PUENTE MAYOR SOBRE EL RÍO CARRIÓN
Palencia
N-610 PK 0 y N-611 PK 10
Se trata del puente más significativo de la capital palentina. Si bien es
cierto que no es el más antiguo, posición que ocupa el vetusto Puente de Puentecillas o de Los Canónigos que ahora es peatonal, nuestro puente Mayor
sigue siendo un paso imprescindible sobre el río Carrión y sobre todo, sigue
siendo útil para los tráficos habituales de la ciudad. De entre la docena de
pasos sobre el río en el término municipal, éste sería el 6º, desde aguas
arriba y computando el interesante puente ferroviario de San Román, del que
todavía se puede contemplar una bóvedas y las firmes pilas sobre el cauce. Nuestro puente también
es conocido como Puente de Don Guarín.
Tradicionalmente, esta estructura formaba parte de las comunicaciones de
Palencia con el NW y W peninsular, bien como camino real desde el siglo XVI o
como carretera nacional desde la implantación de la nueva red viaria del Plan
Peña, desde el año 1.940 en adelante, cuando se agrupan calzadas de primer y
segundo orden que en este caso, se engloban en la citada carretera nacional
N-610 que arrancando en Palencia se dirige hacia Benavente a través de un
itinerario de 100 kilómetros y que atraviesa núcleos importantes palentinos
como son Castromocho (con un bello e histórico puente) y Villarramiel o ya en
tierras vallisoletanas, Villalón y Becilla de Valderaduey (precioso y antiguo
puente sobre el río Valderaduey de origen medieval con impronta de obra romana)
para seguir por tierras zamoranas a través de Castrogonzalo (con espectaculares
puentes sobre el río Esla) y terminar en Benavente. En definitiva, una nacional que posee una
interesante colección de arte pontonero de gran importancia a nivel peninsular
y que arranca, precisamente, en la ciudad de Palencia, casi junto al viejo
puente Mayor o de Don Guarín.
La otra gran ruta que atravesaría este obra civil es la del viejo camino
que desde Valladolid, accedía al Cantábrico por Palencia, Reinosa y Santander.
Ahora, muy borrosa o modificada, se inicia por la actual nacional N-620 (A-62)
y en Venta de Baños, deriva hacia el N por medio de la A-67 y P-11 para cruzar
la capital. En origen, este viejo camino real desde el núcleo de Venta de Baños
es la carretera nacional N-611 aunque parezca que en la actualidad arranca ya
desde Palencia como P-12 y ciertamente, como digo, el PK 0 de la N-611 se
encuentra a la altura de Venta de Baños, ahora invisible. En resumen, otra ruta
mítica y económica que debió de utilizar necesariamente el Puente Mayor como
comunicación entre Castilla -especialmente Valladolid- y las localidades portuarias del Cantábrico
que eran salidas náuticas oficiales hacía las colonias españolas en América.
Por otra parte, cabe señalar que si bien es cierto que esta capital tiene
un claro origen de urbe prerromana creada por los vacceos, cobra cierto
protagonismo como oppidum romana,
especialmente en época bajo-imperial con el nombre autóctono de Pallentia y
existen muchos restos arqueológicos que así lo señalan, especialmente en
edificación o estructuras domésticas además de ajuares, pequeñas esculturas de
bronce, vidrio y otros utensilios. Respecto a sus comunicaciones, evidentemente
debería de poseer algún puente para cruzar el río Carrión, probablemente
construido en madera o con alguna pila intermedia de piedra y tablero de madera
pero que, por desgracia, no ha llegado hasta nosotros. Sin confirmar, pudiera
ser el viejo Puente de Puentecillas, la estructura pontonera que se viniera
utilizando en esta ciudad, desde tiempos inmemoriales aunque con las lógicas
rehabilitaciones y reconstrucciones desde el Medievo. La Tabula Imperii Romani en el mapa de Caesaraugusta-Clunia (Hoja K-30 Madrid), muy escrupulosa con los
testimonios de origen romano, señala claramente un puente en la civitas de Pallentia.
