lunes, 27 de agosto de 2018

PONTÓN NUEVO DEL ARROYO DE FRANCAMUERTA

PONTÓN NUEVO SOBRE EL ARROYO  FRANCAMUERTA
Redipuertas. León
LE-321 PK 42


Ya hemos presentado en el blog la mayoría de los puentes y pontones que, de alguna manera, daban servicio a la mítica Calzada del Puerto de Vegarada y que los estudiosos del tema, adjudican a tiempos prerromanos aunque vaya tomando forma en época imperial o incluso durante los siglos medievales y renacentistas. Dada su dificultad y cuando la Administración decide potenciar un camino carretero concreto hacia Asturias en época clasicista, mediado el siglo XVIII,  se opta por el camino real a través del puerto de Parajes por lo que, tanto esta ruta como la que discurre por el puerto de Piedrafita, quedarán como  caminos secundarios muy abandonados, prácticamente destinados a uso ganadero y quizás en verano para arrieros y transporte con reatas.

No obstante y pese a lo agreste o abrupto de su geografía, a finales del siglo XIX y quizás con mejores medios o más modernos en la obra pública, se empieza a proyectar una carretera de tercer orden que conexione la ciudad de León con estos valles y tenga también destino en el Cantábrico y Asturias. Se trata de la carretera que enlaza La Vecilla con el propio puerto de Vegarada cuyo trazado se aprueba en el año 1.895 y aunque por sectores, se termina de construir y entra en servicio en el año 1.916. En ocasiones, la calzada se monta sobre el antiguo camino medieval, otras veces utiliza viejos pasos sobre el río Curueño y también se construyen nuevos puentes, más o menos homogéneos, siguiendo las pautas que marcaba el propio ministerio del ramo. Son obras normalmente hechas con hormigón en masa, chapadas con mampostería y rematada en esquinas con buena sillería donde según la anchura del cauce se proyecta uno o varios arcos, generalmente escarzanos y defensas en cubierta por medio de pretiles de mampostería, pesados y fuertes que estrechaban la regularidad de la calzada, diseñada con 6 metros de ancho y que en estos puntos se suele reducir a 5,15 metros, suficiente para un tránsito cruzado de carros o vehículos modernos.

Esta carretera de montaña tiene una dificultad constructiva evidente, teniendo en cuenta que a principios del siglo XX la maquinaria de obras públicas todavía no había desarrollado su potencial y el trabajo de los operarios era dificultoso por el clima, donde más de medio año, podía haber nieve en muchos puntos del trayecto. Pese a todo ello, el proyecto se terminó y tenemos una calzada atractiva -para nuestros modernos vehículos- que discurre por parajes de gran belleza.

Entre la huella pontonera decimonónica que posee esta calzada, ahora matriculada como provincial LE-321, ya hemos citado el soberbio puente de Ambasaguas, el de Lugueros o el de Tolibia de Abajo, quizás, los más amplios, con dos o más ojos para evacuar los caudales del Curueño. Pues bien, en los últimos repechones para alcanzar el puerto de Vegarada, nos encontramos con una obra que, aunque modesta, nos permite observar el cuidado y la calidad que se ponía en aquella época al construir un simple pontón que salvara arroyadas que en ocasiones y debido a los deshielos, tenía cauces altos e impetuosos.

Características actuales de la obra: Este puente, muy cercano al conocido como Pontón de origen romano sobre el Arroyo de Francamuerta, salva precisamente las aguas de ese arroyo. Se levanta en un punto donde la pendiente de la calzada es muy pronunciada, al salir de una fuerte curva aunque se construye con un vano perpendicular al propio cauce. Dado el estudio sobre sus caudales, se opta por una obra de luz estrecha, aproximadamente de 6 metros pero con mucha flecha o altura desde claves a lecho del cauce que puede llegar a los 10 metros. Dispone de una bóveda de cañón de geometría perfecta y se peralta al apoyar en altos muros para conseguir esa altura deseable para el desalojo de aguas. Es muy corriente en tiempos actuales que, en carreteras de montaña con grandes pendientes, los arroyos en momentos de grandes avenidas sobrepasen la capacidad de desalojo de caudales e inunden la calzada ocasionando problemas en los tráficos y deteriorando el firme y pretiles de tajeas, alcantarillas o pontones. Lo hemos sufrido todos al viajar por carreteras de montaña en periodos de deshielos a los que se suman fuertes lluvias primaverales. Bien, en este caso y -como decía- debido al esmero y buen hacer de la ingeniería de aquella época, es difícil que cauces muy altos en estos arroyos o en el propio río Curueño, produzcan rebosamientos en su pontonería.

Como decía, aunque es un pontón discreto, cobra protagonismo en la calzada por la altura de su arco peraltado y la de sus defensas. Empotrado en un talud de roca viva que fue erosionando este arroyo durante miles de años, los estribos lo constituyen precisamente esos taludes que se refuerzan con relleno de piedra y hormigón en masa y sobre los que apoya esta bóveda cuyo chapado es mixto pues en alguna zona es de mampostería de grandes piezas y en las zonas bajas o muros es de sillería de caliza en tonos muy claros; en las esquinas con frentes, incluso se asemeja a los aristones en un intento decorativo muy loable.   

