

Sobre arcos se dispone una fuerte imposta de cantería que a su vez, soporta los buenos pretiles de los que aún dispone a base de ortostatos de caliza de buena talla aunque en algún punto fracturados y rellenados con burdo cemento portland.

Aunque la calzada ha sido ensanchada ligeramente, nuestra obra civil mantiene su ancho original -aproximadamente 6 metros- por lo que existe señalización de tráfico indicando estrechamiento de calzada y preferencia de paso para los vehículos que acceden al pueblo. Por el contrario, no existe señalización de limitación por ancho de ejes o MMA. Todavía subsisten un par de guardarruedas troncocónicos de los habituales decimonónicos, pintados de blanco y caperuza roja en cabecera izquierda del puentecillo.

Su estado es lamentable, con mucha vegetación, moho, musgos y humedades que medran en la mayoría de la piedra. Esto también afecta a impostas y pretiles. Las dignas manguardias están semienterradas entre arenas, hierbas y matojos. También convendría limpiar el cauce de vegetación, piedras y restos de basura, como se puede observar en alguna fotografía que aporto. Aunque se trata de una obra civil digna, curiosa y con cierta belleza, no parece que haya intención por parte de los organismos que deberían de velar por su mantenimiento en adecentarla y ponerla en valor, incorporando algún cartel que nos informe de que ahí hay un puente histórico con alguna leyenda sobre su historia y vicisitudes.

Para saber más. Como ya se menciona en el texto, las aportaciones más importantes las ofrece el trabajo de Inocencio Cadiñanos Bardeci titulado "Puentes de la zona central de la provincia de Burgos en la Edad Moderna". También se alude al libro de Miguel Ángel Aramburu-Zabala titulado "La arquitectura de puentes en Castilla y León entre los años 1575 y 1650", obra editada en 1992 por la Junta de Castilla y León. A nivel caminero siempre es interesante el trabajo que aporta la web y publicaciones de Traianvs desde una perspectiva histórica. El blog de Huérmeces que cataloga todos los puentes de la cuenca del río Brullés. Las referencias históricas o patrimoniales de Villadiego las recoge muy bien el libro de Emiliano Nebreda Perdiguero titulado "Amo a mi pueblo. La provincia de Burgos y sus pueblos", editado en Burgos en el año 2.016. Otras webs y blogs que informan de Villadiego, su historia, monumentalidad o excursiones y visitas por el entorno son la Wikipedia, la site municipal, lugaresconhistoria, arteguias, historicacultural, Burgosweb o archiburgos. También es interesante las web personales-upv con un precioso paseo aéreo donde se exhibe la composición geológica de esta paramera y su contraste con la orogenia  de Peña Amaya y una guía de rutas Adeco en pdf.

Cómo llegar. El municipio de Villadiego se encuentra en la órbita de la autovía A-231 (Camino de Santiago) que deberemos seguir hasta la salida 135 en Olmillos de Sasamón para continuar hacia el N por la BU-P-4041 hasta Sasamón y tras cruzar el pueblo seguir hacia el N por la BU-640 hasta Villadiego donde siguiendo en dirección N por la BU-621 y a la salida del pueblo, nos encontraremos con este puente. La nacional N-627 (que se está transformado en autovía desde Burgos a Aguilar de Campoo también nos permite acercarnos a la zona, aproximadamente en su PK 33 donde podremos desviarnos a la altura de La Nuez de Arriba para seguir por la carretera provincial BU-601 ya mencionada hasta llegar a Villadiego. Otro camino interesante es el que arranca desde la N-611 PK 89 en Alar del Rey como carretera provincial BU-627 que cruza Sotresgudo y Sandoval de la Reina para alcanzar Villadiego con entrada por el S cruzando precisamente el Arroyo Jarama por el Puente de San Lorenzo. Allí mismo podemos tomar una vía de tierra hacia el N junto a este arroyo que desemboca en el Puente de Roma.


Planos de alzado y planta del puente firmados, entre otros, por Manuel del Campo, probablemente hacia el año 1.770. Libro de Cadiñanos Bardeci.



Un par de imágenes del tablero en fecha 08.08.2013.






Tanda de fotos del puente tomadas desde aguas arriba con fecha 22.02.2019













Tanda de fotos del puente tomadas desde aguas abajo con fecha 22.02.2019






Tanda de fotos del tablero y entradas. Tomas de fecha 22.02.2019


Estado de uno de los taludes del cauce en toma de fecha 22.02.2019


























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