TÉRMINO DE LEBEÑA. Cantabria
N-621 PK 158,480
Seguimos por el periplo de la nacional N-621 siguiendo las aguas
abajo del río Deva y dejamos atrás los puentes de Lebeña núcleo y Tama, ambos
sobre este cauce. La calzada también la tomamos en sentido creciente ya que
nace en León para acabar en Unquera. Desde que cruzamos el puente de Lebeña ya
citado y en adelante, nos adentraremos en lo que se conoce como Desfiladero de La Hermida, una larga hoz más o menos profunda que ha horadado a lo largo de
millones de años nuestro cauce en unión de otras muchas arroyadas o riegas de
las que se nutre el río Deva camino de su salida al Cantábrico. En general,
transcurre por una zona abrupta o montañosa de elevados riscos de piedra caliza
grisácea datada en época del período Carbonífero, dentro de la Era Paleozoica,
una especie de división a escala geológica para que nos entendamos.
Precisamente, el aparejo de sillería utilizado en la mayoría de estos puentes
sobre el Deva es a base de roca caliza de ese período geológico ya que era el
material duro más cercano.
Con respecto a la posible antigüedad de esta obra civil
comentar que tanto éste como los puentes que le siguen o preceden, parece que
se fueron levantando a medida que avanzaba la nueva construcción de este viejo
camino carretero, aproximadamente en el último tercio del siglo XIX. Se ofrecen
mayores explicaciones en la anterior entrada para el puente de Lebeña.
Características iniciales de la obra. Nuestro puente tiene
una longitud total de 31 metros incluyendo los muros de acompañamiento o
estribos; el ancho regular de calzada y tablero es de 7 metros. Dispone de un
vano con geometría de arco rebajado, probablemente a 1/6 de círculo con luz de
16 metros y flecha sobre lámina de aguas cercana a los 7 metros. El vano se
apoya en los salmeres ajustados a la cara interna de los propios estribos a
bastante altura. El hecho de que la obra se calce o repose sobre roca madre
dura de calizas bien equilibrado y la propia altura hasta su rasante,
soportando -por desalojos- las mayores crecidas históricas que pudiera haber
tenido este cauce, son dos de los motivos por lo que es probable que se haya
mantenido en perfecto estado de uso la estructura hasta nuestros días, sin
retoques o rehabilitaciones. Hay que tener en cuenta que su vida útil se
aproxima a los 150 años, probablemente. Obviamente, la calidad y disposición de
los materiales utilizados así como el propio proyecto constructivo también han
sido determinantes para que se mantenga firme, estable y resistente, teniendo
en cuenta que cuando se ejecutó (para vehículos de tracción animal) no se
pensaba que podría soportar las cargas actuales propias de camiones y otros
pesados que, a diario, lo cruzan con masas superiores a las 20/30 toneladas. Su
problema parece ser que ha sido la inconveniencia (o indolencia) para los
conductores modernos que se quejan de que es estrecho y se accede a él por
curvas muy pronunciadas. Por su anchura, no era necesario la cesión del paso ya
que permitía, aunque ajustado, el tránsito en ambos sentidos de la marcha.
Tampoco era necesario ampliar la velocidad máxima de circulación pues es una
calzada espectacular en un espacio natural precioso que no requiere de mayores
velocidades sino de lo que se trata es de admirar el paisaje en la propia ruta.
Esta circunstancia ha obligado a las autoridad a repensar el periplo por esta
maravillosa ruta y ahora, o desde hace unos pocos años, pues se han dedicado a
modificar estos puentes con unos postizos horrorosos y además, se acometen
nuevas modificaciones del terreno con el fin de enchanchar los puntos donde la
calzada era más angosta. En vista de ello, los que nos dedicamos a la caminería
histórica de la que este sector de la nacional N-621 era un claro ejemplo de
ingeniería carreteril decimonónica, nos quedamos extrañados o sorprendidos al
comprobar cómo se ha modificado -hasta agresivamente- la latitud de la calzada
en algunos puntos y cómo han quedado estos históricos puentes -auténticos monumentos
de obra civil- tras su modificación estructural.
