lunes, 25 de febrero de 2019

PUENTE DE LA CURIELA. VILLADIEGO. Burgos

PUENTE DE LA CURIELA SOBRE EL RÍO BRULLÉS
VILLADIEGO. Burgos
BU-627  PK 17


En otras entradas para los puentes de Villadiego ya señalaba su condición de  crossroad o cruce caminos en la amplia paramera burgalesa orientada hacia el NW peninsular. Fijarnos en el Puente de la Curiela es prestar atención al viejo camino al que daba servicio desde tiempo inmemorial. Fuera del ámbito de posibles calzada romanas o altomedievales, bien estudiadas por algunos historiadores como Abásolo, Roldán o Caballero y difundidas por medio de la revista El Nuevo Miliario o la web de Traiavus con periplos que citan viejas opidum o mansio como  Segisamone, Lacobriga, Amaia o Pisoraca, por citar algunas del entorno de Villadiego, las necesidades comerciales o económicas de sacar los productos agrícolas hacia la costa cantábrica, motiva que muchas de las poblaciones del páramo  estudiaran nuevos itinerarios, al margen de los caminos reales habituales o bien, que se acercaran a ellos desde otros puntos. Nuestra actual carretera nacional N-627 (Burgos-Aguilar de Campoo) era un trazado carretero desde el siglo XIII o XIV de nuestra Era y más adelante Camino Real de Reinosa. La nacional N-611 (Palencia-Santander) era otro camino real bien definido desde antiguo y consolidado a partir del siglo XIX y el medieval Camino de Santiago por el sur, se corresponde con la actual carretera nacional N-120. Ciertamente, a todos ellos se podía acceder desde Villadiego pero trazando una diagonal hacia el NW los carreteros, buhoneros y mercaderes de la zona que pretendían acceder a las villas marineras cántabras o incluso a Las Asturias,  se ahorraban algunas leguas de trayecto si podían llegarse, por ejemplo, a Herrera de Pisuerga o Aguilar de Campoo por un camino más directo. Esa era la razón por la que, un posible camino antiguo de uña de caballo o senda local, bastante llano y recto que transita entre suaves colinas,  se transformara en carrera o carretera y que, con el tiempo, se haya convertido en carretera provincial BU-627.

En viejos mapas polvorientos se observa con precisión que la actual calzada provincial era ya camino secundario que partía desde el sur, bien desde Estépar, o avanzando en el tiempo, desde Villanueva de Argaño (punto del Camino de Santiago y donde en la actualidad está el PK 0) y que era utilizado por múltiples viajeros y comerciantes. Valverde Álvarez da cuenta de este camino en su guía del año 1.886 y aunque consolida la calzada hasta Sandoval de la Reina, ya nos dice que el proyecto es que termine junto a la estación de Herrera de Pisuerga. En tiempos más contemporáneos, este itinerario es matriculado como calzada comarcal C-627 y ya en la actualidad como provincial BU-627 que en tierras palentinas se convierte en P-627.

La mayoría de las obras pontoneras que podemos encontrar en este itinerario son de la reconstrucción carreteril decimonónica pero, como caso singular y siempre desde mi punto de vista, el puente de La Curiela, construido extramuros de la vieja villa, es un ejemplo de puente carretero de impronta quizás renacentista y muy modificado en época barroca. El caso más cercano en la colección pontonera del entorno de tipología semejante es el del Puente de San Francisco sobre el río Pisuerga en Herrera de Pisuerga donde se solapan, muy probablemente, albañiles y alarifes que debieron trabajar en ambas obras civiles, e incluso interviene el mismo inspector de obras a instancias del Consejo Real, como es el caso del maestro cantero Bastigueta.

El mayor desarrollo histórico sobre el tema pontonero en Villadiego corre a cargo de Inocencio Cadiñanos y se puede leer en mi entrada, por ejemplo, del Puente de Roma o en el de San Lorenzo. Tampoco es que existan muchas otras referencias al respecto por lo que me centraré en la posible actuación del maestro cantero Manuel del Campo que entre los años 1.775 y 1.780 debió de levantar planos para la reconstrucción o nueva fábrica de este puente.

