sábado, 12 de diciembre de 2020

PUENTE ROMANO DE LUGO

 PUENTE ROMANO SOBRE EL RÍO MIÑO
LUGO
N-VI PK 500,300

Se presenta en el blog uno de los puentes más interesantes de la geografía peninsular. Como ocurre en la gran mayoría de obras pontoneras viejunas pues hay que tener en cuenta las múltiples intervenciones a lo largo de los siglos. En este caso, sobre basas auténticamente romanas -lo que nos indica un puente que fue genuinamente romano- se han reconstruido pilas, bóvedas y muros en función de los diferentes colapsos o sabotajes que esta obra civil ha sufrido. La impronta actual, independientemente de su reciente recomposición, es la de un puente de acento medieval por los arcos ojivales que contiene, drásticas reconstrucciones en el barroco, otras en tiempos clasicistas hasta llegar al período decimonónico en que se produce la intervención más agresiva por ensanche de tablero pero actuando a nuestro pesar sobre elementos antiguos como eran pilas, tajamares y espolones. Con la restitución parcial a su impronta habitual anterior al siglo XIX -la ejecutada entre los años 2012/2013- se consigue recuperar en su forma un bien monumental que deberemos de cuidad para transmitirlo a generaciones futuras. Entiendo que esta última actuación fue controvertida y aún sigue dando que hablar y escribir pero en nuestros días, parece que la solución dada al asunto es la más realista y cuidadosa con los bienes culturales y patrimoniales que cualquier ciudad o población puede exhibir con cierta dignidad. Incluso opino que esta determinación de devolver a su estado original -en la medida de lo posible- cualquier monumento antiguo de valor que ha sido drásticamente modificado por conveniencia -o incluso necesidad en tiempos pasados- se debe generalizar y poner en práctica cuanto antes y ya tenemos varios ejemplos aunque en la obra civil no abundan, ciertamente.

Con respecto a la historia de este puente y su posible origen poco sabemos. Parece plausible que se levantara cuando va tomando auge la mansio o civitas de Lucus Augusta (Lugo) como punto intermedio entre las dos grandes urbes del siglo I d.C. en Hispania y que son Bracara Augusta (Braga) y Asturica Augusta (Astorga), ciudades que estaban comunicadas por la Vía XIX del Itinerario Antonino, calzada a la que daría servicio nuestro puente. Como en otros casos habituales, incluso pudiera ser en origen un puente de pilas de piedra y tablero de madera que con la evolución y prosperidad de estas poblaciones, además del asentamiento y pleno dominio de la Gallaecia por parte del Imperio, se decidiera por aquellas fechas levantar una estructura de fábrica al puro estilo romano como se verá por algunos hallazgos en la actuación reciente.

En el verano de 1995 aprovechando las aguas bajas se procedió por parte de la CHM a la construcción de un nuevo colector de saneamiento por lo que el nivel del cauce era tan bajo en aquellos momentos que se pudieron observar los basamentos de algunas de las pilas del puente, en concreto la 2, 3 y 4 donde la fábrica indicaba su construcción romana: Hiladas de grandes sillares colocadas a hueso y dispuestos a soga y tizón, bien escuadradas, con ligero almohadillado en su cara vista y la presencia en algunas piezas de las marcas en forma de cola de milano en bordes donde se solía aplicar la grapa ya fuere en plomo o madera para imbricar correctamente los sillares. También existía proporción romana en las luces de los vanos y en el grueso de estas pilas estudiadas, todo ello según cuenta el descubridor en aquel momento de estos hallazgos, Manuel Durán Fuentes, ingeniero y experto en la pontonería romana de nuestro país. Otro descubrimiento interesante al eliminar arenas, lodos, fábrica caída de otros colapsos e incluso hormigones de refuerzo en alguna pila fue que llegando al zampeado de estas, por debajo de las línea de tajamares/espolones se pudo comprobar que la anchura regular de las pilas era de 7 metros, semejante a la posible profundidad de bóvedas y por tanto al ancho de tablero primitivo, equivalente a los habituales 24 pies romanos que tienen otras obras romanas en Hispania.

