PONTONES DEL PARQUE DEL
CAPRICHO
CAMINO HISTÓRICO
PASEO DE LA ALAMEDA DE
OSUNA. Madrid
Este triste y maltratado
puentecillo se encuentra ubicado extramuros del propio Parque de El Capricho
aunque históricamente pertenecía a este complejo palaciego que data del siglo
XVIII y que se levantó por iniciativa de María Josefa Pimentel (1752-1834),
Duquesa de Osuna. En el diseño del parque y edificaciones intervinieron los
arquitectos de corte Pablo Boutelou y Jean-Baptiste Mulot que bien pudieran
tener algo que ver con la construcción de algunos de los canales que conducían
las aguas de los manantiales del conjunto y por tanto, con el levantamiento de
estos puentecillos. Precisamente, en este famoso parque se encuentra un
estanque con la mítica pasarela de hierro que probablemente diseñó el
arquitecto Martín López Aguado hacia el año 1830, considerada la primera
estructura pontonera metálica de nuestro país.
Respecto a nuestro puente o
juego de dos pontones, señalar que obedece al estilo habitual para la
pontonería de ajardinamientos en fincas de la nobleza madrileña que desde el
siglo XVI hasta el XX se producen en diferentes puntos entre los que cabe
señalar la propia Casa de Campo, donde abundan obras de fábrica en ladrillo
semejantes a ésta que se pueden datar en el siglo XVIII según proyectos del
arquitecto Francisco Sabatini como son el Puente de la Culebra y otros muchos
sobre el arroyo de Meaques y algún otro cauce. También en la Quinta de Torre
Arias existen ejemplos parecidos que servían para cruzar determinados canales
de riego o estanques, en este caso con obras que parten desde el siglo XVI y
que culminan en el siglo XIX. Respecto al parque conocido como Quinta de los
Molinos, podemos observar algunos ejemplos de puentes de ladrillo aunque en
este caso, serían construcciones de principios del siglo XX.
Este pequeño puente tiene
una longitud de 20 metros y una anchura original de aproximadamente 6 metros.
Dispone de 2 vanos con arcos escarzanos con luces semejantes de 6 metros. Los
apoyos se producen en estribos empotrados sobre los taludes arcillosos y en una
pila intermedia que se protege con un tajamar de sección en cuña.
La fábrica es enteramente de
ladrillo con disposición a tizón ya sea en muros, estribos y tímpanos. Los estribos parece que se
ensanchar quizás con el fin de permitir cierto abocinamiento en cubierta para
la espera de carruajes ante el cruce de otros. Resulta llamativa la disposición
de las bóvedas en cuyas boquillas se disponen 4 roscas de ladrillo también a tizón
debidamente trabadas para su mejor agarre en una labor de albañilería perfecta
que aún permanece muy firme. Sobre claves se disponen otras cuatro hiladas de
ladrillo de escelente colocación y horizontalidad aunque se observan
incorporaciones de mampostería para tapar algún daño en estas zonas. Los
intradós, muy sucios por humedades u hollín, debieron de estar revocados con un
enlucido de yeso o mortero de cemento.
En algún momento del siglo
XX se debió de proceder a su ensanche para dar mayor fluidez a la propia calle
a la que da servicio, esto es, el paseo de Alameda de Osuna. Probablemente se
eliminarían los pretiles de ladrillo o sillería de granito -como era habitual-
y se procedió a colocar una losa de hormigón con vuelo de un metros en su cara
norte. Curiosamente, en su cara sur no resultó bastante esta amplitud de losa
por lo que se recurrió a poner planchas de acero que supongo apoyarán en algún
juego de tornapuntas metálicas y en el espolón central de la pila. Debido a la
maraña de vegetación en la cara sur no he podido comprobar esta actuación de
ampliación del tablero. Sí se aprecia que añadido al canto del tablero en esa
zona y también sobre un témpano o pilastra de ladrillo corre una gruesa tubería
que parece de conducción de agua.
En superficie lo que se
observa es una calzada central de aproximadamente 6 metros, coincidente con la
profundidad de bóvedas más una acera en lado norte de un metro de ancho a base
de azulejo de hormigón prefabricado y otra acera de 2 metros de ancho
en lado contrario, como decía, a base de chapas de acero con estrías
antideslizantes. La calzada se acota con bordillos y la plataforma se cierra
con barandillas metálicas sencillas a base de cuadradillo cuyos postes se fijan
a viguetas de acero que cubren las impostas de la propia cubierta.
Sorprende el completo
abandono en que se encuentra esta digna e histórica obra pontonera cuya
antigüedad puede que supere los dos siglos y que es un ejemplo más del arte
pontonero en ladrillería que deberíamos de cuidar. Además de los desperfectos y
drásticas modificaciones de la obra original, añadiremos nuevos deterioros en
bóvedas y lienzos de muros, mugre, basura y grafitis. También se debería eliminar
la tupida flora de arbolado y arbustos que tapa completamente la cara S/SE de
este puente y que además impedirá el buen discurrir del cauce de este arroyo
cuando se producen lluvias importantes. No obstante, su estado técnico debe ser
óptimo ya que sigue dando servicio al paseo de la Alameda de Osuna y no existen
señales de tráfico que limiten o prohíban su cruce por MMA o velocidad del
vehículo.
Se encuentra ubicado junto
al aparcamiento público del propio complejo del Parque de El Capricho y existen
también algunos caminos de tierra en el entorno de acceso. Muy cerca podemos
contemplar el viejo puente ferroviario conocido como de la Alameda de Osuna,
probablemente una de las estructuras pontoneras de ferrocarriles más largas de
este país.
Vista de la cara S/SE del puente, totalmente tapada por la vegetación circundante.
Tanda de fotos de fecha 15.03.2020
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