DAROCA. Zaragoza
N-234 PK 218 y A-211 PK 1
En mi periplo por la cuenca del Jiloca con intención de cazar
algunos puentes de interés -obviamente escasos- alcanzo la localidad de Daroca,
sumergida entre cañones y relieve escarpado, protegida quizás de todo menos del
agua. La gran barranca en la que se encuentra origina que en periodos de
grandes lluvias o deshielos de las capas de nieve invernales, se produzcan
canalizados por varias cárcavas el fluir de regatos, riveras, arroyos y ramblas
que, en dirección hacia el río Jiloca, suelen inundar este pueblo durante un
tiempo pese a las soluciones técnicas aportadas desde hace siglos. Si bien es
cierto que el río se encuentra extramuros de la localidad, la unión de estas
arroyadas y el crecimiento del caudal del Jiloca producen encharcamientos e
inundaciones de fincas, campos de cultivo, edificaciones y también dañas los
pasos o puentes que salvan este cauce. Cabe pensar que, a lo largo de la
historia, pues hayan desaparecido arrastrados por estas violentas avenidas, los
pocos o muchos puentecillos que salvaban este cauce y que servían a diferentes
caminos y sendas que parten o cruzan la población. Si además, tenemos en cuenta
que Daroca se conforma como una especie de crossroad en esta amplia
zona, no sólo lo que llamamos Campos de Daroca sino que por su centralidad es
un punto de expansión caminera hacia todos los lugares de la geografía
peninsular.
Aunque los caminos reales aledaños al Jiloca siempre han
evitado los cruces del río, posicionando los núcleos poblaciones especialmente
en la ribera derecha del cauce y evitando así el lanzamiento de puentes,
generalmente gravosos y efímeros con los consiguientes gastos de reposición o
rehabilitación, parece también cierto que, en ocasiones, el acceso a otras
poblaciones de interés comercial precisaba de cruzar este río por lo que era
necesario construir puentes, algunos, como el que aquí se presenta. Sin remontarnos
a la viabilidad carreteril de origen romano o quizás medieval, lo cierto es que
de esta villa y sus caminos ya se escribe desde el siglo XVI en el “Reportorio
de caminos de España” escrito por Alonso de Meneses en el año 1576 (vía de
Daroca hacia Valencia y Orihuela así como en la alusión que hace al camino de Zaragoza
a Daroca y Teruel, en realidad, no muy diferente al que ahora lleva la N-234
señalando como puntos de descanso la Venta de Botorrita y la de Mozota). En el
“Itinerario de las carreras de Postas” auspiciado por Pedro Rodríguez de
Campomanes en 1761 lógicamente se da preminencia al camino real de
Madrid-Barcelona por Zaragoza que dejaba a desmano Daroca pero siempre se tenía
en cuenta el ramal que desde Calatayud se dirigía a Daroca para conectar
también con la capitalidad de Teruel. Aunque los tratados de viajeros y
geógrafos decimonónicos no son claros con respecto a los itinerarios en la
zona, alguno ya sugiere que el sector de Zaragoza-Teruel sufrió modificaciones
en algún momento y se cree que parte de lo que ahora está matriculado como
A-211 (que parte de Daroca) era el antiguo camino real hacia Teruel y
Murviedro-Valencia. Sebastián de Miñano coordina el famoso “Diccionario
Geográfico-Estadístico de España y Portugal” editado en 1827 y en su tomo III,
página 275 nos refiere que Daroca tiene comunicación caminera con Zaragoza,
Calatayud, Cariñena así como un camino hacia Retascón, Mainar y la Venta del
Puerto de San Martín. Por cierto, este autor ya nos cita un puente de piedra sobre
el Jiloca al salir de Daroca con dirección a Used que debería ser el que aquí
presentamos. Este camino o ramal es el que cita también Pascual Madoz Ibáñez en
su “Diccionario Geográfico-Económico-Estadístico de España y sus posesiones de
Ultramar”, editado en 1846, tomo VII, páginas 358 y ss. donde nos habla del
camino de Zaragoza, Cariñena y Daroca que sale del partido por los límites de
Gallocanta y nos informa que fue anteriormente la carretera real de Madrid, más
corta que la calzada actual, pero llena de pasos difíciles y peligrosos; el de
Zaragoza a Valencia, que hasta Daroca es el mismo que el anterior pero que en
Daroca, toma la dirección hacia el S y penetra a corto trecho en el partido de
Calamocha. También Madoz en esta enciclopedia, tomo IX, página 635, voz
‘Jiloca’, nos informa de que para cruzar este río existen puentes de piedra de
tres ojos en las localidades de Báguena y Daroca, siendo los demás del curso
del río de madera. Lo cierto es que sobre Báguena acierta en su informe pero
sobre Daroca, no veo claro la existencia de un puente actual de tres vanos
salvo que al que se refiera fuere anterior al actual que sólo tiene dos ojos.