Se entiende que en los albores de la Reconquista y en la lenta expansión a lo largo del siglo VII pudiera seguir en uso como puente romano ya que existen referencias de que el rey Alfonso I de Asturias (693/757) cede los derechos de explotación del pontazgo de Lugo -entendiendo que sólo existía esta obra- al obispado de la ciudad representado en la figura de Odoario, personaje controvertido que fue también obispo de Braga, que huyó de Lugo ante la invasión musulmana para volver a requerimiento de Alfonso I para ayudar en la reconstrucción de la ciudad por lo que le cedió no sólo derechos de pontazgo sino que también la administración o gobierno de Lugo. Estos derechos fueron renovados al obispado en tiempos de Alfonso IX de León (1171/1230), probablemente según lo acordado en las famosas Cortes de León, convocadas en el año 1188 y donde acudieron nobles y alto clero de la corte leonesa. Precisamente y por la debilidad de la Corona se acordó confirmar muchos privilegios a estos para conseguir ayuda y fondos en la lucha con los musulmanes y otros reinos anejos y hostiles como eran los de Castilla y Portugal. A este respecto conviene destacar que las citadas Cortes constituyen la primera ocasión en la Europa de época en que se reúnen junto a la Corona representantes de la nobleza, clero y clases populares o pueblo llano, éstas quizás participadas por funcionarios, artesanos y comerciantes ricos de estos nuevos burgos y los poderosos gremios de la ganadera y arriería incipiente. Los representantes procedían de León, Galicia, Asturias y Extremadura y hubo acuerdos, parlamentos y cesiones por parte de los implicados por lo que podemos colegir que efectivamente y testado documentalmente, constituyen las primeras Cortes representativas en Europa, anteriores por tanto a las de Inglaterra. En lo concerniente a Lugo la ratificación de los dominios de la ciudad y las rentas de pontazgo debieron de concederse al obispo Rodrigo II Fernández cuya mitra ostentó entre los años 1182 y 1218. Parece plausible que en aquel tiempo tranquilo y de cierta prosperidad se iniciaran las obras de reconstrucción del puente, aportando al mismo su impronta medieval por medio de arcos ojivales de los que actualmente quedan algunas muestras, actuación lenta que podríamos situar entre los siglos XIII y XV. A juzgar por la estructura y siguiendo esa hipótesis, se levantarías de nuevo las pilas derribadas sobre las basas originales romanas ya que no parece haber variación de luces aunque sí de flechas lo que originaría un tablero palpable a dos aguas. La cuestión es saber si ya en esos momentos se decide reducir la anchura de pilas para que haya basa suficiente para acoplar las defensas de tajamares aguas arriba y espolones en aguas abajo. Otra posibilidad es que estas reformas se produjeran en algunas intervenciones de rehabilitación como son la de 1570 o la de 1578, periodo barroco en que probablemente y por ruina se levantan las bóvedas en arcos de medio punto. Algunas fuentes señalar que además, se añadió un portón de entrada de madera para control de pontazgo. También hubo otras intervenciones en el puente en el año 1592, 1632 y 1648 período bajo la monarquía de los Austria que, desde luego, no fue muy prolífico en el mantenimiento de puentes o calzadas a lo largo del país. Otros testimonios escritos cuentan de una modesta reparación en este puente en el año 1735 que efectuó el maestro de obra Lucas Ferro Caaveiro cuyo coste fue de 1.706.-  reales de vellón. Una violenta crecida del río Miño en 1783 debió de producir daños de consideración en la obra civil por lo que se negoció su reparo. Eran tiempos en los que reinaba Carlos III acompañado de varios ministros de inspiración ilustrada muy atentos a la necesidad de que la obra pública se expandiera por el reino y que se hicieran mantenimientos adecuados de puentes y caminos. Hay constancia de que en el año 1791 y a instancias de la Intendencia General de Galicia reconozca los daños el perito o arquitecto Miguel Ferro Caaveiro, entiendo que hermano o pariente del anterior. Por aquellas fechas y tras la fundación de la RABASF (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando) esta entidad oficial eleva su rango y tras la creación por Antonio Ponz de la Comisión de Arquitectura será siempre la academia la que inspeccione, proponga técnicos o fiscalice la labor y coste de la obra pública en nuestro país, entendiendo que ya existían promociones razonablemente dotadas de arquitectos y parece probable que el tal Ferro ya ejerciera como arquitecto de esta academia. Los antiguos maestros de obra o canteros de prestigio se adaptaron a las nuevas normas y solían actuar como peritos, auxiliares de dirección o sobrestantes en las obras públicas.

