VILLALOBAR. León
N-630 PK 168 y LE-6517 PK 1
Bueno, ahí tenemos otro
puente contemporáneo, fuera del perfil histórico que suelo incorporar a las
obras públicas del blog pero que, por alguna razón me fijé en él cuando
trasteaba por la zona en busca de algunas plantas y flores que quería cazar
para mi colección fotográfica. Por otra parte, suelo prestar atención a todo lo
que tiene que ver con el canis lupus ya sean topónimos, como es este
caso, nombres de valles, ríos, montes y otros accidentes geográficos que
atienden a la ancestral presencia de nuestro cánido más emblemático al que
siempre intento reivindicar ante el acoso permanente de cazadores, ganaderos no
preparados para su presencia porque escatiman medios, furtivos y algunos
políticos que no entienden de patrimonio natural o biológico incontestable. Obviamente,
la paramera leonesa ha tenido lobos desde tiempo inmemorial aunque la presión
humana los haya alejado a las montañas más encrespadas en el norte desde hace
años; de hecho, León tiene un buen número de manadas de este cánido que
deberemos seguir cuidando. Según me informo por la Wikipedia, Villalobar
atiende al título nobiliario de marquesado que concedió el rey Alfonso XII en
1875 a la familia Saavedra y que extendió su nombre al de esta vieja aldea o
lugar en época decimonónica lo cual parece contradictorio ya que a mediados del
siglo XIX esta aldea o lugar ya detentaba el nombre de Villalobar.
Por otra parte y atendiendo
a lo que me importa, esto es, los puentes, cabría la posibilidad de que la zona
de El Páramo, tuviera desde antiguo algún paso sobre el desabrido río Esla
cuando éste viene con fuerte caudal. En este punto no debió de existir puente
aunque sí parece que funcionó un puente-barca según leo en alguna notica de
Diario de León. Lo cierto es que el camino real -ahora nacional N-630- no
parece que necesita de pasos en esta zona que afecta prácticamente a las
comunicaciones de dos lugares menores como son Villalobar y Cabreros del Río,
que como decía utilizarían la barca o un vado natural en épocas de estío. En el
Diccionario Geográfico-Estadístico de Pascual Madoz, completado a mediados del
siglo XIX, no se citan puentes ni para Villalobar ni para Cabreros del Río.
Al potenciarse el camino
vecinal entre ambas localidades y a instancias de la propia Diputación imagino
que se construiría un buen camino asfaltado y al tiempo, se levantaría esta
digna obra básicamente de hormigón armado y quizás con vigas prefabricadas de
hormigón pretensado.
El paraje es bello y
silencioso, sólo roto por el lánguido paso de vehículos de vez en cuando. La
zona, independientemente de los campos de cultivo de maíz, dispone de tupidas
choperas mezcladas con flora ripícola en las que nuestro puente interfiere
poco, diría que ya se asocia a este paisaje de paramera, fluir de aguas, sol y
frío en invierno.
Se trata de un puente,
probablemente construido a finales del siglo XX que sigue la normativa de obras
públicas del momento en cuanto a estilo, muy frecuente en nuestras carreteras,
eficiencia y economía de medios al ser obra estandarizada.
Tiene una longitud de
157 metros, amplia con respecto a los pasos habituales hispanos sobre ríos de
menor caudal pero que aquí es obligado dada la anchura de este río y sus
posibles crecidas e inundaciones. La anchura regular es de 12,50 metros que
permite una holgada circulación cruzada y añade aceras en ambos lados. Se
cierran los cantos con sencillas barandillas de acero en sección de cuadradillo
o rectangular cuyos montantes se empotran en la losa de hormigón.
Dispone de 6 vanos
adintelados cuyas luces son de aproximadamente 23 metros de luz. Los apoyo
extremos se hacen sobre estribos de hormigón sencillos con una longitud de 8
metros cada uno y cinco palizadas intermedias a base de 3 pilas o fustes
cilíndricos coronados por un dintel se sección cuadrada, todo ello en hormigón
armado y que soportan las largas vigas de doble T. El intradós lo componen 7
vigas prefabricadas en hormigón pretensado sobre las que se dispone la gruesa
losa de hormigón que actúa como cubierta con un firme normalizado de aglomerado
asfáltico. Pese a la longitud de vigas, que se fusionan en estos dinteles, solo
se observan en superficie tres juntas de dilatación en extremos y punto
central. También se observan entre pilas y vigas los apoyos de neopreno
zunchado que absorben los pequeños movimientos por cargas verticales o temperaturas.
Su aspecto es de buen
mantenimiento hasta en el asfalto. En todo caso, se deberían mejorar las aceras
y hacer desbroces y limpieza en bordillos. Junto al puente existen una casilla
de control de caudales y en este punto suele existir cierto caudal hasta en
periodos de estiaje debido a que aguas abajo, a poco más de 650 metros existe
un azud o presilla de derivación de aguas hacia el Canal del Páramo Bajo que,
como digo, permite elevar el caudal artificialmente.
Dentro de esta amplia
paramera leonesa y relativamente cerca podremos contemplar los interesantes
puentes de Palanquinos hacia el N o el soberbio puente de Valencia de Don Juan hacia el S, ambos sobre el río Esla.
Tanda de fotos de fecha 03.10.2020
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