Siguiendo con la obra, cabe destacar su aparejo, mayormente a
base de sillería de roca caliza de excelente talla, escuadría, volumen regular,
disposición perfecta en hiladas horizontales, mínimo llagado y en general, cara
vista ligeramente rugosa. Esta calidad del trabajo canteríl es extensible a los
paños laterales, interiores de la bóveda o peraltado hasta salmeres y las zonas
de tímpanos donde -sin el menoscabo propio que se suele tener en calidad con
los puentes errantes, fuera del ámbito urbano- el arte de montea se dignifica
en la disposición de las hiladas escalonadas en altura a base de
paralelepípedos (sillería de sección rectangular) que se asocian perfectamente
al dovelaje de boquillas sin el recurso de piezas trapezoidales que se ajustan
más a la curva del arco; esto es así porque el maestro cantero de la obra
recurre a un dovelaje de dobles piezas que forman una especie de flecha a la
que se adhieren las piezas horizontales de dos hiladas de sillería. Este
recurso también es conocido como ‘a montacaballo’, dentro de la estereotomía
que aplicaban los canteros de época. Para conseguir este digno juego de casar
piezas horizontales y oblicuas a modo de puzle es necesario que las dovelas
tengan una perfecta talla, un profundo tizón y un canto largo o altura de las
dovelas que, en este caso, llegan a 1,15 metros y pese a que su manejo por
volumen y peso se hace laborioso, el resultado final del arco rebajado y bóveda
ha sido excepcional sin que, en la actualidad, se muestren grietas, fisuras o
deterioros por presión, sea esta directa o por cizallamiento. Sobre el arco
también destaca una elaborada imposta en ambas caras de buena talla también en
piedra caliza con una escocia para dar a la obra más relieve y por tanto, un
toque de belleza adicional. Estas impostas soportaban los pesados pretiles que
originariamente parece que estaban compuestos de ortostatos de caliza de buena
talla y disposición, bien trabados entre ellos y sin albardillas (obsérvense
las fotografías de la obra original datadas en el año 2016). El resto de los
lienzos, especialmente como muros de acompañamiento y placaje de estribos se
componen de piezas también de sección rectangular aunque de peor talla pero
cara vista lisa. Estos muros son del tipo baluarte, más anchos en su base. La
obra civil se protege con manguardias, especialmente en su cabecera izquierda a
base de grandes mampuestos irregulares aunque bien aglutinados con variado
mortero que subsisten con gran fortaleza.
En general, gran parte de estos frentes de piedra son
difíciles de observar debido a la tupida vegetación, especialmente del tipo
hiedra y otras trepadoras que medran por doquier colonizando las rendijas de la
sillería a la que erosionan y quitan fijación al penetrar por el llagado
eliminando los morteros. Otros inconvenientes son las manchas en la piedra por
humedades, líquenes y eflorescencias en la bóveda.
Situación actual de la obra civil. Como ocurrió con el
anterior puente subido al blog, también ubicado en Lebeña, a partir del año
2018 y según proyecto colectivo para esta serie pontonera, se decidió modificar
los accesos a estos puentes con intención de evitar o suavizar las entradas a
sus tableros ya que prácticamente conformaban curvas en ángulo recto en la
calzada para cruzar la obra civil. De entre las posibles soluciones se optó
quizás por la más rápida que era llevar a pie de obra una viga prefabricada de
hormigón pretensado (o postesado) que cubriera el vano absoluto del puente,
disponiendo ésta flotando sobre el antiguo tablero pero eso sí, buscando apoyos
en el borde de estribos donde se conforman plintos de hormigón armado y
profundos micropilotes donde se fija la viga-tablero además de su conexión con
los vuelos (nuevo ancho en cabeceras) también a base de viguetas que conforman
costillas o ‘espina de pez’ bajo losas anejas a la viga-tablero y que
constituyen la nueva anchura de la cubierta para suavizar esas curvas del
puente original. Los viejos y artísticos pretiles desaparecieron y se optó,
como solución barata, por placar una serie de New Jersey de hormigón
prefabricadas con losetas de caliza y/o gneis simulando una mampostería que
queda horrorosa. Como se observa en algunas fotografías, en el año 2022 todavía
no se habían hecho los remates para finalizar la obra y se muestran lienzos de
sillería caída, piezas que no casan, grietas en los puntos de apoyo nuevos y
hasta deslizamientos en los nuevos y pesados pretiles. Creo que hay fisuras
hasta en el nuevo asfaltado y no parece que sean de las juntas de dilatación.
En fin, la bella impronta del viejo puente ha desaparecido y lo que podemos ver
es un apaño o postizo muy moderno y tecnológico pero que ha desfigurado por
completo el arte y técnica del antiguo puente. Se comenta que esta solución
tiene la facultad de ser reversible, supongo que porque algún día se deciden a
construir un puente paralelo o cercano a éste, momento en que -fuera de
circulación- rehabilitarían la vieja obra civil pero yo pienso que porqué no se
han decidido ahora, a levantar obra nueva olvidándose de ‘meter mano’ en este
digno y vetusto puente, salvo para labores de mantenimiento y saneamiento.
Supongo que la solución hubiera sido bastante más económica que la actual…, si
es que la consideran provisional. Por demás y como se puede comprobar en las
fotos recientes, no ha habido rehabilitación del puente antiguo ni se ha
limpiado, ni se ha eliminado la vegetación que tapa prácticamente los muros de
acompañamiento, ni se ha saneado la bóveda y tampoco se han repuesto las piezas
de la cabecera izquierda caídas probablemente al río.
Para saber más. Me remito a lo referenciado en el anterior puente y sobre todo, señalar el excelente estudio de esta obra civil que hizo el ingeniero Pablo Fernández Quesada como tesis de fin de master para el curso 2015/2016 presentado en la ETSICCP de Madrid y de cuyo trabajo se exhiben algunas fotos y dibujos del puente en su estado original, antes de la drástica modificación. Sobre esta digna carretera nacional N-621 y su caminería histórica escribí un artículo para la revista Solo Camión que se publicó en el número 245 de julio de 2010 donde se refleja parte de su patrimonio lineal como son los puentes.
Se sigue cierto orden cronológico en la exposición gráfica.
Estado del tablero del puente al paso de Google Street View en agosto de 2018.
Tanda de fotos de fecha 24.02.2022.
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