UNQUERA. Cantabria y BUSTIO. Asturias
N-621 PK 188 N-634 PK 279-280 y AS-344 PK 0
Al igual que ocurre con otros muchos orígenes de
puentes sobre río de cierto caudal, el de Unquera hay que relacionarlo con una
barca o puente-barca que hacía el servicio de cruce de este caudal para
viajeros y mercancías desde tiempo inmemorial. Se reconocen casos parecidos en
las poblaciones cercanas de Pesués y San Vicente de la Barquera, éste último
hasta con un topónimo que alude a su imprescindible embarcación que daba
servicio a sus habitantes y era vital para sus comunicaciones con lugares de
estas villa y aldeas. Podemos intuir que pese al avance en tiempos futuros y
con la mejora de caminos y carreteras ya fueren reales o secundarios, se seguía
prescindiendo de puentes y pontones firmes por sus costes, cuando en general,
la economía del Reino o estaba en bancarrota o simplemente se olvidaba de las
provincias lejanas, ajenas a las grandes villa y ciudades de corte regio. Los
viajes entre provincias hasta el siglo XIX no dejaron se ser auténticas
aventuras aunque sólo se tratara de hacer periplos de 30 o 40 leguas. Al igual
que Unquera, población que por demás, no dejaba de ser un pequeño núcleo
alrededor de una venta en el camino real, muchas otras hasta de mayor
importancia, pedían con regularidad a la capital o a sus diputaciones mejoras
en sus caminos carreteros y la construcción de puentes o al menos, los reparos
pertinentes en los que ya existían ya fueren de fábrica o sencillos puentes de
madera que en ambos casos podían encontrarse en ruina y tenían que ser
reparados con apaños por parte de la propia municipalidad o gentes del lugar.
La gestión burocrática durante aquellos siglos era lenta y parece habitual que
tras la reclamación de una villa para que se atendiera el arreglo de un puente,
podían pasar decenas de años hasta que se conseguía reparar, siempre con
conflictos y litigios por los tributos que había que recaudar para atender a
estos gastos así como otras peleas o escaqueos entre las poblaciones asignadas
a pechar en un radio o contorno determinado que dictaminaba la autoridad
competente o sencillamente, reclamando determinados privilegios antiguos que
tenías algunas villa o lugares para eximirse de estos costes además de otros
que exponían en el clero o la aristocracia para evadir los costes de estas
actuaciones pontoneras. En fin, un auténtico problema que influía en la
ralentización de peticiones y obras efectivas, bien para mejora de caminos así
como para levantar o arreglar puentes. También hay que añadir una cuestión
bastante curiosa y que se ha dado en múltiples peticiones de puentes sobre ríos
o rías: El barcaje. Un rentable peaje que cualquier vecino que quisiera cruzar
el cauce, una caballería, mercancías o ganado, tenía que pagar al dueño de la
barca; independientemente del precio -muy variable- lo curioso de esta regalía
era que solía estar en manos del noble de la zona o del cacique, ya en tiempos
más modernos, y que como autoridad solían oponerse a cualquier construcción firme
de puentes para seguir gozando de su negocio con la o las barcas que explotaba
directamente o arrendaba a terceros. Se sabe de casos en los que el cacique,
como además era diputado en cortes, intentaba pertenecer a la comisión de obras
que debía decidir sobre el asunto, ralentizando la decisión o simplemente,
negando la petición del pueblo o villa que lo solicitaba y sirva como ejemplo
en mi modesto blog, el caso de Mejorada del Campo.
