CULLERA. Valencia
N-332 PK 247 + CV-5040 PK 1,580
Este interesante puente se
encuentra muy cerca de la desembocadura del río Júcar, zona geográfica
denominada Ribera del Xúquer, amplia llanura de aluvión donde existen varios
asentamientos o poblaciones de importancia. El río ya ha recorrido parte de
territorio conquense, albaceteño y por último, valenciano en su periplo de
aproximadamente 500 kilómetros desde su nacimiento en los Montes Universales.
En la zona de desalojos se conforma una amplísima llanura aluvial sujeta a
variaciones de cauce por pleamares así como por las periódicas crecidas en su
cauce que producen grandes inundaciones y encharcamientos en zonas urbanas y
campos de cultivo. Debido a ello, parece normal que las estructuras pontoneras
de Cullera tengan la peculiaridad de ser pronunciadamente largas pues deben de
salvar el cauce del río y amplias zonas llanas en ambas cabeceras donde se
construyen diversos pontones y aliviaderos como continuación de las estructuras
o puente. También es cierto que, para mantener un gálibo adecuado para la
navegación en su cauce -como ocurre precisamente en Cullera- se ha de elevar el
tablero de cada obra lo suficiente para permitir el tránsito fluvial por lo que
sus puentes se alargan en extremos para evitar los inconvenientes de rampas
acusadas; un ejemplo de ello es esta digna obra pontonera que para salvar el
cauce que no sobrepasa los 40/50 metros, precisó de una estructura completa de
fábrica hasta cabeceras de aproximadamente 410 metros.
Como era tradicional en
tiempos pasados, el cruce del río para movimientos de personas, ganados y
mercancías de hacía por medio de barcas-libres o barcas-soga que se movían
entre las dos orillas en un punto adecuado, normalmente junto al núcleo
poblacional y cerca de alguna vía carreteril. En Cullera consta que existió un
puente-barca fijo en un punto cercano al de ahora; incluso se cree que mantuvo
su servicio algunos años más en competencia con nuestro puente metálico hasta
que una fuerte crecida se lo llevó de por medio y ya no se reconstruyó.
A finales del siglo XIX ya era
importante la vía de comunicación de la zona como una especie de camino real o
‘Carretera de Silla’, que con el tiempo se ha reconvertido en la nacional
N-332. En los últimos años y con el traspaso de competencias a la Comunitat
Valenciana, la nacional se ha desdoblado con variantes y el último tramo de
entrada al casco urbano se ha matriculado como carretera autonómica local
CV-5040, vía a la que presta servicio nuestro flamante puente metálico.
Entre las primeras iniciativas
para construir un puente en este punto destaca la del año 1890 cuando el
ingeniero Andrés Soriano Ibarra levanta planos para una estructura de fábrica
con tres vanos cuyo proyecto desestimó la Junta Provincial de Carreteras
valenciana. En aquellos momentos se empezaba a generalizar la construcción de
estructuras metálicas por lo que la jefatura pertinente apostó por un proyecto
de puente metálico, sensiblemente más barato que los que se estaban haciendo de
piedra. La Jefatura valenciana, en aquellos momentos dirigida por José Pelagra
Rigada, encarga al joven ingeniero subalterno José Jimeno Lassala (promoción
del año 1890 donde tuvo como compañeros a prestigiosos técnicos como fueron Saturnino
Zufiaurre, José Manuel Rodríguez Valbuena, José Nogales López o Ricardo Uhagón
Arellano) que haga la traza de un nuevo puente metálico en celosía del tipo Bow-string
cuyo proyecto ejecuta en el año 1900 y que es aprobado por la superioridad. En ese
proyecto ya se contempla la necesidad de alargar el conjunto de la obra hasta
los 410 metros para dotar al tablero del suficiente gálibo, lo que representaba
extender la obra en ambas cabeceras a base de largos paramentos de piedra y
algunos vanos por donde fluirían las aguas de crecidas así como pontones que
daban servicio a caminos vecinales. Parece que se ubica en un punto que permite
el acceso a la ciudad de Cullera por la calle de Valencia, arteria que
soportaba los tráficos de la conocida como ‘Carretera de Silla’, actual N-332.