El Puente Mayor presenta aún una cierta impronta renacentista que nos
puede indicar un posible origen hacia el siglo XV aunque sin más datos. Se
atestigua, por ejemplo, la existencia de la puerta de control del pontazgo
hacia el año 1452. Una primera intervención en orden a la rehabilitación o
reconstrucción de uno de sus arcos es la producida en el año 1482 por los
hermanos Pedro y Bartolomé de Solorzano. También en el año 1509 existe
información sobre daños en algún sector del puente y del portón de control cuyo
coste de reparación ascendió a 56.000.- maravedíes. Se dice que contaba con
decoraciones en relieve alusivas a alguna gesta de Diego de Ossorio Villegas,
militar y gobernador de algunas provincias en América. Sin embargo, Ricardo
Becerro de Bengoa apunta a que posiblemente esta puerta-arco se levantó hacia
el año 1500 con motivo de la visita a Palencia del Archiduque de Austria y corregente
de España, Felipe I.
Otras actuaciones al respecto provienen de las reparaciones que sufrió
por daños en alguna fuerte avenida producida en el último tercio del siglo XVI.
Figura documentada la fuerte crecida con daños considerables en muchos puentes
provinciales en el año 1586 y que probablemente fuera la que dañó esta
estructura. Esta intervención, sin gran detalle en lo referente a la actuación
de obra ingenieril, proyectos, materiales y otros pormenores, la recogen varios
documentos del AHP (Archivo Histórico Provincial) de Palencia y otros legajos
depositados en el ARCV (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid) aunque
en lo que son más prolijos es en reflejar actas notariales de los diversos
pleitos entre los maestros canteros que actuaron en esta gran reforma del
puente. (Ver los apuntes de Barrio Loza sobre Juan de Celaya y el Puente Mayor
de Palencia).
Intentaremos seguir las informaciones que facilitan el citado Barrio Loza
y Cadiñanos Bardeci sobre esta obra civil. Tras la ruina del puente y la
obtención de los permisos del Consejo de Castilla, la municipalidad de Palencia
anuncia la subasta de obras para la reconstrucción de su puente, hecho que
ocurre con fecha 04.01.1584, últimos años del reinado de Felipe II.
Evidentemente y dada la importancia de la obra, debieron acudir muchos
concursantes aunque se exagera cuando se dice que "acudieron 64 eminentes
maestros de obra". Las condiciones, trazas y precios ajustados ya se
reflejaban en el proyecto que había encargado el Regimiento de la ciudad a los
maestros de obra Alonso de Tolosa, Juan del Ribero Rada, Francisco del Río y
Francisco de la Puente, quienes firman planos y presupuesto. Ciertamente, todos
ellos eran reconocidos maestros canteros con mucha obra ejecutada en la
provincia y artífices de muchos de los puentes que ya he subido a este blog. El
remate de la obra por 7.000.- ducados se adjudicó a Juan de Celaya, maestro
cantero vasco que llevaba muchos años actuando en las provincias de Valladolid
y Palencia. Los costes de la obra se harían por repartimiento entre los
censados en la ciudad y dado que parece ser que hubo muchas quejas entre la ciudadanía,
se procedió a una nueva subasta (18.02.1584) que en esta ocasión se adjudicó a
Felipe de la Cájiga por 6.000 ducados más otros 200 que revertiría a la ciudad
con alguna nueva construcción. Lo que realmente ocurrió es que, tras ganar la
subasta Cájiga, se la cede de nuevo a Celaya quien acto seguido, procede a
hacer acopio de materiales y personal para iniciar la obra. Ciertamente no
parece que el proceder de los responsables municipales fuera muy ortodoxo pero
así se efectuó y ello ocasionó múltiples pleitos entre los constructores, como
por ejemplo, que otro maestro de obra llamado Juan de Rivas, según recoge su
carta de reclamación al Consejo denunciando fraude en la subasta pues da a
entender que su plica cerrada ya ajustaba un precio por la obra incluso
inferior al del compadreo entre Celaya y Cájiga.
