MONASTERIO DE SAN ANDRÉS DE ARROYO
T.M. SANTIBAÑEZ DE ECLA. Palencia
P-222 PK 4,300
No hay intención por mi
parte de venerar o poner en valor este puentezuco por su estado intrínseco o
por su vetustez, ni siquiera porque originariamente haya sido una estructura
decente o histórica. Todo lo contrario. En uno de mis recientes zascandileos
por La Ojeda, especie de comarca palentina más bien llana aunque sembrada de
colinas y altozanos pero que no deja de ser una estepa cerealista, presté
cierta atención al entramado carreteril que tiene visos de ser antiguo ya que
algunos de los núcleos poblacionales tienen a gala mostrar su milenario origen
especialmente en edificación religiosa y obviamente se comunicaban desde el
Medievo por medio de estos caminos, entonces de carretas y tal vez de “uña de
caballo” que en inviernos crudos casi cerraban
sus comunicaciones por la imposibilidad de circular carros y otros vehículos de
rueda.
En tiempos más
contemporáneos la Administración decidió modernizar muchas de estas vías, hasta
entonces de tierra y como mucho, con alguna capa de grava o macadam. Se diseñan modernas calzadas de
tercer orden pero que disponían de rodadura de 4 metros y para viandantes de un
metro en cada orilla. Se adornaban con setos de arbolado en cunetas,
vierteaguas, se elevaba la rasante en puntos donde podría existir
encharcamientos, se construían centenares de tajeas, algunas alcantarillas y
pequeños puentes, suficientes para salvar los luengos cauces de los ríos y
arroyos que cruzan esta comarca. Son proyectos que arrancan con el siglo XX y
hasta en la ROP de 1899, tomo 274, se esboza un sector nuevo de esta carretera,
el que principiaba en Prádanos de Ojeda hasta el entorno de San Andrés. Ahora, esta pequeña red capilar de vías
terciarias o vecinales suelen llevar matrícula provincial y me fijo en la
P-222, la P-223 o la P-627, esta última con el proyecto de comunicar la cuenca
media del río Pisuerga con la cuenca alta, allá en Cervera.
Las huellas pontoneras
que presentan estos caminos suelen ser de principios del siglo XX y se siguen
construyendo placados en buena sillería aunque también se han cometido
atropellos en algunos puentes como es el caso de la digna obra de Perazancas,
ahora subsumida en hormigón y difícil de contemplar los vestigios de su estado
original.
En todo caso y aludiendo
al puente que aquí presento, me llama la atención su estructura barata y
rústica, impropia de un monasterio que fue poderosísimo hace varios siglos y
del que cabría esperar mejor lucimiento en el levantamiento de obras civiles
por su cuenta y pecunio. Estudiando la carretera que circula contigua a los
muros de este convento o monasterio de monjas bernardas, esto es, la provincial
P-222, no se observa que a lo largo de las tapias del convento exista o haya
existido una especie de entrada que forzosamente tendría que salvar este arroyo.
Sí se observan bajos pretiles de piedra como protección o talud para evitar
desprendimientos hacia el cauce de este arroyo que circula paralelo y muy pegado
a la carretera. Da la impresión de que la entrada original o importante al
convento se ha realizado siempre por la cara W donde permanece el digno pontón
de entrada de origen plateresco, lejano a la construcción románica del núcleo
principal de este monasterio. Esa entrada pertenece a un viejo camino de tierra
hacia el S que podría llegar hasta Villabermudo y Herrera de Pisuerga pero lo
plausible era que existiera un camino más directo hacia Alar del Rey que
durante siglos fue una granja que explotaba directamente la orden de bernardas
de este monasterio. Esta cara W del cenobio tiene un pequeño recorrido que
conecta con la P-222 pero precisa salvar el Arroyo de San Andrés y puede que lo
hiciera por otro puente de madera durante siglos hasta que se construye nuestro
actual obra que a juzgar por su aparejo y estructura pudiera ser también con
tablero de madera y apoyo en estribos de mampostería. Disponía de dos ojos con
pequeñas luces, aproximadamente de dos metros cada una y también una larga
manguardia de sillería tosca. De esta obra antigua quedan los lienzos exteriores
de estribos, la pila tabique intermedia con un pequeño espolón y paños de
sillería como manguardia. Modernamente, probablemente en los años 60 del siglo
XX se procede a mejorar el puente, ensanchando el tablero con losas de hormigón
armado fraguadas in situ, alargando la pila central y los estribos en su
lado aguas arriba, estos aparentemente con placas de hormigón armado. También
se levantan esos pretiles de mampostería y cemento tan ordinarios. La cubierta
se cubre con una lechada de cemento como firme pues desde cabeceras sigue
siendo un camino de tierra. Esa es mi hipótesis sobre la historia y evolución de
este puentecillo, ciertamente cutre si lo enmarcamos en un monasterio icónico del
románico palentino que nada tiene que ver con el puente necesario que tuvo que
mantener para sus buenas comunicaciones durante siglos.