Si nos atenemos a las reivindicaciones de la municipalidad por reparar sus puentes ante el deterioro de violentas avenidas, como fue la producida en 1.775, podríamos pensar que La Curiela ya existía y que necesitaba reparos. Aunque la traza que dibuja Del Campo es la de un puente de tablero netamente horizontal (muy propio de la pontonería barroca o herreriana que se va imponiendo en toda la península) , lo que podemos observar en la fábrica antigua o más original de esta obra civil -la que afecta a las tres bóvedas centrales- es que su tablero era ligeramente a dos aguas, motivo por el que pienso que este puente se retrotrae a tiempos anteriores, posiblemente renacentista, construido quizás en el siglo XV y aunque el maestro Del Campo, intenta instalar un tablero horizontal, bien por la altura o flecha de los vanos anteriores o porque eran acentuadas las rampas existentes a dos aguas, no logra la plena horizontalidad de la obra y aunque suavizada, mantiene la línea de ángulo obtuso muy abierto en la cubierta del puente con el vértice o punto central  bastante visible en la medianía del tablero, pese a las muchas reformas que ha sufrido esta obra en siglos posteriores. La anchura de las pilas de nuestro puente es también excesiva para construcciones tipo del siglo XVIII y en la traza de Del Campo son más estrechas.

Respecto al debate existe en aquella época sobre la conveniencia de elevar tajamares y espolones hasta la rasante para crear descansaderos en cubierta, definitivamente parece que queda roto y -como es el caso- nuestro maestro cantero y según dibujo de planta, diseña dos grandes tajamares en cuña que no sobrepasan la línea de claves y no construye espolones por lo que la obra civil construida o reparada, se efectuará con un ahorro de costes sensibles. Otra característica a tener en cuenta sobre la posible antigüedad de la obra civil es la anchura del tablero o longitud de bóvedas; los paramentos de fábrica antigua en bóvedas tiene una anchura aproximada de 3 metros, más propios de puentes medievales o renacentistas que de obras barrocas o clasicistas. Por último y siguiendo las trazas que levantó el maestro Del Campo, la obra se circunscribe a un tablero muy abocinado en cabeceras por lo que, teniendo en cuenta que el proyecto es para un puente con tres ojos, se construirían grandes aterramientos en ambas orillas debidamente protegidos con manguardias para evitar erosión o descalces en estribos. Lógicamente, esto ha desaparecido con la gran modificación de la obra al añadirse dos nuevos arcos en extremos y recanalizar el cauce del río. Evidentemente, habrá tenido otras obras de restauración o de reparos en tiempos más recientes, como el ensanche del tablero para aceras; dada en general, la limpieza de la fábrica y el sellado de muchas juntas, ha debido tener hace pocos años una última actuación de restauración.

Características actuales de la obra. Deberemos partir del supuesto de que se trata de una estructura drásticamente modificada y de la que resultaría imposible llevarla de nuevo a su estado más o menos original por las actuaciones tan agresivas que se han llevado a efecto.