Juan de Celaya ya había comenzado su proyecto que consistía en levantar
de nuevo los dos arcos arruinados y reparar otros cuatro más ya que los dos del
extremo izquierdo, básicamente en seco, no había sufrido daños. Se había hecho
el acopio de madera para habilitar tableros provisionales en el puente así como
para las cimbras, se empezaba a arrancar la piedra necesaria de las canteras
próximas, se había desescombrado los arcos arruinados y por supuesto, se había
contratado los canteros y peones necesarios para esta obra cuando, pasados tres
años desde la adjudicación, con fecha 17.04.1587 se recibe una carta provisoria
del Consejo de Castilla en la que se
conmina a la Municipalidad a que reconsidere la adjudicación por remate de
Felipe de la Cájiga y se proceda a una nueva subasta ya que es explicito que el
maestro cantero Juan de Rivas se comprometía a rematar la obra por menos
importe de lo adjudicado a Cájiga. Ciertamente, el nuevo concurso lo gana Rivas
pues seguramente nadie se presentó para competir con él aunque Celaya siguiera
en el asunto de la obra, cumpliendo sus plazos. Los documentos archivados en la
chancillería vallisoletana, amplios, detallados y con decenas de testigos entre
los que se encontraban maestros de la talla de Juan de Nates (constructor de
medio Valladolid barroco, exagerando un poco), dan en definitiva la razón a
Celaya, probándose por tasaciones judiciales efectuadas por Juan de Hermosa y
Juan de la Lastra que lo presupuestado por Celaya se ajustaba a lo proyectado,
cerrándose definitivamente el litigio. Quizás, como nota anecdótica, cabe
señalar que con tanto trajín de expertos, testigos y enjuiciamientos, las
trazas originales del proyecto cambiaron de manos varias veces y durante un
tiempo del litigio las tuvieron los hermanos Hernando y Diego del Castillo,
siendo uno de los problemas del propio Celaya que no las encontraba para poder justificarse
ante la denuncia o incluso para poder seguir su plan de obra. Estos planos (los
levantados por Tolosa et al.) son los que actualmente se encuentran en la Real
Chancillería de Valladolid y por lo que comenta Barrio Loza no variaban mucho
de la impronta del puente original antes de su ruina parcial, respetándose la
geometría de los vanos en arcos de medio punto y se sigue imitando la sección y
traza de las pilas originales así como la de tajamares y espolones. Incluso se
proyectó construir una nueva puerta cerca de la cabecera derecha, semejante a
la que ya existía y que servía para control de paso y pago de pontazgo. Este
portón, al igual que ocurrió con otros muchos de los variados puentes
españoles, se desmontó a finales del siglo XIX y principios del siglo XX pues
hacían los tableros demasiado angostos para las necesidades de los nuevos
vehículos -de mayor anchura y gálibo- que empezaban a generalizarse por las
carreteras de la época. Esta puerta se trasladó a la contigua muralla como
puerta de acceso a la ciudad por la Plaza del Puente y la proyectada calle
Mayor Antigua, ahora irreconocible al desaparecer muralla, plaza, puerta y
viviendas de época, resultando un barrio moderno e insustancial que poco tiene
que ver con el urbanismo histórico del siglo XVI o XVII.