Que la población de Unquera o bien, la
mancomunidad de Val de San Vicente, solicitase puente para cruzar la ría de
Tina Mayor desde tiempos antiguos, probablemente desde el Antiguo Régimen es
bastante plausible porque era un punto importante del camino, diría que una
especie de crossroad que atendía a las comunicaciones E/W por la costa
cantábrica así como N/S para dirigirse hacia la meseta norte castellana y por
extensión a la capital del Reino. Efectivamente, la influencia e intereses
particulares que pudo ejercer la casa del marquesado de Aguilar de Campoo hasta
el siglo XVIII pudo frenar los intentos de modernización ya fuere en vías de
comunicación así como en puentes, pontones y hasta desarrollo de puertos y
tráfico naviero. Todavía, a mediados de siglo XIX según refleja el detallado
mapa que levantó Coello de Portugal de la zona, ni siquiera se nombra Unquera y
eso que a veces, este cartógrafo era capaz de situar en sus mapas lugarejos,
parajes, lares y ventas del camino. La puesta en el mapa de Unquera surge con
el proyecto y construcción de una calzada decimonónica que pretende cruzar el
Sistema Cantábrico siguiendo precisamente el curso del Deva-Cares hacia el
interior peninsular, vía que va consolidándose a finales del siglo XIX y
principios del XX y a la que conocemos en la actualidad como nacional N-621.
Parece ser que las primeras citas, no sé si topográficas o de viajeros, que
aluden a Unquera datan del año 1881refiriéndose a una villa o aldea al pie de
la ría de Tina Mayor. Los planes de carreteras de la época, hacia el año 1860 y
siguientes, nos hablan en este punto de “La barca de Unquera”, dándonos a
entender que el lugar no era todavía un núcleo consolidado, en tanto que se
cita a Pesués o poblaciones más importantes como Llanes o Ribadesella. También
la construcción de la línea ferroviaria Santander-Oviedo que entró en
funcionamiento en el año 1905 y con flamante estación y puente metálico en esta localidad,
influyó en su desarrollo económico y social y por lo tanto, en que se asumieran
sus necesidades de puente para mejorar las comunicaciones de la zona. Ver
entrada en el blog para el puente ferroviario. Si nos fijamos en las
referencias que se nombran en el primer proyecto de puente, aparecen los
nombres de “Valle de Riva de Deva”, la “Barca de Junquera”, la “Cruz de San
Juan” o el lugar de “Bustio”, entre otros topónimos, sin hacer referencias a
Unquera. Este proyecto que mencionamos es el que se encarga al maestro de obra
y arquitecto Fray Antonio de San José Pontones (1710-1774), reputado técnico de
la obra pública con muchos proyectos ejecutados por media España, ya sean
puentes, pontones, carreteras, edificios religiosos e incluso algunas muestras
de su buen hacer en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. El cambio
de monarquía en nuestro país con la llegada de los Borbones influyó
poderosamente en que se prestara mayor atención a caminos, puentes o puertos,
muy abandonados durante la época de los Austrias. El tiempo vivencial y
profesional de este fraile jerónimo, conocido popularmente como el Padre
Pontones, coincide con el asentamiento de esta monarquía, especialmente durante
el reinado de Fernando VI y Carlos III. También influye su paisanaje. Durante
gran parte del reinado de Carlos III llevaba los asuntos de obras públicas el
poderoso Comisario de Guerra Marcos de Vierna, de origen trasmerano como el
propio fraile, además de la propia consanguinidad y fraternidad de estos grupos
de canteros y alarifes de la Merindad de Trasmiera, destacando en el oficio los
de la Junta de Voto o Cudeyo que conformaban auténticos monopolios para la
adjudicación de obras por medio país y que para el caso que nos ocupa,
cuadrillas de canteros y peones cántabros deberían de ocuparse de esta
construcción proyectada por Pontones y apoyada a nivel técnico y administrativo
por el propio Vierna. Lo cierto es que se cree que Pontones no llegó a hacer
nada en Unquera aunque sí trabajó en el puente de la localidad cercana de San Vicente de la Barquera o incluso en el de Pesués. Parece ser que su proyecto,
fechado el 08.12.1762 no tuvo mucho recorrido. De nuevo, el Consejo de Castilla
-y supongo que Marcos de Vierna- envían al fraile a una nueva inspección, lo
que hace 10 años después en fecha 15.12.1772 con una especie de informe o
memoria en la que evalúa los costes del puente en 378.796.- reales de vellón. La
tasación era tan precisa que Pontones hasta añadía a la suma de reales otros 6
maravedíes, o sea calderilla, con intención de ser riguroso en sus cálculos.