La última ruina documentada se corresponde con la voladura de un arco durante la Guerra de Independencia, probablemente hacia el año 1810. Los famosos repliegues del ejercito inglés en la península y especialmente en Galicia fueron muy duros para los puentes. Echo el falta un estudio detallado de todas las obras públicas que volaron o arruinaron en sus vaivenes bélicos durante esta guerra. Bueno, algunas fuentes dicen que el causante de la voladura fue el ejército francés. En este caso, el afectado parece que fue el 5º arco. Como la luz de esta bóveda apenas llegaba a 11 metros, quizás bastante menos porque podrían quedar parte de tímpanos como era habitual, se lanzó un tablero de madera para dar servicio a su cruce que así permaneció hasta 1818 en que se vuelve a levantar en fábrica según proyecto y dirección de obra de José Miguel de Sarasa, matemático que había ingresado en la RABASF y que ejercería ya como arquitecto. En la actualidad es el vano más limpio y trabajado, quizás donde se aprecia la actuación más reciente de la estructura.

Entendemos que el puente se mantendría en buen estado, probablemente con pequeños reparos hasta la intervención de 1893. Por aquellos años y en tiempos que podríamos llamar de prosperidad económica y comercial en la zona, los tráficos intensos por nuestras carreteras menudeaban y los destinos a Lugo obviamente también se incrementarías. Teniendo en cuenta que en la capital lucense sólo existía este puente (nada nuevo que no ocurriera en otras capitales de provincias con ríos) pues todos los tránsitos se canalizaban por esta obra por lo que resultaba incómoda la circulación rodada donde por aquellas fechas, además de ganados, carros, calesas y jinetes se intuía ya la presencia de vehículos a motor, algunos ya circulaban por nuestras carreteras aunque no de modo tan explosivo como ocurrió ya en los años 20 del siglo XX. En el año 1893 se aprueba el proyecto del ingeniero asturiano Godofredo Álvarez-Cascos González, técnico ya experimentado de la promoción de 1866 quizás imbuido por el creciente interés ingenieril por las estructuras de hierro y acero. Diseña un ensanche del tablero a base de vuelos en los cantos por medio de estructuras metálicas que ciertamente no deberían causan daños en el bloque de obra pero la intención de dar mayor horizontalidad al propio tablero y conseguir mejores apoyos resultaba un problema. En algunos puntos el recrecido era 1,20 metros y en la medianía del tablero (arcos 3 a 7) disminuía la rasante hasta 1,30 metros. Ello obligaba a desmochar los sombreretes de algunos tajamares y espolones, se recrecieron algunas pilas y tímpanos y en fin, se procedió a colocar una nueva estructura voladiza a base 2 vigas de acero con perfil en doble T como largueros en los cantos del puente arriostradas por viguetas del mismo material; sobre esta nueva estructura se disponían las planchas de acero que actuarían como andenes para los peatones. Sobre las vigas exteriores se disponen las barandillas metálicas. Todo el entramado se fija con soldadura. Obviamente, desaparecieron los pretiles originales. Estos recrecidos en muros se cubrieron con macizos de granito y rajuela o lajas de esquistos. Para la horizontalidad del tablero se requirió su alargamiento por medio de aterramientos lo que originó que en cabecera izquierda se produjera una entrada al puente brusca, casi en ángulo recto y si bien es cierto que en aquella época de tráficos lentos no causaba problemas, con la llegada de vehículos automóviles rápidos, allí se producían bastantes percances y atropellos.

