TORRIJO DEL CAMPO. Teruel
N-234 PK 180,300 Y N-211 PK 113,140
Curiosa pasarela sobre el río Jiloca muy cerca,
aguas abajo, del puente de la localidad de Torrijo del Campo. En una fotografía
antigua de los años 60 del siglo XX se aprecia que lo que existía junto al
puente era otra estructura más prosaica. Un cutre paso a base de vigas de
hormigón armado de sección en doble T que se empotraban en unos sencillos
estribos de hormigón y que servirían a los lugareños para cruzar el río
evitando el cruce por el viejo puente, quizás porque éste era estrecho y
peligroso ante el paso de vehículos.
Por lo que puedo imaginar, este puentecillo o
pasarela se eliminó en algún momento, quizás cuando se diseña una nueva área de
esparcimiento fluvial con jardincillos, arbolado, bancos y paseos donde pasar
el rato pero que se embellecería algo más si se incorporaba una nueva pasarela
de madera que sustituyera el paso de hormigón mencionado.
Lo que llama la atención de esta estructura es el
material, madera de la buena, esto es, listones y tarugos macizos que pueden
ser de roble u otra madera noble. En la actualidad esto sería poco menos que
imposible porque las pasarelas o pasos de madera suelen ser siempre de
laminados debidamente encolados y formando tablas o tablones se constituyen en
estructuras pontoneras generalmente más baratas de levantar que con maderas
macizas. Ciertamente, las primeras pasarelas de madera lo eran de macizos, como
ésta, lo que nos hace pensar en que se construiría quizás en los años 80/90 del
siglo XX, aproximadamente. Aunque su estado de mantenimiento deja algo que
desear, debido a que son piezas macizas todavía presenta robustez y pocos
resquebrajamientos o fisuras, obviamente, porque de vez en cuando, se limpiaran
las tablas y se protegerán contra la intemperie con resinas, barnices y aceites
de linaza. Sin embargo, las tan en boga de laminados tienen un problema que es
la falta de mantenimiento -falta de presupuesto municipal- y al abandonarse sus
cuidados, el deterioro o envejecimiento de sus maderas es más rápido. He visto
pasarelas relativamente nuevas que ya presentan un estado lamentable
precisamente por la falta de cuidados, ya sea en las vigas, tablero o
barandillas y no es culpa de los constructores sino de las administraciones
públicas que deberían de cuidarlas.
Otra de sus peculiaridades es la forma del
tablero, a dos aguas, con rampas desde sus cabeceras hacia su medianía,
impronta que ya no se ve en este tipo de estructuras peatonales para salvar
cauces. La consistencia del tablero o su capacidad de soporte se consigue por
medio de los largueros inferiores y superiores a los que se acoplan las
barandillas y su descanso en los estribos que componen de por sí una viga con
alma además de los posibles cruzamientos con tablas en intradós así como por
los dos tirantes de cordón de acero en los bajos que dan rigidez al propio
tablero. En fin, una obra realizada con esmero y dedicación que merece subirse
al blog del Quirce.
El puente carretero anejo se puede consultar aquí.
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