lunes, 27 de febrero de 2017

PUENTE NUEVO DEL TERCIO

PUENTE NUEVO DEL TERCIO. Arroyo del Tercio y Río Aulencia. Embalse de Valmayor
M-505 PK 20



Como ya he señalado en la anterior entrada dedicada al viejo pontón del Tercio sobre el arroyo del Tercio y el río Aulencia, éste quedó bajo las aguas al construirse el embalse de Valmayor en 1.976. En aquellas fechas también se construyó el flamante puente sobre las aguas del pantano y que, por tanto, queda enclavado en uno de los caminos más importantes al complejo palaciego y monacal de San Lorenzo de El Escorial.

Aunque me dedico a estudiar pontonería viejuna, también exhibo obras modernas interesantes, como es la del puente nuevo. He corrido muchas veces la mítica carretera autonómica M-505 y su continuación como CL-505 hasta Ávila desde hace 40 años y recuerdo positivamente cuando se culminó su renovación, ya sea en firmes y señalización así como en rectificación de cambios de rasantes, suavización de curvas, construcción de sectores nuevo que sustituyen a otros muy complicados y peligrosos así como a la creación de algunas variantes a núcleos de población a lo largo de su recorrido. La vieja obra clasicista de Marcos de Vierna duró demasiado tiempo -la curva de entrada hacia el tablero era comprometida- y se construyó un nuevo puente que todos los viajeros de aquellos tiempos agradecimos. Lo lamentable es que si bien es cierto que las aguas embalsadas son primordiales para los habitantes de Madrid capital, especialmente, también es cierto que no hubiera sido demasiado costoso desmontar este pequeño puente y reconstruirlo en otro lugar idóneo para su lucimiento y preservación de nuestro patrimonio histórico pontonero.

Hace poco más de un mes, la prensa recogía alarmada una noticia sobre el deterioro del llamado Puente Largo de Aranjuez debido a su importancia histórica. Pues bien, aquella obra -entre otras muy dignas- es proyecto y construcción de Marcos de Vierna, uno de los mejores maestros de obra del siglo XVIII español. Entiendo que en los años 70 del siglo XX no tuviera mucha importancia la obra pero en pleno siglo XXI se han efectuado traslocaciones de obras civiles tan importantes como la fábrica del Tercio. Sí, creo que aún estamos a tiempo de trasladar el Puente del Tercio y parte de su interesante calzada antes de que se convierta en una auténtica ruina.

Cuando acudí a aquel lugar para fotografiar el pontón clasicista de inspiración barroca pero precioso en lo que pude contemplar, también me fijaba en la poderosa silueta del gran puente aledaño.

No he encontrado datos del proyecto y construcción del mismo pero intuyo que se debió elevar entre los años 1.974 y 1.976. En una de sus vigas figura impresa una leyenda que alude a una empresa de energía, quizás ESAK, S.A. y a continuación ACS que podría ser el acrónimo de Actividad de Construcción y Servicios, el gran grupo constructor que todos conocemos. En su web sólo facilitan información de los proyectos de los tres últimos años por lo que tampoco he llegado muy lejos en este asunto.

Características actuales de la obra: Se trata de un puente con 19 vanos adintelados y una longitud total de 640 metros y un ancho total de 12,35 metros, correspondiendo a la calzada de dos carriles cruzados y arcenes 10,25 metros y el resto, esto es, 1,05 metros en cada extremo a viales peatonales. El tablero es curvo con barandillas sencillas de hierro pintadas de azul y se apoya en estribos o cubos de hormigón armado con aletas en parte inferior, donde la anchura es variable, de 7,50 a 8,33 metros y la plataforma la constituyen secciones de 7 vigas de hormigón pretensado de sección en T de 1,55 metros de canto adosadas a la losa de hormigón armado de 30 centímetros de espesor. El soporte intermedio lo constituyen 18 pilas de tipo martillo con un único fuste de hormigón se sección octogonal no regular y con lado máximo de 1,50 metros. Sobre pilas, cabeceros de planta rectangular de 11,80x2,81 metros con canto variable.

Hace unos años, la CAM encargó un informe sobre su estado. Se detectaron las siguientes patologías: Incorrecta impermeabilización, rotura y falta de estanqueidad en las juntas de calzadas y obstrucción de desagües; carencia de gárgolas; humedades en losa del tablero que han producido corrosión en las armaduras; pilas con eflorescencias carbonatadas; filtraciones en los cabeceros; ferralla visible; pérdidas de sección y deslaminaciones; pequeñas fisuras que coinciden con la dirección del armado; estribos con fisuras, humedades y filtraciones.

