jueves, 23 de julio de 2020

PUENTE DEL PARQUE DEL CAPRICHO. Madrid

PONTONES DEL PARQUE DEL CAPRICHO
CAMINO HISTÓRICO
PASEO DE LA ALAMEDA DE OSUNA. Madrid


Este triste y maltratado puentecillo se encuentra ubicado extramuros del propio Parque de El Capricho aunque históricamente pertenecía a este complejo palaciego que data del siglo XVIII y que se levantó por iniciativa de María Josefa Pimentel (1752-1834), Duquesa de Osuna. En el diseño del parque y edificaciones intervinieron los arquitectos de corte Pablo Boutelou y Jean-Baptiste Mulot que bien pudieran tener algo que ver con la construcción de algunos de los canales que conducían las aguas de los manantiales del conjunto y por tanto, con el levantamiento de estos puentecillos. Precisamente, en este famoso parque se encuentra un estanque con la mítica pasarela de hierro que probablemente diseñó el arquitecto Martín López Aguado hacia el año 1830, considerada la primera estructura pontonera metálica de nuestro país.

Respecto a nuestro puente o juego de dos pontones, señalar que obedece al estilo habitual para la pontonería de ajardinamientos en fincas de la nobleza madrileña que desde el siglo XVI hasta el XX se producen en diferentes puntos entre los que cabe señalar la propia Casa de Campo, donde abundan obras de fábrica en ladrillo semejantes a ésta que se pueden datar en el siglo XVIII según proyectos del arquitecto Francisco Sabatini como son el Puente de la Culebra y otros muchos sobre el arroyo de Meaques y algún otro cauce. También en la Quinta de Torre Arias existen ejemplos parecidos que servían para cruzar determinados canales de riego o estanques, en este caso con obras que parten desde el siglo XVI y que culminan en el siglo XIX. Respecto al parque conocido como Quinta de los Molinos, podemos observar algunos ejemplos de puentes de ladrillo aunque en este caso, serían construcciones de principios del siglo XX.

Este pequeño puente tiene una longitud de 20 metros y una anchura original de aproximadamente 6 metros. Dispone de 2 vanos con arcos escarzanos con luces semejantes de 6 metros. Los apoyos se producen en estribos empotrados sobre los taludes arcillosos y en una pila intermedia que se protege con un tajamar de sección en cuña.

La fábrica es enteramente de ladrillo con disposición a tizón ya sea en muros, estribos  y tímpanos. Los estribos parece que se ensanchar quizás con el fin de permitir cierto abocinamiento en cubierta para la espera de carruajes ante el cruce de otros. Resulta llamativa la disposición de las bóvedas en cuyas boquillas se disponen 4 roscas de ladrillo también a tizón debidamente trabadas para su mejor agarre en una labor de albañilería perfecta que aún permanece muy firme. Sobre claves se disponen otras cuatro hiladas de ladrillo de escelente colocación y horizontalidad aunque se observan incorporaciones de mampostería para tapar algún daño en estas zonas. Los intradós, muy sucios por humedades u hollín, debieron de estar revocados con un enlucido de yeso o mortero de cemento.

En algún momento del siglo XX se debió de proceder a su ensanche para dar mayor fluidez a la propia calle a la que da servicio, esto es, el paseo de Alameda de Osuna. Probablemente se eliminarían los pretiles de ladrillo o sillería de granito -como era habitual- y se procedió a colocar una losa de hormigón con vuelo de un metros en su cara norte. Curiosamente, en su cara sur no resultó bastante esta amplitud de losa por lo que se recurrió a poner planchas de acero que supongo apoyarán en algún juego de tornapuntas metálicas y en el espolón central de la pila. Debido a la maraña de vegetación en la cara sur no he podido comprobar esta actuación de ampliación del tablero. Sí se aprecia que añadido al canto del tablero en esa zona y también sobre un témpano o pilastra de ladrillo corre una gruesa tubería que parece de conducción de agua.

En superficie lo que se observa es una calzada central de aproximadamente 6 metros, coincidente con la profundidad de bóvedas más una acera en lado norte de un metro de ancho a base de azulejo de hormigón prefabricado y otra acera de 2 metros de ancho en lado contrario, como decía, a base de chapas de acero con estrías antideslizantes. La calzada se acota con bordillos y la plataforma se cierra con barandillas metálicas sencillas a base de cuadradillo cuyos postes se fijan a viguetas de acero que cubren las impostas de la propia cubierta.

Sorprende el completo abandono en que se encuentra esta digna e histórica obra pontonera cuya antigüedad puede que supere los dos siglos y que es un ejemplo más del arte pontonero en ladrillería que deberíamos de cuidar. Además de los desperfectos y drásticas modificaciones de la obra original, añadiremos nuevos deterioros en bóvedas y lienzos de muros, mugre, basura y grafitis. También se debería eliminar la tupida flora de arbolado y arbustos que tapa completamente la cara S/SE de este puente y que además impedirá el buen discurrir del cauce de este arroyo cuando se producen lluvias importantes. No obstante, su estado técnico debe ser óptimo ya que sigue dando servicio al paseo de la Alameda de Osuna y no existen señales de tráfico que limiten o prohíban su cruce por MMA o velocidad del vehículo.

Se encuentra ubicado junto al aparcamiento público del propio complejo del Parque de El Capricho y existen también algunos caminos de tierra en el entorno de acceso. Muy cerca podemos contemplar el viejo puente ferroviario conocido como de la Alameda de Osuna, probablemente una de las estructuras pontoneras de ferrocarriles más largas de este país.

















Vista de la cara S/SE del puente, totalmente tapada por la vegetación circundante. 





Tanda de fotos de fecha 15.03.2020





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