El ingeniero al que se adjudica la dirección de obra es Enrique de Domingo
Berastegui (promoción del año 1895 donde también figura Fernando Hue de la
Barrera) que hace un replanteo del proyecto incorporando alguna modificación
como la de resistencia del tramo metálico y el pavimiento del tablero. En el
año 1902 se adjudica la elaboración y montaje de la estructura metálica a la
empresa metalúrgica ‘La MaquinistaTerrestre y Marítima de Barcelona’, compañía que, además de locomotoras y
motores empezó a dedicarse a estructuras metálicas para puentes desde el año
1868 (puente línea Barcelona-Mataró), desarrollando este nueva actividad en
años sucesivos donde destaca el imponente Puente de la ría de Sor levantado
entre los años 1894 y 1900, en una tipología semejante a la que construye para
el de Cullera. Nuestro puente se terminó en el año 1905 inaugurándose con fecha
15 de agosto.
Llama la atención -al menos a
mí- que en el levante valenciano se hicieran estructuras pontoneras metálica ya
fuere de hierro forjado o laminado o más adelante de acero para el ámbito
carreteril pues en el ferroviario era práctica más corriente. Con respecto a la
Ribera Baixa, todavía subsisten 6 ejemplos gráficos del buen hacer ingenieril
de época: además de nuestro puente, sobresalen el Pont de Gavarda, el Pont
d´Alzira, el Pont d´Albalat de la Ribera/Polinyá de Xuquer, el Pont de Sueca i
Riola y el Pont de Sueca i Fortaleny, todas ellas con arcos parabólicos que
apoyan en tableros de vigas de acero. Bellas e interesantes estructuras que
intentaré visitar para incorporarlas al blog.
Características actuales de la
obra. Como ya se ha indicado, nuestra estructura completa es
verdaderamente larga pues si bien es verdad que el proyecto original marcaba
una longitud aproximada de 410 metros lo cierto es que si incluimos los muros
de acompañamiento hasta las dos rotondas que conforman los extremos, su
longitud total es de 312 metros, dimensión que ciertamente sigue siendo
importante. La anchura media, especialmente en el tablero metálico es de 6,40
metros, latitud también extensa a tenor de los puentes que se levantaban en
época finisecular; en este caso, se proyecta y construye un paso que va a
permitir la circulación cruzada de carros y otros vehículos. Se reserva un
mínimo ancho para la circulación peatonal de aproximadamente 1,40 metros
distribuidos en ambos bordes de la calzada. A diferencia de otros puentes
metálicos de la Ribera Baixa, aquí no se contemplan los andenes peatonales
volados, fijados a los cantos de las vigas inferiores.
La estructura metálica o viga
en celosía tiene una longitud aproximada de 63 metros que vuela holgadamente
sobre el cauce del río, en este punto, protegido por muros de encauzamiento,
incluso zonas de atraque y pantalanes. El cauce del río en este punto tiene una
anchura de 43 metros aproximadamente. La estructura metálica y su tablero
abarca el ancho del cauce así como dos pontones de fábrica, uno en cada lado,
que sirven, además de para los desalojos en momentos de crecidas, para dar
servicio como pasos inferiores a caminos locales o agrarios, actualmente como
calles asfaltadas. Además de estos dos vanos hay que anotar otros tres en
cabecera izquierda (visión aguas arriba del puente), uno intermedio que permite
el paso para acceder a un aparcamiento y dos anejos cegados. En la cabecera
contraria y dentro del muro de acompañamiento aparecen -además del mencionado
como paso inferior- otros tres vanos o pontones que sin estar ocluidos
mantienen alambradas para evitar el paso y una tajea que da servicio a una pequeña
acequia o canalillo.