En el año 1956 y debido a los problemas de tráfico se solicitó un nuevo ensanchamiento de tablero que por aquellas fechas, podría haber sido a base de losas de hormigón armado para lo que hubiera sido necesario modificar el extradós original entre otros daños pero por suerte, no se llevó a efecto debido a los informes negativos de la Jefatura de Sondeos perteneciente al MOP. Otra intervención de interés fue la del año 1971 cuando se decide sustituir estas aceras por otras semejantes que ciertamente han durado hasta nuestros días. En el año 1996 se actuó sobre los basamentos de las pilas 4,5,6 y 7 con refuerzos a base de cementos hidráulicos que según parece se sumergieron en sacos. Desde el año 1969 la DPC (Dirección Provincial de Carreteras) informaba de la necesidad de levantar otro puente.

La construcción del puente de la N-530 en los años 80 del siglo XX influyó en la descarga de tráficos por este puente pero no mucho. Es a partir de 2011 al construir el puente nuevo aguas abajo de éste cuando realmente podemos considerar que la obra de origen romano podía desentenderse de tráficos procediendo a su reconfiguración antigua y destinándolo a pasarela para peatones y ciclistas.

Respecto a la intervención del año 2012 señalar que en puridad se redujeron al desmontaje del ensanche del tablero, un ajuste de la propia plataforma a la anchura variable de las bóvedas, recobrar cierto perfil alomado y un nuevo firme y pretiles con piezas de rajuela y sillarejo de pizarra y esquisto con granito en las albardillas. También fue ardua la labor de descubrir las basas de algunas pilas por medio de ataguías, inspeccionar el estado de estas y reforzarlas al tiempo que se iniciaba una detallada labor arqueológica para estudiar los restos de sillería y otros elementos de la estructura, normalmente bajo el agua, desconocidos hasta esa fecha y que han propiciado que la obra civil sea correctamente datada como de origen romano. Los detalle de esta intervención se pueden consultar con gran detalle en el trabajo titulado “El puente romano de Lugo. Rehabilitación y nuevos datos histórico-constructivos” de Manuel Durán Fuentes. Respecto a su memoria técnica señalar que el cliente fue el propio Ayuntamiento de Lugo, el coste de la actuación fue de casi 950.000.- euros financiados en un 75% por el Mº de Fomento y el 25% restante por el Ayuntamiento. La redacción del proyecto es de Manuel Durán Arriero como arquitecto y los ingenieros Manuel Durán Fuentes y Pablo Fuentes Faílde, éste último llevando la dirección facultativa. La empresa constructora fue Misturas Obras e Proxectos, S.A. El seguimiento de obras por parte del ministerio lo hizo José Luis Cabeza Sahuquillo y la coordinadora del Proyecto 1% Cultural fue Rita Lorite Becerra.