Sin embargo, en los paños que ocupan los tímpanos hay una diferencia notable en la fábrica. Puede que aguas abajo haya habido desprendimiento de estos tímpano o incluso de la boquilla del arco y si bien la bóveda se ha reconstruido con esmero, el aparejo reutilizado o nuevo en tímpanos es más tosco, incluso se observa abuso de mortero en su reubicación de las piezas. Aguas arriba la fábrica es más homogénea, con piezas de tamaño más regular y aunque sigue siendo mampostería, su colocación es más esmerada y el aglutinante de cal aunque vivo, es más discreto. También la entrada a bóveda en este lado parece más original, sin intervenciones de reparación.

El trabajo en boquillas por medio de dovelas de caliza con gran volumen y talla perfecta en cola de milano, es espléndida. Tangente a claves se dispuso una gruesa imposta de piedra bien tallada, quizás la de aguas arriba renovada pero todavía queda como reliquia el pretil de aguas abajo, también de mampostería pero con defensas en extremos de sillería y una albardilla de piedra de buena labra y rematada en esquinas  con biselado como otro detalle decorativo interesante.

Aunque no tengo datos, es muy probable que este pontón -al igual que ocurrió con el que se encuentra en la Arroyo de Valdeteja- hubiera sufrido daños por intento de voladura durante nuestra Guerra Civil.

Bien, pues ahí tenemos un testigo de lo que fue la ingeniería carreteril de principios del siglo XX: un bello y sólido pontón de excelente factura.

Siguiendo el itinerario hacia la cumbre del Puerto de Vegarada, aproximadamente en el PK 45,300 existe otro pontón de época, éste en plena curva de la propia calzada y sobre un arroyo no tan profundo. Dispone de un solo arco de medio punto y amplios muros de acompañamiento en fábrica de mampostería. Parece renovado y es probable que se haya sustituido su cubierta por una losa de hormigón armado, han desaparecido sus pretiles y se han añadido biondas de acero en toda su longitud.

En la actualidad esta vieja calzada que coronaba el mítico Puerto de Vegarada, se devalúa un poco ya que en su último tramo hay un abandono absoluto de firme, prácticamente desaparecido, por lo que sólo es practicable para vehículos todo terreno o asimilables aunque sigue siendo camino para excursionistas, bicicleteros y caballerías. Sin embargo, hacia el E sigue habilitado un camino de asfalto que lleva a San Isidro por Riopinos para acceder a la estación de esquí.

Con esta entrega acabo con los puentes y pontones sobre el río Curueño aunque soy consciente que me he dejado alguno cuyo olvido remediaré en un futuro próximo. Pongo a continuación los enlaces a las obras que se han subido al blog:
Para saber más. En lo referente a los puentes del río Curueño, a la historia de la calzada romana del puerto de Vegarada o a la carretera convencional, me remito a las referencias, trabajos y bibliografía citada en otras entradas, como puede ser la del Puente de Lugueros. En todo caso, el único manual que sin ofrecer datos sobre esta obra, al menos pone foto, es el Catálogo de puentes de León anteriores a 1.936. Recientemente, se le cita en un artículo de Luis Solera Selvi para el periódico La Nueva Crónica de León de fecha 03.09.2018 titulado "Los puentes históricos del Alto Curueño".

Cómo llegar: Nuestro puente -dentro del término municipal de Valdelugueros- se localiza en el PK 42  de la carretera provincial LE-321 tras dejar atrás el pueblo de Redipuertas si circulamos en sentido creciente. Podemos aparcar en la campa que hay junto al pontón viejo sobre este mismo arroyo, desde donde es muy visible esta obra y andar unos pocos metros por la carretera hasta llegar a él.   Desde León se sale por la LE-20 buscando la N-621 hasta Ambasaguas de Curueño donde tomaremos la LE-321 desde su PK 0 hasta La Vecilla, lugar de desvío hacia la autonómica CL-626 que seguiremos hasta la estación para, de nuevo, seguir en dirección N por nuestra carretera desde el PK 19 recorriendo el río Curueño hasta llegar al PK 42 de esta calzada y nuestro puente. No hay autovías cercanas pero otro itinerario lo marca la N-630 (Carretera de La Plata) que tomaremos en dirección N desde León hasta La Robla para seguir por la autonómica CL-626 dirección NE hasta la estación de La Vecilla de Curueño, donde, sin entrar en la localidad, tomaremos a la izquierda la LE-321 hasta destino.




Fotografía tomada entre los años 1986 y 1987 publicada en el "Catálogo de puentes de León anteriores a 1.936".




Situación del puente en dos tomas de fecha 27.05.2012













Tanda de fotos de fecha 01.07.2017

PUENTE DEL PK 45,300 EN LA CARRETERA LE-321





Tres tomas del puente de fecha 27.05.2012



Aunque, como ya hemos dicho, la Administración de la época, decidió reconstruir y potencia el paso hacia Asturias por el Puerto de Pajares, auténtico camino real, como se puede ver en esta ilustración de mediados del siglo XIX que figura en el Diccionario Estadístico-Geográfico de Pascual Madoz, no resultaba ser precisamente un paseo, especialmente para diligencias y carruajes. 


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