Hecha esta pequeña introducción caminera, nos centraremos en
el levantamiento del puente del que no he conseguido ninguna información
relevante salvo que los papeles de SIPCA nos dicen que se trata de un obra
civil levantada en el año 1924 según se desprende de un artículo del Heraldo de
Aragón en edición de fecha 24-04-1924. Añado lo que dice SIPCA sobre la teoría
del puente: […] Infraestructura realizada en piedra sillar y dispuesta de
forma adintelada que se apoya, a través del tajamar, en el agua del río
Jiloca. En ambas orillas, los puntos de apoyo se desarrollan
conformando un bloque pseudo-cúbico rematado en la parte superior por el
quitamiedos de piedra sillar un tanto resaltado en la zona central de la
infraestructura a partir de la cual discurre una barandilla metálica de color
rojo que desempeña las mismas funciones del quitamiedos original de los lados
[…]. Este informe del SIPCA-Universidad de Zaragoza se basa en el estudio
que hace María Pilar Biel Ibáñez como coordinadora del “Inventario del
patrimonio industrial y la obra pública de Aragón”, obra desgraciadamente
inédita aunque patrocinada por el Gobierno de Aragón, Diputaciones y Comarcas, recopiladas
entre los años 2004/2009.
He consultado el interesante vademécum de “Artistas cántabros
de la Edad Moderna”, impresionante trabajo de búsqueda de maestros canteros
trasmeranos que ejercieron su labor en Castilla y León (especialmente) y sólo
aparece en el lugar de Daroca los alarifes Francisco y Juan de Marrón, los
cuales llegaron a tener pedidos de trabajo en Fuentes de Jiloca así como en
Daroca, hacia el año 1598 (Colegiata de Santa María la Mayor) pero no parece
que actuaran en la pontonería del lugar y ciertamente eso es visible ya que la
categoría, el buen hacer y la solvencia de los canteros y maestros de obra de
estos gremios trasmeranos no se refleja en las estructuras e impronta de estos
modestos puentes del Jiloca, desgraciadamente.
Bien, pues como no tengo otras referencias de esta estructura
pontonera de Daroca, deberemos de conjeturar sobre su levantamiento. Si Madoz y
otros autores ya señalan un paso en este lugar -mas o menos- a mediados del
siglo XIX cabe pensar en que antes del actual, existiría otro puente. A juzgar
por las características de la obra actual, podríamos pensar que el puente a que
alude Madoz pudiera ser una estructura mixta a base de pilas y estribos de
piedra -como actualmente- y un tablero de vigas de hierro en celosía -habituales
según normativa carreteril del viejo Ministerio de Fomento de época finisecular-
que se mantuvo en vigor y sin fatigas hasta el siglo XX, momento en el que por
oxidación y deterioros de las vigas metálicas, se procede a lanzar como tablero
las actuales vigas de hormigón armado, probablemente prefabricadas, solución
que se generalizó en todo el territorio nacional ya fuere en puentes carreteros
o ferroviarios. En todo caso, cabe mencionar que muchos de ellos, se
sustituyeron por bóvedas escarzanas de hormigón, ya fuere en masa o con armazón
de acero, como debió de ocurrir en el cercano de Burbáguena. En este blog y
para ríos con mayor caudal se muestran algunos puentes que sufrieron esas
transformaciones, esto es, de tener originariamente tableros de madera -en el
ámbito rural- se fueron sustituyendo por otros de viga de hierro en celosía o
bien en vigas de hormigón armado, también mixtos de viguetas de hormigón más
hierro o incluso con bovedillas de ladrillo, quedando como restos cuasi
originales los apoyos, ya fueren pilas, restos de pilas, semipilas y los
estribos, generalmente todos de fábrica de sillería o mampostería y
ciertamente, muy antiguos. Ejemplos: Puente de Nogales de Pisuerga, de Villela,
Santa María de Mave, Castrillo de Riopisuerga o Barrio de San Vicente, todos
ellos sobre las aguas del río Pisuerga.
