VALDERAS. León
LE-524 PK 13,900
Este cordel pecuario nos sorprende por la riqueza monumental en puentes antiguos que atesora, pues además del puente de Almanza, nos encontraremos con el del pueblo de Cea, el mítico Puente Canto de Sahagún o los de Valderas, todos ellos en la cuenca del río Cea, añadiendo el imponente paso sobre el río Esla que tiene Castrogonzalo de origen remoto. El destino final de nuestra cañada, tras cruzar las provincias de Zamora, Salamanca y Cáceres eran los llanos o campiñas pacenses de Llerena, Monesterio y Montemolín, cerca de la raya con Andalucía y siguiendo caminos ganaderos que se asentaron sobre sectores de la antigua calzada romana o Vía Lata, también conocida como Vía de la Plata.
Lo que sí existe es cierta confusión en cuanto a la fundación de este puente pues algunos testimonios escritos o ciertas referencias a los puentes de Valderas nos hacen pensar en que era una obra en madera. Cabe la posibilidad de que así fuere desde hace siglos e incluso deberemos de pensar que sólo se utilizaría cuando el caudal del Cea venía crecido pues de lo contrario, se cruzaría este cauce por un vado natural que en la actualidad sigue siendo muy visible, a pocos metros de esta estructura, en aguas abajo. Por otra parte y siguiendo con esta hipótesis, nos fijaremos en la evolución del llamado Puente Viejo, obra también muy antigua, quizás milenaria, pero que en su larga historia, sufrió derrumbes parciales o colapsos de bóvedas que impedían su utilización durante muchos años, momentos en los que parece razonable que -según el trayecto de viajeros o ganados- fuera necesario utilizar otro paso sobre el Cea como es el de este viejo puente. Si bien es cierto que pudo ser completamente obra en madera, parece que su evolución, probablemente en el siglo XVIII, es convertirlo en puente mixto. Se levantan fuertes estribos y dos pilas intermedias de piedra en cuidada sillería de calizas sobre las que se tiende un tablero de madera que servía a todo tipo de tránsitos y así subsistió (o se arruinó) hasta que en el último tercio del siglo XIX se decide reconvertirlo en obra plena de fábrica que por su impronta, se correspondería con los típicos puentes normativos de catálogo de obras públicas decimonónicas.
Llama la atención ese cambio que, en general, no es frecuente. Existen muchos puentes con pilas y estribos de piedra de buena fábrica en sillería que tenía tableros horizontales de madera que a lo largo del tiempo se sustituyeron, bien por otros de viga en celosía de madera o bien de hierro y que finalmente, acabaron siendo sustituidos por tableros de hormigón. Son obras de cierta antigüedad cuya fundación de pilas ha sido profunda y sólida y no han requerido grandes modificaciones salvo las de tablero y en este blog tenemos varios ejemplos como pueden ser el Puente de Nogales, quizás al que se parece más nuestro puente de Valderas, u otros, como son el Puente de La Campesina, el Puente de Villela, el de Barrio de San Vicente o el de Santa María de Mave, todos ellos sobre el río Pisuerga. Pero en este caso, la incorporación de bóvedas escarzanas y la intención de seguir manteniendo un tablero horizontal, requería un ajuste de pilas y estribos por lo que estos, se elevan aproximadamente algo más de un metro con rellenos de hormigón y placaje de sillería, incorporando sobre pilas los salmeres que soportaran el peso de las nuevas bóvedas.
Características actuales de la obra. Nuestro puente tiene una longitud aproximada de 33 metros y una anchura regular de 4,10 metros. Dispone de tres vanos de geometría abierta o escarzana con luces de 7+8,40+7 metros. Los apoyos se producen en estribos y un par de pilas intermedias cuyo grosor es de 1,80 metros. Son del tipo tabique con una profundidad de 3,30 metros que se refuerzan en lado aguas arriba con tajamares semicilíndricos coronados con tejadillos semicónicos, todo ello de piedra bien trabajada. En aguas abajo carecen de espolones. Sobre los recrecidos de pilas se apoyan estas bóvedas a base de un excelente dovelaje de piedra caliza algo porosa de tonos terrosos. Llama la atención la peculiaridad de las boquillas donde se ha pretendido incorporar un acento decorativo al alternar las dovelas en función de sus tonos, unos casi blancos que contrastan con otros más oscuros y que ciertamente, embellecen la obra civil.