Un puente original de tres vanos, ciertamente antiguo, se reconstruye en el siglo XVIII. Probablemente y ante la ruina de sus estribos con desprendimiento de taludes y manguardias en ambas cabeceras, se decide ampliar cauce y puente añadiendo dos arcos y nuevos muros de encauzamiento, probablemente a finales del siglo XIX. Con la renovación de firmes y ampliación del ancho en  los estándares de carreteras de primer y segundo orden a nivel peninsular, se decide ampliar la anchura del puente por medio del corrimiento de uno de sus paramentos, proceso bastante generalizado en la obra pública de los años 20 y 30 del siglo XX aunque en este caso, en vez de chapar las nuevas bóvedas con un nuevo dovelaje de piedra, groseramente, aquí se hace a base de hormigones, quizás en masa, como se puede apreciar por las marcas del maderamen de las cimbras en los fraguados del mortero aunque respetuosamente, sí se chapa en piedra todo el paramento y boquillas de los vanos en su lado prolongado (aguas arriba). Es probable que se consiguiera un ancho de calzada uniforme y de acuerdo con los parámetros que marcaba el ministerio del ramo -8 metros- pero no dejaba espacio para viales peatonales en el tablero por lo que, más adelante, según mi hipótesis, se actúa más drásticamente en la obra civil, quizás sustituyendo todo el tablero por uno a base de hormigón armado y añadiendo vuelos en ambas caras del puente a base de losas de hormigón formando bovedillas en un intento decorativo dudoso y que constituye el espacio actual para las aceras. Estos aleros, a base de bovedillas que apoyarían en pequeñas cerchas de madera (dado que se aprecian las marcas del encofrado) podrían datarse hacia los años 60 del siglo XX cuando todavía no se habían generalizado los prefabricados como solución para estos casos. 

La estructura actual tiene una longitud aproximada de 55 metros, incluyendo los estribos (más bien, su estribo derecho) y su anchura regular es de 11 metros. Dispone de 5 vanos, tres centrales con bóvedas de cañón y luces semejantes de 8 metros cada una aunque el arco central tiene mayor flecha o altura desde claves  hasta lámina de aguas.  Escoltan al arco central -aguas arriba- las  dos potentes pilas con una anchura aproximada de 2 metros y los viejos muros o estribos del proyecto de Del Campo, reconvertidos en nuevas pilas, estas con un ancho de 3 metros. En cara aguas arriba, las pilas se refuerzan con los dos tajamares originales contiguos al vano central, de sección en cuña pronunciada y con sombreretes a dos aguas que alcanzan la altura de claves y otros dos tajamares hacia extremos, más estrechos, de sección en cuña y cenit plano protegido con placas de piedra que también alcanzan la línea de claves de sus arcos interiores. Aguas abajo y siguiendo el proyecto de Del Campo, no existen protecciones de pilas en los tres arcos centrales; se añaden dos de sección en cuña que alcanzan la nueva línea de imposta diseñada para los arcos extremos. Estos vanos extremos, de factura decimonónica, disponen de arcos escarzanos y sus luces son semejantes a los interiores, aproximadamente de 8 metros aunque con una flecha sensiblemente menor que no sobrepasa los dos metros.

En cauce, la obra se remata con manguardias o aletas de refuerzo de taludes que, desde la rasante del tablero disminuyen en altura para enterrarse en el lecho arenoso del cauce. El estribo izquierdo (siempre desde aguas arriba) prácticamente es inexistente pues se pierde o clava en el propio talud del cauce. Sin embargo, en el derecho, especialmente en aguas abajo, se refuerza mejor y además de su aleta original tiene una amplia base de paredones de hormigón y una potente basa o solera del mismo material que se diseña, quizás, para acondicionar un acceso al río por medio de rampas mediante las cuales, se puede cruzar bajo el 5º arco. En lado aguas arriba también se ha construido una rampa de tierra con macizos de madera como petos por la que también se accede a la terraza del río y permite cruzar el citado 5º vano. El refuerzo del lecho en toda la estructura a base de hormigón hidráulico parece excesivo y ha disminuido la visibilidad de los arranques de pilas y arcos, especialmente los de cabeceras además de modificar ostensiblemente la impronta de la obra civil. Se acentúa la visibilidad de esta solera al encauzar las aguas del Brullés en periodos de aguas bajas por el arco central, un auténtico cuérnago de cemento que será muy práctico pero que nos aleja sobre la idea de que estamos contemplando una obra civil histórica.

