MADRID
M-500 PK 4,400 M-30 PK 20,500 y Calle Aniceto Marinas
Línea FFCC de Madrid a Irún PK 2,020
Como el Puente de Los
Franceses pertenecía, como ya hemos dicho, a la línea que pretendía unir Madrid
con Francia a través de Irún reflejaremos brevemente la historia, los varios
proyectos y vicisitudes que sufrió a lo largo del tiempo para lo que me baso en
lo ya apuntado para el Puente de Santovenia de Pisuerga, obra de parecidas
características: En el galimatías de proyectos, realizaciones, modificaciones y
derivaciones de época decimonónica en nuestro país para el revolucionario mundo
de las comunicaciones férreas, la idea de comunicar la capital con Valladolid así
como con otros núcleos, especialmente en un eje N/S, pues era importante. A
mediados del siglo XIX y auspiciado por capitalistas franceses, belgas y
españoles, se impone la realización de un ferrocarril que una la capital del
Reino con Francia, al menos, hasta su punto final en Irún-Hendaya. Durante
parte del reinado de Isabel II, tanto en la política como en los variados
gobiernos, prevalece el “Bienio Progresista” dentro de las iniciativas de la
conocida “Revolución de 1854” cuyo gobierno presidía el general Baldomero
Espartero mientras que en Fomento alternaban Francisco de Luján Miguel Romero y
Manuel Alonso Martínez, este último hasta llegó a ser consejero de las
sociedades creadas para poner en marcha esta línea.
En las cuestiones
mercantiles, se crean sociedad varias para la explotación de las líneas
ferroviarias del momento que se nutren de empréstitos importantes otorgados por
el Estado, emisión privada de obligaciones y otras financiaciones que van
apareciendo, bien por la incorporación de capitales extranjeros o meras
fusiones, muchos de ellos, incluso antes de que se formalizaran o acabaran de
construirse estos nuevos caminos de hierro. Para el caso de este trayecto así
como para otros ramales, se autoriza la concesión a la mercantil mixta
“Sociedad General de Crédito Inmobiliario” francesa, que tendrá que constituir
empresa en España y a la que se incorporan variados socios capitalistas
españoles, formalizándose la concesión gubernativa en el año 1856, al menos
para la sección Valladolid-Burgos, independientemente de la de Madrid-Ávila que
arrancaba de la Estación del Norte, más adelante bautizada como del Príncipe
Pio. Las penurias, falta de financiación, quiebras técnicas así como fallos en
los proyectos constructivos y falta de acuerdo en el trayecto y ciudades que
componen el periplo ralentizan la obra en su conjunto y se producen absorciones
o fusiones. La más significativa es la de la “Compañía de los Caminos de Hierro
del Norte de España”, conocida como “La Norte”, que en pocos años se hace casi
con el monopolio viario de las empresas que operaban en la mitad norte de la
península. Prácticamente, explotó esta línea hasta que se nacionaliza en 1941 y
pasa a denominarse RENFE.
En cuanto al cuerpo
técnico es amplio y varió según las vicisitudes del proyecto y compañías
involucradas. Los primeros estudios se desarrollaron bajo la supervisión del
ingeniero inglés Alexander Ross, participando varios ingenieros de caminos
españoles, entre ellos, Calixto Santa Cruz y Práxedes Mateo Sagasta. Se
solicitaron hasta cuatro prorrogas para su construcción, la última el 4 de
junio de 1851. La totalidad de las obras entre Madrid y Irún estuvieron a cargo
del ingeniero principal de La Norte, León Lalane divididas en dos partes, una
de 394 Kilómetros entre Madrid y Torquemada, con el ramal de Venta de Baños a
Alar del Rey a cargo de Fournier, con oficina principal en Valladolid. En tanto
que los restantes 355 Kilómetros entre Torquemada y la frontera francesa,
estuvieron a cargo del ingeniero Letourneur, con base en Vitoria, donde
participó en el proyecto nuestro ingeniero Félix Uhagón. Por otra parte, el
ingeniero Fournier, delegó trabajos por secciones, como por ejemplo, al
ingeniero Leynissier se le confió la dirección de Valladolid a Torquemada
y los estudios de Valladolid a Medina y de Palencia a León y Oviedo. Al
ingeniero Boulissier se le confiaron estudios de Madrid a Salamanca por Medina
del Campo. El ingeniero Letourneur junto con su colega Lonteire tomaron a su
cargo las construcciones de Torquemada a Burgos y los estudios de Palencia a
Alar del Rey y por último, al ingeniero Desargeries se le encomendaron los
estudios de Burgos a Vitoria y de Tudela a Miranda de Ebro. Respecto a las comisiones
de seguimiento e inspección gubernativas, cabe mencionar a los técnicos Luis
Torres Vildósola y Urquijo, Enrique Alau y Manuel Estibanus. Por su parte el
Gobierno ordenó el estudio de la tercera sección del ferrocarril entre Burgos a
Vitoria y al Bidasoa, a una comisión de ingenieros presidida por el
ingeniero jefe del distrito de Logroño, ya citado, Luis Torres Vildósola
acompañado de los ingenieros de caminos Enrique Alau, Manuel Estibanus,
Echanove y José Peñarredonda. Muchos de estos intervinientes se reflejan en la
ROP del año 1857. La presencia de la sociedad inversora francesa así como la de
varios de los ingenieros de aquel país hizo que a nivel popular se llamara a
esta estructura como ‘Puente de los Franceses’.