Por aquellas fechas y dado que el fraile era obviamente religioso y no
funcionario de la Administración, solía exigir un salario de 44 reales por
jornada de trabajo. Las trazas que dibuja el padre Pontones son bellísimas
diseñando un puente de 7 vanos con arcos de tipo carpanel a la manera francesa
que ya se difundía por Europa por los tratados de Bernardo Forest de Belidor.
Incluso el comisario Marcos de Vierna en informe de fecha 06.04.1775 recomienda
para la obra nueva a los maestros canteros Pedro Arnaiz y Diego Martínez que
muy probablemente estaban trabajando en la zona para el puente de Pesués y que
según norma, no deberían de iniciar la obra nueva hasta que se acabara el
anterior trabajo; lo cierto es que el puente de Pesués parece que se terminó en
1785 y nada se sabe sobre la nueva construcción del de Unquera. El viejo fraile
ya había fallecido, probablemente Marcos de Vierna estuviera ocupado en otras
obras, pudo existir alguna crisis económica en el Reino que afectara a todo
tipo de obras públicas en ejecución o vaya Usted a saber, el caso es que no hay
ni referencias ni documentos sobre el inicio de las obras del puente de
Unquera. Algunos historiadores consideran que fue un proyecto fallido, que ni
siquiera se inició y otros piensan que por los informes, se debería de haber
ubicado en un lugar aguas abajo del actual, quizás en el punto por donde
cruzaba la vieja barca, lugar cercano al actual puente ferroviario. Yo no pongo
en cuestión estas posibilidades pero cuando observé nuestro puente y las
manguardias que refuerzan la obra, especialmente en aguas arriba y margen
derecha, pensé que esos muros de encauzamiento a base de sillería ciclópea bien
dispuesta y viejuna -además de la mampostería- no lleva la factura de una obra
contemporánea al puente que conocemos, más bien, se trata de fábrica anterior,
perfectamente homologable a la que se hacía en la pontonería del siglo XVIII.
Mi teoría del puente puede estar equivocada pero en hipótesis cabe pensar que
la obra se inició, quizás con el sondeo e incluso fundación de alguna pila y el
obligado refuerzo en orillas con buena sillería para evitar que en alguna
crecida importante, la fuerza de las aguas erosionaran o destruyeran los
arranques del puente o estribos que tal vez, también se iniciaban. Según los
planos de Pontones también lo ubicaría en el punto donde está el actual ya que
era el más idóneo, donde se estrecha el cauce, mantiene roca madre hacia el
estribo izquierdo y su longitud cuadraría con la propia anchura del río, además
de que se observa que enlazaría perfectamente con el viejo camino desde el Este
e incluso en la cabecera contraria aparece un gran hito (Cruz de San Juan) que
servía a los caminantes y viajeros para orientarse en su periplo cuando
aparecían encrucijadas como es el caso, a la derecha continuaba la traza del
camino real y a la izquierda un viejo camino carretero quizás empedrado cuando
se diseña este paso por Pontones -actual Camino del Cantu- que llevaba a Colombre,
ahora sustituido por la carretera provincial bajo matrícula AS-344.
Lo cierto es que, descartado el puente por el
motivo que fuere, la barca o barcas de Unquera siguieron funcionando con
regularidad y cobrado sus barcajes. En el blog de Carreterucas se aportan
documentos sobre algunas obligaciones de los barqueros fechados en el año 1855,
época del reinado de Isabel II, momento en el que se suprimen los pontazgos en
el Reino y muy probablemente los barcajes a título particular. Son tan
rigurosas las condiciones del documento al que aludo que, desde luego, cabe
pensar en que el que explota su propio negocio, renunciaría a cumplirlas o
sencillamente desistiría de tal negocio por lo que cabe pensar en que ese
servicio pudiera haber pasado a la administración pública, ya fuere la
Diputación o Municipalidad que sí controlaría -o lo intentaría- el estado de la
barca, su servicio y los cobros de barcaje, únicamente a personas ajenas a la
comunidad.
