lunes, 12 de abril de 2021

PUENTE DE VILLAYANDRE SOBRE RÍO ESLA.

 PUENTE CARRETERO SOBRE EL RÍO ESLA
VILLAYANDRE. T.M. DE CRÉMENES. León
N-621 PK 74,800

Aunque este puente se encuentra en las inmediaciones de la vieja carretera real proyectada entre los años 1875 y 1889 conocida como de Sahagún a Las Arriondas/Ribadesella, uno de los proyectos carreteriles más difíciles de la  época decimonónica y del que aquí podemos ver un buen ejemplo en el cercano Puente de Valberán, lo cierto es que esta obra no pertenece a aquel proyecto. Dado que su utilidad quedaba reducida a las comunicaciones del propio camino real con el pequeño pueblo de Villayandre, entenderemos que no se le prestó atención en aquellos años y que muy probablemente ahí existiría algún paso o estructura de madera que periódicamente y según las avenidas del Esla lo arruinaban o perjudicaban, pues se iría recomponiendo como ocurría en miles de sitios de la geografía nacional.

Quizás, por su aspecto modesto, no se le ha prestado atención y no aparece información de él en ningún tratado histórico de pontonería. Parece probable que se construyera en los primeros años del siglo XX siguiendo los modelos oficiales para puentes de carreteras de segundo o tercer orden y en todo caso, volviendo al caso del puente de Valberán, llama la atención que -de nuevo- se recurra a bóvedas de cañón en vez de las escarzanas o de arcos más o menos abiertos que empezaban a menudear en la ingeniería pontonera de principios de siglo. Podríamos pensar que en realidad se trata de un guiño o reconocimiento del proyectista moderno a la serie de los bellos puentes cercanos en el río Esla/Yuso de tiempos alfonsinos como son el citado de Valberán, el de Bachende o el del Infierno, obras también de hormigón en masa pero cuidadosamente chapadas en excelente sillería y todos ellos con vanos de geometría en medio punto.

Para este caso y acogiéndose a estos modelos económicos, se levanta un puente en hormigón en masa e hidráulico con evolución in situ como se aprecia por las marcas de las maderas de los encofrados y ciertos chapados en mampostería ordinaria en tímpanos, sin otros aditamentos decorativos. Cabe la posibilidad de que haya sufrido alguna reforma de importancia, quizás en los años 60 del siglo XX sustituyendo el tablero -con mínimo ensanchamiento- por otro a base de losas de hormigón armado, momento en que se incorporarían las nuevas barandillas de acero, también de los modelos oficiales.

Características actuales de la obra. Tiene una longitud de 57 metros y un ancho regular de 5 metros. Mantiene la horizontalidad de tablero que une la cabecera derecha a nivel de rasante del camino real con la contraria donde se recurre a un aterramiento artificial para igualar la cota de ambas cabeceras. Dispone de 5 vanos con arcos de medio punto y luces semejantes de 8 metros. Pilas del tipo tabique incorporando tajamares-espolones semicilíndricos con sombreretes semicónicos, todo ellos en hormigón sin placajes. Las bóvedas también de hormigón vista tienen un canto variable, más anchas en la zona de salmeres, como era habitual en la construcción de puentes de aquella época. Como decía, los placajes en piedra se producen en tímpanos y estribos, a base de mampostería ordinaria tosca rejuntada con mortero o cal hidráulica aunque en algunos paños de estribos se observa retoques que otorgan al aparejo mejor trato quizás en la actuación moderna, especialmente en el izquierdo, donde el primer vano sirve a un camino de tierra agrario.

Tablero estrecho con firme de aglomerado asfáltico que permite una circulación alternativa teniendo preferencia de paso los vehículos que entran por la cabecera izquierda o pueblo en dirección a la nacional.

En todo caso, lo que me llamó la atención es un cartel informativo sobre una vieja calzada romana a la que se accede al cruzar este puente. Ya es conocido por los historiadores de la caminería leonesa -y la de otras zonas- su crítica a cierta actitudes un tanto frívolas al adjudicar viejos caminos a un posible origen romano por parte de los organismos administrativos, ya sean ayuntamientos, diputaciones o la propia Junta de Castilla y León con visos siempre turísticos cuya intención es la de crear ambiente o atracción en las gentes viajeras, curiosos o guiris que al reclamo de “lo romano” se acerquen a la zona, consuman o pernocten para que estas pequeñas localidades puedan obtener algunos ingresos añadidos. En realidad y desde mi punto de vista, la cualidad de un calzada romana, una medieval o incluso barroca tienen el mismo marchamo de historicidad y relevancia independientemente de que se llame calzada, vía, calzata o strata y se deben de conservar todas pues nos muestran un modo de construir viario ancestral, base de nuestro actual sistema constructivo carreteril. Ahora bien, parece que como normal, solemos adjudicar a muchas de ellas como genuinamente romanas y esto es discutible aunque no menoscabe la importancia de la misma y sirva como ejemplo relativamente cercano la conocida “Calzada de Vegarada” junto al río Curueño o algunas de las del itinerario llamado “Camino Vadiniense”.