Características actuales de la obra. Se trata de un
interesante puente que podríamos calificar como singular cuya longitud total es
de 59 metros incluyendo muros de acompañamiento y estribos. La longitud de
vuelo sobre cauce es de 21 metros. Su ancho regular es de 6,60 metros. Dispone
actualmente de dos vanos adintelados con luces semejantes de 10 metros cada
uno. Lo más llamativo es el impresionante estribo en la orilla derecha a base
de una especie de tajamar-espolón de sección en semicírculo que llega hasta la
rasante del tablero cuya anchura es de 7 metros y el eje entre semicírculos de
casi 12 metros. Los apoyos se producen en una pila central del tipo tabique,
placada en excelente sillería de caliza y redondeada en frentes a modo de tajamar-espolón
lo que permite la mejor circulación de las aguas evitando socavamientos en la
misma. En extremos, el tablero se empotra en unos curiosos estribos, más largo
el derecho, que conforman las cabeceras del puente, muy abocinada en la derecha
debido a esos descansaderos mencionados.
Lo más llamativo de la estructura es la perfección de la fábrica
empleada en los placados de muros o estribos a base de sillería muy regular,
bien canteada y dispuesta casi a hueso, probablemente de piedra caliza, en
hiladas muy horizontales, de cara vista rugosa y gran volumen en las piezas,
independientemente de que en alguna actuación reciente se haya abusado de
morteros para tapar el llagado. El trabajo de cantería curvo en esa defensa
semicircular es también muy meritoria. Aunque en vuelo ha desparecido la
imposta, aún permanece en los muros de acompañamiento a base de una moldura
gruesa en relieve, de caliza, con bisel superior que conecta con lo que queda
de los viejos pretiles de sillería; sobre estos, una albardilla convexa a modo
de pasamanos y algunos témpanos intermedios de piedra -bloques o pilastras- que
afirman estos pretiles. La pila central también se placa con excelente sillería
de caliza de larga soga bien imbricada entre piezas y cara vista picada; se
corona en ambos lados con tejadillos de piedra para evitar filtraciones.
Obviamente, al sustituir el hipotético tablero anterior de
hierro o de madera, se precisa hacer escotaduras o recortes en el cenit de la
pila central para disponer el nuevo tablero de vigas de hormigón de sección en
pi griega, esto es, una viga de sección semicurva o de cajón -nerviaciones
longitudinales- con aletas que se asemejan a la letra griega. Ello permite
ampliar el ancho de la cubierta pues los vuelos sirven para encajar los petos y
algún andén peatonal. Este tipo de vigas para tablero con luces de
aproximadamente 10 metros los implantó el ingeniero Juan Manuel Zafra Esteban
allá por los años 20 del siglo XX pero que perduraron como soluciones para
estos casos durante mucho tiempo.
En cubierta también existen elementos de época como pueden
ser secciones de pretiles a base de sillería ciclópea en una simple hilada que
se corona con una albardilla en relieve de superficie convexa así como témpanos
de unión, todo ello de piedra caliza porosa y la amplia superficie de los
descansaderos con decoración muy meritoria que representa un buen trabajo
canteríl, impropio o anacrónico para situar su construcción a principios del
siglo XX; más bien, parece que son restos vivos de una obra civil sensiblemente
anterior, imitando la pontonería barroca o clasicista. Curiosamente, en las
cabeceras, que se supone que es la obra más histórica, se cubre el firme con
aglomerado asfáltico, distorsionando el empaque o impronta de puente antiguo.