Parte del periodo isabelino y sus gobiernos
podríamos considerarlos de auge y potenciación de los caminos y puentes del
reino además de la explosiva actividad en los caminos de hierro, esto es, un
pequeño esbozo de los inicios de la revolución industrial de este país aunque
con bastante atraso con respecto a otras naciones europeas. Pero para este caso
o para la zona geográfica que nos ocupa, no lo parece. Si nos fijamos en los
informes del “Itinerario Descriptivo Militar” del año 1865, número 171 de
Santander-Oviedo, se nos informa así: En la venta de Unquera y por la
izquierda arranca una carretera de primer orden en construcción hacia Palencia,
la que hasta Ojedo es parte del camino de Santander a León (número 170). En el
mismo punto se pasa por barca el río Deva o ría de Tinamayor, límite de las
provincias de Santander y Oviedo y de las capitanías generales de Burgos y
Castilla la Vieja. La ría puede vadearse en las bajas mareas algo más arriba
del punto donde está la barca, desde la cual, la carretera está en construcción
y se sigue un camino carretero natural que recorre un terreno accidentado por
las descendencias de la cordillera de Cuera y a corta distancia del océano.
De esta nota se desprende o conocemos que en 1865 se estaba construyendo la
futura nacional N-621 hacia León, que la futura nacional N-634 (a la que daba
servicio la barca) seguía con tramos sin construir y que si había barca es que
todavía no existía puente o pasadela de madera.
Será más adelante, a partir del año 1868 cuando se
aprueba la subasta de obras para la ejecución de un puente de madera en
Unquera, según orden ministerial firmada por el Director General de Obras
Públicas Juan Cavero Llera con fecha 31.08.1868, momento en el que por falta de
reina, presidía el país el general Narváez, durante el breve gobierno de Luis González
Bravo y actuaba como ministro del ramo Severo Catalina del Amo. Días después se
desencadenaría la conocida revolución de La Gloriosa y el Sexenio Democrático,
periodo en el que me imagino, los variados gobiernos y sus proclamas por
regenerar el país, ralentizarían muchas obras públicas y probablemente la de
nuestro puente. No obstante, podríamos considerar que el jodido puente de
madera pudo levantarse por aquellos años, bien en 1869 o 1870 y lo digo, no
porque se sepa fehacientemente, sino porque según noticias de prensa del año 1897
que recoge el blog de Carreterucas, ya se encontraba fatigoso, tras casi 30
años de actividad y había que renovar su entablamento. También en prensa y
según este blog se solicitaba a la Administración en 1902 nuevos reparos en la
obra ya que se encontraba disminuido al no poder circular por él elementos
pesados como eran carros o coches cargados. Había vuelto el uso de la vieja
barca de Unquera. Nuevamente, el Ayuntamiento de Val de San Vicente en enero de
1917 solicita al Ministerio de Fomento (nota de prensa del blog Carreterucas)
la “reconstrucción del puente” y entenderemos que se trata del viejo puente de
madera que, por alguna razón, se encontraba colapsado o en muy mal estado.
Puede que, desde ese momento, y dado el estado de la obra, el ministerio optara
por el estudio de un nuevo puente acorde con los tiempos y que propiciaría el
levantamiento del actual paso sobre el Deva. Por aquellas fechas, cuando se
eleva esta solicitud al gobierno, reinaba Alfonso XIII y presidía el gobierno
el Conde de Romanones siendo el ministro del ramo el liberal Rafael Gasset
Chinchilla, personaje que en sus periodos de ministro intentó fomentar con
fuerza el desarrollo carreteril y pontonero de este país. Parece importante la
intermediación política en este asunto del diputado liberal por Cantabria,
circunscripción de Cabuérniga, Pablo Garnica Echevarría (1876-1959) que
representó a esta zona en variadas legislaturas entre los años 1902 y 1923,
independientemente de otros cargos que ejerció como el de ministro de Abastecimientos
o más adelante, ministro de Gracia y Justicia.