La citada CAM, por medio de su Consejería de Obras Públicas aprobó un presupuesto de casi 724.000 euros y plazo de ejecución de 4 meses adjudicándose la rehabilitación a la empresa Freyssinet. En su web, en la que se ignora la fecha de esta actuación, se detallan los trabajos como sigue:

Reparación de la losa de compresión del tablero y sustitución de juntas de calzada. Reparación de fisuras y desconchones en el hormigón de las vigas. Reparación de desconchones en el hormigón de pilas y cabeceros y aplicación de tratamiento hidrofugante en las zonas no reparadas con mortero. Reparación de desconchones, sellado de fisuras en estribos. Mejora de drenajes e impermeabilización de terraplenes adyacentes a los estribos. Intervención en superestructuras (demolición de pavimento y reposición de firme, previa impermeabilización). Intervención en aceras, sumideros, etc. Señalización vial y acabados.

Bueno, pues así queda el asunto aunque ciertamente me llevo una decepción al visitar la obra en la que -a mi modo de ver- se siguen apreciando pequeñas patologías semejantes a las denunciadas en el informe citado. Sí, los grafittis me encantan en la pontonería contemporánea; no deben borrarse y no lo considero falta de mantenimiento pues son sinónimo de vida callejera, siempre y cuando no sean lerdos o simplones.

Cómo llegar: Desde la capital, por la A-6 (Autovía del  Noroeste) hasta llegar al PK 18 donde nos desviaremos por la derecha para coger la M-505 desde su PK 0 (Carretera de Ávila). Transitaremos por ella hasta el PK 20 (Urbanización Los Arroyos y un viejo mojón del Plan Peña con la leyenda tachada en negro) para tomar su desvío y acceder a una zona de aparcamiento a orillas del pantano y junto al puente nuevo. También por la cabecera del W se puede aparcar en unas campas y acceder a la base del puente y a las aguas.




Viejas fotografías del puente tomadas en los años 80 del siglo XX. Archivo CAM


















Tanda de fotos de fecha 29.11.2015


Imagen de fecha 30.12.2015


Imagen de la web de Freyssinet sobre la restauración de la obra.




Nueva intervención en el puente, probablemente para sanear y repintar las barandillas, muy oxidadas. Tomas de fecha 16.06.2020






PUENTE DEL TERCIO

PONTÓN DEL TERCIO SOBRE EL ARROYO DEL TERCIO. Términos municipales de El Escorial y Colmenarejo. 

Madrid M-505 PK 20

Dentro del desarrollo de los caminos reales hacia el Real Sitio y Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, ya he indicado en entradas anteriores algunos itinerarios. Cuando el maestro-cantero Marcos de Vierna Pellón, a la sazón Comisionado de Guerra y Comisario de Obras y Puentes en tiempos de Carlos III decide proyectar una nueva vía hacia el palacio, desde el puente del Retamar que serpentea por el puerto de Galapagar entiende que con llegar y unirse al viejo camino construido por Pedro de Ribera  a la altura del Valle de Valmayor es suficiente, pues el tramo restante era bastante recto y horizontal, de fácil tránsito aun en tiempos de lluvias o lodazales en el camino.

En el punto donde se unían los dos trazados se ubicaba la cruz de término conocida como Cruz del Tercio, por encontrarse precisamente a orillas del arroyo homónimo, poco antes de unirse al río Aulencia. Estos postes o cruces, de gran altura, se generalizaron desde época de Felipe II para señalar no sólo términos jurisdiccionales sino como indicativos de cruces de caminos reales o hitos carreteros, bastante visibles a distancia para que caminantes y jinetes pudieran orientarse en sus viajes. La idea de Vierna era fusionarse con el camino viejo y adecentar el vado de aquel arroyo. No obstante y dado que por aquellas fechas las copiosas lluvias y deshielos ocasionaban múltiples riadas y encharcamientos en la zona baja del valle, decidió aterrazar ambas orillas con un fuerte y largo talud, dejando en su zona central un vano lo suficientemente ancho como para permitir el desalojo de aguas en los momentos de mayores caudales. Hasta entonces, bien por cuestiones económicas o porque era más fácil adaptarse al terrero, no era frecuente la construcción de puentes-terraza sino que lo habitual era hacer el vado practicable con algún solado de piedra (en los mejores casos) en la zona central de ese cauce y que carros y carretas lo cruzaran con normalidad. Ocurría a menudo que la corriente o la altura de aguas -o los embarramientos por lodos- impedía o dificultaba el tránsito de vehículos, muchos de ellos quedaban clavados en la arena, volcaban o la misma corriente los llevaba aguas abajo. Es común leer en las vivencias de muchos viajeros del siglo XVII o XVIII la auténtica aventura y peligro que representaba ya no sólo el simple tránsito por nuestros caminos de aquellas épocas, sino los riesgos al cruzar estos famosos y traicioneros vados, por donde muchas veces era muy dificultoso no sólo el cruce de carros, sino el de jinetes a caballo o los rebaños de ganado en trashumancia.

