Antigua Línea Valladolid-Venta de Baños-Burgos
Vereda de La Aguilera. VA-113 PK 8,300
Aunque mi visita por el lugar tenía por objeto
contemplar el precioso puente de Cabezón de Pisuerga, a “tiro de piedra” como
se decía antiguamente, también podría ver un vetusto puente ferroviario que se
alza sobre el ancho cauce del río Pisuerga y con el valor añadido -es un decir-
de que no recuerdo haber cazado obras pontoneras de esta antigua línea de
ferrocarril luego para mí era una rareza.
En el galimatías de proyectos, realizaciones,
modificaciones y derivaciones de época decimonónica en nuestro país para el
revolucionario mundo de las comunicaciones férreas, la idea de comunicar la
importante ciudad de Valladolid con otros núcleos, especialmente en un eje N/S,
pues era importante. A mediados del siglo XIX y auspiciado por capitalistas
franceses, belgas y españoles, se impone la realización de un ferrocarril que
una la capital del Reino con Francia, al menos, hasta su punto final en
Irún-Hendaya. Durante parte del reinado de Isabel II, tanto en la política como
en los variados gobiernos, prevalece el “Bienio Progresista” dentro de las
iniciativas de la conocida “Revolución de 1854” cuyo gobierno presidía el
general Baldomero Espartero mientras que en Fomento alternaban Francisco de
Luján Miguel Romero y Manuel Alonso Martínez, este último hasta llegó a ser
consejero de las sociedades creadas para poner en marcha esta línea.
En las cuestiones mercantiles, se crean sociedad
varias para la explotación de las líneas ferroviarias del momento que se nutren
de empréstitos importantes otorgados por el Estado, emisión privada de
obligaciones y otras financiaciones que van apareciendo, bien por la
incorporación de capitales extranjeros o meras fusiones, muchos de ellos,
incluso antes de que se formalizaran o acabaran de construirse estos nuevos
caminos de hierro. Para el caso de este trayecto así como para otras ramales,
se autoriza la concesión a la mercantil mixta “Sociedad General de Crédito
Inmobiliario” francés, que tendrá que constituir empresa en España y a la que
se incorporan variados socios capitalistas españoles, formalizándose la concesión
gubernativa en el año 1856, al menos para la sección Valladolid-Burgos. Recordar
que el proyecto se divide en 3 tramos, siendo el de nuestro puente en tramo
comprendido entre Valladolid y Venta de Baños, nudo ferroviario de donde se
proyectaban otros destinos hacia el W. Las penurias, falta de financiación,
quiebras técnicas así como fallos en los proyectos constructivos y falta de
acuerdo en el trayecto y ciudades que componen el periplo ralentizan la obra en
su conjunto y se producen absorciones o fusiones. La más significativa es la de
la “Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España”, conocida como “La
Norte”, que en pocos años se hace casi con el monopolio viario de las empresas
que operaban en la mitad norte de la península. Prácticamente, explotó esta
línea hasta que se nacionaliza en 1941 y pasa a denominarse RENFE. Este
proceso, evolución y realizaciones de la línea Madrid-Irún se explica
pormenorizadamente en la web de “Spanish Railway”.
Aunque parece que nuestro puente se inauguró en
fecha 25.07.1858 con presencia de la reina Isabel II, el sector en cuestión,
Valladolid-Venta de Baños empezó a funcionar o a explotarse en fecha
01.08.1860. Por deferencia a la realeza se propuso hasta un nombre para el
puente (cosa poco habitual), bautizándose como “Puente del Príncipe Alfonso”,
futuro Alfonso XII, rey que tras los períodos políticos de los gobiernos
provisionales de Serrano y Prim, Amadeo I de Saboya y la I República, empezaría
a reinar en España a partir de 1874 y participa en la inauguración del último
tramo (Olazagutía-San Sebastián) en fecha 15.08.1864 y entrando en pleno
funcionamiento la línea completa a los pocos días, en fecha 20.08.1864 con una
longitud total de 633 kilómetros hasta la propia Hendaya.