Entre el galimatías de fotos sin datar, anuncio de
la subasta para la construcción del puente de madera en 1868, otros tantos
sobre reparaciones o reconstrucciones y
su definitiva puesta en uso en marzo de 1926 del puente de hormigón tenemos un
lapso de tiempo de 58 años que intentaré aclarar en la medida de lo posible -ya
se ha relatado algo en los párrafos anteriores- aunque sea a nivel de
conjeturas: La barca funcionó desde tiempo inmemorial hasta que se levanta el
primer puente de madera hacia el año 1868 independientemente de que también
existía un vado natural que utilizaría el transeúnte o viajero cuando podía.
Como se observa en las viejas fotografías, la impronta del puente varía luego
cabe pensar que el primero, el que pudiera haberse levantado hacia el año 1868
tuvo una corta vida, quizás hasta finales del siglo XIX y puede que se le
distinga por el tipo de apoyos en palizadas de 4 vigas oblicuas que se
arriostran con traviesas en V. Cuando el puente se deteriora o incluso colapsa
algún arco se decide reforzar o sustituir estos apoyos por otros de palizada,
también de 4 troncos verticales pero arriostrados con cruces de San Andrés que
abarcan dos tercios de los fustes dando mayor rigidez a estos apoyos; ésta o
estas intervenciones se producirían desde finales del siglo XIX hasta que se
formaliza el nuevo puente de hormigón en 1926. Independientemente de que el
puente de hormigón entrará en uso, parece ser que el de madera todavía
subsistió un tiempo como se muestra en algunas fotografías, quizás hasta los
años 30 del siglo XX en que, tras varias subastas para la venta de la madera
que lo componía, alguien la gana y procede a su desmantelamiento. En las
fotografías de la voladura del puente de hormigón en 1937 ya no hay rastros del
mismo salvo las zapatas o basas que lo sustentaban. Sin embargo y una vez
puesto en uso el de hormigón por medio de tableros provisionales de viga de
hierro en celosía, se levanta de nuevo el puente de madera para dar servicio a
las comunicaciones mientras se procede a recomponer las vigas de hormigón
armado, proceso que debió de durar varios años, quizás en los años 40.
Nuevamente la población mantuvo dos puentes hasta que definitivamente se
eliminó el de madera, quizás en los años 50 del siglo XX debido a su deterioro.
PUENTE NUEVO.
Puede que el proyecto arrancara hacia el año 1917. José Eugenio Ribera lo recoge en su famoso manual docente de puentes con ediciones varias entre 1925 y 1932 pero donde no cuenta fecha de fundación, ni tampoco autor aunque hace una buena descripción de estos puentes en celosía de hormigón armado que parece que empezó a poner en práctica el ingeniero Juan Manuel Zafra Esteban en 1908 con ejemplos para puentes carreteros y ferroviarios. En general, estas vigas trianguladas funcionaban bien para puentes de tablero superior porque permitían ensanches en cubierta por medio de voladizos sin constreñir la plataforma o área destinada a calzadas. Pero en este caso, se diseña un tablero inferior por lo que las celosías parten de la rasante del tablero y se elevan, limitando la anchura del propio tablero al que hay que dotar de calzada así como de viales peatonales sin posibilidad de ensanches salvo intervención posterior con postizos añadidos en los cantos del puente, actuación que se realizaría aquí para dar mayor anchura a la calzada y sustituyendo los viales interiores por otros en vuelo, por fuera de las celosías. Existe en este blog otro ejemplo de este tipo de vigas trianguladas aunque del modelo Howe en la localidad leonesa de Sabero y sobre el río Esla.