Marcos de Vierna, era un cantero que se había cultivado en la tradición de alarifes trasmeranos pero que también debió de conocer las nuevas corrientes ingenieriles francesas de la época que ya se difundían a través de los tratados de Gautier y Trudaine, decide hacer camino y prescinde del vado. Tanto las obras de la nueva calzada como el propio puente los concluye en 1.765. Desgraciadamente, al construirse el embalse de Valmayor en 1.976 esta obra quedó anegada por sus aguas, salvo contadas ocasiones en que por sequías prolongadas baja su nivel hasta cotas en las que se puede apreciar parte de su estructura. Recientemente -en este caso, por un vaciado parcial para construir una torre de extracción de aguas junto a la presa, Ver información en ABC en 10.03.2016 - sus aguas bajaron tanto que se pudo ver parte de la calzada en ambas orillas, el tablero completo, pretiles y algo de los muros, sin llegar al vano que permaneció oculto bajo la lámina de aguas. Lo visité un par de veces pero en ningún momento pude tener visión de la obra plena. La famosa Cruz del Tercio, cuya antigüedad data de la segunda mitad del siglo XVII, quizás en tiempos de Carlos II, se trasladó a la villa de El Escorial donde permaneció depositada hasta que en 1.985 se decidió exhibirla en una bella rotonda conocida como la Plaza de los Sexmos.

Ahora que lo pienso, mientras esto escribo, me acuerdo de cuando inicié un fichero para "Noticias pontoneras en los medios de comunicación" y efectivamente, aunque raras, raras, en esta ocasión creo recordar que hasta la TVE le dedicó algún flash informativo y en mis archivos observo que mantengo la noticia que le dedicó El País, en su ejemplar de fecha 28.11.2015. Euhh..., ¿Tendencia de la prensa a cultivar o difundir una nueva área monumental poco explotada...? No, que va. Era la novedad de descubrir algo extraño y viejuno que aparecía y desaparecía bajo las aguas lo que creaba -o podía inducir a crear- cierta curiosidad en el lector. Efectivamente, durante aquellos días, el puente del Tercio se convirtió en una auténtica romería y yo me alegré un montón pues pude comprobar que un modesto pontón podía tener tan aceptable interés para determinado público.

Características de la obra actual: Se trata de un pontón con un pequeño vano en forma de arco de medio punto con una luz aproximada a los 6 metros y que dispone de un largo muro de acompañamiento con una longitud entre 80 y 84 metros y con restos de su calzada original que se prolongan otros 110 metros en sentido NW. El ancho del tablero es de 8 metros. La fábrica visible es de muy buena factura, con sillares de piedra berroqueña de buena labra, cubicaje regular y bien asentada en hiladas perfectas. La longitud del tablero se protege con pretiles de granito en una simple hilada de sillares excelentemente tallados y sobre ellos y en toda su extensión otras  piezas con canto superior redondeado que hacen de albardillas. Su estado de conservación, teniendo en cuenta que llevan 40 años normalmente bajo las aguas, es muy bueno. En los extremos de pretiles se acota la línea con unas pilas cuadrangulares que soportaba cada una un pináculo terminado con una bola maciza, todo ello de granito. Protegiendo los pretiles, sucesivos guardarruedas en forma de cuarto de esfera, aunque quedan muy pocos. Rebasada la protección de pretiles y en ambas cabeceras, subsisten muchos guardarruedas muy bien trabajados en su forma y tamaño regular, cosa poco habitual en este tipo de piezas.

