VILLASIMPLIZ. León
N-630 PK 102,350
Es otro ejemplo más de puente con tablero recto y
moderna losa de hormigón armado que apoya en pilas y estribos de piedra,
difícil de calcular su antigüedad pero que han sido muy habituales desde hace
siglos. Entiéndase su vetustez en los
apoyos ya que estos tablero originales solían ser de maderamen hasta que
modernamente, muchos de ellos se rehabilitan reforzando las pilas y estribos y
lanzado tableros, generalmente de hormigón. En la segunda mitad del siglo XIX
también se hicieron a base de vigas de hierro (o de madera) en celosía,
normalmente con cruces de San Andrés o Town y luces que no sobrepasan los 8/10
metros.
En este caso la estructura muestra un buen trabajo
en estas pilas levantadas con un buen placaje de sillería bien canteada y
dispuesta que pudo realizarse entre el siglo XVIII y principios del siglo XIX.
En estribos aunque la fábrica también es de sillería, quizás debido a ruinas o
daños se ha recompuesto material más irregular. Tiene una longitud total de 32
metros, poco habitual en el curso alto de este río donde predominan los puentes
más cortos, con dos vanos pero que aquí por cuestiones de servir a un camino
mucho más viejo, se vieron obligados a fundar la obra en un punto donde el
cauce es más ancho (pudiera ser originariamente un vado natural). La anchura
del tablero es de 4 metros y dispone de 3 vanos adintelados con luces
semejantes de 8 metros. Las pilas tienen una anchura de 1 metros y quizás,
originariamente eran de sección rectangular. En la reforma o consolidación que
debió de tener en los años 70/80 del siglo XX se reforzaron estas pilas
añadiendo tajamares/espolones semicilíndricos al tiempo que se añadían recalces
todo ello de hormigón hidráulico.
En superficie y tras eliminar su posible tablero
de madera (o de hierro) se decidió incorporar vigas de sección en doble T de
hormigón armado prefabricado y una tongada de hormigón con grano fino como cubierta
y calzada. En el canto de aguas arriba se observan un par de conducciones de
PVC embebidas en el firme en una actuación discreta. En cara aguas abajo, algún
desaprensivo tuvo la genial idea de -aprovechando la concavidad de la doble T
de la viga- lanzar nuevas conducciones y para protegerlas se tabicó del modo
más cutre este conducto con variada rasilla, mortero y tierras parecidas a los
adobes. Como se han ido desprendiendo tanto el ladrillo como el mortero pues
produce un resultado bochornoso que menoscaba la digna impronta de un puente de
cierta antigüedad. La obra se protegía en bordes con barandillas metálicas de
las generalizas en los catálogos de obras publicas de los años 60/80 del siglo
XX como muestra una fotografía datada en 1986 que se componían de montantes
verticales angulares y tres cordones longitudinales hasta extremos que solían
unirse formando arcos cerrados. Parte de estas barandillas se apañaron para los
petos de una de las pasarelas del arroyo cercano. Más recientemente, los petos
del puente se han renovado por otros también discretos a base de perfiles de cuadradillo
de variado calibre, algunos adornos en serpiente y unas piñas en cabeceras todo
ello pintado de verde y atornillados a las impostas de hormigón.
La obra civil es muy útil y sirve para comunicar
el viejo pueblo con su barrio de la orilla izquierda del Bernesga y desde donde
parten un par de vías pecuarias que utilizarían los ganados en trashumancia
durante siglos hacia los agostaderos
cercanos. También parece que existe un camino de tierra hacia las graveras
ubicadas en las hoces de La Gotera.
Se añade en esta entrada un par de pontones,
verdaderamente antiguos, que se elevan sobre un arroyo cuyo nombre ignoro.
Quizás, el más vetusto sea el carretero que originariamente prestaba servicio
al camino real y que se debió de levantar en el primer tercio del siglo XIX dentro de los diferentes arreglos que sufrió
este camino tras los primeros daños por deshielos, lluvias copiosas o
desplomes. Si observamos el alto muro de contención del borde derecho (sentido
norte del camino) podemos deducir que a lo largo del tiempo sufriría
desprendimientos pese a que posee un par de contrafuertes en ese punto. No
obstante y en comparación con otras estructuras de fábrica de esta carretera
resulta que aquí se recompuso de un modo más burdo aunque sigue presentando en
lado aguas abajo del arroyo una impronta interesante con sillería más o menos
homogénea y una buena rosca exterior o boquilla de dovelaje en buena talla y
colocación.