La longitud del puente es de aproximadamente 90
metros, incluyendo estribos empotrados en los taludes rocosos del cauce. Su
anchura actual incluyendo viales peatonales es de 11,50 metros. Originariamente
era de 6 metros de ancho con andenes interiores de 0,75x2 metros lo que
permitía una calzada libre de 4,50 metros, algo angosta. El tablero consta de
tres tramos o secciones de viga en celosía del tipo Pratt con una longitud de
28,50 metros a base de 8 bastidores triangulados de 3,35 metros cada uno que
apoyan en estribos y un par de pilas intermedias. Dispone de tres vanos
adintelados con luces semejantes de 26,50 metros cada uno. La altura entre
cordones de las celosías es de 2,50 metros, aproximadamente. Respecto a los
apoyos, probablemente con rellenos de hormigón en masa, hidráulico y armado, se
placan con sillería, sillarejo y mampostería variada. Las pilas son del tipo
tabique con cantos redondeados que hacen la función de tajamares-espolones y se
corona con sombreretes también de piedra. Curiosamente, también dispone de
semipilas para proteger y decorar las caras exteriores de estribos. Dado los
daños en la voladura, se observan intervenciones en las pilas con nuevos
placajes de piedra y abuso en sus morteros. Algo parecido ocurre en los paños
de estribos, con regular fábrica donde se mezcla la buena sillería con piezas
de peor calidad. En el cambio de estas celosías, que ignoro cuando se produjo,
aunque cabe considerar que fue a finales de los años 40 del siglo XX, se
incorpora una losa continua de hormigón armado sobre la que apoyan estas
celosías aunque con unas rótulas intermedias que serviría para recoger los
mínimos movimientos por dilatación o contracción que producen las variadas
temperaturas. El proyecto original parece que es del ingeniero José Pardo Gil,
la contrata de obras se adjudicó a Nicanor Menéndez y la supervisión y
dirección de la obra la llevó el equipo de la demarcación de carreteras de
Cantabria cuyo ingeniero-jefe era Leopoldo Soler Gali. Tras la voladura del año
1937 en la que se despejan los vanos de las viejas vigas, se recomponen las
pilas y se lanzan los tableros provisional de viga metálica de alma llena para
que sea practicable el puente parece que intervino la Comandancia de Obras y
Fortificaciones del VI Cuerpo del Ejército del Norte en la que destacó como
ingeniero Joaquín Oquiñena Zapater adscrito a la CHE (Confederación
Hidrográfica del Ebro) antes de su militarización y que se sabe actuó en la
reconstrucción del puente de Quintanilla-Escalada así como sus auxiliares
Marcelino Llagorteras Mestres y Eduardo Álvarez Esteban (BOE nº 93 Burgos,
21.01.1937), y también en los puentes reconstruidos de San Vicente de la
Barquera, Pesúes (ROP 1936-1939) y entre otros, el puente viejo de Quintanilla
de la Nía
Otras modificaciones de la estructura parece que
se producen cuando por lo angosto del tablero se decide pasar los viales
peatonales a los costados externos, habilitando la cubierta completa como
calzada. Parece ser que se instala un primer vial con barandillas en lado aguas
abajo en el año 2006 y en aguas arriba se instalaron en el año 2008. Como dato
curioso, comentar que las cepas de hormigón hidráulico que soportaban el viejo
puente de madera y que eran bastante visibles en aguas bajas se eliminaron inexplicablemente
en los días 21 y 22 de julio de 2007 cuando deberían de haberse aprovechado
para una nueva y discreta pasarela peatonal, evitando así la modificación en la
estructura e impronta del puente en celosía de hormigón. El peso de estos
viales de hormigón que parecer se fijan a los cordones inferiores de las
celosías y no a la gruesa imposta de la plataforma de hormigón, ha sido
determinante para que se incorporaren como otro pegote añadido una serie de
palastros huecos de acero y diversas abrazaderas adheridas o fijadas a todos
los montantes de las celosías, evidentemente transformando la estructura
original.