En el compendio "Varia de Arte"
sobre el estudio de la arquitectura palentina durante el siglo XVI es el
historiador Jesús María Parrado del Olmo el que -entre otros arquitectos- cita
a nuestro Juan de Celaya en sus construcciones por la provincia, mencionando su
intervención en la iglesia de San Mamés de Magaz o las ocho capillas que
levantó en el Monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes. Con respecto a
su labor pontonera, señalar que actuó en el puente de Reinoso y en el de Osorno
La Mayor. Es interesante el escrito del que nos informa Parrado al respecto del
litigio Celaya-Rivas: [...] Con fecha
16.07.1589 daba poder a Pedro de la Vega, vecino de Carrión, para concertarse
con Diego Ballesteros, vecino de Cabezón sobre razón de solicitar un pleito que
llevaría contra Juan de Rivas, maestro de cantería residente en El Escorial
.../... y sacar e ganar qualesquiera provisiones reales, ansí en lo tocante a
la obra de la puente mayor de esta ciudad .../... y para la villa de
Camporredondo y Alba de los Cardaños y Villalpando [...] según se recoge en
el legajo 9769 depositado en el AHP de Palencia. Bien, en esos testimonios
escritos se informa de que también Celaya pretendía ganar los concursos de los
puentecillos de la Montaña Palentina, concretamente el de Camporredondo de Alba
que ya no existe, el de Alba de los Cardaños, probablemente destruido y bajo
las aguas del pantano de Camporredondo y el viejo puente de Cardaño de Arriba,
también desaparecido aunque quedan como testigos los viejos estribos de piedra.
Respecto al citado "compadreo" o manipulación entre estos
maestros de obra, el historiador de puentes Aramburu-Zabala, gran estudioso de
los gremios monopolísticos de la obra pública en aquellos años, considera que
no fue colusión o engaño a terceros sino que lo que existía era una fuerte
lucha por el dominio de muchas de las obras públicas que se subastaban por
aquellos años en Castilla y que en este caso, enfrentaba a los influyentes
grupos familiares trasmeranos, representados por Juan de Nates apoyando a su
aparejador de confianza Felipe de la Cájiga contra el del prestigioso maestro
de obra y arquitecto Juan del Ribero Rada que, en esta ocasión, apoyaba a Juan
de Celaya, habitual colaborador suyo. La presión de Ribero ocasionó que Felipe
de la Cájiga le devolviera la obra aunque disminuida en cuanto al presupuesto y
por lo tanto, su posible ganancia.
Aunque no se sabe el año de la terminación de esta actuación, parece que
se prolongó pues aparecen otros actores como el cantero Juan de Mena que con
fecha 13.10.1590 otorga poder de cobro a otra persona para que le satisfagan
deudas por su actuación en el puente Mayor al servicio del propio Celaya y su
aparejador Amador de la Sierra. También se hace otra tasación de obra terminada
en fecha 10.06.1594 a cargo del maestro de obra Juan de Mazarredonda "El
Joven". Hacia el año 1608 la puente debió de sufrir algún daño pues hay
testimonios escritos de que el maestro cantero Pedro Carandil reparó uno de sus
arcos.Por último, también el maestro cantero Domingo de la Puente cita en su testamento de fecha 26.10.1629 que participó en las obras del puente de Don Guarín, sin mayores especificaciones.
Cabe señalar que, aunque se desconocen otras actuaciones en esta obra
civil, es más que probable que sufriera desperfectos y daños a lo largo de los
posteriores siglos y muy especialmente en las grandes y violentas avenidas que
originó este cauce a lo largo del siglo XVII y XVIII. Son también probables las
actuaciones de reformas y rehabilitaciones en tiempos de la Ilustración, cuando
verdaderamente se dan las circunstancias para una renovación amplia en
carreteras y puentes de España con la llegada de la dinastía de los Borbones,
especialmente con Carlos III momento en el que se rehabilitan o reconstruyen
profundamente muchos de los puentes palentinos. Tampoco tengo datos concretos sobre
el ensanchamiento del tablero que, como en otros casos de estructuras
pontoneras de la provincia, debieron de producirse a finales del siglo XIX. En este caso, el ensanche se produce por
corrimiento de muros, probablemente en la cara aguas abajo, como era habitual.
