ARBAS DEL PUERTO. León
N-630 PK 89,500
Dentro de mi propósito por catalogar con cierto
detenimiento las obras pontoneras del viejo camino real de León a Asturias,
ahora un sector más de la carretera nacional N-630, me encuentro con las
clásicas obras civiles propias de la gran reforma de este camino en el siglo
XVIII y primer tercio del siglo XIX pero como ya refieren algunos historiadores
de la caminería, esta vía era una más de las que acometían el cruce del Sistema
Cantábrico para llegar a la costa asturiana y su origen pudiera ser
perfectamente medieval. Los tratados y guías de postas barrocos ya citan esta
calzada y aluden a pueblos de paso que son los mismos del camino actual.
Independientemente de que podamos ver en este
periplo puentes de genuina traza clasicista y decimonónica aparecen otros que,
aunque muy modificados, siguen teniendo una impronta de época anterior que
abarca desde el bajo medievo, renacimiento o barroco y ésa es la sorpresa con
la que nos encontramos al llegar a este puentecillo, posiblemente uno de los
más antiguos del itinerario, independientemente de que, como ya he comentado,
haya sufrido una agresiva transformación.
Características actuales de la obra. Tiene una longitud aproximada de 32 metros
incluyendo muros de acompañamiento y estribos, distancia larga pero que era
necesario aplicar para salvar la suave vaguada que produce el cauce de este
arroyo en el trayecto de la carretera que además en este punto tiene una ligera
pendiente. El ancho original era de 6 metros. La obra dispone de un solo vano
de 6 metros de luz en forma de arco de medio punto que se peralta en una
especie de jambas que escoltan el interior de los estribos. La bóveda original
se asienta sobre roca madre del lecho del río debidamente aplanada para el
apoyo de la misma en alguno de sus puntos.
El aparejo aunque algo rústico es bastante
homogéneo utilizando roca de calizas veteadas de óxido ferruginoso que le dan
una tonalidad que embellece la obra. Destaca especialmente la sillería de soga
larga aunque de poca altura que compone la zona central y bóveda con piezas
bien dispuestas, manteniendo la horizontalidad de hiladas y otras piezas de
mayor volumen donde se apoya la bóveda a modo de salmeres. En cuando al
interior de esta bóveda o incluso en la rosca exterior de aguas abajo también
el trabajo de cantería es bastante regular y preciso con dovelaje estrecho pero
bien imbricado para fijar las diferentes roscas y donde la piedra es acentuadamente
rojiza, presentando la cara vista de las piezas cierta rugosidad, poco
trabajada con cincel o escafilador.
Sin embargo, en los muros de acompañamiento,
básicamente de mampostería irregular y variada donde predomina la caliza y el
esquisto, se observan actuaciones más recientes, quizás producto de que la
pesada carga de los rellenos ha colapsado el placado de sillería o mampostería
original y se han hecho diferentes rehabilitaciones. Subsiste una línea de
imposta central en piedra de talla más o menos correcta que nos hace pensar en
que originariamente dispondría de pesados pretiles de piedra en sillería.
Estos, se han sustituido en alguna actuación decimonónica por otros de
mampostería aglutinada con masas de mortero o quizás, cemento y se coronan con
una albardilla al uso.
Todas estas referencias se hacen sobre la
estructura vista desde aguas abajo ya que la contraria ha desaparecido. Al
concederle a esta vía el carácter de nacional se procedió a su ensanche hasta
los 10/12 metros por lo que se alargó la bóveda original hasta esa distancia
por medio de un arco escarzano de hormigón, probablemente en masa y un nuevo
tablero con losa de hormigón armado, actuación que pudo tener lugar en los años
70 del siglo XX. No siendo suficiente este apaño que ya desfiguró nuestro
vetusto puente, parece que a principios del siglo XXI se ensanchó de nuevo la
calzada con otro alargamiento de la bóveda hasta los 18 metros actuales, quizás
con intención de dejar la bóveda original fuera del circuito de calzada. Curiosamente,
los recrecidos asfálticos, rellenos del talud, hormigones para fijar la bionda
y otros sucesos hacen imposible ver bien la cara del pontón en aguas arriba,
como se aprecia en alguna fotografía que he tomado.
En una nueva actuación que se está llevando a cabo
en estos momentos parece que la obra original quedará exenta de la calzada y
quizás, hasta se cree o acondicione una pequeña campa donde poder aparcar el
vehículo para observar este vetusto puentecillo de bella factura aunque soy
escéptico pues hasta ahora, en toda la ruta hacia Asturias desde León -donde
existen puentes históricos de gran interés- no hay ni señales de tráfico que
adviertan de la obra (las que llevan el fondo rosa que señalan monumentos) ni
tampoco existen paneles informativos que ilustren al turista, estudioso o
simple curiosos sobre la historia y vicisitudes del puente concreto que está
visitando.
Como se puede ver en estas instantáneas, esta
última actuación en el puente se excede de todo conocimiento en la restauración
histórica de bienes monumentales. El abuso de mortero así como de su tono en
los paramentos, ya sea en los de sillería, dovelaje o mampostería es absurdo y
parece difícil que la obra adquiera con el tiempo la pátina de antigüedad que
le es debido. Los tonos fuertemente rojizos de las dovelas asociado al
aglutinante blanco nos hace pensar en que la bóveda es de ladrillo y nos
recuerda a un burdo tabique de rasilla. Ahora parece de “cartón piedra” y me
temo que su restauración es más ambiciosa pues afecta a los pretiles de esta
cara que aunque los han consolidado e imagino que conservaran los antiguos de
hormigón, se añaden otros más como refuerzo del borde en hormigón cutre de cara
vista gris en una solución innecesaria pues desvirtúan más la impronta del viejo
puente aunque su intención sea la de clavar ahí alguna barandilla o protección.
También resulta llamativo el apaño para fijar las primeras roscas de la bóveda por
medio de una cercha, no sé si con mallazo de acero, a base de cementos que
pudieran corresponder con una actuación anterior o quizás ya es obra nueva de
la rehabilitación en marcha pero que, sin duda, distorsiona la vetusta fábrica
de este digno puentecillo. Existen métodos más miméticos para consolidar el intradós
de cualquier bóveda aunque sean más caros.
A pocos metros del pontón en sentido creciente de
la calzada existe aunque muy tapado por la maleza una vieja tajea de piedra
cuyos muros se consolidan con sillar apenas picado, lecho probablemente también
solado aunque invisible por las arenas y cienos y una bóveda a base de losas de
piedra al estilo ancestral pero bastante común en las actuaciones de esta
calzada para estos desagües de tajeas y caños, eso sí, difícil de localizar por
encontrarse generalmente muy ocultos o incluso ciegos. Ésta sigue siendo útil
porque recoge el vierteaguas del arcén contrario de la calzada para encauzarlo
hacia el Arroyo Valle Madera.
Para conocer la historia de esta vieja calzada, su
evolución, fuentes documentales y otra información recomiendo la lectura de las
entradas en este blog para el Puente de Vega de Gordón, Puente del Tornero y el
Puente de Puente de Alba.
Tanda de fotos de fecha 18.08.2021 en secuencia fotográfica desde aguas arriba, aguas abajo, tablero y cauce del arroyo.
Entre el puente y la tajea crecían varios robustos ejemplares de esta bella planta llamada Acónito de flor azul, Acónito o Matalobos (Aconitum napellus L. subsp. vulgare Rouy & Foucaud. Ranunculaceae).
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