Por demás, el paso goza de iluminación con una
serie de farolas modernas que se hincan en los largueros superiores de las
celosías. Llama la atención que, hacia el año 2014 se permitiera la circulación
cruzada y que más recientemente se limite a un solo sentido alternativo,
teniendo preferencia los vehículos que acceden a la villa desde cabecera
izquierda o lado asturiano. Dispone también de una señal prohibiendo
velocidades superiores a 30 km/h. Su estado de conservación no está mal aunque
convendría decapar y pintar los elementos metálicos, especialmente las biondas
tubulares y las barandillas, las externas y las internas. La piedra de pilas y
estribos también merece una buena limpieza y eliminación de hierbas y musgos.
Los frentes de las impostas también están ennegrecidos.
En la entrada por la cabecera derecha existe una
placa de plástico que creía se correspondía con la figura de algún preboste o
alcalde local pero no, se trata de un agradecimiento a Manuel Peláez López,
economista y socialista involucrado en múltiples batallas reivindicativas del
obrero, especialmente en la minería. Sufrió cárcel con Nicolas Sartorius y
formo parte de asociaciones y partidos embrionarios del futuro PSOE. Ocupó el
cargo de Director Provincial de MOTMA para Cantabria entre 1990 y 1996 y seguro
que algo tuvo que ver con este puente.
Para saber más. Prácticamente lo dice todo sobre el puente el blog local de
Carreterucas. Es impresionante. Llevo varios años rastreando bibliografía,
fuentes, datos y artículos sobre más de 700 puentes subidos al blog y salvo
obras bastante contemporáneas en las que existen memorias técnicas y que suelen
incluir fotos, no había tenido la suerte de localizar en internet una site
tan completa que nos informa de una estructura concreta como es este caso. Parece
que el blog lo administra Nubarrón y nada más. Bueno, tampoco mi blog dice
mucho, lo reconozco: El lobo Quirce y que soy camionero (jubilado). Lo curioso
de Carreterucas -como bien indica- es que su leitmotiv es la carretera,
así, más que los puentes, aunque estos sean parte primordial de cualquier
camino que tiene que salvar un río, ría, vaguada o cañón. Así entró también el
Quirce en este mundillo de la obra pública, a través de la caminería histórica,
incluyendo como Nubarrón los variados hitos que numeran las distancias de los
caminos, desde los antiguos miliarios, leguarios o puntos kilométricos. En fin,
agradezco su trabajo al respecto con este curioso puente tan maltratado pero
que todavía podemos contemplar en la villa de Unquera. Otro blog que desarrolla
en profundidad esta obra civil y el entorno de Unquera de modo magnífico es el
de Xurde Morán, con innumerables fotos de los puentes sobre el Deva. A nivel
histórico conviene citar a Inocencio Cadiñanos Bardeci que se ha propuesto
sacar a la luz muchos puentes por provincias como son Burgos, Palencia,
Valladolid o León y que para mi sorpresa también tiene un breve estudio sobre
puentes asturianos, donde se fija en éste, incorporándolo al término de
Ribadedeva y facilitándome algunos datos muy interesantes del proyecto fallido
del Padre Pontones pero también, apuntando que el moderno es proyecto del
ingeniero José Pardo Gil que estuvo vinculado a la obra pública de Cantabria
durante varios años. El trabajo de Cadiñanos se titula “Noticias sobre algunos
puentes asturianos en la Edad Moderna”, editado en el año 2008 en “LIÑO 14.