Es una obra soberbia en su construcción y hasta en su línea estética que conjuga bien con su aparente estado de fortaleza. Hay que añadir que no es frecuente encontrar restos arqueológicos tan amplios de una calzada de época clasicista. Quizás, por encontrarse bajo las aguas durante tanto tiempo, muchos elementos de piedra carreteriles se mantienen porque no han podido ser esquilmados para construir muros o tapias en fincas cercanas. Allí, abunda el ganado y es común ver cercas de piedra de granito cuyo origen -muchas veces- está en la ruina de edificios y otras construcciones abandonadas en  aquellas dehesas desde hace siglos. Me viene a la memoria la alcantarilla conocida como Puente del Toril, obra cercana a esta y que dispone de poca más de cien metros de empedrado de lajas de granito -precisamente como solución para reforzar un vado que solía estar encharcado o con cienos- cuyo origen se creía romano hasta que se ha investigado en profundidad y resulta ser obra barroca y que tiene demasiadas calvas o sea, que faltan muchos lienzos de calzada empedrada y que probablemente se han llevado con plena impunidad los ganaderos, a lo largo de más de cien años de abandono, para completar cercas en diferentes fincas o para los zócalos de sus majadas o viviendas.

He hecho algunas fotos de pequeños tramos de la antigua calzada, donde predominan los muros de contención, taludes recubiertos de sillares y mampuestos, refuerzos o contrafuertes de factura impecable, pequeñas tajeas y hasta los variados estratos o capas que componen un firme que ha sufrido modificaciones en los dos últimos siglos hasta llegar a los hormigones asfálticos que se aplicaron en los años 60 del siglo XX. Una auténtica muestra de una vieja calzada con muchos de sus elementos esenciales que podría servir como centro de interpretación de una obra carreteril. Resulta curioso el esmero y calidad de esta obra donde hasta los simples guardarruedas -muchos de ellos- se han hecho de buena labra y tienen muy poco que ver con los que el mismo Vierna construyó para su famoso Camino Real de Reinosa, más rústicos. Evidentemente, en este caso, el camino en su conjunto debía de ser espléndido y admirable para que lo pudiera contemplar el rey, su corte y hasta los muchos diplomáticos extranjeros que por allí pasaban, como una señal más del poderío nacional.

Por demás, comentar que el proyecto de Marcos de Vierna acababa ahí, unos cientos de metros más adelante de su soberbio pontón, donde se juntaba con el viejo camino hacia el Real Sitio. También hubo polémica sobre los miles de varas que faltaban para llegar al palacio-monasterio. En un principio, y para seguir manteniendo la calidad que le había dado Vierna a su camino, se propuso seguirlo por otro derrotero hasta su destino pero lo cierto es que era sensiblemente más costoso que adecentar el antiguo aunque se encontraba en muy mal estado. Se aprobó un presupuesto de 534.000 reales de vellón para renovar este último tramo de calzada de 7180 varas castellanas -aproximadamente 6 kilómetros- y se encomendó la dirección de la obra al insigne monje Fray Jerónimo Antonio de San José Pontones, conocido como Padre Pontones, gran experto en construir puentes, calzadas y reputado arquitecto que, por aquellas fechas, estaba trabajando en algunas dependencias del Real Sitio. El camino se concluyó en 1.772.

Bueno, ya metidos en harina -por decirlo de algún modo- tengo que añadir que trasteando entre aquellos arenales pues también me fijé en el soberbio puente de hormigón pretensado que se construyó para salvar las aguas del pantano al que llaman Puente Nuevo del Tercio. Ver aquí.

No he conseguido ninguna foto de la obra completa del viejo puente de Marcos de Vierna y me resulta vergonzoso pues no necesitaba cazar fotos por internet. De joven, es muy probable que haya cruzada el pontón del Tercio más de cien veces por viajes familiares y no recuerdo nada del asunto. Ni una triste foto. Bueno, se conoce que estaba a otras cosas.