Lo que nos cuenta la
interesante web de ‘Spanish Railway’ y en lo concerniente a este primer
tramo que arranca de Madrid es lo siguiente: Aprobado el proyecto de la 1ª
Sección del Ferrocarril del Norte entre Madrid y Valladolid por Ávila el 30 de
agosto de 1856 redactado para el Gobierno por la comisión de ingenieros de
caminos integrada por Antonio López como ingeniero-jefe del distrito de
Valladolid así como Máximo Perea, Juan de Mata García, José Peñarredona,
Eduardo Gutierrez Calleja, dejando en suspenso el sistema de vía para que
la empresa que resultara adjudicataria de la concesión decidiera (GCH,
07.09.1856). No obstante la Revista de Obras Públicas (año 1856, nº 15 , pág
178/180) manifestaba que el sistema de vía sería el “americano”. Dicha
comisión dividió la sección en cuatro trozos: 1) Madrid al Portachuelo de
Robledo, 2) Portachuelo de Robledo al Prado de la Sernilla, 3) Prado de la
Sernilla a Arévalo y 4) Arévalo a Valladolid. El proyecto contempló el
establecimiento de 21 puentes y 14 viaductos, siendo el del Barranco de los
Molinos de 224 ml de longitud, y de importancia similar los que cruzaban el río
Manzanares y los arroyos de Valdés, Pino y Retuerta. Contemplando igualmente el
calado de 9 túneles, el de Navalgrande de 918 ml era el de mayor longitud,
proyectado para vencer el paso de las divisorias del Tajo y del
Duero (Revista de Obras Públicas, año 1856, nº 15 pág 178/180). El
presupuesto total de las obras se cifró en 902.806.- reales de vellón/Km
incluyendo expropiaciones y administración. El 22 de junio de 1858, quedó
abierto el primer túnel del tramo de Madrid a Ávila situado en el PK 28,400
junto a Torrelodones. El túnel de 250 ml, quedó inaugurado en presencia del
Administrador Central de la Compañía del Norte, Mr. Duclerc y del ingeniero
jefe de la sección Joaquín Ortega, que actuaba a su vez como ingeniero
encargado de la División de Madrid (ROP, 1858 nº 14 ,pág 169). Este túnel era
el más próximo a Madrid de todas las líneas que confluían en la capital. La
construcción de la sección entre Madrid y Ávila, estuvo a cargo del
ingeniero principal de ‘La Norte’ León Lalane. Las obras entre El
Escorial y Ávila, concluidas el 1 de julio de 1863, tuvieron que vencer la
difícil orografía estableciendo 16 túneles con una longitud total de
4.540 ml, siendo el de Navalgrande el de mayor longitud ( 1.004 ml).
