PUENTE MEDIEVAL SOBRE EL RÍO TORMES
EL BARCO DE ÁVILA. Ávila
N-110 PK 336
N-110 PK 336
Bueno, hoy volvemos a los encantadores puentes medievales. Lo
cierto es que este puente -al que el vulgo, poco exigente y
con menos ingenio llama siempre "Puente Viejo" por oposición a algún otro que será nuevo- pudiera tener un incierto caché romano. Alguna web lo cita como de origen romano
y Carlos Fernández Casado incorpora una foto del mismo en su meritorio
compendio "Historia de Puentes de España. Puentes Romanos" sin dar
demasiadas explicaciones. Siempre echo de menos una simple placa junto a la
clave de un arco, cerca de tímpanos o en cualquiera de sus cabeceras que diga: Caius Iulius Lacer fecit y si no es el
jodido Cayo pues Publio o Tiberio, me da lo mismo.
En esta extensa zona, a caballo entre los fértiles valles del
Alberche y del Tiétar, o camino del Jerte, no se vislumbran calzadas romanas o
tardo-romanas; la que se eleva sobre las cimas del Puerto del Pico -no muy
lejanas- ahora se le pone en cuestión su origen romano y más bien pudieran ser
obra de los Concejos de la Mesta para el tránsito ganadero de la importante
trashumancia (Cañada Occidental Leonesa). La ubicación de este puente sobre el
río Tormes se acerca, en todo caso, hacia la gran autovía romana actualmente
denominada "Ruta de la Plata" y pudiera corresponder a un ramal menor
que viniendo de Segovia y Ávila (antaño ciudades romanas) conectaran con la Vía
de la Plata para dirigirse hacia Salamanca o hacia Mérida.
Parece que hacia el siglo XIII ya existen testimonios de la
existencia de esta obra pontonera luego podemos asignarle un estatus de puente
bajomedieval o románico, como atestigua el cartel informativo a pie de
cabecera, junto a la N-110. Incluso se apunta que tuvo torre de control de paso
y pago de pontazgo en su medianía. Evidentemente, sufriría variadas ruinas o
desperfectos por avenidas y sabotajes a lo largo de los siglos. Si por allí se
dejaron caer los canteros trasmeranos, sin duda es que hubo ruina o deterioro
del puente en alguna iracunda avenida, probablemente a principios del siglo
XVIII; hay constancia de la presencia de Simón de Jorganes Carrera que en
sociedad con Manuel de Jorganes Pedriza y Valentín Antonio de Mazarrosa, los
tres maestros canteros cántabros, ganan en 1725 la subasta para reformar el
puente. Son canteros experimentados que habían trabajado en el Puente de
Herrera de Pisuerga o el de Alba de Tormes. Con motivo de las fuertes avenidas
producidas, como decía, en la región, se comprometen al arreglo de varios
puentes abulenses, entre ellos el de El Barco y allí trabajan juntos hasta que
diez años después, en 1735 se deshace la sociedad y ceden obra y facturación a
Mazarrosa que seguirá en los trabajos de restauración hasta 1743 en que
termina. Lo cierto es que estas obras que se adjudicaban siendo el cobro por
repartimiento entre los pueblos aledaños beneficiarios de la obra tenían el
inconveniente de que el cobro, se hacía esperar mucho, o ni siquiera se
cobraba, teniendo que acudir a tribunales o al propio Consejo de Castilla en la
capital para presionar y cobrar. Hay testimonios escritos de que Mazarrosa se encuentra
en Madrid en 1743 reclamando las facturaciones de sus obras en los puentes de
El Barco y Piedrahita. Nuevas agresiones al puente se producen con la retirada
de las tropas francesas en nuestra Guerra de Independencia, a principios del
siglo XIX donde se voló la torre y el arco mayor. Se reconstruye entre los años
1820/1825 respetando de algún modo su impronta medieval pues no se aprecia
mucho la huella clasicista de los ingenieros del momento. Existe un plano
detallado de la villa de El Barco proyectado por Francisco Coello en 1864
donde, además del puente, existía junto al mismo la ancestral cuerda que servía
para el tránsito de barcazas de orilla a orilla, muy común cuando no estaba
operativo el puente de fábrica. Aguas abajo, cercano al castillo del duque de
Alba, en disposición diagonal sobre cauce, existía una estructura
-probablemente de hierro dulce y maderos- a modo de transbordador que
comunicaba la vieja carretera de Béjar con la aceña y el molino de harina
existente en la margen derecha y que servía para el trasiego entre orillas de
sacos de harina o semejantes.