La mecánica de las vigas se
consigue con celosía del tipo Cruz de San Andrés, donde existen palastros
verticales anudados a ambos cordones, superior e inferior, con refuerzos a base
de viguetas que conforman aspas en cada bastidor o sección de cada viga. Los
largueros o cordones tienen una anchura de 40 centímetros y sección en T. Los
cordones superiores curvos se arriostran por medio de viguetas formando también
cruces de San Andrés. La armadura de unión entre los largueros inferiores -intradós-
se hace por medio de vigas o traviesas asociadas a los propios largueros y
otras jácenas longitudinales por lo que se van formando cuadrículas en ‘rincón
de claustro’. Sobre ellas se dispondrían planchas de acero que harían de solera
del tablero sobre la que iría la capa de rodadura, actualmente de aglomerado
asfáltico.
Como en todos los casos de puentes
de esta tipología, la estructura se construye a base de laminados de acero que
conforman diferentes secciones ya sea en plancha, perfiles en doble T, en I o
en L y pletinas de variado calibre que, debidamente unidas con
chapas intermedias o sobrepuestas a base de cartabones, platabandas,
cubrejuntas, conectores de alma, barras o forros de chapa y otros elementos se
unen o fijan en conjunto a base de un meticuloso cosido con roblones de acero
en caliente quedando la estructura plenamente fija aunque con resistencias
adecuadas a tracciones, tensiones y flexiones. Es una auténtica
maravilla el mapa de puntos de fijación por medio de estos roblones, remaches y
en algunos casos, pernos de tornillería de tuerca, evitando cualquier punto de
soldadura, como se haría en la actualidad.
Siempre comento, quizás como
elemento principal en la pontonería clásica, los trabajos que suponen en estas
obras modernas, las canterías, su calidad de trabajo, auténtico arte de montea,
que otorga un plus de belleza a cualquier puente metálico, como es el caso.
Dado que los estribos-pilas y especialmente los muros de acompañamiento son tan
largos, la maestría de los canteros que actuaron en la obra es evidente. Se
utiliza la sillería de piedra caliza blanca de gran volumen, escuadría,
disposición en hiladas horizontales, cara vista picada para que otorgue cierto
relieve y colocación cuidada con poco llagado de mortero. Este trabajo esmerado
se observa bien en lo que llamo estribos-pontones de ambas cabeceras de la viga
donde además los frentes interiores se adornan con semipilas de forma
semicilíndrica y tejadillos a dos aguas de excelente ejecución. También existe
un juego de sillería en estos estribos a base de salientes y entrantes sobre el
aplomo del paramento -aristones- que embellece el conjunto. El resto de muros
de acompañamiento, especialmente en las zonas cercanas a estribos se conforma
con placajes a base de mampostería careada de cara vista picada, forma
hexagonal o pentagonal imbricada con un llagado de mortero discreto y que se
extiende en el paramento de forma inclinada, más ancha en los bajos, a modo de
baluarte. La potencia y colocación de estos muros es soberbia y tras más de un
siglo de existencia, todavía se muestra firme en gran parte de los lienzos,
independientemente de algunas reparaciones a lo largo del tiempo.
Respecto a los vanos -no sé si
todos- se recurre para abaratar la obra a bóvedas de cañón revestidas de
ladrillo y que tras su deterioro se han enlucido groseramente con capas de
cemento, actualmente resquebrajadas y sucias. En sus caras externas lucen un
buen dovelaje de perfecta ejecución a base de roca caliza de tonos blanquecinos
aunque en alguna boquilla de ciertos arcos se observan piezas fracturadas o mal
encajadas, producto de alguna reparación, especialmente en los pontones
carreteros.