Complementadas mediante la construcción del puente metálico de Lagartera,
sustituido con el tiempo por un terraplén, y algunos viaductos entre ellos los
de Los Molinos (175 ml), Zarzalón ( 82 ml) y Valdespino (55 ml). Respecto a
nuestro puente no hay certeza pero se debió de levantar entre los años 1857 y
1859 aunque otras fuentes apuntan a que debió de ser entre 1860 y 1862. La
línea completa hasta Irún con 633 kilómetros de longitud entró en
funcionamiento el 20-08-1864. Entre las estructuras pontoneras más llamativas o
icónicas de esta línea figura, además de nuestro popular puente, el puente
sobre el río Adaja en Arévalo, el ya mencionado Puente del Príncipe Alfonsosobre el río Pisuerga, el conjunto del Desfiladero de Pancorbo, el Viaducto de
Ormáiztegui sobre el río Estando y el Puente Internacional de Irún sobre el río
Bidasoa, por citar unos pocos.
Añadir que como
modificaciones importantes en nuestro puente figura la del ensanche de tablero
pues si bien es cierto que la obra original ya contemplaba la doble vía, se
decidió hacia el año 1923/1924 ampliar éste con voladizos de hormigón que se
convirtieron en andenes de inspección y nuevas barandillas de acero. Respecto a
la electrificación o implantación de las catenarias a lo largo de los carriles
parece que es proyecto de la época republicana según orden del MOP de fecha
08-02-1933 firmada por el ministro Indalecio Prieto. Entre las variadas
compañías eléctricas se decidió que la instalación global la llevara a cabo la
empresa ‘Sociedad Española de Montajes Industriales’, autorizada en fecha
27.09.1935 y con el beneplácito de la ferroviaria ‘La Norte’.
Características
actuales de la obra.
Nuestro puente tiene una longitud total de 132 metros incluyendo ambos
estribos. Su ancho primitivo era de 7,80 metros que se alarga hasta los 9,80
metros actuales con nueva plataforma de hormigón armado. Dispone de 5 vanos en
geometría de medio punto aunque con cierto esviaje en la disposición de las
bóvedas para ajustarse a la perpendicularidad del cauce. Las luces de estos arcos
son de 16 metros cada una y su flecha hasta lámina de aguas llega a los 11
metros en zona central de cauce ya que en el resto de vanos los cúmulos de
arenas, lodos y canto ha disminuido drásticamente la altura.
Su fábrica es mixta
buscando la economía o abaratamiento de la estructura por lo que -al igual que
ocurre en otros puente de la línea- predomina el ladrillo en bóvedas, tímpanos
y muros de estribos. Ignoro si los enfoscados con yesos y morteros para cubrir
estos lienzos son originales o se trata de una intervención posterior. Lo más
meritorio de la obra es la incorporación de piedra de granito en los elementos
más llamativos: Robustas pilas del tipo tabique con canto redondeado a modo de
tajamar-espolón y rematadas con tejadillos semiesféricos, amplias basas
inferiores y una línea superior a modo de imposta sobresaliente que realmente
embellece la impronta de estas pilas. Excelente ejecución del sistema de
dovelaje en boquillas a base de piezas también de granito, amplias, talladas en
cuña y dispuestas a soga y tizón para conseguir mayor firmeza y resistencia en
los arcos donde destacan las que componen las claves, tres piezas de mayor
altura que rematan estas boquillas. Sobre arcos debió de existir una imposta
corrida también de piedra que se sustituyó en parte por una moldura de hormigón
cuando se amplió el tablero aunque quedan restos originales. También hacia
estribos la obra civil se remata con sillería de granito a modo de aristones en
el ensanchamiento. Como decía, el resto de paramentos, especialmente intradós
de bóvedas, tímpanos y muros de estribos se placa con ladrillo macizo de cierta
calidad aunque en la actualidad y debido al abandono de la obra se han ido
deteriorando mucho; actualmente se observan enlucidos a base de yesos, cemento
y otros áridos que intentan tapar la fábrica de ladrillo aunque subsisten
muchos desconchones. En algunas bóvedas se ha procedido a incorporar hormigón
quizás con algún mallado de ferralla para fortalecer el intradós y pese a ello,
en una de ellas, hay una grieta entre roscas importante por donde afloran
filtraciones de agua.
En cubierta destacan
los petos de acero en modelos sencillos ferroviarios aunque muy oxidados que
sustituyeron los originales a base de cruzamientos de San Andrés. En estribos
subsisten una serie de conos de cemento como protecciones ya que carecen de
barandillas.