En cuanto al cuerpo técnico es amplio y varió
según las vicisitudes del proyecto y compañías involucradas. Los primeros
estudios se desarrollaron bajo la supervisión del ingeniero inglés Alexander
Ross, participando varios ingenieros de caminos españoles, entre ellos, Calixto
Santa Cruz y Práxedes Mateo Sagasta. Se solicitaron hasta cuatro
prorrogas para su construcción, la última el 4 de junio de 1851. La totalidad
de las obras entre Madrid y Irún estuvieron a cargo del ingeniero principal de La
Norte, León Lalane divididas en dos partes, una de 394 Kilómetros entre Madrid
y Torquemada, con el ramal de Venta de Baños a Alar del Rey a cargo de
Fournier, con oficina principal en Valladolid. En tanto que los restantes 355 Kilómetros
entre Torquemada y la frontera francesa, estuvieron a cargo del ingeniero
Letourneur, con base en Vitoria, donde participó en el proyecto nuestro
ingeniero Félix Uhagón. Por otra parte, el ingeniero Fournier, delegó trabajos
por secciones, como por ejemplo, al ingeniero Leynissier se le confió la dirección
de Valladolid a Torquemada y los estudios de Valladolid a Medina y de Palencia
a León y Oviedo. Al ingeniero Boulissier se le confiaron estudios de Madrid a
Salamanca por Medina del Campo. El ingeniero Letourneur junto con su colega Lonteire
tomaron a su cargo las construcciones de Torquemada a Burgos y los estudios de
Palencia a Alar del Rey y por último, al ingeniero Desargeries se le
encomendaron los estudios de Burgos a Vitoria y de Tudela a Miranda. Respecto a
las comisiones de seguimiento e inspección gubernativas, cabe mencionar a los
técnicos Luis Torres Vildósola y Urquijo, Enrique Alau y Manuel Estibanus. Por
su parte el Gobierno ordenó el estudio de esta tercera sección del ferrocarril
entre Burgos a Vitoria y al Bidasoa, a una comisión de ingenieros
presidida por el ingeniero jefe del distrito de Logroño,ya citado, Luis Torres Vildósola
acompañado de los ingenieros de caminos Enrique Alau, Manuel Estibanus,
Echanove y José Peñarredonda. Muchos de estos intervinientes se reflejan en la
ROP del año 1857. No hay constancia escrita del levantamiento definitivo de
este puente pues en la primera mitad del año 1857, seguía sin iniciarse aunque
ya se encontraban a pie de obra parte de los materiales: 500 metros cúbicos de
sillería, 300 m3 de sillarejo y 600 m3 de mampostería anotándose también que
-desde Valladolid hacia el N- se llevaban ya 42 kilómetros explanados (ROP año
1857,tomo 8). Debió de terminarse a finales del año 1858.
En el proyecto antiguo se anota que nuestro puente
se encontraría en el PK 252,410 de la línea, poco antes de llegar a la estación
de Cabezón. En la última rectificación tras pequeñas modificaciones del
trazado, el puente se encuentra en el PK 258,536. Respecto a la autoría de esta
estructura pontonera, forma parte del catálogo para el proyecto, con varios ejemplos
muy parecidos, pero que no permite adivinar el ingeniero que lo levantó.
CARACTERÍSTICAS ACTUALES DE LA OBRA. Se trata de un puente largo ferroviario cuya
longitud total se aproximada a 180 metros. Su ancho regular es de casi 10
metros porque se proyectó para doble vía. Dispone de 9 vanos, los tres
centrales con arcos ligeramente abiertos y luces de 18 metros. A ambos lados de
estos se disponen otros 3x2 vanos con arquerías de medio punto y luces de 10
metros cada uno. Los apoyo extremos lo constituyen estribos con una longitud de
12 metros cada uno. Existen dos pilas-estribos que escoltan las arcadas
centrales cuya longitud es de 7 metros cada una; el resto de pilas del tipo
tabique tienen una anchura de 2,50 metros. Las dos pilas interiores de los tres
arcos centrales se refuerzan en aguas arriba con bellos tajamares semicirculares
coronados con tejadillos semicónicos.
Pese a los informes de la ROP de 1857 en cuanto a acopios, lo cierto es que la estructura es básicamente de ladrillo aunque se placan las zonas más nobles de la obra como son la parte baja de pilas y estribos con sillería caliza de buena labra y disposición; se continúan los paños elevados con sillarejo. Las pilas-estribos intermedias son bellas y robustas con cuidada fábrica de piedra. Los aristones y boquillas de los arcos se conforman con sillería/dovelaje de grandes dimensiones y cara vista averrugada, muy al estilo ferroviario de la época. También es de piedra la línea de impostas. El resto, ya sean las propias bóvedas y las zonas de tímpanos es fábrica de ladrillo. El resultado final debió de ser bello y estético, además de más económico. No obstante y quizás producto del deterioro en algunas intervenciones posteriores, probablemente de los años 60/70 del siglo XX se procedió a tapar el ladrillo con variados enfoscados cutres de cemento o morteros malos. En la actualidad muestra diferentes grietas, desconchones, manchas y humedades pero que nos permiten ver el aparejo original de ladrillo rojo en algún punto, además de grafitis, mugre y escombros por doquier. Tampoco está señalada su ubicación con algunos carteles que alerten al viajero, turista o estudioso sobre su situación lo que sería acertado pues se trata de un puente histórico con más de 150 años de servicio.
Tomas de mi visita al puente en fecha 08.11.2021 en secuencia desde aguas arriba, aguas abajo e intradós de alguna bóveda. Vergonzoso el lamentable estado de la zona del puente, al menos por su cabecera izquierda, con escombreras, objetos de todo tipo, hasta colchones tirados al río y mugre por doquier.
Otra obra civil semejante a la de nuestro puente. Parece que está datada en el año 1864 y se refiere al levantamiento de un puente al norte de Arévalo sobre el río Adaja. Ignoro su autor pero bien pudiera ser el propio Charles Clifford aunque hay que recordar que Clifford murió un año antes, en 1863. Puede que la datación sea errónea ya que este segundo tramo de la línea se terminó en 1860 según tengo entendido. Como se observa, la impronta de estos bellos puentes es semejante, incluso al propio e icónico Puente de los Franceses sobre el río Manzanares.
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