Revista Anual de Historia del Arte”, página 67. En relación con el Padre
Pontones es muy interesante también el trabajo como tesis doctoral de Pablo
Cano Sanz titulado “ Antonio de San José Pontones. Arquitecto, Ingeniero y
Tratadista en España entre 1710/1774”, presentada en el año 2004 en la
Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Geografía e Historia,
Departamento de Arte Moderno”. El manual docente que escribió José Eugenio
Ribera Dutaste, editado por Gráficas Barragán de Madrid en el año 1926 contiene
información y dibujos sobre este puente y otros en celosía de hormigón armado
como se muestra en algunas fotos de la serie. En cuanto a tratadistas, viajeros
o polígrafos que escribieron sobre el camino real y describen lo que había
aquí, ya fuere puente o barca, cabe considerar la información de Pascual Madoz
Ibáñez en su famoso “Diccionario Económico Geográfico de España y provincias de
Ultramar”, editado en 1846, tomo 13, página 452, voz Ribadedeva, donde nos cuenta: El Deva desemboca en el
mar por el punto llamado Tinamaijor y tiene una barca en el lugar de Bustio y
es navegable en pleamar por quechemarines hasta media legua de su desagüe
pudiendo contener pataches y bergantines en dicho sitio de Tinamaijor. El
“Itinerario Descriptivo Militar” editado en 1865 al que ya se ha aludido en
este artículo, también recoge lo de la barca y el deterioro de los caminos
anejos en el itinerario 171 Santander-Oviedo, páginas 295/299. En la ROP
(Revista de Obras Públicas) hay información sobre la voladura de este puente y
su apaño para que siguiera siendo útil. Son números extraordinarios de
1936-1939, especialmente en los tomos 8,11y13; se ponen algunas fotos en la
galería aunque de mala calidad. Un trabajo importante sobre el tema de puentes
destruidos durante la guerra incivil donde se recopila esta voladura es el
titulado “La ingeniería de caminos durante la Guerra Civil española.
Destrucción y reconstrucción de puentes”, tesis doctoral de Vanessa María
García-Lozano bajo la dirección de Leonardo Fernández Troyano, presenta en el
año 2015 en la Universidad de a Coruña.
Bueno, pues ahí queda
este pequeño estudio del puente de Unquera con todas mis dudas, conjeturas,
hipótesis y alguna que otra certeza. Salud y buena ruta.
Se intenta seguir un
cierto orden cronológico en la exposición gráfica, cuestión harto difícil al
carecer de datos concretos o fidedignos de muchas de las fotografías que se
muestran.
Foto-postal con visión del puente desde orilla Unquera o margen derecha de la ría. Puede que sea de los primeros años de la década de los 20 del siglo XX pero anterior a la construcción de la Villa Delfina o Casona del Indiano, concluida en 1925 y que aquí no aparece.
Otros ejemplos de viga en celosía de hormigón que recoge el citado manual de José Eugenio Ribera con detalle de la distribución de esfuerzos en una viga Howe invirtiendo la situación de las diagonales que aquí trabajarían a compresión y los montantes a tracción.
Curiosa panorámica de la villa con la presencia de los tres puentes sobre el río Deva. La toma se realiza desde la margen derecha de la ría (aguas abajo) y podríamos suponer que se hace a principios de los años 30 del siglo XX pero antes de que se desmontara el puente de madera y también, antes de su voladura en 1937. La fotografía la exhibe el blog de Carreterucas y figura en los archivos o muestrario de la web de compra-venta de Todocolección.
Dos interesantes imágenes del puente -reparado pero sin reconstruir- y anejo a el, un nuevo puente de madera que se debió de levantar sobre las mismas basas del viejo puente sobre el Deva con el fin de dar servicio a la población y a las comunicaciones de esta carretera nacional mientras que se reconstruía el perjudicado con nuevas vigas de hormigón armado en celosía del tipo Pratt aunque con algunas modificaciones según cuentan algunos informes al respecto (ver libro de Puentes Arco). Como no he conseguido información sobre esta vital reconstrucción y puesta en servicio, conjeturo que debió de hacerse en los primeros años de la década de los 40 del siglo XX con todas las cautelas posibles. Las fotografías se muestran en las sites de Carreterucas, Ingenieros 128/129 y Comedurasdetarro.
Visión del puente por Google View en fecha septiembre de 2021.
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