Características actuales de la obra. Nuestro puente tiene una longitud aproximada de 116 metros incluyendo estribos. El ancho regular es de aproximadamente 7 metros de los que 6 metros quedan para calzada y 0,50x2 metros para pretiles. Originariamente debió de constar de 8 vanos probablemente con luces semejantes de 10,40 metros como apunta Durán. En la actualidad tiene 9 vanos de luces variables. Llama la atención el primero que propiamente es una alcantarilla adintelada de 1,80 metros de luz. Parece un apaño realizado probablemente en época clasicista por similitud de fábrica aunque ignoro su origen y utilidad. Podría ser un aliviadero adaptado junto a esa manguardia que daría servicio a una vieja senda junto a la orilla del río u otros menesteres. El resto de los vanos tienen luces de 5,60+6,70+10,38+10,40+9,20+9,70+10,80+7,93 metros. La bóveda del arco 2º se ha recrecido originando dos boquillas visibles en geometría de medio punto. Los arcos ojivales son el 3º, 7º y 8º siendo el resto en semicírculo. Respecto a las pilas existe también cierta variación en grosor. La primera, que sería originariamente pila-estribo tiene 3,10 metros de ancho. De la 2ª a la 5ª oscila entre 3,10 y 4,50 metros. La 6ª y 7ª que acompañan a los arcos ojivales tienen mayor grosor que oscila entre 9,30/9,10 metros. La 8ª tiene una anchura de 7,54 metros. Estas pilas, que originariamente tenías tajamares de sección semicircular y carecían de espolones ahora tienen como refuerzos en ambas caras tajamares-espolones de sección en cuña que llegan hasta zona de riñones de arcos y recrecidos en forma de pilastras rectangulares que alcanzan la línea de impostas.

En cubierta destacan las cabeceras, más abocinada la de orilla izquierda que además emboca en curva con respecto a la calzada (Rúa de Santiago) mientras que en cabecera contraria con menor ensanchamiento se adapta perpendicular a la vieja calzada. Los nuevos pretiles son de lajas y sillarejo de pizarra, cuarcita y esquistos de variados tonos que se coronan con albardillas de granito. El nuevo pavimento también es similar con pizarras y cuarcitas variadas, planas, siguiendo el modo tradicional gallego de la  chapacuña aunque en disposición plana o de enlosado. Se inserta en el firme un nervio central con sillería de granito. Dispone de iluminación por medio de puntos encastrados en los bajos de pretiles y en los laterales de las pilastras.

Respecto a la fábrica de esta obra cabe señalar que predomina la sillería en piedra granítica aunque de variada volumetría en función de la época de reposición. Se disponen en hiladas horizontales aunque con variabilidad según el paño de muro intervenido. Este aparejo lleva hasta la línea de claves de los arcos pues a partir de ahí arrancan los paramentos que actualmente son de sillarejo o mampuesto menudo de esquisto picado en cara vista que llega hasta la línea de impostas. En bóvedas existen algunas cuyo intradós se conforma con lajas de esquisto que van conformando las roscas y en boquillas con buen dovelaje de piedra; en otras, las de reconstrucción más reciente se utiliza el dovelaje de granito en todo el cañón. Donde existe mayor regularidad en los trabajos de cantería es en los tajamares y espolones en cuña que llegan hasta la altura de riñones de arcos y que se implementan con una sillería muy cuidada,  bien dispuesta y trabada. Sobre ellas se levanta un segundo cuerpo mas estrecho y de sección rectangular que se apaña con mampuestos muy aglutinados con mortero y reforzado en esquinas con aristones de granito de buena factura. Existe alguna singularidad, como en la pila 8 junto a cabecera derecha, más ancha y que tiene espolón escalonado. Estas protecciones debieron de tener sus tejadillos gallonados o a dos aguas pero se han eliminado al rebajar la altura de estas pilastras en la intervención de 1893. Actualmente se cubren con losas de granito planas.

Obviamente su estado de mantenimiento es óptimo teniendo en cuenta la reciente intervención pero ya se observa el crecimiento de matojos y hierbas entre las rendijas de la sillería y exceso de líquenes u hongos que manchan la piedra. Echo en falta algún camino o vereda que transcurra por las márgenes del río y permita llegar a la base de esta obra para observarla bien o fotografiarla. Hay cierto abandono en orillas donde abunda la vegetación descontrolada y arbolado que también nos impide la visión o fotografiado de la obra plena. Tampoco existe un panel que nos informe sobre la historia del puente y sus variadas vicisitudes.