Su mantenimiento deja
mucho que desear pese a que se observan algunas intervenciones realizadas hace
alguna década. Hay desconchones, piezas quebradas o mal sustituidas, humedades
y eflorescencias, multitud de grafitis cutres de todo tipo y lo nunca visto,
una serie de clavijas o enganches de acero para practicar juegos de escalada,
especialmente en la primera bóveda, que además de perjudicar la estructura,
minusvalora la categoría de esta obra civil como elemento patrimonial, cultural
y monumental pues hay que recordar que nuestro puente sobrepasa el siglo y
medio de existencia. Por los arcos extremos hay caminos de paseo o bicicleta y
por los tres centrales circula el cauce en crecidas, especialmente por el
tercero (visión desde aguas arriba y margen izquierdo) circula el cauce
ordinario del río Manzanares. Las basas de las pilas centrales, más sujetas a
la fuerza del cauce, disponen de unos cutres refuerzos a base de gruesas
piedras que protegen todo su entorno y no se han dispuesto bien algunos
sillares, probablemente originales.
Para saber más. La información técnica más antigua es la que nos ofrece el ingeniero Vicente Machimbarrena Gogorza en un artículo para la ROP (Revista de Obras Públicas) sobre la pontonería del río Manzanares en el término de la capital madrileña publicado en el año 1924, tomo 24. Aspectos interesantes sobre el proyecto de la línea se pueden leer también en la ROP del año 1856, tomo 15. El libro titulado “Puentes, Viaductos y Acueductos de la Comunidad de Madrid”, obra editada en el año 2018 por la CAM. También lo trata brevemente el librito de la historiadora Pilar Corella Suárez titulado “Puentes Históricos de Madrid”, editado por ‘Ediciones La Librería’ en el año 2004, páginas 38/39. El libro titulado “Puentes de España. Tránsitos de Culturas”, obra de varios autores editada por Lunwerg en el año 2009 con foto y texto en ficha 59 según estudio de Carlos Nárdiz Ortiz. El libro titulado “Tierra sobre el Agua”, obra en dos tomos de Leonardo Fernández Troyano editada por el CICCP en el año 1999 lo cita y pone fotos en páginas 120 y 266 señalando su importancia dentro de los llamados puentes de bóvedas esviadas, más comunes con fábrica de ladrillo pues la estereotomía en el trabajo de dovelaje de piedra era más complicado. También incide en esta tipología de puente con bóvedas oblicuas citando brevemente nuestro puente el libro titulado “Técnica e Ingeniería en España VI. El Ochocientos”, obra dirigida por Manuel Silva Suárez editada por la “Real Academia de ingeniería. Institución Fernando El Católico. Diputación de Zaragoza” en el año 2011 con artículo de Leonardo Fernández Troyano y Amaya Sáenz Sanz al respecto en página 463. La web de Spanish Railway de la que hemos incorporado bastante información tiene una entrada para el tramo comprendido entre Madrid-Ávila de gran interés. En internet existen variadas webs y blogs, bien ferroviarios o de amantes de Madrid donde se exponen viejas fotografías del puente y algunos comentarios sobre nuestro puente: Madridenguerra, VRamón1958, la Wikipedia, el Museo del Ferrocarril y otras sites fáciles de encontrar en la red. Existe un buen trabajo de la historiografía fotográfica pontonera con inclusión de tomas de nuestro puente elaborado en 2002 por Inmaculada García Lozano, conservadora del Museo del Ferrocarril, titulado “Fotografía y Ferrocarril. Génesis y desarrollo de un Archivo”.
Se sigue cierto orden
cronológico en la exposición gráfica.
Tanda de fotos de fecha 10.09.2024 en secuencia consecutiva desde aguas arriba del puente, aguas abajo, intradós de bóvedas, catenaria y entorno.
Vieja imagen de la Estación del Norte donde arrancaba el trayecto de la línea ferroviaria de Madrid-Irún a un par de kilómetros de nuestro puente. La primitiva estación -mucho más pequeña y discreta- desapareció en los años 80 del siglo XIX. Fototipia del taller de José Lacoste, profesional que se quedó con el negocio de Jean Laurent y empezó a comercializar postales a principios del siglo XX, fecha probable de esta imagen. Más información en "Laurent, sucesor José Lacoste Borde y Compañía". Esta fotografía-postal se exhibe en la web de "Spanish Railway" donde se informa que fue comercializada por 'Ediciones Comercial Lafuente' y forma parte de los fondos documentales de Juan Peris Torner.
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