La actuación es tan meticulosa que apenas de advierte la huella de esa
intervención. Se procedía a desmontar todas las piezas de sillería de
paramentos y dovelaje de arcos, se alargaban bóvedas y muros hasta la línea de
los espolones antiguos a base de rellenos de hormigón en masa y posteriormente
se chapaban de nuevo estos muros y bóvedas con las piezas de piedra originales,
añadiendo como refuerzos los nuevos espolones hasta rasante con los
descansaderos que ahora se pueden contemplar. Es probable que se actuara
también en el tablero, incorporando una nueva solera de hormigón en masa más
robusta que la anterior con su correspondiente drenaje para evitar filtraciones
hacia intradós y en cubierta iría un firme de macadam. Otras actuaciones recientes
han actuado sobre aceras, firmes de aglomerado asfáltico, incorporación de
farolas de estilo fernandino y limpieza de paramentos en toda la obra.
Incorporo textualmente los datos que facilita de esta obra Pedro
Celestino Espinosa en sus famosos artículos sobre puentes históricos, teniendo
en cuenta que lo debió de visitar o estudiar antes del ensanchamiento de tablero
por corrimiento de muros aunque ya anticipa un proyecto de reparación y
ensanche: [...] Este puente se terminó en
1597 según consta en una lápida. Consta de 8 arcos de sillería con luces
variables que oscilan entre los 8,15 y 10,49 metros; sus alturas están
comprendidas entre 3,60 y 6,20 metros y tiene varias rasantes, elevándose en su
parte central. Sus alineaciones también son variables y lo mismo el ancho de
pretiles, teniendo 6,02 metros a su entrada por Palencia y 5,65 metros al otro
extremo. Las pilas son de gruesos diferentes, ni sus ojos son paralelos,
indicando que ha tenido reparaciones en diversas épocas [...]
Características actuales de la obra. Lo cierto es que la estructura que ha llegado hasta nosotros es bella e
interesante, bien asentada en un paraje fluvial atractivo que aún realza más la
obra pontonera. Se trata del curso bajo
del Carrión donde el cauce transcurre lentamente, ensanchándose y formando
curvas o meandros, con salidas de madre que originan islas en su centro,
acentuadas también por los cuérnagos de derivación para explotación de ingenios
molineros y batanes o el propio Canal de Castilla que roba aguas al cauce para
la dársena aneja al puente. Bien por desviaciones del cauce o por conveniencia
de sus proyectistas, la trayectoria de esta obra es ligeramente esviada con
respecto a la perpendicular del curso del río.
Nuestro puente tiene una longitud aproximada de 109 metros, incluyendo
los estribos. Su anchura original sería de 8 metros, generalizado en muchas
obras civiles urbanas renacentistas y barrocas. Con el ensanche de bóvedas,
actualmente llega hasta 10,70 metros, aproximadamente. Aunque se apunta a un número
indeterminado de vanos en su estado original (hasta 11 citan algunos autores),
dada la profundidad de los taludes en este punto, opino que debió de disponen
siempre de los 8 vanos que son los que ahora podemos contemplar. Los arcos
tienen unas luces muy semejantes, de unos 10,30 metros cada uno, salvo los de
los extremos, algo menores. Son vanos con geometría de medio punto aunque
visualmente quedan incompletos ya que sus arranques quedan ocultados por las
zonas bajas de los tajamares-espolones. Se mantiene el estilo constructivo de
la época, en la que predominan arcadas reducidas y de cota baja con apoyos en
gruesas pilas. En este caso, el grosor de las pilas, muy semejantes, es de 3,20
metros. Estas pilas se refuerzan en ambas caras con una serie de
tajamares-espolones iguales, se sección semiesférica, que llegan hasta la
rasante y producen los correspondientes descansaderos. No resulta habitual en
la pontonería hispana de esa época la peculiaridad de refuerzos
semicilíndricos. Incluso en las viejas trazas que levantaron Alonso de Tolosa
et al., quizás basándose en la configuración original, los tajamares que
dibujan en planta son ahusados, con la salvedad de que en alzado parecen
aristados o en cuña, como solían construirse siempre y los espolones de sección
cuadrangular, aunque no muy pronunciados, al estilo de pilastras, salvo el que
soporta la torre-portón que se corrige y aparece también en cuña. Si nos
atenemos a las medidas de Tolosa, expresadas en pies (castellanos o burgaleses)
existen pequeñas diferencias con respecto a las que ofrece la obra actual,
medidas según el SMD ya sea en luces como amplitud de pilas.
