PONFERRADA. León
N-VI PK 383,500 y A-6 PK 383 o 388
En este primer periplo
por la pontonería de Ponferrada termino la exposición con esta curiosa obra
civil. Ya he subido al blog el Puente del Centenario, el Puente Viejo o de Cubelos, el Puente de García Ojeda, la vieja Pasarela de Hierro así como el
Puente Querol o ferroviario. Me quedan pendientes de subir un par de nuevas
pasarelas, la de la Senda de Bas y la de la Estación así como los viaductos de
acceso a la ciudad, uno que da servicio a la N-VI conocido como Viaducto de la
Fuente del Azufre y el de la autovía A-6 que se bautizó como Viaducto Ingeniero
Fernández del Campo, ambos de cierto mérito a nivel estructural por su
dificultad.
El puente que presento
tuvo en principio el nombre de Puente de Hierro al que me circunscribo en este
artículo. Incluso en los frontones atípicos de los pórticos de entrada figuran
grabados los blasones de Ponferrada con la leyenda Pons Ferrata que
daban y a mi entender siguen dando nombre a esta estructura, esto es, Puente de
Hierro. No obstante y relativamente reciente, en agradecimiento a la labor de
uno de sus alcaldes socialistas más insignes llamado Celso López Gavela
(1925-2018) la corporación municipal encabezada por un sucesor de éste llamado Samuel
Folgueras Arias decidió homenajearle dando nombre a este puente que López venía
reivindicando y que llegó a realizar en su mandato para estas barridas. Esta noticia la reflejaba El Diario de León en su edición de fecha 16.11.2014. También
se le conoce como “Puente de los Faraones”, supongo que ello es debido a las
columnas, al obelisco de su cabecera derecha o a su pomposidad. Quizás debieron
de bautizarle como Puente de la Concordia, zona de jardines donde se
encuentran y cuyo nombre suena muy bien.
No tengo datos
fidedignos sobre su construcción, características y materiales utilizados. El
diseño arquitectónico es de Andrés Lozano Ferreras que dirige un estudio de
arquitectura en esta ciudad pero poco más sé del asunto. Ni siquiera la fecha
de su levantamiento que imagino se produciría a finales de los años 80 del
siglo XX. Une los barrios de Huertas y Judíos en la zona norte por medio de la
ancha artería que representa la avenida Gran Vía del Reino de León a la que da
servicio nuestro puente.
Características actuales
de la obra. Se diseña una estructura robusta
que cubre los 86 metros de longitud hasta rotondas siendo el tablero sensu
stricto de 69 metros. La anchura es de aproximadamente 15 metros. Los
apoyos se producen en amplios estribos de hormigón chapados con placas de
granito que se embuten en los propios zócalos naturales de las márgenes del río
y en 3 pilas intermedias donde cabe diferenciar las basas de hormigón con
extremos ahusados y una longitud entre vértices de aproximadamente 20 metros,
sensiblemente mayor a la anchura del propio tablero y que permite que se apoyen
sobre estas basas juegos de 3 pares de pilas de sección rectangular debidamente
chapadas en placas de granito perfectamente dispuestas. La estructura de
intradós es compleja pues además de los soportes anteriores cabe señalar que en
estribos se acoplan pies derechos o ménsulas a base de 5 vigas de acero
trianguladas y arriostradas entre ellas por medio de otros jabalcones y
traviesas que se empotran en la cara interior de cada estribo y se hincan en el
basamento de hormigón. En las pilas intermedias se actúa de modo parecido con
arriostramientos entre las parejas de pilas con vigas de acero de sección en
doble T y dobles ménsulas longitudinales. Este entramado inferior se completa
con otras traviesas hacia cantos del tablero y una serie de cordones
longitudinales en vigas de acero con sus correspondientes traviesas que
conforman el soporte rígido y a su vez elástico del tablero inferior. Parece
que hay una intención en el diseño que recuerda el intradós de los tableros de
viga en celosía a base de retículas o cuadrículas ensambladas a base de
roblonado aunque en este caso se ensamblan las viguetas con soldadura y
probablemente en secciones ya elaboradas en la empresa metalúrgica que se van
montando y uniendo in situ o a
pie de obra.
Esta estructura metálica
inferior soporta las losas de hormigón armado prefabricado que conforman el
tablero y que es recogido en bordes por una elevación de las propias pilas en
otro recurso decorativo más. En conjunto, lo que se observa por los bajos del
puente es ciertamente aparatoso y probablemente de elevados costes. Por los
vanos extremos existen caminos o paseos de tierra junto al propio río que son
gratos para el paseante.
Si la complejidad
señalada en la parte inferior de esta obra es acusada, lo visible del puente en
superficie o desde las cabeceras es aún más variada o extraña. Da la impresión
de que se ha querido proyectar una mezcla de domus romana, templo
clásico y explanada a base de columnatas que recogen un puente que podría haber
sido diseñado en el renacimiento italiano o en el clasicismo francés donde los
puentes urbanos debían culminarse en grandes plazas o rotondas muy decoradas de
las que partían variadas calles o caminos que cubría la propia urbe, por
ejemplo, París. La intención es buena pero imagino que los costes han sido muy
elevados. Personalmente, opino que el levantamiento de un puente más sencillo,
de tablero con canto muy fino y balaustradas discretas hubiera concedido la
misma utilidad o practicidad al usuario y habrían sobrado costes que se podrían
emplear en la construcción de otras pasarelas a lo largo del rio como el tiempo
ha demostrado al levantar las dos últimas estructuras pontoneras, una de madera
y la otra mixta de hormigón y acero, cercanas a esta obra y muy reivindicadas
por paseantes y runners.
Volviendo a nuestro
puente y transitando por su cubierta nos podemos fijar en la columnata de una
de sus cabeceras, el obelisco y los dos atrios de entrada por los viales
peatonales que en sus frentes muestran columnas cilíndricas de granito que
soportan un tejado a dos aguas a base de láminas de latón o aleaciones
metálicas en cuyos frentes o tímpanos figura grabado el blasón de la ciudad. El
paseo por cubierta nos introduce en peristilos -uno por cada acera- cubiertos
soportados por columnas de sección rectangular de granito que contrastan con
las sencillas viguetas o postes verticales ya sea en borde junto a calzada así
como en zona de barandillas. Estos soportes sirven para recoger el peso de
largas bóvedas de cañón que permiten al paseante no mojarse cuando llueve. Se
componen de chapas longitudinales de latón u otro metal sobre los que se
engarzan tablas también longitudinales a lo largo de la obra y una serie de
roscas metálicas sobre los que también apoyan estas tablas. La verdad es que el
diseño de esta cubierta es bello e interesante. Se completa el interior de
estas techumbres con enormes globos que actúan como luminarias.
El tablero permite una calzada
de doble sentido con firme de aglomerado asfáltico bastante deteriorado en mi
visita, un sumidero de rejilla de acero que recoge las aguas pluviales y las
aceras ligeramente elevadas sobre calzada a base de losas de granito y una
serie de nervios con viguetas de acero. En general, predominan los tonos
negros, base de la pintura utilizada para cubrir el entramado metálico y que
contrasta con los tonos grisáceos del granito, los óxidos de las chapas de
latón en tejadillos y el ámbar amarronado de las bóvedas de maderamen.
La única fuente concreta
de esta obra la he encontrado en un artículo del periódico elbierzodigital de
fecha 03.04.2016 que hace referencia a varios puentes de esta localidad.
Tanda de fotos de fecha 21.07.2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario