VILLAFRANCA DEL BIERZO. León
N-VI PK 406
Si hacemos un poco de
historia y apoyándonos en viejos relatos viajeros, las referencias al respecto
son estas: Hasta Cacabelos era posible seguir por la antigua y rectilínea
calzada al norte de Ponferrada …/… Ya en Villafranca el estado del camino por el
Vallis Carceris era lamentable, como lo venía siendo desde la Edad Media. La
realidad era que a mediados del siglo XVIII no se podía acceder con carros a
Galicia por el Cebrero y que la situación se había visto agravada por el
terremoto de 1755. Se acometieron algunas reformas entre 1770 y 1777 pero el
estado continuó siendo lamentable hasta finales del siglo XIX cuando se
construyó la carretera.
Su levantamiento entra
de lleno en el ambicioso proyecto de mejorar las comunicaciones con Galicia y
el NW peninsular readaptando la vieja calzada real a las nuevas necesidades de
todo tipo de tráficos, pensamiento e idea que ya iba tomando forma en la II
República y tras la Guerra Civil, con los proyectos de los años 40/50 del siglo
XX aunque con gran lentitud debido probablemente a las penurias económicas y
carencia de materiales como el acero y buenos tipos de cementos. Lo cierto es
que como ya he comentado anteriormente, no será hasta finales de los años 70 y
principios de los 80 del siglo XX cuando se inician estos trabajos de mejora y
ampliación en la radial N-VI incluyendo hasta algunos viaductos de cierto
relieve o importancia en esta zona. Pese a todo, el mítico transito por los
puertos del Manzanal y Pedrafita do Cebreiro, especialmente para vehículos
pesados, quedará en nuestra retina (subidones de adrenalina) hasta el año 2002
en que entran en funcionamiento los últimos tramos de la autovía A-6 con sus
flamantes viaductos y túneles, uno de ellos y probablemente el último del
proyecto fue el que salvaba el río Burbia en Villafranca del Bierzo. La nueva autovía hizo que pasara a nuestra
memoria viejuna aquellos periplos a veces angustiosos por cuestiones
climatológicas y que nos centremos ahora confortablemente en la conducción
pausada y sosegada por las amplias calzadas de la A-6.
Características actuales
de la obra. Cuando se observa a media distancia
la obra pues se proyecta una robustez y firmeza acusada. No existe intención en
el proyectista de decoro, modestos detalles que pudieran añadir algo de belleza
a la obra si no al contrario, se limita a marcar las horizontales en tablero y
la secuencia de acentuadas curvas que otorgan estas bóvedas. Es una obra que ya
está lejos de los viejos manuales, como por ejemplo, el Catálogo de modelos
oficiales para puentes arco en hormigón armado que compilara Juan Manuel Zafra
con arcos gemelos en cada bóveda y los tímpanos calados que siempre resultaban
bellos realzando hasta las más discretas estructuras de hormigón. Aquí
predomina el volumen de fábrica en hormigón armado en todo su contexto y
quizás, tenga más duración en vida ante las cargas y fuerzas soberbias que
proyectan los camiones actuales con 40 toneladas en movimientos rápidos al
cruzar el puente. Lo cierto es que ahí está desde hace años y al contrario de
lo que ocurre con otros aguas arriba del río Burbia, éste soporta como añadido
las fuertes avenidas que también recoge el río Valcarce ya que desemboca en el
Burbia a unos pocos metros de la ubicación de nuestro puente que, obviamente,
mantiene su porte plenamente perpendicular al cauce para evitar desastres ante
grandes avenidas.
Tiene una longitud
aproximada de 104 metros incluyendo estribos. El ancho regular es de 10 metros
y dispone de tres amplios vanos con arcos escarzanos al 1/8 de círculo y luces
semejantes de 28 metros por lo que se entiende que dispone de una elevada carga
de desagüe ante cualquier masa desaforada de caudales. Los apoyos se producen
en dos potentes estribos empotrados en las márgenes del río y dos gruesas pilas
con basas poderosas que ya de por sí, se elevan un metro sobre roca madre del
lecho. Estas pilas disponen de fustes del tipo tabique que al redondear sus
cantos se adaptan a la labor de tajamares-espolones. Poco más que decir en su
visión baja o lateral salvo que llaman la atención las pilastras en relieve que
apoyando en las propias pilas se elevan sobre rasante y hacen de témpanos donde
se empotran las barandillas. Es quizás
el único elemento decorativo de la obra con reminiscencias modernistas propias
de los años 20 del siglo XX.
La cubierta,
probablemente rehabilitada en el año 2016 presenta una calzada de doble sentido
con aglomerado asfáltico y bandas reflectantes recientes, sin arcenes, altos
bordillos y amplias aceras cerrando los cantos sencillas barandillas con
barrotes de cuadradillo de acero pintadas de azul. Pasado el puente en sentido
creciente existe una entrada al centro de la villa y la estructura también
emboca con el túnel de Villafranca del Bierzo de 414 metros de longitud.
Recientemente, en noviembre de 2016 se aprobó un pliego de prescripciones
técnicas con contrato cuatrienal para ejecutar multitud de obras de
mantenimiento en esta nacional, precisamente desde esta población en sentido
creciente de la calzada pero no observo que entren actuaciones en el puente
salvo lo correspondiente a cubierta.
Su estado general presenta
serias deficiencias entre las que destaca la descomposición de las capas
exteriores de hormigón en boquillas de bóvedas que dejan al aire parte del
mallazo de acero con oxidación acentuada. En general, los muros presentan gran
suciedad, humedades y probablemente calcificaciones que irán agravando la
consistencia de los hormigones. El entorno del puente es agradable y dispone de
un camino de tierra que pasa bajo el primer arco. Existen bancos, setos y
arbolado junto al puente y es zona de habituales paseos entre los paisanos y
visitantes de esta villa además de conexión hacia las zonas o complejos
deportivos y piscinas municipales.
Sección Astorga-Lugo de la vieja nacional N-VI en mapa de los años 70 del siglo XX.
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