Sobre las bóvedas destaca una doble imposta. La inferior, volada a modo
de tejadillo y la superior, retranqueada a base de losas de caliza en muy buena
disposición que soportan los pretiles. Este listel o tejadillo se adorna en los
cubos de ambas caras con una serie de ménsulas, siendo uno de los pocos
ornamentos que se permitieron sus constructores. No obstante, es la pura
sencillez de la obra lo que realmente la hace bella y estética.
El tablero, que en el proyecto original dispone de ligera curvatura hacia
cabeceras para el buen desalojo de aguas de lluvia, aparece con acentuada
horizontalidad. Dispone de cierto abocinamientos en las entradas para la mejor
circulación y espera de carruajes en tránsito. Tiene 7 descansaderos en cada
lado de sección en arco donde se refugiaban los transeúntes ante el paso de
carros y ganado. En la actualidad es donde se han hincado las farolas que dan
iluminación al puente. Dispone de calzada de doble sentido con firme de
aglomerado asfáltico renovado en el año 2010, aceras y pretiles de excelente talla a base ortostatos
de caliza cubiertos por una albardilla de cara superior convexa.
Respecto a la fábrica o aparejo también debemos de anotar que es cuidado
y profesional, independientemente de las modificaciones en paramentos para su
ensanche. Se utiliza una sillería homogénea, muy semejante en volumen y
escuadría, perfectamente dispuesta, ya sea en hiladas horizontales, curvatura
de cubos, mínimos tímpanos o en el dovelaje de bóvedas cuyas roscas o boquillas
externas presentan una geometría y colocación de piezas muy cuidadas. Esta
meticulosa labor de cantería se refleja hasta en la altura de las piezas o
hiladas que mantienen la misma altura, imitando el opus isodomo de griegos y romanos.
Los estribos, reducidos, se empotran en los taludes de ambas cabeceras y
también se refuerzan y embellecen con semipilas de sección en cuarto de círculo
imitando perfectamente la forma y disposición de los tajamares, llegando hasta
cubierta y haciendo el abocinamiento de cabeceras.
En interesante también el trabajo en manguardias, especialmente la de
margen izquierda (desde aguas arriba) que si bien es cierto no se recoger en
los documentos que manejo, puede que algunos sectores sean propiamente de la
época en que se construyó esta obra, con retoques y añadidos en altura ya de
época barroca o incluso decimonónica, tiempos en los que se prestaba mucha
atención a los refuerzos y canalizaciones de los cauces para evitar en lo
posible desbordamientos. En este caso y aunque hay secciones muy tapadas por
enfoscados de argamasa y cementos, se observan lienzos de hiladas de sillería
ciclópea bien asentados, pese a su antigüedad pues las piezas se encuentran
desgastadas y erosionadas. Unos pocos metros aguas abajo del puente todavía
podemos observar una antigua tajea adintelada en piedra caliza. También en ese
lado existe una escalinata un tanto historiada por la que se accede al cauce.
Los cauces habituales pasan bajo las bóvedas 2ª a 7ª (desde aguas arriba,
margen izquierda). Bajo la primera discurre un camino que se corresponde con el
paseo que existe en esa margen, la que linda con la parte vieja de la ciudad.
Ciertamente, se trata de un bello paseo que utilizan los palentinos con
frecuencia.