Situación
actual:
Ubicado, como decía en la N-110, salva el río Tormes para llegar a la villa de
El Barco de Ávila, encontrándose la cabecera izquierda junto a la famosa ermita
del Cristo del Caño. Mantiene un tablero alomado, suavizado en cabeceras en
algunas de sus últimas reformas para conseguir mayor visibilidad en el cruce de
vehículos cuya longitud es de 125 metros, aproximadamente. Ciertamente, si se
traza una línea recta sobre claves de arcos extremos abría coincidencia y entraría
dentro de la tipología de tablero horizontal propio de un puente romano, además
de por sus potentes y acentuados tajamares. El ancho actual es de 6 metros, sin
aceras, que permite una circulación cruzada de automóviles aunque angosta,
teniendo prohibido el tránsito de vehículos con MMA superior a 3 Tm. Calzada de
recrecido asfáltico reciente y pesados pretiles de mampostería con pasamanos
curvo de granito, sellados con grapas de hierro y una altura variable entre 70
y 160 centímetros hasta rasante. Dispone
de 8 vanos de variadas luces y formas: existe tres con arcos de acentuada ojiva
y otros cuatro con curvatura entre el medio punto y el arco rebajado; añadir el
imponente arco central, aunque desequilibrado al no ocupar el centro
geométrico, con aceptable rosca, podría ser de medio punto pues el cauce va
alto y no veo los arranques o apoyos en salmeres. En general, la fábrica es tan
variada en estilo, materiales y factura que cuesta enjuiciarlo. La piedra que
prevalece es granito pero hay mucha masa de arenisca. Existen sillares de buena
factura y proporción que provendrían de los restos de ruinas anteriores (se
sabe que de la torre derruida se reutilizó mucha piedra tallada para, entre
otros menesteres, reformar paramentos del puente). Las bóvedas presentan un
buen trabajo pero las boquillas y la rosca de algunos arcos es deficiente. En
paramentos y tímpanos hay una mezcla de sillar regular con mampuestos, argamasa
y ripio por doquier. No hay simetría ni orden en las hiladas. Siete soberbios
tajamares que llegan hasta tímpanos, de mejor factura aunque con variado sillar
de reutilizaciones posteriores y aguas abajo, espolones o contrafuertes de
estilo romano, más bajos, que no sobrepasan los riñones de los arcos. Junto al
estribo derecho (margen derecho del río) se encuentra el primer arquillo; se
trata de la mejor obra de este puente por su perfecta geometría y primor en la
labra y construcción del intradós. Amparado por el primer tajamar y un muro de
contención o machón corrido aguas abajo, las hiladas permanecen en su estilo
genuino, perfectamente aristadas, colocadas a soga y tizón y en seco, con la
misma altura, esto es el "opus isodomon" romano o aparejo isódomo
regular mediano pues muchos de sus sillares llegan al medio metro. Las dovelas
que conforman las boquillas son perfectas y en toda la obra del arco se aprecia
un ligero almohadillado. Probablemente, este testimonio es el que inclina a
Fernández Casado a incorporarlo a la colección de puentes de origen romano
aunque bien es cierto que la labor de cantería de algunos maestros canteros o labrantes
gallegos medievales podrían firmar la construcción de, al menos, este arco.
Cómo
llegar:
Como ya he dicho, se encuentra en la bellísima carretera nacional N-110,
insuperable calzada que transita entre Soria y Plasencia cubriendo una
distancia de 408 kilómetros y dándonos a conocer parajes preciosos y una
curiosa e importante monumentalidad. Desde Madrid deberemos salir por la A-VI
hasta el PK 81 donde cogeremos la AP-51 hasta Ávila, bordeando la ciudad para
salir por el SW hasta la confluencia con la N-110 en cuyo PK 114 nos
incorporaremos en dirección a El Barco de Ávila que se encuentra en el PK 336
de la citana nacional. Al llegar a una rotonda y antes de cruzar el puente
nuevo, se sigue por un caminillo a la izquierda pegado al río desde donde ya es
visible el puente medieval y alcanzaremos el aparcamiento existente junto a
nuestro monumento pontonero.
A los amantes de puentes les recomiendo visitar el que he citado
como Puente Nuevo, sobre la propia carretera nacional. En sí mismo es una obra racional y
austera, propia de la tipología de puentes que construían los ingenieros de
obras públicas a principios del siglo XX pero no hace muchos años y debido a la
necesidad de ensanchar la calzada se acometió una obra de reforma
verdaderamente bella con voladizos en arcadas de gran efecto. Yo creo que allí,
hice más fotos y me fijé con más atención en este moderno puente que en el veterano
"Puente Viejo" románico. Ya, ya lo subiré al blog, sin duda.
Para
saber más: La web del ayuntamiento y algunos blogs locales interesados en la
monumentalidad de El Barco, fáciles de encontrar en internet. Otra descripción
interesante la hacen las webs de Arteguías.com y Asturnatura.com. Yo mismo,
cuando recorrí esta carretera, hice un par de artículos para la revista Solo
Camión que se publicaron en los números 289 y 290 de marzo y abril de 2.014 y
en los que se describe la ruta, su patrimonio lineal y entre otros, el puente en cuestión. Como
decía, el ingeniero Carlos Fernández Casado lo cita muy escuetamente en su
magna obra titulada Puentes de España Romanos, reeditada por el CSIC en 2.008. El vademecum titulado "Artistas
cántabros de la Edad Moderna" es obra de María del Carmen González
Echegaray et al. editado por la Universidad de Cantabria en 1.991 y donde se
descubren obras pontoneras y variados artífices canteros que trabajaron en
ellas, como es este caso.
Tanda de fotos realizadas el 08.01.2014
Fotos realizadas el 25.10.2014
Foto de los años 40 del siglo XX del libro Historia de Puentes de España. Puentes romanos. de Carlos Fernández Casado.
Plano de El Barco de Ávila, realizado por Francisco Coello en 1864 y donde se aprecia bien la planta del puente medieval.
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