La estructura se completa en ambas caras con unos arranques en tímpanos que se cubren con dos o tres hiladas de sillería y se continúan con ladrillo dispuesto a tizón hasta zona de impostas. En estribos hay disparidad de fábrica: zonas donde se mezcla vieja sillería y sillarejo de buena labra con los recrecidos de peor factura y mucho mortero aglutinante. En aguas arriba la obra antigua disponía de manguardias también de sillería aunque la de la margen derecha se ha sustituido por obra en hormigón. En aguas abajo todavía subsisten pequeños paños de este muro como protección en la margen derecha (visión desde aguas arriba).
En cubierta destaca la gruesa imposta de piedra que soportaba los pretiles originales de los que apenas quedan restos. También se tallaron en estas impostas canales de desagüe a modo de imbornales. Los pretiles son curiosos, bien por su anchura así como por su disposición y altura. Se construyen con aparejo de ladrillo macizo plano, contrapeando dos hiladas al estilo inglés y otra interior a soga y longitudinal hasta extremos cuya anchura llega hasta los 40 centímetros y la altura es de 1 metros aunque en general, se encuentran muy arrasados o disminuidos. Disponen de un témpano o pilastra central de piedra como soporte y se completas los petos con una albardilla también de ladrillo dispuestas a sardinel. En extremos el tablero se abocina y quedan restos de pretiles de hormigón en masa. Probablemente dispuso de un firme de empedrado del que quedan algunas piezas aunque su magnitud actual es a base de tierra como el propio camino al que da servicio. El ancho disponible del tablero es de 3,30 metros lo que permite el paso holgado de todo tipo de vehículos agrarios alternativamente. No he observado que exista alguna limitación por MMA para su cruce por lo que entendemos que su estado estructural es óptimo aunque sería deseable que se le sometiera a una rehabilitación importante completando los petos originales -muchas piezas se encuentran caídas en el cauce del río-, limpieza y ajuste de sillería, desbroce de vegetación que medra entre las juntas de las piezas o en los arranques de muros así como otras atenciones en orden a su rehabilitación. Creo que es una obra civil que se debería de poner en valor por su antigüedad y tipología y exhibirla con cierto orgullo para lo que deberían de ponerse señales de tráfico en las inmediaciones de la carretera LE-524 informando sobre un puente histórico y también, un panel a pie de obra que ilustre al visitante sobre su historia y vicisitudes.
A mi modo de ver y sólo en un corto periplo de 14 o 15 kilómetros o lo que es lo mismo, entre Villafer y Valderas, podemos encontrarnos una veintena de variadas estructuras pontoneras que ya son históricas, auténticos monumentos de obra civil que abarcan varios siglos de existencia y que convendría estudiar, rehabilitar y adaptar para que el curioso turista, técnico o estudioso del tema, pueda visitarlos en una especie de ruta pontonera de gran interés precisamente por la variada tipología de estas obras que como decía, abarca alguna alcantarilla de posible origen romano, pasando por obras renacentistas o barrocas, varios ejemplos de ingeniería decimonónica, espectaculares puentes metálicos con celosías bow-string y otros muchos prácticamente ocultos del tipo mixto con estribos y pilas de fábrica y tableros inferiores en celosía de alma llena a base de perfiles de hierro actualmente muy oxidados que se corresponden con actuaciones de principios del siglo XX y que aún permanecen en uso prestando un singular servicio a esta calzada.
Para saber más. Según mis informes, sólo lo trata el libro titulado “Catálogo de puentes de León anteriores a 1936” obra de la que ya he hecho varias referencias en otras entradas para los puentes de Valderas, en este caso, en las páginas 520/523.
Cómo llegar. Como ya he escrito en otras ocasiones
al respecto, la Tierra de Campos es tan extensa que, una vez se adentra el
viajero por ella, lo cierto es que se encuentra lejos de todo, no obstante,
buscando vías rápidas en el entorno, quizás la más cercana a nuestro puente y
el río Cea se la A-6 (Autovía del Noroeste), antiguo Camino Real hacia A Coruña
y que deberemos seguir hasta su PK 255 donde nos desviaremos hacia
Castrogonzalo por la nacional N-610 en dirección N/NE para seguir por las
provinciales ZA-513 (estamos en tierras zamoranas) y continuar por la LE-513
hasta Valderas y sus puentes históricos. Otra posibilidad nos la ofrece la Vía
de la Plata, ahora bajo matrícula A-66 que en su PK 194 nos permite coger
dirección E/SE por la provincial LE-412, cruzar la nacional N-630 a la altura
de Villaquejida y seguir por la LE-524 hasta su PK 13,900 (poco antes de entrar
en Valderas) donde a la izquierda cogeremos un camino de tierra que nos lleva
hasta este puente.
Tanda de fotos de fecha 08.07.2019
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