Aguas arriba del arroyo y originariamente separado
por unos pocos metros se levantó con la llegada del ferrocarril un pontón de
bella estampa, probablemente en los años 60 del siglo XIX. Su tipología es la
habitual que empleaba la ingeniería y cantería en multitud de obras civiles a
lo largo del trayecto desde León a Gijón. Buena piedra de caliza o esquistosa
tallada en forma de sillería de larga soga y cara vista averrugada con varios
motivos decorativos que realzaban un modesto puente o pontón para el
ferrocarril. Refuerzos o pilastras en relieve, aristones, impostas de buena
talla sobresalientes y un dovelaje exquisito especialmente en boquillas
incrementaban la belleza de estas obras como se puede observar en las
fotografías. En el lado aguas abajo del arroyo, el pontón ferroviario sería
igual aunque ahora solo podamos admirar parte de su arco, ahora ciego, y el
largo muro de contención de los raíles, obra también espléndida que todavía perdura.
Por alguna razón que ignoro pero que probablemente
tenga algo que ver con el ensanche de la carretera nacional, alguien decidió
parchear estas vetustas obras pontoneras históricas tomando la decisión de
unirlas. En superficie lo que se observa es una zona de arenas y matorral junto
al arcén derecho (sentido ascendente de la vía) que ha ocultado el pontón
ferroviario en esa cara y también ha ocultado la correspondiente del pontón que
servía al mítico camino real, ahora N-630. No han dejado ni los pretiles que me
parece que ahora ocupan su lugar en vallados varios y enlosados de entrada a
alguna casa de la travesía. El pretil de la calzada es de mampostería muy cutre
y un enlucido rancio incluso en la albardilla aunque se observan un par de
piezas de sillería que podrían corresponder al viejo pretil de fábrica. En el
cemento se grabó la cifra 2003 que pudiera ser la fecha de esta actuación.
Ambos pontones se debieron de reforzar, quizás en
extradós y en bóvedas para soportar los nuevos tráficos de vehículos pesados en
carretera y los convoyes y locomotoras mayores que circulan en la actualidad
por lo que se incorporó hormigón por doquier. Se ha tapado el intradós de
dovelaje original del pontón ferroviario con masas de hormigón sobre los que
reposa una losa de H.A. y algo parecido se ha hecho con el pontón carretero,
alargando sus cabeceras con muros de H.A. y una nueva bóveda del mismo material
que impide ver el dovelaje genuino. Quizás y para dar mayor consistencia al
apaño se decidió unir ambos puentes con tongadas de hormigón en masa rellenando
el flanco que separaba ambas obras.
Si circulamos junto a este arroyo bajo las bóvedas
podemos observar además la fuerte inclinación del terreno ya que las bóvedas
están a diferente altura por lo que el camino junto al cauce se salva con algún
escalón y cierta pendiente en declive hacia aguas abajo del arroyo. Para
comunicar con más seguridad o comodidad ambos barrios se decidió incorporar una
pasarela metálica a base de chapa de acero cincado antideslizante y petos metálicos
con parte de las viejas barandillas del puente del pueblo. En este arroyo
existen otras tres pasarelillas más que conectan caminos y calles del pueblo,
dos de ellas en el núcleo del pueblo y otra muy cerca de la desembocadura del
arroyo en el Bernesga.
Es ciertamente lamentable que estas modernas
intervenciones en la pontonería histórica hayan acabado o transformado dos
viejas obras civiles que podríamos catalogar como acervo monumental y
patrimonial digno de conservarse pero que ha abocado en obras deslucidas y
ordinarias que ni siquiera el pueblo pretende mostrarnos con algún cartel
alusivo a su histórica construcción y vicisitudes soportadas. Poco se puede
hacer ahora pero al menos, dignificarlas con una buena limpieza de la piedra,
eliminación de arbolado que impide ver los lienzos originales de estas obras y
la hinca de algún panel informativo que ilustre a turistas, curiosos y
estudiosos de la obra pública.
Es lamentable que en todo el trayecto de esta
histórica carretera donde se hallan puentes de gran interés en su tramo leonés,
no haya intención de reivindicar su interés con diferentes carteles y paneles
que ayuden a conocer su larga historia y los beneficios que aportó a las
comunicaciones de estos pueblos con León y Asturias. Es más, diría que sólo con
los puentes que existen en el amplio término o dominio de Villasimpliz -al margen del que
corresponde al municipal de La Pola de Gordón al que pertenece este puebluco-
se podría montar una ruta pontonera de verdadero interés en un circuido
senderista atractivo para excursionistas y visitantes de la zona.
Toma del puente en el año 2006 que exhibe el blog Cosinas de Gordón.
Tanda de fotos de fecha 30.07.2021 en secuencia de aguas arriba, aguas abajo, tablero y cauce.
Acelgas en flor colgando de un bancal junto al río Bernesga (Beta vulgaris L. subsp. cicla (L.) Schübl. & G. Martens. Chenopodiaceae).
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