Respecto al aparejo empleado cabe distinguir los variados paños de obra ya sea en muros, pilas, bóvedas o boquillas. Evidentemente, lo que podemos adjudicar a la estructura antigua o reconstruida por Del Campo y otros alarifes contemporáneos, se circunscribe al puente de los tres arcos centrales. Un buen trabajo de cantería, a base de sillería más o menos homogénea, de piedra caliza o margosa que recuerda mucho a determinadas areniscas, con un canteado discreto y cara vista ligeramente picada. Su disposición en buena, manteniendo las hiladas horizontales aunque en las juntas con boquillas no existe un trabajo de calidad si bien es cierto que se tallan sillares de forma trapezoidal para adaptarse a los arcos. Lo que se aprecia en bóvedas o roscas exteriores parece más regular y cuidado con dovelas acentuadamente en cola de milano para conseguir mayor geometría en los semicírculos de arcos y mejor descarga hacia las pilas. Obviamente, aguas arriba, donde se produjo el desplazamiento de bóvedas y paramentos, la fábrica es más irregular y esto se acentúa en la forma y geometría de las boquillas. Pensamos que es en la actualidad cuando se está perdiendo el buen arte de montea  pero en las primeras décadas del siglo XX ya empezaba a estar en desuso ante el inevitable empuje del hormigón y del acero en cualquier obra pública. No obstante, el trabajo de reposición de los tajamares antiguos parece de calidad. La ampliación decimonónica ofrece un aparejo de más calidad, bien en la sillería de muros, tímpanos o manguardias así como en el dovelaje de bóvedas, especialmente de boquillas, con piezas muy regulares, juntas finísimas y limpieza de formas. Estos arcos escarzanos son magníficos. Los nuevos refuerzos ante pilas, ya sea tajamares y espolones, también gozan de calidad en cuanto a talla, volumen y disposición de las piezas, rematadas con discretos tejadillos a base de lajas de piedra con cierto relieve. También son evidentes las impostas incorporadas en la actuación a que nos referimos. Respecto a la nueva actuación para ensanchar la obra, pues eso, hormigón y más hormigón aunque ciertamente, bien fraguado y extendido ya que no se observan filtraciones o humedades importantes en las bóvedas.

Respecto a la cubierta, pues actualmente dispone de una calzada de aglomerado asfáltico, unas aceras de hormigón (cara superior de las losas de los voladizos) aunque en cabecera derecha existe un amplio abocinamiento cuyo paso peatonal se enlosa a base de cemento imitando la loseta rugosa cerámica. Las protecciones en cantos se consiguen con barandillas de hierro forjado de cierto mérito, probablemente las originales de la reforma de los años 20 aunque todavía quedan residuos de pretiles de fábrica decimonónicos, tapados en cara interior o de calzada sobre la 1ª y 5ª bóveda por un enlucido de cemento. Añadir que, como protección añadida innecesaria ya que existen altos bordillos, se clavan las correspondientes biondas de acero cincado. También dispone de 2 farolas de estilo isabelino en cada cabecera, hincadas en los témpanos de hormigón que sostienen las barandillas. El ancho de calzada permite la circulación en ambas direcciones sin otras limitaciones. Tampoco las hay para MMA y ciertamente es un puente con un amplio tráfico de camiones de gran tonelaje.

Dado que se trata de un puente en pleno uso, su mantenimiento técnico será el apropiado y no se observan grietas, fracturas, deterioros o descalces en la estructura. Ahora bien, aunque se ha intentado dar acceso al lecho del río y a los bajos del puente en su cabecera derecha (desde aguas arriba) no se ha conseguido fusionar la estructura monumental con el paraje aledaño; su urbanismo y paisaje es nulo y poco placentero para el visitante que intenta acceder a la obra. En la cabecera contraria todavía es peor y no existen modos o maneras de acceder al cauce y contemplar la obra cómodamente. También en ese punto se deposita o vacía  la hojarasca recogida por el personal que limpia la zona y andar por esa terraza fluvial es dificultoso. Imagino que a partir de la primavera, será poco más que imposible poder contemplar la obra civil desde aguas abajo por el crecimiento y espesura de las gramíneas y matorral aledaño. Abundan los grafitis y pintadas en algunas bóvedas, tajamares y espolones. Tampoco existe señalización de tráfico que nos anuncie el puente como testigo monumental (las señales de dirección de fondo rosa) y no he observado que exista algún panel in situ que nos informe sobre la historia del puente y sus variadas vicisitudes. Desde este punto y en dirección aguas arriba el cauce se encuentra canalizado a base de algunos lienzos de muro de hormigón antiguos y se ha diseñado un agradable paseo peatonal en margen derecha al tiempo que por la otra orilla discurre una calzada, ambos en dirección hacia la pasarela intermedia y el puente medieval.