Para saber más. El trabajo más comprometido y detallado es el del propio autor de los estudios y su reconversión al estado original al menos como debió de estar antes de la modificación de 1893. Se titula “El puente romano de Lugo: Rehabilitación y nuevo datos histórico-constructivos” que presentó Manuel Durán Fuentes en el VIII Congreso Nacional de la Construcción celebrado en Madrid, Instituto Juan de Herrera entre los días 9/12 de octubre de 2013. Como la mayoría de la pontonería romana gallega, este autor ya lo había estudiado desde hacía años y así se refleja en otro trabajo concienzudo titulado “Pontes històricas de Galicia”, obra editada en el año 1995 por el CICCP y la Xunta de Galicia y donde comparte autoría con Segundo Alvarado Blanco y Carlos Nárdiz Ortiz. Otro trabajo ligado a estos es el titulado “La construcción de puentes romanos en Hispania”, obra editada en el año 2005 por la Xunta de Galicia cuyo autoría, texto y fotos son de Manuel Durán Fuentes. El ingeniero e historiador de puentes Carlos Fernández Casado lo estudia en su compendio titulado “Historia del puente en España. Puentes romanos”, editada en 2008 por el CICCP y el CSIC. Uno de los primeros estudios sobre puentes antiguos en España lo hace el ingeniero Pedro Celestino Espinosa cuyos trabajos los plasmó en la ROP para los años 1878 y 1879 aunque sobre esta obra que data para el siglo XII apenas nos   informa de que dispone de 8 arcos y tiene una anchura de tablero de 7 metros. Existe un dossier sobre la recomposición de este puente elaborado por  Patrimonio Histórico del Ministerio de Fomento con información y fotos de esta actuación que corresponde al 1% cultural. La Wikipedia tiene voz propia para este puente. Sobre la candidatura de esta intervención a los premios CFC he capturado esta noticia de fecha 15-10-2019. En La Voz de Galicia hay información variada de la obra según sus ediciones de fecha 06-08-2020 donde se adjudica un sector de la N-VI a la administración municipal o en 06-11-2013 donde se informa del alumbrado. El Progreso también se ocupa de su inauguración con fecha 19-11-2013. El País en edición de 23-09-2011 nos aporta información histórica del puente y en la edición de fecha 23-07-2013 denuncia algunos retrasos en la rehabilitación. El periódico La Región lo hace en su edición de fecha 06-07-2011. El COAG de Lugo recoge una opinión interesante sobre la actuación y las nuevas posibilidades para el Barrio da Ponte. El blog novashistoria monta con fecha 29.03.2011 un buen artículo sobre esta última intervención en el puente. Otras sites que tratan el asunto o ponen fotos del puente son turismo-gal., elespañol-com, latunicadeneso, gataconbotas, caudalfest, womantosantiago o culturaclasica entre otras varias fáciles de encontrar en la red. Con fecha 22-06-2015 La Voz de Galicia informa sobre la instalación en la cabecera izquierda de un legionario romano de hojalata. Bueno, resulta gracioso y todos nos hacemos foto con él como si fuera un colega. Es iniciativa del estudio Arde Lucus y obra de los artesanos Jordi Illamola y Sergi Xifró. 

Cómo llegar. La vía rápida para llegar a Lugo es la autovía A-6 por la que seguiremos hasta su salida en el PK 488 para seguir por la nacional N-VI que prácticamente nos llevará hasta el puente. La A-54 todavía incompleta permite la conexión entre Santiago de Compostela y Lugo. 

Se sigue cierto orden cronológico en la exposición gráfica y se echa de menos la carencia de imágenes antiguas de la obra, especialmente anteriores a la intervención de 1893. 



Postal del puente de Ediciones Garrabella-Zaragoza comercializada en los años 50 del siglo XX con remite manuscrito de 1956.


Panorámica con el puente en postal de Ediciones París-JM. de Zaragoza circulada en los años 60 del siglo XX.