Para saber más: El Inventario de documentos sobre el R.M. de El Escorial existente en el propio archivo de la Biblioteca escurialense para la época comprendida entre 1631-1882, obra de Benito Mediavilla Martín, donde existe correspondencia oficial sobre la necesidad de crear o rehabilitar determinados caminos, puentes y pontones de la red caminera al Real Sitio. El mapa levantado por Juan de Ugarte en 1844 que sigue el itinerario desde Madrid a los RR.SS. de El Escorial y La Granja también ubica algunas obras pontoneras. La intervención arqueológica que hizo Jesús Rodríguez Morales en el año 2007 estudiando la cronología de la Calzada de Galapagar así como el Camino Viejo y el Camino Real, con inclusión del Mapa de la Comprensión, levantado en 1.764. La vía romana del Puerto de la Fuenfría desde Segovia a Galapagar, obra del citado  Jesús Rodríguez Morales en colaboración con Isaac Moreno Gallo y Javier Rivas López y publicada en Traianvs, 2007. Existe un buen mapa del Estado Mayor del Ejército de 1.851 con el itinerario Galapagar-Navacerrada vía R.S. de El Escorial. Otro mapa militar del Estado Mayor republicano de la Sierra de Guadarrama, confeccionado en 1.935. Una obra importante es la de Pedro Navascués, titulada "Puentes de acceso a El Escorial", de 1.985. El muy interesante trabajo de Rosario Martínez Vázquez de Parga y Teresa Sánchez Lázaro, titulado "Puentes del Retamar y del Herreño sobre el río Guadarrama", publicado en la ROP de 1994 tomo 3336. Los pasos históricos de la Sierra de Guadarrama es una obra de Leonardo Fernández Troyano, publicado en 1.990 por la CAM y el CICCP de Madrid. Para la reconstrucción del Puente en el Camino de Monesterio ver el Pliego de cláusulas y condiciones de la CAM en expediente 09-CO-22-1/2004. Existe un folleto de la Ruta 9 correspondiente a la Red de Sendas del Parque Regional Medio de la Cuenca del Guadarrama editado por la CAM en colaboración con los ayuntamientos del entorno y que aportan itinerarios de los caminos reales y monumentos. Por último, en la revista del Ministerio de Fomento, Luis Solera Selvi publicó un artículo extenso sobre estos caminos y sus obras civiles bajo el título  Huellas del pasado. Caminos Reales al Monasterio de El Escorial en su número 660 de fecha abril de 2.016. Esta información es genérica para la serie de obras de los caminos reales que iré subiendo al blog. Recientemente también trata esta obra el artículo de Luis Solera Selvi titulado "Puentes bajo el agua I" publicado en la revista del Ministerio de Fomento, número 681 de fecha marzo 2.018.

Ver los otros puentes del camino:
Puente del Retamar
Puente del Arroyo del Cancho
Pontón del Arroyo del Pontón

Cómo llegar: Desde la capital, por la A-6 (Autovía del  Noroeste) hasta llegar al PK 18 donde nos desviaremos por la derecha para coger la M-505 desde su PK 0 (Carretera de Ávila). Transitaremos por ella hasta el PK 20 (Urbanización Los Arroyos y un viejo mojón del Plan Peña con la leyenda tachada en negro) para tomar su desvío y acceder a una zona de aparcamiento a orillas del pantano. Por un camino de tierra que pasa bajo el puente nuevo, llegaremos a la vieja calzada de Vierna y con suerte, se podrá vislumbrar algo del puente.

No hay señales de tráfico que indiquen el monumento aunque si existen carteles -junto al aparcamiento- que informan de la obra, del embalse y su presa en escollera y otros que se refieren a la Red de Sendas, Ruta 10 del entorno (Colmenarejo a Las Zorreras y San Yago) conocido como Parque Regional del Cauce Medio del río Guadarrama.



Un carboncillo bastante fiel cuyo autor no consigo localizar. Tomado del blog Aquadirrama.


Foto inserta en los carteles de información junto al puente. Probablemente de los años 90 del siglo XX y donde se puede apreciar el vano del pontón.





















Tanda de fotos realizadas el 29.11.2015



Dos fotos de fecha 30.12.2015 cuando empezaba a desaparecer de nuevo el puente.


Mapa con los tres itinerarios del camino al Real Sitio.


Cruz del Tercio. Foto tomada el 30.12.2015


DETALLES DE LOS RESTOS DE LA CALZADA





















Tanda de fotos realizadas el 29.11.2015 y el 30.12.2015


Señalización del embalse en la carretera M-505


Mojón junto al desvío al pantano, en el PK 20 de la carretera M-505


Punto del corte de la antigua carretera con la nueva M-505 y por donde también se puede acceder al Pontón del Tercio.


 Zona de aparcamiento al que se accede por el desvío de la Urbanización Los Arroyos.


Artículo que recogía El País con fecha 28.11.2015 descubriendo el Puente del Tercio.