Respecto al mantenimiento de la obra, parece que se encuentra en buen
estado aunque sería de desear que se efectuaran limpiezas en la sillería,
especialmente en las bóvedas donde abundan las manchas de calcificaciones y
humedades negras que van deteriorando el dovelaje. En un puente histórico como
éste, deberían eliminarse las canalizaciones o cableado eléctrico visible,
grapado en las juntas de muchos sillares y alguna boquilla. Eliminar la
luminaria cutre de la bóveda que da servicio al paseo. Quitar los grafitis.
Eliminar las abundantes plantas y hierbas que medran en las juntas de ambas
caras del puente. También sería deseable que se procediera a entresacas de
vegetación, ya sea en las orillas o junto a algunas basas de los pilares pues es
tan frondosa que impide ver el monumento en su conjunto y tampoco se pueden
obtener buenas fotografías de toda la estructura.
Pese a que la ciudad tiene mucha señalización de tráfico que dirige a sus
monumentos (las de fondo rosa), no parece que existan para las obras pontoneras
históricas. En cabecera izquierda se ha clavado un pequeño panel donde se
informa muy sucintamente sobre esta obra civil.
Para saber más. Quizás, el
trabajo más interesante al respecto es el de José Ángel Barrio Loza titulado
"Juan de Celaya y el Puente Mayor de Palencia" que publicó en la
revista "Instituto Tello Téllez de Meneses", número 46, Palencia,
1982, páginas 165 a 170 y que se puede consultar en Dialnet. También hay datos
de Celaya en el trabajo de Jesús María Parrado del Olmo publicado en el Boletín
del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, tomo 52, páginas 384/392,
editado en 1986 y disponible también en Dialnet (Universidad de La Rioja). Otro
texto que se puede consultar es el titulado "La arquitectura del siglo XVI
en la provincia de Palencia", obra del historiador Miguel Ángel Zalama
Rodríguez. Lo cierto es que, aunque he citado a Inocencio Cadiñanos Bardeci en
el artículo, la realidad es que sobre este puente aporta muy poco o nada.
Tampoco es muy explicito el experto en historia de puentes Miguel Ángel
Aramburu-Zabala Higuera en su libro titulado "La arquitectura de puentes
en Castilla y León entre 1575 y 1650", editado por la Junta de Castilla y
León en el año 1992 aunque bien es cierto, de obligada consulta para conocer a
los maestros canteros y alarifes de aquella época. Dado que el origen de
algunos de sus proyectistas no es trasmerano (Tolosa y Celaya, por ejemplo), el
vademecum de consulta sobre los canteros cántabros titulado "Artistas
cántabros en la Edad Moderna" no nos aporta mucha información, salvo la de
los implicados en el famoso litigio y alguno más que trabajó en el puente
durante un tiempo. También dispone de una ilustración del proyecto original para rehabilitar el puente. Esta obra colectiva
está dirigida por María del Carmen González
Echegaray, Miguel Ángel Aramburu-Zabala, Begoña Alonso Ruíz y Julio José
Polo Sánchez, editada por la Institución Mazarrasa-Universidad de Cantabria en
el año 1.991. También trata el Puente Mayor alguno de los artículos que
escribió el ingeniero Pedro Celestino Espinosa para la ROP de los años 1878 y
1879 bajo el título de "Puentes Históricos". El polígrafo y director
de El Diario Palentino Ricardo Becerro de Bengoa (1845-1902) como cronista o
conocedor de esta ciudad, también alude a éste y otros puentes palentinos en
sus innumerables artículos o trabajos como "El libro de Palencia" o
"Hojas caídas". Otro cronista de la villa es Ambrosio Garrachón Bengoa (1892-1952), también periodista de El Diario Palentino y que cuenta
historias y anécdotas de la ciudad, del Carrión y algo de sus puentes en libros
como son "Glorias palentinas", "Palencia y su provincia" o
"Palencia, Guía del turista", éste
último un auténtico precursor del concepto de turista o "guiri" pues
la guía fue editada en el año 1.931 tras la proclamación de la II República. La
wikipedia también lo trata y en internet existen varias webs y blogs que se
fijan en él o ponen fotos de la obra, como es el caso de castillosdepalencia o
puentemania. El periódico digital 20 minutos expone un buen artículo sobre los tres puentes emblemáticos de Palencia. Una foto del proyecto original aunque incompleta se puede consultar en la web españaescultura. El Norte de Castilla informó sobre la renovación del firme. El Ayuntamiento editó en 2.014 una interesante guía para conocer la monumentalidad de la ciudad y los sitios de cierto interés aunque los puentes históricos los trata muy sucintamente.