Postal de los años 70 del siglo XX sin otros datos.









Completo estudio del puente antes de su recomposición con dibujos de alzado y planta, fotos de detalle, epigrafía y marcas de cantero que podríamos datar a finales de los años 80 del siglo XX. Tomado del libro "Pontes històricas de Galicia" obra de Alvarado, Durán y Nárdiz editado en el año 1991. 



Estudio comparativo del posible alzado romano, el medieval y el actual con planta que figura en el libro "La construcción de puentes romanos en Hispania", obra de Manuel Durán Fuentes editada en el año 2005.


Fotografía probablemente realizada en el año 2001/2002 que utiliza Benito Sáez Taboada para su trabajo titulado "Aportaciones al trazado de la Vía XIX del Itinerario de Antonino a su paso por Galicia" editado en el año 2002.


Buena fotografía del viejo puente realizada en el año 2008 que exhibe el blog de ASTELUS.


Toma probablemente realizada en 2009 que figura en el libro de Durán Fuentes antes mencionado. 



Tomas probablemente realizadas en el año 2010 para el dossier-estudio de la Secretaría de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda adscrita al Ministerio de Fomento correspondiente al Programa de Conservación del Patrimonio Histórico-Artístico, 1% Cultural. 







Imágenes del tablero en tomas de fecha 12.07.2011 poco antes de iniciarse las obras de recomposición del puente. 






Serie de fotografías probablemente tomadas hacia el año 2012 con el inicio de la actuación de Durán Fuentes. Provienen del libro "La construcción de puentes romanos en Hispania", obra editada en el año 2005 y que para este caso se tratará de una reedición posterior.









Serie de fotografías con la evolución de las obras entre los años 2012 y 2013 que figuran en el dossier antes mencionado de la Secretaría de Estado adscrita al Ministerio de Fomento.


Inauguración de esta actuación en fecha 18.10.2013 según noticia que publicó el diario La Voz de Galicia en su edición de fecha 19.10.2013.


Puesta en marcha la iluminación del puente en fecha 06.11.2013 con foto de Oscar Cela en periódico La Voz de Galicia.


Buena toma nocturna del puente en fecha de 18.08.2014  cuyo autor es Rodrigo Rega para la Wikipedia. 


Fuerte sequía del río Miño a su paso por el puente en fotografía de Alberto López que publicó La Voz de Galicia en fecha 09.08.2015


Toma de una de las cabeceras en fecha 12.10.2015





Tomas del puente en fecha 03.07.2017 con chiringuito en una cabecera.


Curiosa fotografía que recuerda al puente original antes de su ensanchamiento aunque es toma reciente. Se trata de una imagen de fecha 27.09.2018 que exhibe el blog lascatedrales.com.


Espectacular toma. Quizás la más perfecta que he visto de esta obra civil. Aparece hasta el pequeño vano o alcantarilla junto al estribo derecho (visión aguas abajo). Se trata de una fotografía de fecha 21.02.2019 que exhibe el interesante blog de Gata con botas, felina que además, en su preciosa excursión capta la imagen de otras obras pontoneras de interés. 














Tomas del puente realizadas desde aguas arriba en fecha 19.02.2020


















Tomas del puente realizadas desde aguas abajo en fecha 19.02.2020












Tomas del tablero del puente en fecha 19.02.2020

Algunas plantas que crecen en la campa junto a la cabecera izquierda del puente.



Celidonia mayor o Hierba golondrinera (Chelidonium majus L. Papaveraceae)


Margarita común (Bellis perenis L. Compositae)








2 comentarios:

  1. Hola. Muchas gracias por el comentario que has hecho de mi foto. Solo una pequeña corrección. La fecha de la foto es incorrecta. La foto está hecha el 21/02/2019. Enhorabuena por tu bitácora. ¡Muy interesante!

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  2. Tomo nota y rectifico fecha.
    Gracias por tu comentario.
    Un cordial saludo.

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