Esta obra de mampostería,
difícil de evaluar su antigüedad, pudo ser levantada desde el siglo XVIII en
adelante pero como decía, fuera de los cánones pontoneros contemporáneos a la
fundación y primera evolución del monasterio. Sin embargo, en los pueblucos
aledaños y especialmente en Villaescusa de Ecla subsisten algunos puentecillos
sobre este arroyo que allí adjudican a los romanos pero que desde luego, son
antiguos, probablemente de traza medieval, aunque reconstruidos a lo largo del
tiempo. Ése tipo de obra civil es la que debería de seguir manteniendo este
importante monasterio de San Andrés y probablemente la tuvo hasta que
desapareció o se arruinó.
La pedanía de San Andrés de Arroyo pertenece a la municipalidad de Santibañez de Ecla y su monumento más importante es precisamente el Monasterio de Santa María y San Andrés.
Como lobo curioso y ya
que estaba allí, en el silencio de La Ojeda, decidí visitar lo que fue el
poblado extramuros de las familias que trabajaban para el monasterio. Aquello debió de ser
otro emporio más de vida, población y trabajo que conformaba un pequeño pueblo
con luz propia independientemente de que estuviera bajo el control de la abadesa
con gran poder sobre este poblado y otros muchos del entorno. Es desolador
verlo ahora. Hablamos de la España vaciada y éste sería uno de los ejemplos más
flagrantes de la despoblación que parte desde los años 50/60 del siglo XX y que
ninguna administración ha sabido corregir. Decenas de viviendas abandonadas.
Casas de gruesos muros, tapiales de adobe, piedra y ladrillo robustas pero que
van cayendo al desprenderse o derrumbarse los tejados. Entramados de vigas,
soleras y cerchas de maderas de roble a la intemperie como muestra de esta
derrota. Portones recios de madera, zaguanes, muros de piedra, dinteles de
fuerte carpintería, rejerías, corrales, huertos, tenadas para el ganado,
graneros, cocinas, alcobas y un sinfín de estancias de estos jornaleros o braceros
y otros oficios como carpinteros, herreros, pastores o albañiles dependientes
del puto convento que no supo seguir dándoles trabajo y sueldo, la denuncia de
las conocidas manos muertas, improductivas, destructoras de prosperidad
y que ayudaron a cercenar la vida de estas aldeas. Ya, ya sé que aún funciona
el cenobio con algunas monjas de clausura, la mayoría venidas de allende los
mares y que recogen el testigo de la senectud autóctona pero apenas mantiene un
obrador para el comercio de pastas y
poco más, un pequeño huerto tapiado y las visitas turísticas. Precisamente, de ésta mi visita turística, expongo algunas instantáneas de la ruina.
Salud y buena ruta.
Tomas del puentecillo en secuencia de aguas arriba, aguas abajo, tablero y manguardias con fotografías de fecha 19.03.2021
POBLADO DE SAN ANDRÉS DE ARROYO
Tanda de fotos de fecha 19.03.2021
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