A este respecto, recupero un texto que si bien es cierto no habla de puentes, se refiere a caminos y hasta cita la población de Valdoré y Villayandre. Dentro del libro titulado “Caminos Históricos en León”, amplia obra de varios autores coordinados por Gregoria Cavero Domínguez y editado por la Fundación Hullera Vasco-Leonesa en el año 2014, destaco el artículo de Julio M. Vidal Encinas que ocupa las páginas 207/236 donde el autor nos informa de este camino ancestral con incorporación de fotos y planos. […] Finalmente, el “Camino Real” entre Las Salas y Valdoré (Crémenes), también un itinerario enlosado en ciertos tramos, de escasa anchura, pues apenas llega a 3 metros en muchos de ellos, que presenta roderas, prueba de su empleo por los carros, los cuales, en cualquier caso, a duras penas podrían cruzarse en algunos pasos. Conserva, en algunas zonas, clavos de hierro que sujetarían un entramado de troncos de madera para facilitar el paso y delimitarlo e incluso, alguno de éstos, así como muretes de contención de piedra en seco del lado más próximo al río, como ha recogido M. L. González en un reciente trabajo de prospección arqueológica en la zona. Una de sus travesías, si cabe más vistosa por el enclave natural que domina el curso del Esla, es el llamado “Pajar del Diablo” al que ya Madoz definió como “ …escabroso y sostenido por fuertes paredones, da paso para Castilla y León…”, aludiendo con ello a la continuidad del camino hacia el valle medio del Esla. Aquí el trazado tuvo que salvar un espigón rocoso situado en un meandro del río, debiendo superar un suave desnivel de aproximadamente el 3 % y abrirse paso en la roca. Por este camino circularía la Vereda número 23 de la “Relación descriptiva de los principales caminos pastoriles de la provincia de León” obra de R. Alonso (1886-1906), y fue la principal vía de comunicación del tráfico arriero entre las campiñas leonesas y la montaña de Riaño hasta que se construye, a finales del siglo XIX, la carretera de Sahagún a Las Arriondas. Desde Riaño salvaba la Cordillera a través de Tarna, a 1.492 m. de altitud, uno de los 23 pasos que refiere Tomas López en 1777, pasos que quedaron muy postergados con la apertura de Pajares (1.378 metros de altitud) en 1830. Pero, precisamente este último (T. López) y lo que no deja de ser curioso, es que no lo dibuja en su Mapa sectorial de una parte de la provincia de León fechado en 1786, puesto que figura un recorrido por la margen derecha del Esla hasta Villayandre, en donde habría un puente para salvar el río y cruzar a su margen derecha y que luego seguiría la carretera actual, de finales del XIX, aludida. Ello parece indicar que cuando Tomás López realiza dicho Mapa lo que ahora conocemos como Camino Real no era el itinerario principal. Este camino no presenta, en su inmediata proximidad, yacimientos de época romana bien constatados aunque se han producido en la zona hallazgos epigráficos de tipo “vadiniense”, en torno a una quincena de inscripciones en los términos de Aleje, Verdiago y Crémenes, entre otros, de ahí el calificativo de “vadiniense” que D. Martino le ha otorgado…/… Por lo demás, nos parece oportuno aludir a un documento del siglo X que hace referencia a una localidad situada sobre la margen derecha del Esla, Aleje, en el que se emplea el término carrera antiqua, pues, derivado del latín carrus, suele aludir a caminos carreteros que, además, podrían tener origen romano, en opinión de algunos historiadores, si bien el término más usual es el de “calzada”, que parece hacer referencia a una construcción vial romana bien atestiguada. E. Ferreira Priegue, no obstante, no recoge tal término en la toponimia gallega como indicio de vía romana, sino de camino medieval. En efecto, en la provincia de León la vía romana que desde Sahagún llevaba a León y Astorga, la vía I del Itinerario de Antonino, es referida en los diez documentos de los siglos X y XI alusivos como strata o como calzata antiqua. Actualmente un tramo de este camino, entre Las Salas y Valdoré, es anunciado como “Calzada Romana” dentro de las rutas de senderismo puestas al público por las autoridades locales […].

Otro texto muy interesante que profundiza en este viario presuntamente romano de los accesos a las Asturias desde León es el elaborado por David González Álvarez, de la UCM (Universidad Complutense de Madrid) presentado en el año 2010 bajo el título “Vías romanas de montaña entre Asturias y León”, difundido por la Universidad de Salamanca y Zephyrus en el año 2011 donde focaliza el asunto en la veintena de rutas antiguas que pudieran pertenecer al Conventus Asturum como territorio administrativo de época romana y donde destaca la del puerto de Tarna y la del Sella (las más orientales) como posibles caminos relacionados con el que correspondería a la zona de Villayandre y su hipotético puente ancestral así como a Riaño aunque no se citen explícitamente en el artículo y anotando cuidadosamente su dudosa adjudicación romana.

Poco más podemos comentar de este puente, bastante sólido y útil para el pueblo de Villayandre aunque convendría revisarlo en cuanto a limpieza y eliminación de floresta ya que algún árbol medra de lleno en los estribos con el consiguiente daño en sus arranques, incluyendo la propia mampostería. 


















Tanda de fotos de fecha 26.07.2017


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