Para saber más. Nada nuevo que aportar por lo que me remito a lo escrito para los puentes de Roma, San Lorenzo o Medieval. En todo caso y como complemento de la planimetría moderna e histórica añadir que la hoja 166 del MTN (mapa Topográfico Nacional) puede resultar útil para orientarnos o incluso para observar los viejos caminos del entorno de Villadiego. Existen variados mapas del lugar o de Burgos ciertamente antiguos, como los de Thomas López, John Arrowsmith o Francisco Coello de Portugal, entre otros,  donde podremos buscar estos vetustos caminos y otras calzadas reales que convergen con Villadiego o se encuentran en las inmediaciones y conviene consultar dos espléndidos blogs locales al respecto, como son el de huermeces y el de coculinaOtro tratado carreteril interesante del que podemos sacar información es la histórica "Guía del antiguo Reino de Castilla" de Emilio Valverde Álvarez, editada en Madrid en el año 1.886.

Cómo llegar. El municipio de Villadiego se encuentra en la órbita de la autovía A-231 (Camino de Santiago) que deberemos seguir hasta la salida 135 en Olmillos de Sasamón para continuar hacia el N por la BU-P-4041 hasta Sasamón y tras cruzar el pueblo seguir hacia el N por la BU-640 hasta Villadiego donde siguiendo por la Avenida de Burgos o BU-627 llegaremos al río Brullés y nuestro puente. La nacional N-627 (que se está transformado en autovía desde Burgos a Aguilar de Campoo también nos permite acercarnos a la zona, aproximadamente en su PK 33 donde podremos desviarnos a la altura de La Nuez de Arriba para seguir por la carretera provincial BU-601 ya mencionada hasta llegar a Villadiego. Otro camino interesante es el que arranca desde la N-611 PK 89 en Alar del Rey como carretera provincial BU-627 que cruza Sotresgudo y Sandoval de la Reina para alcanzar Villadiego y tras cruzar la población y en la misma calzada, nos encontraremos con el río y nuestro puente. Un camino o ruta singular (que yo utilicé muchísimo hasta la construcción de la autovía A-231) es la mítica nacional N-120 (Camino de Santiago) que deberemos seguir hasta su PK 135 en Villanueva de Argaño donde tomaremos desde el principio esta interesante vía secundaria que es la actual BU-627 y que nos lleva en dirección N hasta Villadiego. Como reliquia arqueológica de la carretería, justo antes de desviarnos en Villanueva de Argaño existe un enchanche de la calzada nacional con un aparcamiento y setos de arbustos (Hostal Las Postas de Argaño) entre los que permanece semioculto el viejo mojón PK 135 de los diseñados por el CNFE (Circuito Nacional de Firmes Especiales), en los años 20 del pasado siglo XX.


Planos de alzado y planta firmados por Manuel del Campo para su proyecto de puente datado probablemente hacia el año 1775. 



Toma parcial de una postal de Villadiego con varias imágenes datada en 1.968 tomada de los archivos de Todocolección.


Toma del puente desde aguas arriba en fotografía de fecha 15.08.2013


















Tanta de fotos tomadas desde aguas arriba con fecha 22.02.2019



















Tanda de fotos desde aguas abajo tomadas con fecha 22.02.2019











Tanda de fotos del tablero del puente de fecha 22.02.2019



El puente no se libra los grafitis pero en el muro aledaño aparecen otras llamativas e interesantes. Tomas de fecha 22.02.2019


Preciosa estatua en bronce de una joven que podría ser Demeter, la diosa de la agricultura griega o su homóloga romana Ceres. Villadiego. Toma de fecha 22.02.2019









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