Cómo llegar. Palencia y
nuestro puente se encuentran muy cerca de la autovía A-67 cuya salida 6
tomaremos para continuar por la A-610 hasta entrar en la ciudad siguiendo
dirección NW por la calle San Telmo,
Avenida de Valladolid y Avenida de Castilla hasta llegar al puente. Como
ya pone en el encabezamiento, la nacional N-610 nace prácticamente junto al
puente, carretera que viene de Benavente. La nacional N-611 también pasa por
Palencia aunque camuflada como P-11 y P-12. En trayectos por el N peninsular de
E/W o viceversa, la vía rápida más cercana es la A-231 (Burgos-León) que
abandonaremos en el PK 106 al llegar a Osorno para coger la A-67 hacia el S
hasta llegar a Palencia y su bonito Puente Mayor. Lo cierto es que, como no
pasa cerca ninguna de las autovías radiales españolas, la posición de esta
ciudad en el mapa resulta oscura o tapada por otros itinerarios más
generalistas y yo siempre he asociado el slogan dedicado a su catedral "La
bella desconocida" a la propia ciudad, capital atractiva pero que no suelen
(o solían) visitar la mayoría de los viajeros o turistas españoles.
Trazas del proyecto de reconstrucción en alzado y planta que diseñaron en 1584 Alonso de Tolosa, Juan del Ribero, Francisco del Río y Francisco de la Puente. Original depositado en la Real Chancillería de Valladolid. Ilustración que tomo del libro "Artistas cántabros de la Edad Moderna".
Fotografía realizada probablemente en el año 1930 que tomo del libro "Palencia, Guía del turista".
Panorámica aérea que figura en el libro "Palencia, Guía del turista" con nuestro puente en la parte superior izquierda.
Plano de Palencia probablemente elaborado hacia el año 1942 para el libro "Palencia en la mano", obra de F. Argüelles editada en el año 1943 y donde se señalar los tres puentes más significativos de la ciudad.
Dos tomas del puente probablemente del año 1942 que recoge la guía mencionada anteriormente titulada "Palencia en la mano".
Postal y fotografía de principios de los años 50 del siglo XX que exhibe el archivo de la Biblioteca Digital de Castilla y León.
Fotografía de principios de los años 50 que esta depositada en la Fundación Joaquín Díaz.
Fotografía de 1955 que exhibe el archivo de la Biblioteca Digital de Castilla y León.
Postal de años años 60 del siglo XX que tomo de la web de Todocoleccion.net
Postal cuyo uno de sus motivos principales es nuestro viejo puente. Editada en el año 1967 por la empresa F.I.T.E.R. de la localidad gerundense de San Hilario Bacalm.
Postal del Escudo de Oro (Ediciones Fisa), probablemente comercializada en 1970
Aspecto del puente en tomas del año 2003 de A. Andrés. Blog castillosdepalencia. Ya figuran las nuevas farolas en el tablero.
Bonita lámina para enmarcar probablemente realizada hacia el año 2005.
Fotografía de abril de 2008 realizada por Luispa para la Wikimedia.
Tanda de fotos de fecha 12.07.2016
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