Respecto al tablero cabe señalar
que consta de dos partes, la correspondiente a la viga de acero que dispone de
descansaderos en ambas cabeceras ejecutados con buena sillería para sus
pretiles de base cuadrangular y una barandilla muy digna a base de cordón de
acero en tres largas secciones anudado o pasado por diferentes montantes
verticales con curiosas uniones a base de cilindros fijados con gruesa
tornillería a los palastros de la viga y empotrados en extremos a los citados
pretiles. Es un tipo de petos muy original, poco usual en la pontonería de
época pero bellos y que se encuentran en buen estado dentro de la patente
oxidación que mostraban en mi visita. Como se trata de un puente carretero, se
prescindía de viales peatonales ya que estos, quedaban reducidos a la imposta
de piedra que recorre los cantos de la plataforma, como decía, aproximadamente
1,40 metros a repartir para ambos bordes. El firme o cubierta sería en origen a
base de adoquinado y ya en los años 20 del siglo XX se añadirían lechadas de
alquitrán en caliente con mezcla de áridos. Actualmente su firme es de hormigón
asfáltico. El resto del tablero hasta extremos, donde se fusiona con la rasante
de las calles anejas, se cubre con barandillas sencillas de cuadradillo de
acero, muy oxidadas. Señalar que, en mi visita, el tablero permitía la doble
dirección y se señalaba un gálibo de 3,20 metros y una limitación rara para MMA
de 2,50 toneladas. En ambos lados del puente existen escaleras para bajar a ras
de suelo.
En el año 2019 se ha procedido a
una rehabilitación importante en la estructura en la que además del saneado,
limpieza y repintado de las vigas metálicas se ha reorganizado su tránsito.
Dirección única para los vehículos que acceden desde fuera de la ciudad, esto
es, por cabecera derecha, ampliación de la acera derecha a base de adoquinado
de piedra y bordillo, incorporación de bancos y jardineras, algunas sencillas
farolas en las rampas. Los viales sobre estructura metálica se componen de
planchas de acero cincado antideslizante.
Pese a esta importante reforma,
causa sorpresa que no se haya estudiado la posibilidad de eliminar las grandes
tuberías que recorren la estructura en todo su recorrido de vuelo. Es
indignante que un puente histórico que debería ser BIC todavía muestre estos
apaños cutres de tuberías así como un cableado de todo tipo a la vista. Tampoco
parece ser que estas rehabilitaciones hayan alcanzado determinados paramentos,
arcadas e invasión de fincas en su arranque por cabecera izquierda, zona sucia,
llena de basuras y sólidos que poco ayudan a la rehabilitación de la zona y la
creación de un paisaje fluvial donde el puente debe ser protagonista.
Para saber
más. La “Guía de puentes de la Comunitat Valenciana”, obra coordinada por
Inmaculada Aguilar Civera y Miguel Aguiló Alonso editada en el año 2016 por la
Generalitat Valenciana, ficha 65. El
digital Valenciaplaza hace una buena crónica de su rehabilitación en la edición
de fecha 12.06.2020 firmada por Lourdes García. También La Vanguardia en fecha
11-06-2020 o Las Provincias en su edición de fecha 04-07-2019. En internet hay
algún blog interesante sobre esta obra civil como es el de farodecullera. En nuestro
blog también se puede ver el Pont Nou sobre el riu Xuquer que evoca la impronta
de nuestro puente, el Pont de Pedra y el Pont de La Bega. Junto al puente
existe un interesante panel informativo sobre esta obra civil así como de los
otros cinco ‘ponts de ferro’ de La Ribera del Xuquer. A nivel carreteril o
desde el punto de vista de la Caminería, elaboré unos artículos sobre esta
mítica calzada que originariamente unía Valencia con Vera a través de un
periplo de 386 kilómetros, ahora muy difuminado y con cambios en la
matriculación de diferentes sectores de la misma aunque predomina la N-332.
Durante mucho tiempo, nuestro puente de Cullera, prestó servicio a esta
importante vía de comunicación. Estos artículos divulgativos se publicaron en
la revista Solo Camión, números 287 y 288 de enero y febrero de 2014.
Se sigue cierto orden cronológico en la exposición gráfica.
Tanda de fotos de fecha 08.04.2019 en secuencia consecutiva desde aguas arriba del puente en toda su estructura incluida la de fábrica así como intradós, aguas abajo, tablero completo, aledaños y entorno.
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