Sin embargo, en el tablero nuevo, el firme se compone de un adoquinado de cierta
calidad, probablemente de esquisto, bien dispuesto. Esta zona central sobre
cauce -donde están las vigas de hormigón- además del firme se dota con
bordillos, aceras estrechas de losetas de cemento prefabricadas y unos
sencillos petos metálicos de cuadradillo pintados recientemente de color rojo.
Aunque ciertamente el tablero admite circulación cruzada
salvo el cruce de vehículos con demasiada anchura de ejes, existe una señal de
tráfico que otorga preferencia en su paso a los vehículos que acceden por la
cabecera izquierda, esto es, los que van hacia Daroca. No existe limitación por
MMA. No he observado que exista señalización urbana que dirija al puente -las
de fondo rosa- ni existe un panel a pie de obra que nos ilustre sobre su
historia y vicisitudes. Entiendo que es una obra pontonera singular que debería
insertarse en los circuitos monumentales de la villa de Daroca y poder así, ser
conocido y visitado por curiosos y amantes de la caminería y pontonería
histórica.
Para saber más. Algunas fuentes ya se han señalado en los diferentes párrafos del artículo. Existe un buen trabajo sobre la pontonería de la zona elaborado por Emilio Benedicto Gimeno y Mercedes Rubio titulado “Los caminos y puentes medievales en la Comunidad de Aldeas de Daroca” aunque creo que no trata esta obra civil. El SIPCA-Gobierno de Aragón dispone de un PDF sobre este puente. También la Xilocapedia nos muestra un ligero catálogo de la pontonería de la zona pero también olvida hablarnos de éste. Por diferentes motivos son interesantes las siguientes webs o blogs sobre Daroca: Rutas pedestres en la zona o junto al Jiloca, El Baúl de la Memoria o Museo de la Naturaleza de Daroca. Respecto a la caminería histórica sobre la actual N-234 con texto y fotos de calzada y puentes, monté hace años unos artículos para la revista Solo Camión que se publicaron en los números 280 y 281 de junio y julio de 2013.
Dos fotografías de la fuerte crecida del río en el año 2003 que recoge la web local de Daroca.inform de diferentes autores. Las dos fotos más antiguas que he conseguido en la red correspondientes a esta estructura.
Toma incompleta del puente probablemente de fecha febrero de 2015 que se exhibe en el blog 2bp.blogspot.
Otro exclusivo testimonio gráfico que he encontrado de este puente, hasta ahora. Figura en un artículo de SIPCA sobre la obra civil sin fecha concreta pero que no será muy anterior a la fecha de mi visita, calculo que puede ser del año 2018.
Tanda de fotos de fecha 14.12.2021 en secuencia consecutiva del puente desde aguas arriba, aguas abajo, tablero, cabeceras y cauce.
También este digno puente se seleccionó para comercializarlo como postal de Daroca y así se muestra en este ejemplo. Ignoro todo, fecha y edición pero por el tipo de postal podríamos datarla hacia los años 30/40 del siglo XX. Se exhibe en la web de Daroca.inform. y se explicita bien que es el río Jiloca. Apreciase el sesgo etnográfico de la escena con varias lavanderas en sus labores a la orilla del río.
El bueno de Tomas, que ha cedido múltiples fotos a la web publicitaria de Ver Pueblos, nos presenta esta toma -quizás de 4x4 ampliada- que pudiera haberse realizado en los años 60 del siglo XX. Él, al subirla a esa web, pone el año 2009 pero interpreto que es la fecha en que la subió. No sé si este puente sigue existiendo pero por lo menos, sabemos que hacia mediado el siglo XX todavía prestaba servicio y aparentemente en buen estado.
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